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En este título se buscar brindar protección a la vida humana. Las otras formas de vida
también poseen protección penal, pero su tratamiento está ubicado sistemáticamente en otra
sección del Código Penal.
Este tema será tratado en lo que a la materia interesa en el acápite referido al “Homicidio
simple”.
2.2. Homicidio.
El verbo típico es “matar” (se define resumidamente como “la muerte de una persona por
otra”).
Homicidio simple
El homicidio se consuma con la muerte de la víctima, ahora bien ¿Cuándo podemos decir
que una persona ha fallecido?
La ley 24.193 -de ablación y transplantes de órganos y material anatómico- (modificada por
la ley nro. 25.281), señala que deben darse de modo acumulativo y durante un mínimo
interrumpido de tiempo, los siguientes signos a los fines de poder afirmar un fallecimiento:
En lo que aquí respecta, la “muerte cerebral” se produce cuando la persona sufre una
lesión cerebral catastrófica que provoca el cese total e irreversible de la actividad cerebral. Esta
circunstancia puede, no obstante, permitir que el resto de los órganos vitales puedan funcionar
durante un tiempo –variable- si la persona es mantenida artificialmente con vida (ejemplo
respirador).
Estos casos deben ser diferenciados de los estados de coma, y aún del llamado coma
irreversible. La persona que se encuentran padeciendo un coma, se encuentra sufriendo una
enfermedad neurológica, pero se encuentra con vida. La persona que se encuentra conectada a
un respirador artificial (con muerte cerebral) moriría si se lo desconectara1.
Comete homicidio tanto el que dirige sus actos a tal fin como el que, debiendo resguardar
la seguridad física del sujeto pasivo, por su omisión, permite que ocurra. El homicidio simple exige
dolo, en cualquiera de sus tres formas: directo, indirecto o eventual.
Repasemos unos conceptos básicos que nos ayudarán con relación a todos los tipos
penales que analizaremos en el cursado.
Intención o Voluntad de
Volitivo realización del tipo penal
El sujeto debe querer realizar el
hecho
1
Ver en documentos ilustrativos el “CASO KAREN ANN QUINLAN”, “Muerte humana” y “Muerte
encefálica”.
Directo
Los elementos cognoscitivos y I
volitivos del dolo se pueden dar N
con distintas intensidades. T
Indirecto E
La combinación de sus variantes,
N
permiten diferenciar tres clases DOLO
S
de dolo I
Eventual D
A
D
Ejemplos:
Homicidio simple cometido con dolo directo: Ver “SENTENCIA NÚMERO DIECISIETE”,
dictada el veintisiete de abril de dos mil cuatro, en autos: "Moreyra Luís Alberto p.s.a. Homicidio
simple", Expte. M0303, por la Excma. Cámara Duodécima del Crimen (también abarca los temas
“ACTIO LIBERA IN CAUSAE - CAUSA EFICIENTE DE LA MUERTE”). Otro ejemplo en donde se
realiza una diferenciación entre los tres tipos de dolo es el fallo dictado en autos “19139.- LEGAL
JORGE s/homicidio simple. Int.4ta. 3/110. I.” (17-julio-2002).
Homicidio simple cometido con dolo eventual: ver en documentos adjuntos el dictamen del
Procurador General de la Nación en autos "Pirola, Javier Emilio y otros s/homicidio simple".
Art. 52 del Código Penal. Se impondrá reclusión por tiempo indeterminado, como accesoria de la
última condena, cuando la reincidencia fuere múltiple de forma tal que mediaren las siguientes
penas anteriores:
1) Cuatro penas privativas de libertad, siendo una de ellas mayor de tres años;
2) Cinco penas privativas de libertad, de tres años o menores.
Los tribunales podrán, por única vez, dejar en suspenso la aplicación de esta medida
accesoria, fundando expresamente su decisión en la forma prevista en el art. 26.
Tal como lo señala el manual de Núñez la previsión de reclusión por tiempo indeterminado
prevista en el art. 52 del CP fue declara inconstitucional por la CSJN. Se adjunta al presente el
fallo completo en donde se trató esta delicada cuestión2.
2
Ver en documentos adjuntos el fallo de la CSJN en “RECURSO DE HECHO - Gramajo, Marcelo Eduardo
s/ robo en grado de tentativa - causa N° 1573. G. 560. XL.
Homicidio agravado por el vínculo (parricidio): para que funcione esta agravante no sólo debe
existir el vínculo exigido por la ley3, sino que además, el autor debe conocer su existencia
(requisito o elemento subjetivo del tipo). El parentesco por adopción no permite la configuración de
la agravante. El vínculo requerido se comprueba mediante las pautas de la ley civil (ascendiente o
descendiente, sin límite, en el caso de hijos, matrimoniales o no).
En cuanto a lo referente a los matrimonios anulables y las uniones civiles del mismo sexo,
ver manual páginas 39/40. El error sobre el vínculo puede provocar el desplazamiento de la
agravante.
Aires, 8 de abril de 2008. En este ejemplo Ud. podrá advertir tanto el funcionamiento de
agravantes como de atenuantes.
3
Ver en documentos adjuntos cómo distintos tribunales tratan la agravante vincular cuándo existe
separación de hecho. Este tema se encuentra actualmente controvertido, existiendo posturas que se aferran
a una categorización de tipo clásica, y otra que señala que cuando los deberes de respeto y protección
emergentes del vínculo matrimonial no existen al momento del hecho –por ejemplo como consecuencia de
una separación- la agravante debería ceder.
Homicidio calificado en razón del modo: esta agravante tiene su justificativo en la mayor
criminalidad que conllevan ciertas formas de cometer homicidio (Ej. modos crueles como el
ensañamiento, o a traición, por ejemplo con alevosía, o por medio del uso de venenote, otros.).
“...No entiendo procedente la calificación del homicidio por su comisión con ensañamiento, toda
vez que, si bien objetivamente se ha infligido a la víctima un sufrimiento salvaje, lo cierto que ello
fue a los fines de obtener la información que buscaban sobre el destino del dinero y no con el fin
de darle muerte a través de dicha modalidad. Por el contrario, los sujetos que le produjeron las
diversas heridas vitales a la víctima, necesitaban que éste estuviera con vida para que les dijera
donde estaba el dinero, razón por la cual mal podían, en ese momento, tener dolo de matar. Es
con posterioridad, cuando aparece la decisión de quitarle la vida a C. y, por otra motivación a la
que me referiré seguidamente, y es allí cuando se le aplica el golpe en el cráneo que le produce la
muerte... En este sentido ha dicho Soler que: „...la agravación del homicidio por el ensañamiento
se produce cuando además de existir en el agente una clara voluntad tendiente a causar la
muerte, existe en él el propósito de causarla de determinada manera, que aumenta el mal y el
sufrimiento de la víctima, y de esa forma ejecuta el hecho...El fundamento de la agravación está
precisamente en ese desdoblamiento de la voluntad, que separadamente se dirige a dos fines
claramente discernidos: el de matar y el de hacerlo de determinado modo...‟ (Sebastián Soler.
Derecho Penal Argentino. T. III. Ed. TEA, Pág. 28). Amen de ello, no puedo dejar de señalar
también que según surge del protocolo de autopsia, hubo una rápida perdida de conciencia de la
víctima, lo que relativiza la prolongación del sufrimiento. Es por ello que no encontrándose
acreditado que al momento de producir los padecimientos a la víctima los sujetos activos tuvieran
dolo homicida, no corresponde la aplicación de dicha agravante...”. (Del voto del Dr. Angulo al que
adhirieron los Dres. Conti y Simaz “FUSTER, Andrés Rafael y otro homicidio triplemente
agravado, C. 2401, sent. del 2/10/06). “... El imputado fue claro y contundente cuando nos dijo que
explotó, que por eso reaccionó mal, porque se había sentido engañado y defraudado.
Personalmente creo que el mismo puede estar siendo veraz en sus dichos, pero también creo que
la furia demostrada en su actuar no fue ciega. El origen de su enojo fue emotivo y pasional, pero
su actuar fue premeditado y feroz: supo que hacer, como y con qué hacerlo. Las lesiones que le
provocó a la víctima, en casi la totalidad de su integridad corporal no tuvieron otro designio que
inferir el mayor castigo posible, precisamente, porque se sintió defraudado y humillado por la
misma, y ello resulta claro, por cuanto estaba siendo engañando. Empero, puede advertirse con
meridiana claridad, de la simple lectura de los informes médicos, que los golpes propinados a la
víctima tuvieron el inequívoco propósito de causar dolor. Prueba de ello es el elemento
contundente elegido por el autor para llevar a cabo su conducta... Objetivamente no me queda la
menor duda que se le ha infligido a la víctima un sufrimiento salvaje, ello es un dato objetivo, una
circunstancia fáctica acabadamente demostrada en este juicio. En tanto, el elemento subjetivo que
exige la agravante tratada, tengo para mí, se halla plenamente verificado sobre la base de las
consideraciones precedentes. La agravación de un delito por el ensañamiento se verifica cuando,
además de existir en el agente una clara finalidad tendiente a lograr un propósito determinado (en
nuestro caso, las lesiones corporales), existe en él la intención de lograrlo de una manera
específica y determinada, elegida con anterioridad al comienzo de la conducta: aumentar
sufrimiento de la víctima...”. „... En el plano subjetivo, la agravante exige un elemento de actitud
interna que en doctrina alemana pertenece en parte al injusto y en parte a la culpabilidad, y
consiste en matar(en este caso lesionar) cruelmente causando especiales dolores o torturas a la
víctima por una actitud inmisericorde y sin sentimientos...‟ (ver Roxin, „Derecho Penal‟, Parte
General, t. I, Civitas, 1.997, p. 315), que convierte al hecho de matar „en un homicidio potenciado‟.
Y este aumento deliberado „...debe ser inhumano y referido al dolor del ofendido, sea psíquico o
físico...‟ (Bustos Ramírez, „Derecho Penal, parte especial‟, PPU, Año 1994, p.577)...”. (Del voto del
Dr. Conti al que adhirieron los Dres. Simaz y Angulo, “HEREDIA, Genaro Omar s/ abuso sexual
“… En virtud de lo expuesto, considero que el delito de homicidio cuya autoría se atribuye a los
procesados Pereyra y Alonso no se encuentra calificado por alevosía, aunque como se verá a
continuación, en mi opinión queda igualmente encuadrado en las previsiones del inciso 2 del
artículo 80 del Código Penal por su comisión mediante ensañamiento. En efecto, del plexo
colectado en el debate según consta a fs. 865 vta. -especialmente los resultados de la autopsia
glosada a fs. 31/36, la ampliación del informe pericial de fs. 42, los informes histopatológicos de fs.
189 y 210, el informe del especialista en histopatología Dr. Eugenio Caputi glosado a fs. 830
conforme lo ordenado en el debate según consta a fs. 867 vta., y las vistas fotográficas agregadas
a fs. 75 y ss.- resultan a mi juicio elocuentes indicadores de que la muerte del menor A. significó
para él un padecimiento extraordinario e innecesario, y constituyó a su vez un acto de crueldad
deliberada por parte de los autores del hecho, verificándose los requisitos objetivos y subjetivos
comprendidos en la agravante. Así, siguiendo a Creus puede señalarse que el homicidio es
perpetrado con ensañamiento cuando objetivamente, la agonía de la víctima significa para ella un
padecimiento no ordinario e innecesario en el caso concreto, tanto sea por el dolor que se le hace
experimentar como por su prolongación; por su parte, subjetivamente el padecimiento infligido al
sujeto pasivo debe ser un acto de crueldad del agente, esto es, su acción tiene que ir
deliberadamente dirigida a matar haciendo padecer a la víctima de aquel modo. (confr. Carlos
Creus, Derecho Penal, parte especial, tomo 1, tercera edición, Buenos Aires, 1991, pág. 26). En el
mismo orden de ideas, señala López Bolado que el ensañamiento exige para su configuración la
suma de los siguientes elementos, a saber, el hecho físico de la muerte que sea innecesariamente
dolorosa; además requiere la intención definida de matar y, por último debe concurrir el ánimo de
causar un sufrimiento inútil para ese fin pues se elige la forma de hacerlo con el mayor dolor, lo
que demuestra que el elemento psíquico tiene una preponderancia relevante para la figura pues
está integrado con la intención de causar deliberadamente males innecesarios para el delito. Es
que al ánimo de dar muerte propio de todo homicidio se une un elemento subjetivo independiente
que es el propósito de hacerlo en forma perversa y cruel, requisito subjetivo éste que le da la
tónica al hecho calificado. (confr. Jorge López Bolado, ob. cit. pág. 85). Tengo para mí que los
autores de la muerte violenta del menor A. perpetraron el hecho bajo la modalidad arriba
descripta. Ello, por cuanto se ha acreditado en el debate más allá de toda duda razonable que el
incapaz fue cruelmente golpeado durante varios días, al menos a lo largo de una semana,
ocasionándole lesiones de diversa etiología y gravedad cuya magnitud fue tal que resultaban
reconocibles a simple vista por cualquier persona de su entorno -ver fs. 916 y 944 vta.-. Señalaron
los peritos que las lesiones descriptas en la autopsia desde el punto de vista de la conducta del
afectado provocan llanto, irritabilidad, expresión de dolor -síntomas éstos reconocidos por los
propios agresores- falta de apetito, regurgitación, trastornos de la deglución por las lesiones
abdominales y bucales, focos de irritación neurológica y vómitos entre muchos otros, siendo que
la expresión histopatológica del sufrimiento y los cambios de conducta se expresan a través de la
hemorragia medular adrenal -ver fs. 916 y 944 vta.-. Los informes y las explicaciones de los
especialistas son concluyentes en cuanto a las manifestaciones externas de la brutal golpiza que
le fue propinada al menor a lo largo de los días y que concluyeran con el fatal desenlace hoy
investigado, manifestaciones que resultaron visibles tanto en el cuerpo del menor como en su
estado anímico conforme lo detallado ut supra. En apoyo de todo cuanto vengo sosteniendo basta
con reparar en las elocuentes imágenes fotográficas glosadas al sumario a fs. 75, que dan cuenta
del tremendo hematoma escrotal, los múltiples traumatismos en su cara, cráneo, glúteos, torso y
Homicidio cometido con alevosía: en este caso el autor prepara, preordena su conducta a los fines
de cometer el homicidio, evitando poner en riesgo su integridad, su persona, neutralizando tanto la
posible reacción de la víctima como de terceros. No existe peligro para el autor, el autor obra “a
traición” y “sobre seguro”.
Homicidio cometido con veneno u otro procedimiento insidioso: en este caso, no sólo debe
utilizarse “veneno”, sino que debe utilizárselo en forma insidiosa (oculto, a escondidas, otros.).
Veneno es toda sustancia animal, vegetal o minera, sólida, líquida o gaseosa que introducida en el
cuerpo, produce la muerte, por acción química o bioquímica. No se incluye en este espectro a las
sustancias que matan mecánicamente o térmicamente, como el vidrio molido. Si se utiliza veneno
(u otro…) pero no se oculta este elemento no es de aplicación la agravante. El ejemplo clásico es
el de la persona que cree estar recibiendo una medicina, y en cambio, el autor, le administra una
sustancia venenosa. La víctima esta totalmente consciente de estar recibiendo “algo” pero está
equivocada en cuanto “al qué”.
Bajo “otro procedimiento insidioso” podemos encontrar la misma conducta, un modo oculto
de usar una determinada sustancia que provoca la muerte de la víctima. Los casos abarcados
incluyen sustancias como “vidrio molido”, y se admiten las formas mecánicas o térmicas de
producir la muerte.
Homicidio calificado “con el concurso premeditados de dos o más personas”: el
fundamento de la agravante es la menor posibilidad defensiva de la víctima, todo en razón de la
pluralidad de partícipes, accionar previamente concertado (requisito subjetivo de la figura, la
premeditación, así como la convergencia intencional). El número mínimo es tres (el autor, más el
concurso de dos o más personas). Estas personas que “concurren” con el autor pueden ser a su
vez coautores o cómplices.
A los fines de determinar cómo y cuándo funciona esta agravante se incluye en el material
adjunto un dictamen del Procurador Nacional ante la CSJN (A. 393. XXIX), en autos “RECURSO
DE HECHO - Agüero, Luís Miguel y otros s/ homicidio calificado “causa N° 171/01” (también
puede ser utilizado como ejemplo de cómo puede ser mal utilizado el agravante “criminis causa”).
Criminis causa
Por “precio o promesa remuneratoria”: en estos supuestos el autor mata para otro, por un precio
(Ej. suma de dinero) o promesa de pago. La agravante tiene su fundamento en la peligrosidad que
representa una persona que sin motivo alguno (más allá de precio o promesa remuneratoria)
provoca la muerte de otro. Si el mandato existe, pero no precio dado o prometido, la agravante no
funciona, aún cuando el sicario espere que se le pague. El delito se consuma con la muerte, no
con el pago o promesa de pago, que sólo constituyen actos preparatorios. Tampoco constituyen
tentativa, ésta requiere para el caso, actos ejecutivos del homicidio. Si el ejecutante desiste
voluntariamente, no beneficia con ello al mandante, cuya conducta representaría tentativa
acabada.
Por placer: el fundamento de la agravante esta dado por la mayor perversidad que demuestra
quien mata para experimentar placer, para sentir agrado o deleite. Es justamente esa finalidad de
satisfacción (sentir placer) lo que moviliza al agente a cometer el acto, a desarrollarlo de esa
forma (requisito subjetivo).
Por codicia: no debe identificarse con el simple ánimo de lucro, éste se agota en la finalidad de
obtener un beneficio económico. La codicia importa una inclinación extremada del agente a la
ganancia, al lucro. Los objetivos del codicioso pueden abarcar cualquier ganancia (no solo dinero,
por ejemplo la obtención de una herencia), aunque esta pueda parecer exigua. “Codicia” en
definitiva es el afán de lograr provecho mediante dinero o bienes, o liberándose de determinadas
cargas, otros.
Por odio racial o religioso: se identifica al odio como una aversión que sufre el agente por una
persona o grupo de ellas. La agravante funciona cuando el autor mata motivado en ese
sentimiento y no cuando el odio proviene de otra fuente, o cuando se mata sin odio a una persona
que pertenece a otra raza o religión distinta a la del autor (ver además art. 2 de la Ley 23.592).
Homicidio criminis causa: el homicidio se agrava, con prisión o reclusión perpetua, entre otros
supuestos, al que matare “para preparar, facilitar, consumar, y ocultar otro delito o para asegurar
Homicidio calificado en razón del medio utilizado (medio idóneo para crear un peligro común). La
razón de la agravante es el medio del que se vale el autor, que dificulta la posibilidad de defensa
de la víctima, creando un peligro general, tanto para otras personas y como para distintos bienes.
El requisito objetivo esta conformado por un medio idóneo para crear un peligro común
(ejemplo iniciar un incendio). El subjetivo es el de utilizar ese medio seleccionado para matar a la
víctima.
Homicidio calificado en razón de ser la víctima un miembro de las fuerzas de seguridad pública,
policiales o penitenciarias, por su función o cargo o condición: El requisito objetivo esta constituido
por la calidad que debe revestir la víctima. Subjetivamente se requiere, no que se mate -por
ejemplo- a un policía, sino que se “mate” a una persona por ser policía.
Homicidio calificado en razón de ser cometerse mediante el abuso de función o cargo cuando
fuere el autor miembro integrante de las fuerzas de seguridad, policiales o del servicio
penitenciario. Ver a los fines de ejemplificar la agravante el dictamen del Procurador General de
la Nación ante la CSJN, en autos: "Tarditi, Matías Esteban s/homicidio agravado por haber sido
cometido abusando de su función o cargo como integrante de la fuerza policial (causa n1 1822,
S.C. T. 763; L. XLII).
2º ejemplo:
SENTENCIA 66 (03/05/07). Autos "ORTIZ ROJAS Sebastián Emanuel y otro p.ss.aa.
Homicidio Calificado -Recurso de Casación-" (Expte. "O", 20/2005). Se señalo: “… los encartados
actuaron bajo un estado psíquico de conmoción violenta de su ánimo a causa de las ofensas
inferidas por la víctima a sus sentimientos, que sin privarlos de la posibilidad de comprender la
criminalidad de su conducta y dirigir sus acciones, afectó seriamente sus facultades de poder
controlarse a sí mismos (fs. 582). Esta figura exige –señaló-, un estado psíquico de conmoción
violenta del ánimo del autor a causa de una ofensa inferida por la víctima o un tercero a sus
sentimientos que sin privarlo de la posibilidad de comprender la criminalidad de su conducta y de
dirigir sus acciones, afecta seriamente su facultad de controlarse a si mismo, facilitando la
formación de la resolución criminal. La causa de la alteración anímica debe encontrarse fuera del
sujeto y debe ser eficiente en relación a quien la padece para provocar la crisis emotiva. En el
caso, no hay duda que los insultos, amenazas de muerte, maltrato psíquico y físico, la sumisión y
presión a que eran sometidos los miembros de la familia por la propia víctima por largos años,
fueron las causas exógenas generadoras de la emoción violenta y eficientes para quienes la
padecieron para provocarle la crisis emotiva... En el hecho, la dinámica del mismo, la reacción de
los imputados –contraria a la personalidad tranquila, pacífica y tolerante-, la gravedad y cantidad
de lesiones inferidas y el estado en que se encontraban a posteriori –acorde con lo relatado por
sus propias novias y lo dictaminado por los peritos psiquiátricos, psicólogos y neurólogos- ponen
de manifiesto que mataron encontrándose bajo el estado de emoción violenta; en el momento del
suceso padecieron un estrechamiento del campo de su conciencia que les provocó una marcada
disminución en la comprensión de sus actos, en el control de sus impulsos y en la dirección de sus
acciones. Las circunstancias antes, durante y después del hecho ponen de manifiesto que hubo
disminución y no anulación de la conciencia… En el fallo, se evaluó la particular magnitud de la
reacción de ambos jóvenes, distante de sus personalidades, para sostener que el acusado actuó
Este tema se encuentra desarrollado en páginas 40/42 del Manual de Derecho Penal –
Parte Especial. Señala Núñez que el autor “…tiene que haber sido impulsado al homicidio
calificado por el vínculo (único al que alcanza este atenuante) por un hecho que sea la causa
motora hacia el crimen, de poder excepcional con arreglo a las circunstancias preexistentes o
concomitantes…”. Para ampliar este tema que no presenta mayores dificultades, remitimos al
texto citado.
JUAN puede causar la muerte de PEDRO mediante una acción o mediante una omisión. Además
de esto podemos decir que la muerte de PEDRO -ocasionada por JUAN- puede ser “querida” o
“no querida” por él.
Ejemplo de muerte “querida”: JUAN dispara con un arma de fuego mecánicamente apta
contra PEDRO y lo mata. Ejemplo de muerte “no querida”: JUAN conduce su vehículo por Av.
Colón a una hora pico y a 100 Km. por hora. En esas circunstancias, y cruzando un semáforo en
rojo, atropella a PEDRO y lo mata.
En este segundo supuesto, en donde lo que JUAN quiere en realidad es llegar rápido a
algún lugar, o no perder la onda verde, o sobrepasar un colectivo que lo venía molestando hace
varias cuadras (pero nunca causar la muerte de nadie) ¿Cómo se define su conducta desde el
punto de vista del DP?
Desde el punto de vista de nuestra materia, lo que JUAN hace es infringir un deber de
cuidado, con lo cual pone en peligro un bien jurídico, superando con su conducta el riesgo
permitido, causando así un resultado (muerte de PEDRO) que podría haber previsto y evitado.
JUAN provoca la lesión del bien jurídico vida por desarrollar un actuar descuidado o
negligente.
La conducta de JUAN puede entonces ser definida desde el punto de vista del DP como
culposa.
Tipos de culpa:
Por su representación por parte del autor: culpa consciente y culpa inconsciente. Cabe
aclarar primeramente que esta es una clasificación teórica que no importa una consecuencia
práctica. Esto se debe fundamentalmente a que ambos tipos de actuar culposo tienen la misma
escala penal. Distinta es la diferencia entre dolo y culpa, y en definitiva, entre culpa consciente y
dolo eventual que veremos a continuación.
DIRECTO
D
O
L INDIRECTO
O
EVENTUAL
C
U CONSCIENTE
L
P
A INCONSCIENTE
A los fines de clarificar este punto vamos a repetir necesariamente algunos conceptos que
ya tratamos. La actitud subjetiva del autor se analiza en el segmento del “tipo subjetivo”. Esta
actitud puede variar desde su grado máximo –dolo directo- hasta la culpa inconsciente –su grado
mínimo- En el ínterin el autor puede vivir distintas actitudes subjetivas: dolo indirecto, eventual y
culpa consciente. Vamos a señalar las características de cada uno de ellos para marcar de forma
más precisa las diferencias.
Entonces podemos decir que en las tres representaciones del dolo la representación del
hecho en cuanto a la comprensión de la criminalidad del acto es más o menos semejante. Lo que
varía es la aptitud anímica: en el dolo directo el autor desea el acto y dirige su conducta hacia él,
quiere el hecho representado; en el dolo indirecto el autor, si bien no lo desea, lo admite
resignadamente por su vinculación necesaria con el hecho principal directamente querido; en el
dolo eventual el autor tiene la comprensión de la criminalidad del acto, y ante la eventualidad
asume una actitud de menosprecio, desdén o indiferencia respecto del eventual resultado lesivo.
En los tipos culposos el agente no pretende lesionar el bien jurídico, pero su conducta
descuidada produce su afectación. Aquí la conducta no está dirigida por la voluntad del autor
contra la norma que le prohíbe dañar el bien jurídico, y muy por el contrario, se limita a infringir
una norma de cuidado. Estos comportamientos –los culposos- tienen una gravedad diferente a la
de los dolosos, circunstancia que se traduce en la intensidad de la pena a aplicar a los infractores,
generalmente inferior a la prevista para los culposos. Ejemplo: la figura básica del homicidio
doloso tiene una escala penal en abstracto que va de 8 a 25 años de prisión o reclusión; por su
lado, la figura básica del homicidio culposo tiene una escala penal en abstracto que va de 6 meses
a 5 años de prisión o reclusión.
Ejemplo del conductor con culpa consciente: sabe que va en exceso de velocidad, y sabe
que puede ocasionar la lesión o la muerte de unos transeúntes que están cruzando la calle a 40
metros de distancia de su inminente recorrido, se representa como posible ese resultado, pero
está convencido –por ejemplo- de que éstos advertirán su paso y se abstendrán de continuar
caminando. Los peatones no advierten el paso del automóvil y son atropellados.
Culpa inconsciente: no se representa el resultado.
SENTENCIA NUMERO: VEINTIDOS Córdoba, ocho de julio de dos mil cinco, siendo la
oportunidad fijada para que tenga lugar la lectura de los fundamentos de la Sentencia cuya parte
dispositiva fue dictada el día veintinueve de junio del corriente año, en los autos caratulados
“MURUA, Silvio Armando y otro p.ss.aa. Homicidio Culposo, otros." (Expte. “M” 64874/03), se
constituyó el Tribunal Unipersonal en la sala de audiencias de la Excma. Cámara del Crimen de 8ª
Nominación,
Hecho:
“… Con fecha dieciocho de noviembre de dos mil tres, siendo alrededor de las dieciséis
horas, en la Base de la Patrulla Preventiva Norte del Distrito V, sita en la intersección de las calles
Melián y Arriola de Bº Quintas de San Jorge de esta ciudad de Córdoba, más precisamente, en el
interior del recinto denominado “Sala de Armas”, ubicado en los fondos de la Dependencia Policial
aludida, en circunstancias en las que se encontraban conversando allí el Oficial Principal René
Fabián Nieto, junto con el Cabo Primero Alfredo González y el Cabo Primero Luís Marcelo
Sánchez, se habría hecho presente el imputado Cabo Silvio Armando Murúa, quien no ingresó a
dicho recinto, sino que parado a la vera de la ventana con rejas de la Sala de Armas que da la
playón de estacionamiento del lugar, se incorporó a la conversación desde la ventana del mismo.
Que así las cosas, mientras Luís Marcelo Sánchez se encontraba sentado en una banqueta
ubicada al costado de la ventana que da al playón de estacionamiento , (dándole la espalda a la
pared), René Fabián Nieto por su parte, estaba sentado en otra banqueta sita al lado de Sánchez
y al frente de Alfredo Eulogio González, y mientras Sánchez conversaba con Murúa por
cuestiones habituales y normales entre compañeros de policía, el incoado Murúa, sin decir palabra
y en cuestión de un instante, habría extraído con su mano derecha de la pistolera que pendía de
su cintura el arma que le fuera provista por la Institución Policial, un arma de fuego corta o de
puño, de carga múltiple, pistola semiautomática de carga automática, correspondiente al calibre 9
x 19 mm, de origen español, marca “Astra”, modelo “A-100”, matrícula original Nº 07987-95-A, la
Teniendo en cuenta el desarrollo eminentemente teórico de las unidades, se les recomienda leer
los fallos y dictámenes fiscales que se agregan en una carpeta adjunta a la presente unidad o
lectura. La intención es que ustedes tomen contacto directo con "Derecho penal II" en toda su
dinámica, y en este sentido, qué mejor método que el estudio de las resoluciones emanadas por
los tribunales o procuradores fiscales, quienes tienen la tarea de poner en marcha todo el
andamiaje teórico que compone nuestra materia. Algunos fallos son extensos, y no son de tipo
obligatorio, no obstante se aconseja -en la medida de su tiempo- su lectura