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TALLO LÓBULOS
PARACENTRALES
(1ª MOTONEURONA)
M ÉDULA
ASTAS ANTERIORES
(2ª MOTONEURONA)
Cuadro 1. Esquema de la corteza motora que gobierna los miembros inferiores (1ª
motoneurona), y la astas anteriores de la médula (2ª motoneurona).
Como se puede apreciar, los lóbulos paracentrales ocupan una posición medial en la corteza
motora o circunvolución frontal anterior, uno frente al otro. De ellos parten los haces
motores del sistema piramidal que se cruzan en la unión bulbo-medular y entregan sus
estímulos a la segunda motoneurona, situada en las astas anteriores de la médula del lado
contrario al de la corteza motora. Esta segunda motoneurona forma con sus axones los
nervios motores que gobiernan la motilidad de los miembros inferiores.
De lo anterior se deduce que para que se produzca una paraplejía tiene que producirse una
lesión que tenga una de las siguientes características:
a) Que afecte a ambos lóbulos paracentrales simultáneamente, en cuyo caso se
denomina paraplejía cerebral, porque la lesión está situada en el cerebro, lo cual
es infrecuente.
b) Que afecte a la médula espinal, dañando los haces piramidales que transitan por ella
por debajo del segmento cervical y antes de hacer sinapsis con la segunda
motoneurona, conociéndose como paraplejía medular, lo cual es muy frecuente.
c) Que afecte las raíces o los nervios (axones de la segunda motoneurona) en su
trayecto hacia los músculos efectores (paraplejía periférica), lo cual sucede con
cierta frecuencia en la práctica médica.
El cuadro 2 nos muestra de forma esquemática lo que acabamos de explicar.
PARAPLEJÍA
CEREBRO CEREBRAL
TALLO
PARAPLEJÍA
M EDULAR
PARAPLEJÍA
M ÉDULA PERIFÉRICA
MIEMBROS
INFERIORES
Debe señalarse que tanto las paraplejías cerebrales como las medulares son conocidas
como paraplejías centrales, porque afectan a la primera motoneurona, dando
manifestaciones clínicas que les son comunes como se verá más adelante, en oposición
a las paraplejías periféricas, cuyas características clínicas son distintivas.
Semiografía: Teniendo en cuenta lo analizado en el acápite anterior, y a sabiendas de
que las paraplejías cerebrales son extraordinariamente infrecuentes, nos concentraremos
de aquí en adelante en los otros dos tipos mencionados.
En dependencia de sus características clínicas, las paraplejías pueden ser flácidas y
espásticas. Debe tenerse presente que cuando se lesiona la primera motoneurona
(paraplejía medular) sucede algo similar a lo explicado en las hemiplejías; es decir, si el
proceso causal es de instalación aguda (sección traumática de la médula, mielitis
transversa, etc.), la paraplejía resultante será siempre flácida de inicio, mientras que si
el proceso causal es de instalación lenta y progresiva como sucede en los tumores, la
paraplejía a la que dará origen siempre será espástica desde un inicio. Es importante
recordar también, que en los casos de paraplejía medular de instalación aguda (flácida
de inicio), después de un período de tiempo variable comienzan a aparecer las
manifestaciones extrapiramidales ya estudiadas como son: hipertonía, hiperreflexia,
clonus, Babinski, y algunos reflejos anormales, siendo entonces cuando decimos que la
paraplejia “ha pasado a la fase espástica”. A diferencia de lo que acabamos de explicar,
en el caso de las paraplejías periféricas, éstas siempre son flácidas.
Lo explicado hasta aquí es de indudable utilidad en la práctica diaria, pues nos permite
inferir algunas posibilidades diagnósticas en dependencia de las características clínicas,
es decir, cuando nos enfrentamos a un paciente con una paraplejía espástica, de
antemano sabemos que siempre será de tipo central (afectación de la primera
motoneurona), y por lo general el proceso causal se encontrará en la médula. Sólo nos
resta esclarecer si esa espasticidad ocurrió desde un inicio o si sobrevino después de un
período de flacidez, pues como veremos más adelante, las causas en uno y otro caso
difieren. Por otro lado, cuando nos enfrentamos a una paraplejía flácida, sabemos que el
proceso causal puede estar localizado en la 1ª motoneurona (médula), en cuyo caso se
denomina paraplejía flácida central, o por el contrario estar situado en la segunda
motoneurona (paraplejía flácida periférica)
Tomando en cuenta lo analizado hasta el momento una clasificación útil de las
paraplejías flácidas es la siguiente:
Paraplejias flácidas:
a) Centrales.
b) Periféricas.
De lo anterior se deduce que es necesario conocer los elementos clínicos que caracterizan a
la paraplejía flácida, y dentro de éstos, aquellos que nos indican si el proceso causal es
central (primera motoneurona) o periférico (segunda motoneurona).
El cuadro 3 nos resume las principales características clínicas comunes a una paraplejía
flácida, y aquellas que nos ayudan a diferenciar si la misma es de origen central o
periférico.
SÍNDROME PARAPLÉJICO: SEMIOGRAFÍA
PARAPLEJÍA FLÁCIDA
Como nos muestra el cuadro, el debut agudo con hipotonía, la abolición de los reflejos
osteotendinosos y cutáneos, la anestesia o hipoestesia (a todas las sensibilidades), y en
ocasiones los trastornos vasomotores (sudoración etc.), son características que distinguen a
todas las paraplejías flácidas. Sólo resta entonces definir si el proceso causal es central o
periférico, y así tenemos que las centrales ofrecen generalmente un signo de Babinski,
trastornos esfinterianos (incontinencia urinaria, incontinencia fecal, etc.), ausencia de
atrofia muscular, y un evidente nivel horizontal de anestesia, el cual nos será de mucha
utilidad para localizar la altura de la lesión en la médula. En oposición a lo anterior, las
paraplejías flácidas periféricas evidencian una atrofia muscular rápida, pero no exhiben los
trastornos esfinterianos, el Babinski ni el nivel horizontal de anestesia, pues los trastornos
de la sensibilidad muestran un patrón de distribución en banda.
Cuando se trata de una paraplejía espástica, ella generalmente presenta características que
le son distintivas (cuadro 4), las cuales nos ayudan a orientarnos inmediatamente, sobre
todo si recordamos que en este tipo de paraplejía la lesión siempre tiene una localización
central (medular en la mayoría de los casos).
SÍNDROME PARAPLÉJICO: SEMIOGRAFÍA.
PARAPLEJÍA ESPÁSTICA
Obsérvese que, como se dijo anteriormente, esta paraplejía siempre es de origen central, lo
cual es de valor localizador. Si la misma no se trata de la evolución natural de una
paraplejía inicialmente flácida (lo cual ya se explicó con anterioridad), su instalación es
lenta y progresiva, predominando a veces las contracturas sobre las parálisis. Existen
siempre los signos de extrapiramidalismo (hipertonía, hiperreflexia, clonus y Babinski),
nunca falta el nivel sensitivo, y pueden verse en ocasiones el reflejo de triple retracción y
en masa. El reflejo de triple retracción es producido por un estímulo que puede ser el
pellizcamiento de una extremidad, el cual genera una contracción del pie sobre la pierna,
ésta sobre el muslo, y éstos a su vez sobre la pelvis, lo cual, cuando se acompaña de
manifestaciones vegetativas (emisión de orina, heces fecales, priapismo, y/o erección), se
denomina entonces reflejo en masa. Una clasificación útil de las paraplejías espásticas que
tiene como base el mecanismo de producción es la siguiente:
Paraplejias espásticas:
a) Por compresión.
b) Por mielopatía.
Estos dos tipos de paraplejía, aunque poseen las características comunes del tipo espástico,
son algo diferentes desde el punto de vista clínico.
La paraplejía espástica por compresión se debe a un proceso que comprime la médula a una
determinada altura, y clínicamente en ella son frecuentes los signos de compresión
radicular siguientes:
a) Signos de compresión radicular:
1. Dolor de asiento fijo en uno o ambos lados en forma de latigazos o corrientazos.
2. Hiperestesia cutánea y luego hipoestesia, siempre en banda, como ocurre en las
lesiones radiculares.
b) Signos de automatismo medular: Dados por el reflejo de triple retracción y en masa ya
explicados.
Por su parte, la paraplejía espástica por mielopatía, la cual depende de una enfermedad
propia del tejido nervioso de la médula, no presenta los signos de compresión radicular y
rara vez ocurren en ella los de automatismo medular.
La anterior caracterización es importante porque teniendo en cuenta la misma, podemos
presuponer la naturaleza del proceso causal de la paraplejía.
Diagnóstico de una paraplejia: El cuadro 5 nos muestra un resumen de los elementos
necesarios a tener en cuenta para conformar la idea diagnóstica de un síndrome parapléjico.
ANTECEDENTES
ANTECEDENTES: INVESTIGAR SÍNTOMAS DE LA ENFERM EDAD DE BAS E
CUADRO
CUADRO CLÍNICO:
CLÍNICO - V ALORAR MODO DE COMIENZO
- DETERMINAR SI ES FLÁCIDA O ESPÁSTICA
- SI ES FLÁCIDA, ANALIZAR SI ES CENTRAL O PERIFÉRICA
- SI ES ESPÁSTICA, ANALIZAR SI ES POR COMPRESIÓN O
POR MIELOPATÍA.
EXÁMENES COMPLEMENTARIOS
COMPLEMENTARIOS
a) ESTUDIOS DE
DE NEUROIMÁGEN c) OTROS ESTUDIOS
- TAC - EN DEP ENDENCIA DE LA
- RMN ENFERM EDAD CAUSAL
- RMN CON EMISIÓN DE POSITRONES
- Rx DE COLUM NA
- M IELOGRAFÍA
b) OTROS ESTUDIOS ESPECÍFICOS
- ECG
- EEG
- P UNCIÓN LUMBAR (EN CASO NECESARIO)
a)
a) PARAPLEJÍA
PARAPLEJÍA FLÁCIDA CENTRAL
- TRAUMATISMOS DE LA C. VERTEBRAL
- COMPRESIÓN MEDULAR AGUDA (ABSCESOS, HEMATOMAS, COLAPSO
VERTEBRAL, FRACTURA PATOLÓGICA)
- MIELITIS TRANSV ERS A AGUDA
b)
b) PARAPLEJÍA
PARAP LEJÍA FLÁCIDA PERIFÉRICA
- POLINEURITIS
- POLIOMIELITIS
- RADICULITIS
c)
c) PARAPLEJÍA
PARAPLEJÍA ESPÁSTICA POR COMPRESIÓN
- TUMORES MEDULARES
- TUMORES V ERTEBRALES
- LINFOMAS
- MAL DE POTT
d)
d) PARAPLEJÍA
PARAP LEJÍA ESPÁSTICA POR MIELOPATÍA
MIELOPATÍA
- ESCLEROSIS MÚLTIPLE
- ESCLEROSIS LATERAL AMIOTRÓFICA
- MIELOSIS FUNICULAR
- SIRINGOMIELIA