Movimiento de

Educación Popular Integral y

BANDIDOS Y POSADAS EN EL
Promoción Social

CAMINO: 2) En el interior, la inercia

Introducción. Continuamos con los asaltos del camino. Esta vez es la inercia. Seguimos con el
artículo de Javier Melloni, “Bandidos y posadas en el camino”, complementado con un texto de
Anselm Grün, otro de S. C. Lewis y una oración de Michel Quoist. Ojalá nos sirva en nuestro
caminar.
La inercia es un ir a la deriva. Es un
abandonarse, pero no con el abandono de la
confianza, sino con el de la dejadez. La
inercia supone haber perdido el deseo, haber
perdido el rumbo, aunque tal vez habitemos en
instituciones que nos mantengan en él. La
inercia es creer que nada puede cambiar, que
viviremos arrastrando los defectos y vicios de
siempre. Con la inercia nace el escepticismo,
la mirada opaca e irónica sobre los
acontecimientos y las personas, como si nada
nuevo pudieran traernos. La inercia no viene
dando gritos, sino que es un sutil bandido que
se va infiltrando poco a poco, quitando el
brillo a nuestros ojos hasta hacerlos opacos y
paralizamos del todo. "!Vigilad!», dice
constantemente Jesús a sus discípulos.
«Vigilad y velad, no sea que, mientras el
mundo arde, vosotros andéis dormidos».
Javier Melloni
La vigilancia que Jesús pide tiene tres
aspectos.
En primer lugar, está la vigilancia en el aquí y
ahora. Dios llama a nuestra puerta en cada
momento. Son los leves impulsos con los que
llama nuestra atención y nos dice en qué
consiste el mandamiento del momento
presente. Entonces percibimos en nuestro
interior que debemos dirigirnos a una persona
concreta y hablar con ella.
O llama nuestra atención desde la situación
social – política que vivimos. Vemos lo que
sucede, lo que está en juego, lo que se nos
pide, a lo que se nos invita.
Pero desoímos esa fina voz o ese fuerte
llamado. O hacemos lo que los psicólogos
llaman «racionalización». Encontramos
muchas razones que nos dicen por qué no es
conveniente hacer lo que la voz interior nos
dice e impulsa a hacer. Apaciguamos nuestra
conciencia a fuerza de excusas, obstáculo,
postergaciones. Vigilancia en el aquí y ahora
significa que estoy plenamente presente, que
me puedo implicar en el momento actual sin
limitaciones, sin pensar en el pasado ni
planificar el futuro.
El segundo aspecto de la vigilancia es estar
en guardia frente al maligno, frente a los
pensamientos y sentimientos destructivos
que desean apoderarse de nosotros. Jesús nos
compara con el portero, cuya tarea más
importante es velar (Mc 13,34). Debemos
sentarnos a la puerta de nuestra morada
interior y preguntar a cada pensamiento que
desee entrar en nosotros si pertenece a los
nuestros o al enemigo. Vigilar significa
también estar atentos a lo que llega a
nosotros. No debemos dar entrada a cada
pensamiento y a cada emoción, pues, si lo
hacemos, pronto se revelarán como amos
despóticos, nos complicarán la vida en la
morada de nuestra vida y nos irán empu-
jando hasta hacernos perder nuestro centro.
Si no estamos vigilantes, se infiltrarán en
nosotros muchas cosas que nos apartarán de
nuestra andadura consciente. Y de repente
caeremos en la cuenta de que ya no vivimos
por nosotros mismos, sino que somos
dirigidos por fuerzas inconscientes. O
percibiremos que ya no somos amos de
nuestra casa, sino que estamos dominados
por la insatisfacción y la amargura, por el
miedo y la depresión, que se infiltraron en

nosotros como subinquilinos y después nos
arrebataron el dominio de nuestra casa.
Pero también hemos de estar atento ante la
llegada de lemas, gritos, rumores, prejuicios,
invitaciones al desaliento, al derrotismo, al
odio, al desconocimiento del otro; en fin, a
dejarnos envolver por una dinámica
destructiva.
Jesús nos dice que velemos, porque el señor de
la casa puede llegar en cualquier momento.
Los primeros cristianos contaban con que en
cualquier momento podía llegar el fin del
mundo. Pero ahora no se trata de especular
con el fin del mundo. En la muerte, el Señor
viene a ti. Para ti es el fin de los tiempos.
Entonces tiene lugar para ti la consumación de
los tiempos y empieza la eternidad. Aunque
sabemos que nuestro tiempo terminará alguna
vez, alimentamos la ilusión de que va a durar
siempre. Vigilar significa estar atento a la
realidad, despertar del sueño de las ilusiones
para poder ver la realidad. El místico es «el
que está en vela, el que está despierto». Está
en contacto con la realidad. Tiene un sentido
especial para lo que- significa vivir, respirar,
hablar, oír, ver, establecer contacto con las
personas y saborear el misterio de cada
momento.
Te invito a
 estar preparado a cada momento, oír la
fina voz de tu corazón y hacer lo que
es conveniente para ti justamente en
ese momento.
 a discernir tu quehacer y tu reacción o
tu omisión frente al momento social
que vive el país: filtrar, dialogar, mirar
críticamente…
 Vigilar cuando tu mente y tu
comportamiento empiezan a verse
enturbiados por las oscuras aguas que
quieren penetrar en tu casa.
 a percibir cada momento como el
último y más importante momento de
tu vida, para que puedas estar por ente-
ro en el aquí y ahora, para que estés
plenamente presente. Entonces estarás
2 Fe y Alegría Venezuela
La Inercia
Bandidos y posadas en el camino:
Javier Melloni
no sólo en el momento, sino también
en Dios, que es siempre un Dios
presente y actual.
(Adaptación del texto de Anselm
Grün: el ángel de la vigilancia)
C. S. Lewis, en su libro “Las Cartas del
Diablo a su Sobrino”, el “tío diablo” explica
a su sobrino la manera como el cristiano se
va deslizando suavemente por la bajadita:
“Nosotros sabemos que hemos introducido
en su trayectoria un cambio de dirección que
le esta alejando ya de su órbita alrededor del
Enemigo; pero hay que hacer que él se
imagine que todas las decisiones que han
producido este cambio de trayectoria son
triviales y revocables. No se le debe permitir
sospechar que ahora está, por lentamente que
sea, alejándose del sol en una dirección que
le conducirá al frío y a las tinieblas del vacío
absoluto.
Por este motivo, casi celebro saber que
todavía va misa y comulga. Sé que esto tiene
peligros; pero cualquier cosa es buena, con
tal de que no llegue a darse cuenta de hasta
qué punto ha roto con los primeros meses de
vida cristiana: mientras conserve
externamente los hábitos de un cristiano, se
le podrá hacer pensar que ha adoptado
algunos amigos y diversiones nuevos, pero
que su estado espiritual es muy semejante al
de seis semanas antes, y, mientras piense
eso, no tendremos que luchar con el
arrepentimiento explícito por un pecado
definido y plenamente reconocido, sino sólo
con una vaga, aunque incómoda, sensación
de que no se ha portado muy bien
últimamente…
Pero, recuérdalo bien, lo único que de
verdad importa es en qué medida apartas al
hombre del Enemigo (Dios). No importa lo
leves que puedan ser sus faltas, con tal de
que su efecto acumulativo sea empujar al
hombre lejos de la Luz y hacia el interior de
la Nada. El asesinato no es mejor que la
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baraja, si la baraja es suficiente para lograr
este fin. De hecho, el camino más seguro hacia
el Infierno es el gradual: la suave ladera,
blanda bajo el pie, sin giros bruscos, sin
señalizaciones”.
C. S. Lewis
Estén atentos
Michel Quoist
“Estén atentos, no sea que se emboten sus
corazones...Velen pues, en todo tiempo y oren
para que puedan evitar todo esto que está por
venir y comparecer ante el Hijo del Hombre."
No puedes más, Señor, de nuevo estás en
tierra. Esta vez ya no es sólo el peso de la cruz
quien provoca la caída, sino la fatiga
acumulada, el cansancio. El sufrimiento
repetido adormece la voluntad.
Mis pecados, Señor, son unos terribles
adormecedores de la conciencia. Yo me
habitúo rápidamente al mal: una falta de
generosidad aquí, una infidelidad allá, una
simple imprudencia más lejos.
Y mi mirada se ensombrece, ya no veo los
obstáculos, no vuelvo a ver a los demás en mi
camino.
Y mis oídos se cierran. Y ya no oigo la queja
de los hombres. Y me encuentro por tierra, en
la llanura, lejos del Calvario que Tú me has
trazado.
Señor, yo te lo pido, guárdame joven en mis
esfuerzos. Ahórrame la rutina que me
adormece.
3 Fe y Alegría Venezuela
La Inercia
Bandidos y posadas en el camino:
Javier Melloni
Pasos para la reflexión
 Me pongo en presencia de Dios
 Leo calmadamente la guía, subrayo
aquello que me llama la atención.
 Me centro en lo que he subrayado y le
busco relación con mi vida cristiana
 Leo Mateo 25,1-12. Escucho las palabras
que Jesús hoy pronuncia para mí. Dejo
que resuenen en mí; estoy atento a lo que
él me invita y me advierte…
 Si me ayuda, tomo las siguientes
preguntas:
 ¿Qué importancia le doy al cuidado
de mi vida espiritual?
 ¿De qué manera la cuido, atiendo o
cultivo?
 ¿Cuáles son los engaños y trampas
en los que caigo?
 ¿Cuáles señales me indican que algo
se está perdiendo o deteriorando en
mí?
 ¿Qué significa para mí “estar atento
y vigilar”?
 ¿A qué tengo que estar pendiente
hoy?
Anoto las reflexiones, intuiciones, razones,
sentimientos que surjan en mí.
Tomo la oración, me quedo en los versos que
más me llene, y voy agregando mis palabras.
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