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Revista Bimestra Vol. I Año 1 México, D.F. Enero 2002

Manual práctico para vivir el Camino de la Esperanza.

(Primera parte) por F.D.

1. La santidad de la vida diaria.


" Muchos dicen: "Yo tengo fe, yo todavía tengo fe". Puede ser:
será la fe de su partida de bautismo, pero ciertamente no la de su
vida. Pocos viven de acuerdo a su fe." [C.E. 274]
Nuestros días pasan en medio de las ocupaciones del trabajo, las
exigencias de la familia y de los amigos. Y cuando al fin tenemos un
poco de tiempo lo dedicamos a entretenernos o a descansar. Y aunque
todas estas actividades muchas veces nos brindan satisfacciones,
otras veces no lo hacen e incluso nos provocan contratiempos y
problemas. Al final nos sentimos insatisfechos y esto parece no
tener fin.
Los problemas en la vida son inevitables. ¿Quién conoce a alguien
que este libre de ellos? Aun la gente rica o famosa sufre por sus
negocios, sus posesiones, su status, su imagen, etc. Todos tienen
algo de que preocuparse. Nadie parece estar a gusto. Lo que falta es
darle sentido a nuestra vida y el único sentido del hombre es el
amor de Dios.
Esto lo podemos comprobar en las historias de los santos. Todos
ellos tuvieron que atravesar muchísimos contratiempos y carencias. Y
sin embargo todos comparten una característica común: todos fueron
felices.
Se puede pensar que algunas de las historias de los Santos del
pasado son exageradas. Yo también lo creo. Creo que sin que dejen de
ser verdad, fueron exageradas porque en otros tiempos esto servía de
inspiración a la gente. Además el estilo literario de aquellos
tiempos apelaba más a la imaginación, actualmente pretendemos ser
más objetivos.

Sin embargo hoy en día todavía podemos encontrar personas que han
encontrado la felicidad en su vida espiritual. Como por ejemplo la
Madre Teresa de Calcuta o Mns. Van Thuan. O aun otras personas de
otros credos religiosos nos dan su ejemplo como Mahatma Gandhi o el
actual Dalai Lama. Todos ellos son felices y hacen felices a las
personas que se encuentran a su alrededor.

¿Cómo logran esto? ¿Cuál es su secreto?


Viven cada instante con amor.
"El más bello de tus instantes: el momento presente. En él puedes
vivir el amor de Dios en toda su plenitud. Tu vida sería
maravillosamente bella si estuviese formada por millones de
momentos, todos ellos admirables. ¿Ves que fácil?". [C.E. 996]
Bueno - se dirá- pero para lograr esa espiritualidad se debe uno
retirar del mundo y abandonarlo todo: nuestro trabajo, nuestros
seres queridos, nuestras pertenencias. Acto seguido debemos ir y
fundar una gran obra religiosa como una nueva orden o un nuevo
movimiento o una gran institución de caridad. Esto no es correcto,
no necesariamente debe de ser así.
Nuestro problema es que hemos disociado nuestra vida cotidiana de
nuestra vida espiritual. En realidad nuestra vida cotidiana se puede
convertir en el camino de nuestra salvación. El camino al Cielo, el
camino de la esperanza. Basta con que llenemos cada instante que
vivimos con amor. Eso es todo. No importa lo que hagamos, lo
importante es cómo, para qué y para quién lo hacemos. A los grandes
santos se les han pedido grandes sacrificios, a nosotros en cambio
solo se nos pide entregar pequeños sacrificios a lo largo del día.
"Lo que cuenta no es el número de tus actividades, sino el grado
de amor que las anima y las sublima". [C.E. 194]
A continuación te presentamos unas cuantas sugerencias prácticas
para vivir el evangelio día a día y convertir nuestra vida diaria en
el camino de la esperanza.
2. Motivación
"Quien se esfuerza por levantarse por la mañana con entusiasmo, lo
mantendrá hasta el fin del día. Es determinante el momento de
despertar". [C.E. 166]
Es importante recordar la razón por la que estamos aquí. Y esta es
la de alcanzar a Dios. Acumular bienes materiales, tener muchos
amigos o ser reconocidos en nuestra área profesional son todas cosas
muy buenas. Pero hemos de reconocer que no nos servirá de nada en el
momento de nuestra muerte. En ese momento lo único que contará será
lo que hicimos por Dios. Así todos los días al despertarnos debemos
motivarnos intensamente para practicar lo único que tiene valor en
esta vida: el amor de Dios.
3. Caridad del ser.
Normalmente confundimos la caridad con dar algo material: dinero,
comida, techo, etc. Esto esta muy bien y no debemos dejar de
hacerlo. Pero el concepto de la caridad es mucho más amplio. Es dar
lo que somos a los demás.
"Sé fiel a la consigna del Apóstol: "Dar la vida por los hermanos.
No hay amor más grande que ese" (cf Jn 15,13). Entrega a cada
minuto una parte de ti mismo y manténte dispuesto de continuo a
darlo todo por la conversión de tus hermanos". [C.E. 980]
Por ejemplo: podemos dar nuestra atención a los demás. Basta
detenerse un momento en la calle y observar a la personas. La
mayoría vive encerradas en su mundo, con su cabeza llena de
problemas, lo podemos leer en sus rostros. Todos centrados en sí
mismos, todos solos. Aún cuando conversan dos amigos, a veces
notamos que solo están enfrascados en dos monólogos, pues cada uno
de ellos solo pone atención a sus propias palabras y solo escucha lo
que quiere oír, pero nunca se entienden verdaderamente entre sí.
Por eso hay tanta soledad en nuestro tiempo. Lo único que tienes que
hacer cuando alguien te hable es verlo a los ojos, escuchar
atentamente lo que te dice y ponerte en su lugar. Así se forma una
comunión verdadera entre tú y esa persona.
"Embárcate en una campaña dirigida a hacer feliz a todo el
mundo…". [C.E. 979]
"¿No tienes dinero? ¿No tienes nada que regalar? ¡Qué importa! No
olvides que puedes ofrecer tu alegría, que puedes regalar esa paz
que el mundo no puede dar en tu lugar. Tus reservas de alegría
deberían ser inagotables" [C.E. 540]
Otra cosa que es muy fácil de compartir con los demás es tu alegría.
Todos tenemos la experiencia de encontrarnos con alguien que nos
contagia su alegría. Tal vez nosotros no tengamos todavía esa
energía tan desarrollada, pero es cosa de empezar y es muy sencillo:
¡Sonríele a la gente! Si lo haces de forma pura de corazón (sin
pretender obtener algo a cambio) la gente cambia inmediatamente. Es
instantáneo, tú y la otra persona automáticamente se sienten
alegres. Bueno a veces encontramos personas que andan tan enfermas
del corazón que ya han olvidado sonreír, pero de tu parte no ha
faltado el esfuerzo.
"El trato personal vale más que todos los sermones y que todos los
libros. El trato de tú a tú, de "corazón a corazón" es el secreto
para que tu trabajo dé fruto abundante y duradero". [C.E. 993]
Se paciente y tolerante con todos.
"Se pueden hacer trabajos humildes con muy poco amor, y obras
grandes con mucho amor, y grandes proezas sin ninguna ilusión. Y
también se pueden hacer las cosas sencillas con un gran amor. Tú
elige esta última forma". [C.E. 806]
"Los obreros se santifican en las fábricas, el soldado en el
ejército, el enfermo en el hospital, el estudiante en clase, el
campesino en el arrozal, el sacerdote en su vida pastoral, el
funcionario en su despacho. Cada paso más en el sacrificio de
cumplir con el propio deber". [C.E. 24]
Da tu trabajo: todas tus actividades por pequeñas que parezcan son
de beneficio para los demás. Lavar los platos puede ser lo mas
importante que hay que hacer en este momento. Hay que poner atención
en dejarlos relucientes, tú te sientes mejor por haber hecho algo
bien hecho. Y quién use el plato se sentirá (tal vez
inconscientemente) contento por comer en un plato limpio. Si todos
hiciéramos esto viviríamos en otro mundo: un mundo mejor. Hay que
empezar por uno mismo.
"El mundo dice : "¡Este hombre es un desastre!". Tú dirás: "Es el
instrumento que el Señor ha destinado para mi conversión". [C.E.
151]
Se amable con todos: con tus seres queridos, con quienes nos son
indiferentes y aun con aquellos que nos caen mal. Recuerda en todos
ellos mora Cristo y lo que hagas por ellos lo estas haciendo por El.
Por eso siempre haz de estar atento a las necesidades de los demás.
En resumen: da tu amor a todos. Es sencillo, no cuesta nada y te
brinda mucha felicidad en este mundo y en el otro.
Esperamos que encuentres estas sugerencias utiles, escríbenos
comentándonos que te parece este artículo y acompañanos el próximo
mes.
Notas
[C.E.#] es el número de referencia al libro del cardenal Van Thuan
"Mil y un pasos en el Camino de la Esperanza".
Bibliografía
Nailis M.A. La santificación de la vida diaria. Editorial Herder,

Segunda parte de nuestras sugerencias para seguir el Camino.

4. Oración
"La oración es el cimiento de la vida espiritual. Al orar, te unes
a Dios, te comunicas con El. La bombilla no ilumina si no está
conectada al generador eléctrico."
[C.E. 120]
La oración es la forma primordial de abrirnos a Dios y a su Gracia.
De sentir su presencia, su compañía. Y sin embargo ¡como nos hemos
olvidado de practicarla!
Normalmente no contamos con mucho tiempo. Nuestra forma de vida nos
ha complicado las cosas. Afortunadamente hay una forma de oración
muy sencilla: la oración mental. La podemos hacer en cualquier
lugar.
"Debes orar siempre y en todas partes. Así nos lo ha dicho Jesús:
Orad sin cesar (Lc 18,1)"
[C.E. 123]
Aquí explicaremos la llamada oración del corazón que consiste
simplemente en repetir:
"Señor Jesucristo, ten piedad de mí, pobre pecador".
Todo ese tiempo que desperdiciamos en el embotellamiento de
tránsito, en lo que esperamos que arranque la computadora, en el
transporte público. En vez de desperdiciarlos soñando nuestras
fantasías o preocupándonos de nuestros problemas, los podemos poner
a trabajar en nuestro beneficio o en el de los demás (dedícale tus
oraciones a alguien mas).
Es importante sin embargo, que no la repitas mecánicamente sin poner
atención, así no funciona. Debes concéntrate, poner toda tu fe,
recordar a quién te estas dirigiendo y por qué. También es bueno
meditar en cada una de sus palabras hasta que adquieran su
significado más profundo.
Si eres afortunado de contar con más tiempo hay muchas otras formas
de oración que te pueden ayudar. Puedes consultar en este mismo
sitio un artículo pasado llamado "Oración: Tipos y técnicas" para
que las conozcas y veas cual se adecua más a tu forma de vida y a tu
personalidad.
5. Comportamiento ético
El Evangelio y los diez mandamientos. No pasan de moda y si los
cumples te vas a librar de muchos problemas. Al contrario de lo que
parecen, son realmente prácticos. Fíjate en la gente del mundo la
mayoría de sus problemas se derivan de buscar el dinero, el poder y
la sensualidad. Por estas razones se odian, se matan, se mienten,
etc. Se pierden de vivir una vida tranquila en este mundo y peor
aun… pierden el Cielo.
6. Humildad: dedica todas tus actividades a Dios
Que cada paso que des, cada pensamiento que elabores, cada
sentimiento que nazca en tu corazón y así todas tus actividades
dáselas a Dios. Dedícalas a los enfermos y a los hambrientos de
cuerpo y alma, ellos las necesitan más que tú. Tú ya tienes a Dios,
y con El nada te falta
Además recuerda, por muy buenas que sean tus obras no esperes nada a
cambio. Se realmente pobre de espíritu. Nada es tuyo, todo se lo
debes.
"El orgulloso se adueña de la gracia de Dios y de su Gloria como
si fueran suyas y para exigir su mérito".
[C.E. 511]
7. Estudia y trabaja.
"Una hora de trabajo intelectual es una hora de oración".
[C.E. 558]

"Amarás al Señor con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con
toda tu mente"(Lc 10,27). Mientras no hayas adquirido los
conocimientos necesarios para cumplir bien tu misión, no amarás
suficientemente a Dios".
[C.E. 559]

Al estudiar te conviertes en un instrumento útil a la obra de Dios.


Estudia las cosas del mundo para beneficio tuyo, de tus seres
queridos, de tu comunidad y del mundo en general. Después ponlo en
práctica: ¡trabaja! Estudia las cosas de Dios para que tu fe se
fortalezca, la tengas siempre presente y no decline nunca. Después:
¡vívela!
¡Trabajar! Teoría y práctica son inseparables. Al acercarte a la
realidad, te darás cuenta de que hablar es fácil pero actuar es
difícil. Aprenderás así a refrenar tus críticas e intensificarás
la revisión de tu propia vida".
[C.E. 567]
8. Examen de conciencia
"Examina tus actividades, observa tus reacciones; y sabrás
inmediatamente si tu fe es viva o simplemente rutinaria".
[C.E. 275]
Antes de terminar tu día aparta un poco de tiempo y reflexiona en lo
que haz hecho. Las cosas buenas dedícalas a Dios y a los
necesitados. De tus faltas, piensa en la forma en que caíste en
ellas y como evitarlas. Prueba estas técnicas cuando vuelva a surgir
la tentación y observa sus resultados. Poco a poco podrás ver como
van desapareciendo nuestras principales fallas.
También poco a poco te darás cuenta que aunque se sugiere como una
actividad en la noche, realmente es una forma de pensar durante todo
el día. Es una forma de vigilar que nuestros pensamientos, nuestros
sentimientos y nuestras actividades sean puras. Al principio cuesta
un poco de trabajo tenerlo presente durante todo el día pero, poco a
poco, mediante el esfuerzo uno se acostumbra hasta que se vuelve
algo natural y nos ayudar a evitar muchas faltas.

"¿Ser santo o ser pecador? A veces depende del sacrificio de un


instante, aceptado o rechazado".
[C.E. 172]
"Un punto detrás de otro y de miles de puntos forman una línea. Un
minuto detrás de otro minuto y de millones de minutos forman una
vida. Dibuja cuidadosamente cada uno de esos puntos, y la línea
será hermosa. Vive con perfección cada minuto, y tu vida será
santa. El camino de la esperanza está formado por cada uno de tus
pasos. Esperando cada minuto, la esperanza se convierte en vida".

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