Professional Documents
Culture Documents
Introducción
1. Dice Karl Rahner que todo jesuita cuando hace alguna actividad
apostólica, está dando Ejercicios1. Esto puede probarse con la historia del nacimiento
de la pedagogía de los colegios de jesuitas. En los primeros centros educativos de la
Compañìa de Jesús no se usaba una pedagogía determinada. Los jesuitas se servían
de aquella manera de formarse que habían experimentado en su misma formación
humana y espiritual. Esta era la manera de educar de los Ejercicios espirituales. Poco
a poco, este modo de formar fue elaborándose, pero aun así no se alejó de las líneas
más características de dichos Ejercicios.
AsR comprendemos mejor lo que el mismo Ignacio nos narra sobre unos
Ejercicios que Jl daba a distintas peronas, pero por separado: "Daba ejercicios
espirituales a diferentes personas al mismo tiempo; uno de ellos estaba en Santa
MarRa la Mayor y otro en Puente Sixto"4.
4
AutobiografRa, 98.
5
Algunos estudios m<s recientes: Joseph Thomas, Le Secret
des jJsuites. Les Exercices spirituels, DesclJe de Brouwer,
Paris, 1984; Maurizio Costa, Appunti intorno alle linee
fondamentali della pedagogia della Compagni di Gesj, Centrum
Ignatianum Spiritualitatis, Roma, 1987; Bernard Pardonnat,
Enseigner et apprendre selon la pJdagogie des jJsuites, Lumen
Vitae, 1990, pp. 141-151; Ralph Metts, Ignatius knew, Jesuit
Secondary Education Association, Washington, 1995.
3
1
1. "El drama de la vocación,
el drama de la elección" (Henri BrJmond)
AsR, pues, una intensa actividad personal que coge toda la persona
desde su mismo centro -su corazón, sus afectos, sus actitudes- y todo polarizado en
Dios que da consistencia a todo y es la plenitud de la existencia humana -para
Ignacio, "salvar el <nima"- constituye el meollo de la experiencia de los Ejercicios y
tambiJn de la pedagogRa de inspiración ignaciana.
Al que recibe los ejercicios mucho aprovecha entrar en ellos con grande <nimo
y liberalidad con su Criador y SeZor, ofreciJndole todo su querer y libertad, para
que su divina majestad, asR de su persona como de todo lo que tiene, se sirva
conforme a su santRsima voluntad9.
9
EE, 5.
5
1
Al terminar esta aproximación al conjunto de los Ejercicios, recojamos
algunas conclusiones relacionadas con la educación. En primer lugar, "los Ejercicios
Espirituales m<s que tener una pedagogRa, son una pedagogRa. Son, de hecho, una
pedagogRa de la experiencia personal espiritual"10. Lo mismo cabe decir de la
educación, m<s que contener una pedagogRa es toda ella misma una pedagogRa, es
decir una "drama" o acción continuada que se sirve de determinados medios o
recursos pedagógicos. Adem<s, la educación es un descubrimiento y desarrollo de la
identidad del educando, ya que la voluntad de Dios coincide con la profunda verdad
de cada uno. Dios se halla en el origen de lo que somos en lo m<s hondo de nuestro
ser. Finalmente, puesto que nuestra identidad y la capacidad de disponer plenamente
de nosotros mismos est<n envueltos y limitados por multitud de condicionantes que
tienen en nuestros afectos su aliado, el trabajo de la educación, como el de los
Ejercicios espirituales, es una tarea de liberación de la propia libertad (en lenguaje
ignaciano, "quitar de si todas las afecciones desordenadas").
10
M. Costa, op. cit., p. 5.
6
1
2. PedagogRa de los Ejercicios Espirituales
11
EE, 1.
7
1
sentido pr<ctico de Ignacio en orden a modelar personas12.
unos son m<s tardos para hallar lo que buscan...; asimismo, como unos
sean m<s diligentes que otros...22.
c) Un modo de proceder
2) Integración y adaptación
Con esta integración se consigue que los Ejercicios pasen de ser una
pura actividad mental a ser una "experiencia", es decir algo que "vive" la persona que
los hace. El punto final de la actividad integrada del ejercitante es un cierto grado de
plenitud personal que caracteriza toda experiencia:
En el punto en el cual hallare lo que quiero, ahR me reposarJ, sin tener ansia
de pasar adelante hasta que me satisfaga26.
Hay que poner de relieve que esta indicación sobre la conveniencia de alcanzar una
experiencia espiritual plenificante la hace Ignacio a continuación de haber llamado la
atención sobre la utilidad de buscar la posición corporal conveniente.
3) Personalización
Estas vivencias van seZalando las actitudes que hay que adoptar para
seguir un itinerario que no lo es de adquisición de conocimientos, sino de
transformación personal. Ahora bien, para reconocer el sentido de dichas vivencias es
necesaria la reflexión del "discernimiento": la capacidad de captar e interpretar la
orientación de los movimientos interiores para reaccionar convenientemente.
* ofrecer "modo y orden"38, o sea, recursos para hacer bien los distintos
ejercicios;
Se trata, pues, de una tarea importante y delicada, pero tambiJn muy modesta, ya que
ha de quedar siempre en un plano subordinado a la realidad del ejercitante y a la
primacia de la acción divina. Un servicio que es luz que ilumina, pero no deslumbra,
ya que los Ejercicios lo son de cada ejercitante y no de tal o cual "director".
34
Cfr. Joseph Thomas, op. cit., La relecture, pp. 102-107.
35
EE 1. Esta expresión u otras equivalentes aparecen a
menudo en el libro de los Ejercicios Espirituales.
36
EE, 18.
37
Sade, Fourier, Loyola, Paris, 1971.
38
EE 2.
16
1
El medio para realizar este acompaZamiento es el di<logo. De aquR
que el mismo pórtico de los Ejercicios sea una breve, pero enjundiosa, consideración
sobre las condiciones de un di<logo provechoso. Se trata de una invitación realista a
la confianza recRproca de guRa y ejercitante: "Para que asR el que da los ejercicios,
como el que los recibe, m<s se ayuden y se aprovechen..." 39. En efecto, una relación
seriamente personal, en la que se conjugan la transparencia del ejercitante, la
colaboración sencilla y generosa del ejercitador y el sincero respeto de las dos
libertades es una senda humanizadora. Y, lo m<s importante es el protagonismo de la
acción vivificadora del EspRritu que escuchan dócilmente tanto el ejercitante como el
ejercitador en el desempeZo de sus distintos roles40.
39
EE, 22.
40
AquR radica la trascendencia de este fragmento, quiz< "la
perla de los Ejercicios": "en los tales ejercicios
espirituales, m<s conveniente y mucho mejor es, buscando la
divina voluntad, que el mismo Creador y SeZor se comunique a la
su <nima devota, abraz<ndola en su amor y alabanza y
disponiJndola por la vRa que mejor podr< servirle en adelante.
De manera que el que los da no se decante ni incline a la una
parte ni a la otra; mas estando en medio, como un peso, deje
inmediate obrar al Criador con la criatura, y a la criatura con
su Criador y SeZor" (EE, 15).
17
1
Conclusión
41
John W. O'Malley, Los primeros jesuitas, Colección
Manresa, Mensajero-Sal Terrae, Bilbao-Santander, 1995, p. 279.
18
1
19
1