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San Francisco Javier

jesuita y
misionero
español. Nació
el 7 de abril de
1506 en el
castillo de
Javier, cerca de
Pamplona,
España y murió
el 3 de
diciembre de
1552 en la isla
de Sancián, al
Fue el fundador de la
compañía de Jesús en
el Oriente , y sus
sucesores no han
dejado apagar la
antorcha
Misionera.
En 1545 viajó a Malaca y al año siguiente empezaron sus viajes
por las islas del archipiélago Malayo, en las que fundó muchas
comunidades cristianas. De vuelta a Malaca en 1547, las
informaciones de un exiliado japonés lo animaron a intentar
introducir el cristianismo en el Japón. En Goa embarcó hacia este
país con dicho exiliado, además de un sacerdote jesuita y un
hermano lego, y desembarcó en Kagoshima en 1549.
“ Es tanta la multitud de los que se
convierten a la Fe de Cristo en tierra
donde ando, que muchas veces me
acaece tener los brazos Cansados de
bautizar, y no poder hablar de tantas
veces decir el Credo y los
Mandamientos en lengua de ellos”
"¿De qué le sirve a un hombre
ganar el mundo entero, si se
pierde a sí mismo?" Este
pensamiento lo fue liberando de
sus ambiciones mundanas y de
sus deseos de orgullo y vanidad,
y lo fue encaminando hacia la
vida espiritual. Aquí se cumplió a
la letra la frase del Libro del
Eclesiástico: "Encontrar un buen
amigo es como encontrarse un
gran tesoro". La amistad con San
Ignacio transformó por completo
a Javier.
"¿De qué le sirve a un hombre
ganar el mundo entero, si se
pierde a sí mismo?" Este
pensamiento lo fue liberando
de sus ambiciones mundanas
y de sus deseos de orgullo y
vanidad, y lo fue encaminando
hacia la vida espiritual. Aquí se
cumplió a la letra la frase del
Libro del Eclesiástico:
"Encontrar un buen amigo es
como encontrarse un gran
tesoro". La amistad con San
Ignacio transformó por
completo a Javier.
Son impresionantes las distancias que Francisco
Javier recorrió en la India, Indostán, Japón y
otras naciones. A pie, solamente con el libro de
oraciones, como único equipaje, enseñando,
atendiendo enfermos, obrando curaciones
admirables, bautizando gentes por centenares y
millares, aprendiendo idiomas extraños, parecía
no sentir cansancio.
“ Es tanta la multitud de los que se convierten
a la fé de Cristo en esta tierra donde ando, que
muchas veces me acaece tener los brazos
cansados de bautizar y no poder hablar de
tantas veces decir el Credo y los mandamientos
en lengua de ellos.”
Fue grande la obra de
Javier. Pero nunca fue
Más grande que en el
momento de morir en
el
Inmenso desamparo
de una Isla
abandonada,
Fracasado su intento
de conquistar para
Cristo
El Imperio Chino.
Fue canonizado el 12 de Marzo de 1622 por
el Papa Gregorio XV, junto con su amigo
Ignacio de Loyola, el hombre que Dios puso
en su camino para reorientar su vida. El
Papa Pio X nombró a Francisco Javier,
patrono de toda la obra misionera de la
iglesia.
La Pontificia
Universidad
Javeriana debe su
nombre a este gran
misionero,
aprendiendo de el su
entrega, su amor y
servicio a los demás,
convirtiéndose así en
un ejemplo a imitar y
seguir

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