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Tema 11 El Contrato
11.1. Desenvolvimiento histórico del concepto de contrato
En términos contemporáneos, la idea de contrato responde al acuerdo o pacto
que, mediante la prestación del consentimiento, vincula o liga a dos o más personas
respecto de una determinada conducta patrimonial (art. 1254).
Sin embargo, que el mero consentimiento dé lugar al nacimiento de obligaciones
(punto crucial del actual sistema contractual) ha sido una conquista paulatina a lo largo
de la historia.
1) Derecho romano clásico
- Inicialmente representado por la stipulatio, se exigía rígidas formas o certeza
de entrega de la cosa para otorgar eficacia obligatoria.
- Luego, en el justinianeo, aunque se recogen los contratos innominados, la idea
de contrato es muy diferente a la actual.
2) Ius commune
- Gran influencia canonista → reglas morales de general aceptación.
- Se integran la buena fe, el respeto a la palabra dada → rutpura de la rigidez
romanista.
- El Ordenamiento de Alcalá (1340) recoge la idea de solus consensus obligat.
3) Ius mercatorum (medieval)
- Los mercaderes precisan reglas más flexibles que las romanas.
- Coinciden con la idea canonista del consentimiento mutuo como esencia del
contrato → compraventa .
4) Tránsito a la Edad Moderna
- Se acentúa la consideración de la voluntad individual.
- Esta es la idea que se traspasa a los códigos civiles → influencia iusnaturalista
y liberal.
11.2 Autonomía privada y fuerza vinculante de los contratos
Tradicionalmente, el contrato se ha considerado un instrumento dejado a la
voluntad de las partes.
De esa idea la doctrina ha deducido el principio de la autonomía privada o
contractual → el ordenamiento reconoce a los particulares un amplio poder de
autorregulación de sus relaciones patrimoniales.
En cuanto al ámbito de la autonomía privada:
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Elementos naturales
- Categoría propugnada por los civilistas clásicos se encuentra abandonada por la
doctrina actual (aunque la jurisprudencia se refiere a ellos).
- Son ciertas notas características de algunos contratos que la regulación legal
considera implícitas en los acuerdos si no se dispone lo contrario, por ejemplo:
• El saneamiento por evicción en la compraventa.
• El carácter gratuito de préstamo y depósito en su vertiente civil.
La capacidad para contratar
1) Antes de la Ley Orgánica de Protección al menor (1/1996)
El contrato es el ejercicio de la autonomía privada→ la ley debe negar capacidad
para contratar a quien no posea capacidad de obrar.
El Código lo recoge en el art. 1263. Este precepto ha sufrido dos reformas:
- Ley 14/1975 que eliminaba la incapacidad de la mujer casada.
- Ley Orgánica 1/1996.
La redacción anterior a esta última indicaba que no pueden prestar
consentimiento:
a) Los menores no emancipados
• En la redacción originaria del Código, la barrera entre capacidad e
incapacidad por la edad era nítida: la mayoría de edad.
• En la actualidad, no resulta posible trazar una línea entre el mayor de
edad (capaz) y el menor de edad (incapaz):
* La Ley 11/1981→ modifica preceptos relativos al menor y
reconoce cierta capacidad.
* La Ley Orgánica 1/1996 → insiste en esa línea.
• Sin embargo, el menor sigue careciendo de capacidad contractual
aunque no sea un incapaz → el ordenamiento trata de proteger al menor
de abusos:
* El contrato celebrado por menor no es nulo pero sí anulable.
* El Código veta la posibilidad de que la contraparte mayor de
edad pueda impugnarlo o instar su anulación (art. 1302)
b) Los locos o dementes y los sordomudos que no sepan escribir
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El autocontrato
El término agrupa todos los supuestos en que una sola persona asume las
posiciones contractuales contrapuestas por contar con poderes representativos de otra
persona o bien por tener capacidad decisoria sobre dos patrimonios separados.
- Ejemplo: el consejero delegado de una sociedad se fija una elevada
indemnización en caso de cese, a cargo de la empresa.
La doctrina ha debatido mucho acerca de si se puede hablar de contrato en estos
casos.
En nuestro Derecho no existe una regulación general de esta figura pero en
algunos preceptos se evidencia la prohibición de celebrar actos jurídicos por los
representantes cuando exista conflicto de intereses con sus representados; entre otros:
- Art. 1459 → prohibe comprar a tutores y mandatarios bienes de sus
representados.
- Art. 244 → prohibe ser tutores a quienes tengan conflicto de intereses con el
menor incapacitado.
- Art. 267 del Código de Comercio → prohibe a un comisionista comprar para sí
o para otro lo que se le ha mandado vender.
Parecería lógico concluir que, existiendo conflicto de intereses, el autocontrato
debe ser considerado:
- Anulable → supuestos de representación voluntaria.
- Nulo de pleno derecho → supuestos de representación legal.
Ahora bien, ¿qué ocurre en los demás casos?
- La jurisprudencia parece admitir que el criterio de decisión debe ser la
presencia o no de conflicto de intereses.
- Alguna norma reciente admite expresamente la figura → Ley de Fundaciones
(1994): los patronos podrán contratar con la fundación en nombre propio o de un
tercero previa autorización del Protectorado.
11.6 El consentimiento contractual: los vicios del consentimiento.
El Ordenamiento vela porque el consentimiento contractual se preste de forma
libre y consciente.
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El art. 1265 dispone que será nulo el consentimiento prestado por error,
violencia, intimidación o dolo.
Esas anomalías en la formación del consentimiento se denominan vicios del
consentimiento.
El error como vicio del consentimiento
El Código no incluye una definición de error como vicio del consentimiento →
la validez de los contratos no puede quedar sometida a las alegaciones de cualquiera de
las partes de haberse equivocado.
El art. 1266 regula los requisitos para que el error sea relevante respecto a la
eficacia del contrato y la jurisprudencia es muy rigurosa en la prueba de los mismos:
1) Deberá recaer sobre la sustancia de la cosa objeto del contrato o sobre las
condiciones de la misma que principalmente hubiesen sido motivo para
celebrarlo → error sustancial o esencial.
2) El error sobre la persona sólo invalidará el contrato cuando la consideración a
ella hubiese sido la causa principal del mismo
• Básicamente limita su acción a los contratos intuitu personae: en
contemplación de la persona → implican una cierta relación de confianza
(sociedad, mandato, donación).
3) Aunque no lo indica el artículo 1266, se requiere también que el error sea
excusable → el que incurre en él debe acreditar haber ejercitado una diligencia
normal.
• La jurisprudencia habla de que el error no sea imputable al que lo
padece.
4) Debe existir, asimismo, un nexo de causalidad entre error y celebración del
contrato → de no haber existido error, no se habría celebrado.
Error de hecho y de derecho
- La existencia de error es una cuestión de hecho pero también puede deberse a
la ignorancia de una norma jurídica → error de derecho.
- Tanto la doctrina como la jurisprudencia han tenido dudas sobre el alcance
invalidante del error de derecho.
- Durante mucho tiempo la opinión mayoritaria fue que era intrancesdente → art.
6.1: la ignorancia de la ley no excusa de su cumplimiento.
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Dado que tanto en ese precepto como en los que se desarrolla (1271 y ss) parece
que se habla de cosas y servicios materiales, la doctrina ha intentado justificar la
consideración de prestaciones en general:
- Según el art. 1088 la obligación puede consistir en un no hacer.
- La cesión de créditos, por ejemplo, no recae sobre cosas y servicios.
- La constitución de una sociedad requiere un objeto lícito lo que no puede
limitarse a bienes y servicios.
Según Lasarte no es preciso argumentar lo anterior:
- El término “cosa” no debe entenderse sólo en sentido material → también
comprende derechos.
- Nada dispone el Código que haga pensar que el servicio no pueda consistir en
una actitud pasiva o en una abstención (es decir, un no hacer).
- El objeto social, requisito de constitución de la sociedad, nada tiene que ver
con el objeto del contrato constituyente de la misma, representado por las
aportaciones de los socios (cosas: dinero, bienes; servicios: industria → art.
1665).
Requisitos del objeto del contrato
Licitud
- Recogido en el art. 1271.
- Respecto de las cosas
• Excluye las que están fuera del comercio → res extra commercium
• Se refiere a aquellas que, por razones de interés público, quedan
excluidas del tráfico patrimonial → partes del cuerpo humano, apellidos,
títulos nobiliarios.
- Respecto de los servicios → excluye los contrarios a las leyes o las buenas
costumbres.
Posibilidad
- Se plantea de forma negativa en el art. 1272 → no podrán ser objeto de
contrato las cosas o servicios imposibles.
- Considerando que la licitud engloba la “posibilidad jurídica”, el art. 1272 debe
quedar circunscrito a la posibilidad física (vender la Luna, volar sin artilugio
alguno).
Determinación o determinabilidad
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- El art. 1273 se refiere sólo a las cosas pero es aplicable igualmente a los
servicios.
- Una vez perfeccionado el contrato se requiere que la cosa o servicio queden
determinados → en caso contrario, se precisaría un nuevo pacto y no habría
contrato propiamente dicho sino conversaciones preparatorias.
- El Código sólo requiere que el objeto sea determinable sin necesidad de nuevo
convenio entre los contratantes.
11.8 La causa del contrato: tesis doctrinales; causa del contrato y causas de la
obligación; contratos causales y abstractos. (arts. 1274-1277).
La causa en sentido objetivo
El art. 1274 diferencia la causa de los contratos onerosos y gratuitos:
Gratuitos → la mera liberalidad del bienhechor.
- En este caso, la causa del benefactor coincide con la causa del contrato.
Onerosos → para cada parte contratante, la prestación de una cosa o servicio por
la otra parte.
- La descripción legal no basta para dilucidar la causa del contrato.
- Si la causa del arrendatario es disfrutar del piso y la del arrendador cobrar la
renta → ¿cuál es la causa del contrato de arrendamiento de vivienda?
- Se ha dicho que la causa se identifica con la función socio-económica del
contrato, por ejemplo:
• Intercambio de cosa por precio en la compraventa.
• Intercambio de cosa por cosa en la permuta.
• Cesión temporal de vivienda a cambio de renta en el arrendamiento.
En lo que respecta a los contratos atípicos, donde la función socio-económica no
se encuentra formulada legalmente, habra de determinarse la causa atípica caso por
caso.
La irrelevancia de los motivos
La razón de intentar objetivizar la causa conviertiéndola en la función socio-
económica del contrato persigue dos finalidades:
- Encontrar la causa del contrato en su conjunto.
- Independizar la causa de los motivos subjetivos de las partes.
Los motivos de los contratantes no forman parte del acuerdo contractual →
pueden ser premisas del mismo pero son irrelevantes en la formación del contrato.
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