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Hormonas y reproducción

La reproducción humana normal supone la interacción entre una


variedad de hormonas y diversos órganos, controlada por el
hipotálamo, un área que se halla en el cerebro. Tanto en las mujeres
como en los varones, el hipotálamo secreta hormonas o factores de
liberación que llegan hasta la hipófisis, una glándula del tamaño de
un guisante localizada debajo del hipotálamo, y la estimulan para
que libere otras hormonas. Por ejemplo, la hormona liberadora de
gonadotropinas, un factor de liberación secretado por el hipotálamo,
estimula la hipófisis para secretar hormona luteinizante y hormona
foliculoestimulante. Estas hormonas estimulan la maduración de las
glándulas reproductoras y la liberación de hormonas sexuales. Los
ovarios de la mujer producen estrógenos y los testículos del varón
liberan andrógenos, como la testosterona. Las glándulas
suprarrenales, localizadas en la parte superior de los riñones,
también producen hormonas sexuales.
Los patrones de secreción y las concentraciones de hormonas
sexuales en sangre determinan si éstas estimulan o inhiben la
liberación de hormona luteinizante y foliculoestimulante por parte de
la hipófisis. Por ejemplo, una disminución en los niveles de hormonas
sexuales provoca una mayor liberación por la hipófisis de aquellas
dos hormonas (mecanismo de retroalimentación negativo).
Prácticamente, todas las hormonas se liberan en forma de borbotones de corta duración (pulsos)
cada 1 a 3 horas; de ahí que la concentración de hormonas en la sangre sea fluctuante.

Pubertad

En el momento del nacimiento, los niveles de hormona luteinizante y foliculoestimulante son


altos, pero descienden en pocos meses y se mantienen bajos hasta la pubertad. Al comienzo de
la pubertad, estos niveles hormonales aumentan y estimulan la producción de hormonas
sexuales. En las niñas, las concentraciones altas estimulan la maduración de las mamas, los
ovarios, el útero y la vagina; se inicia la menstruación y aparecen las características sexuales
secundarias (como el vello púbico y de las axilas). En los adolescentes, la maduración afecta a
los testículos, la próstata, las vesículas seminales y el pene, y también crece el vello facial,
púbico y de las axilas. Normalmente, estos cambios ocurren de forma secuencial durante la
pubertad hasta alcanzar la madurez sexual.
En las chicas, el primer cambio de la pubertad es, con frecuencia, el aumento de tamaño de las
mamas (comienzan a desarrollarse), seguido de inmediato por el crecimiento del vello púbico y
axilar. El intervalo entre el crecimiento de las mamas y la primera menstruación es de alrededor
de 2 años. La forma del cuerpo de las chicas cambia y aumenta su grasa corporal. El crecimiento
que acompaña la pubertad comienza incluso antes de que las mamas comiencen a desarrollarse.
Es más rápido al comienzo de la pubertad, antes del inicio de la menstruación; a continuación se
vuelve más lento y, en general, se detiene entre los 14 y los 16 años. Por el contrario, los chicos
crecen con más rapidez entre los 13 y los 17 años y pueden seguir creciendo incluso después de
los 20 años.
La edad en que comienza la pubertad parece estar influida por el estado de salud general y de
nutrición, así como por factores socioeconómicos y hereditarios. En Europa occidental, la edad
promedio en la que se produce la primera menstruación decreció en 4 meses cada década entre
1850 y 1950, pero no se ha observado ningún descenso en las últimas cuatro décadas. La
obesidad moderada se asocia a un inicio de la menstruación más precoz, mientras que éste se
retrasa en chicas con una delgadez extrema o desnutridas. La menarquía también comienza antes
entre las chicas que viven en áreas urbanas y entre aquellas cuyas madres comenzaron a
menstruar a temprana edad.

Ciclo menstrual

La menstruación, es decir, el desprendimiento del revestimiento interno del útero (el endometrio)
acompañado de hemorragia, tiene lugar en ciclos aproximadamente mensuales, a menos que la
mujer esté embarazada. Marca los años reproductivos de la vida de la mujer, que se extienden
desde el comienzo de la menstruación (menarquía) y siguen durante la pubertad hasta su cese
(menopausia).
Por definición, el primer día de hemorragia se considera que es el comienzo de cada ciclo
menstrual (día 1), que finaliza justo antes de la siguiente menstruación. Los ciclos menstruales
varían entre 21 y 40 días y sólo el 10 o 15 por ciento son exactamente de 28 días. Los intervalos
entre los períodos son más prolongados en los años inmediatamente posteriores a la menarquía y
anteriores a la menopausia. El ciclo menstrual se divide en tres fases: folicular, ovulatoria y
leuteínica.

Cambios durante el ciclo menstrual


El ciclo menstrual está regulado por la compleja
interacción de las hormonas pituitarias (hormona
luteinizante y hormona foliculostimulante) y las
hormonas sexuales ováricas (estradiol y
progesterona).
El ciclo menstrual comienza con la fase folicular.
Los bajos niveles de estradiol (un estrógeno) y
progesterona al comienzo de esta fase hacen que el
revestimiento uterino (endometrio) degenere y se
desprenda en la menstruación, que marca el primer
día del ciclo menstrual. Durante la primera mitad de
esta fase, el nivel de hormona foliculostimulante
asciende ligeramente y estimula el desarrollo de
algunos folículos, cada uno de los cuales contiene
un óvulo. Solamente un folículo sigue
desarrollándose. Durante la última parte de esta
fase, el nivel de estradiol secretado por los ovarios
aumenta y estimula el espesamiento del
revestimiento uterino.
Un incremento en los niveles de hormona
luteinizante y foliculostimulante señala el inicio de la
fase ovulatoria. La liberación del óvulo (ovulación)
generalmente ocurre de 16 a 32 horas después del
aumento en el nivel hormonal. El nivel de estradiol
llega a su punto máximo y el nivel de progesterona
comienza a elevarse.
Durante la fase luteínica, los niveles de hormona
luteinizante y hormona foliculostimulante
descienden. El folículo roto se cierra después de
desprender el óvulo y forma el cuerpo lúteo, que
secreta progesterona. La progesterona y el estradiol
provocan el engrosamiento del endometrio. Si el
óvulo no es fertilizado, el cuerpo lúteo degenera y
deja de producir progesterona, el nivel de estradiol
desciende y se inicia un nuevo ciclo menstrual.
La fase
folicular, de duración variable, se prolonga desde el primer día de hemorragia hasta justo antes
del aumento de la hormona luteinizante, que provoca la liberación del óvulo (ovulación). Esta fase
recibe este nombre por el desarrollo característico de los folículos de los ovarios. Durante la
primera mitad de la fase, la glándula hipófisis aumenta su secreción de hormona
foliculoestimulante y en consecuencia estimula el crecimiento de 3 a 30 folículos, cada uno de los
cuales contiene un óvulo. Sólo uno de dichos folículos sigue creciendo; los otros degeneran. A
medida que se acerca la menopausia, la fase folicular se hace más corta.
En la menstruación, parte del endometrio se desprende en respuesta a una disminución en los
niveles circulantes de estrógenos y progesterona. El endometrio consta de tres capas: la superior
(superficial) y la mayor parte de la central (intermedia) se desprenden, mientras que la capa
inferior (basal) permanece para producir nuevas células que reconstruyan las otras dos capas. La
hemorragia menstrual dura entre 3 y 7 días y su duración promedio es de 5 días. La pérdida de
sangre oscila entre los 14 y los 280 gramos (media de 128 g). Una compresa o un tampón, según
el tipo empleado, pueden retener hasta 29 gramos. En general, la sangre menstrual no coagula a
menos que la hemorragia sea muy intensa.
La fase ovulatoria se inicia al aumentar la hormona luteinizante. La liberación del óvulo se
produce entre 16 y 32 horas después del aumento hormonal. El único folículo que está creciendo
sobresale de la superficie del ovario, se rompe y libera el óvulo. Cerca del momento de la
ovulación, algunas mujeres sienten un dolor sordo en uno de los lados de la parte inferior del
abdomen, que puede durar entre unos pocos minutos y algunas horas. A pesar de que la
sensación dolorosa aparece en el mismo lado del ovario que liberó el óvulo, la causa precisa del
dolor se desconoce. El dolor puede preceder o seguir la rotura del folículo y no se produce
siempre en todos los ciclos. La liberación del óvulo no es alternante por parte de uno y otro
ovario y parece suceder al azar. Por otro lado, si se extirpa un ovario, el otro libera un óvulo al
mes.
La fase luteínica se produce después de la ovulación y dura alrededor de 14 días, a menos que
tenga lugar la fertilización, y finaliza justo antes del período menstrual. El folículo roto se cierra
después de liberar el óvulo y forma un cuerpo lúteo, que secreta cada vez más cantidad de
progesterona.
La progesterona provoca un ligero aumento de la temperatura corporal durante la fase luteínica y
sigue alta hasta que comienza el período menstrual. Este aumento de la temperatura se emplea
para estimar si ha tenido lugar la ovulación.
El cuerpo lúteo degenera al cabo de 14 días y comienza un nuevo ciclo menstrual, a menos que
se produzca la fecundación del óvulo. Si el óvulo es fecundado, el cuerpo lúteo inicia la secreción
de gonadotropina coriónica humana, hormona que mantiene el cuerpo lúteo, productor de
progesterona, hasta que el feto en crecimiento pueda producir sus propias hormonas. Las
pruebas de embarazo se basan en la detección de un aumento en los niveles de gonadotropina
coriónica humana.

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