You are on page 1of 3

Historia del Árbol

Había un niño que de pequeño solía ir a jugar al lado de un árbol, pasaba


tiempo junto a Él cada día, escalándolo y moviendo sus ramas.

Cada mañana el carbol esperaba al niño feliz, dispuesto a disfrutar junto a él el


tiempo que le dedicara.

El niño no alcanzaba esos lugares altos en la copa, pero el árbol le amaba, se


inclinaba y estiraba sus ramas para cobijarlo.

El Ego tiene como prioridad lo grande, en cambio para el amor nadie es grande o
pequeño. El Ego nunca esta dispuesto a inclinarse, si te acercas sus ramas aun van mas
arribas para que no puedas alcanzarlo. Siempre esta contento cuando puede recibir algo,
pero no está dispuesta a dar a otros.
Papá Dios se estira cada día para abrazarnos, no le importa cuando deba hacerlo o
esperar a que subamos, pero muchas veces nos volvemos desgraciados cuando las
espinas del ego nos acechan.

El niño creció y dejó de ir a jugar al árbol, tenía otras cosas más “importantes”
que hacer que ir a disfrutar junto al árbol. Pero el árbol le seguía esperando
ansiosamente.

El amor ESPERA día y noche, se siente triste cuando no puede dar o servir. Dios nos
espera cada mañana para amarnos sin medida, pero muchas veces creemos que hay cosas
más importantes que hacer. Le quitamos horas a nuestro sueño por ir a trabajar o estar
con los amigos, peor pocas veces lo hacemos para dárselo a Papá de mañana.

El hombre que se vuelve grande hace crecer sus ambiciones y menos tiempo tiene para el
árbol, dice ahí voy y nunca llega.

Un día ya de grande, el árbol le habla al niño y le dice VEN a verme hijo. Este le
pregunta ¿por qué debo venir?. Con el pasar de los años cambio su mentalidad
y ya no le interesaba sólo ir a jugar, entonces le pregunta: tienes dinero
?, ando en busca de el.

El ego siempre se halla motivado por la carne, por cosas materiales, por el DINERO. El
amor mismo es la recompensa para el que va al árbol, no necesitamos nada más que el
amor de papa cada mañana.

Papá no nos fuerza a venir a Él, aquello que se retiene no es amor. El ego acumula, el
amor da en forma incondicional. Junto a Papá damos fruto, florecemos junto a Él,
andamos en paz y armonía, aunque no tengamos dinero.

La pregunta del hombre fue aún más tajante. Si no tengo necesidad de eso, sino
de dinero, por qué debo visitarte a ti?. El árbol le dijo no vayas a otro lado a
buscar lo que necesitas, recoge de mis frutos y véndelos.
Cuando nos hacemos grandes, perdemos los anhelos de la infancia. El ego toma el amor
por locura.

Cada mañana podemos coger de esa riqueza, pero somos pobres porque no le buscamos.
Nuestra riqueza espiritual es nuestra comunión con él, pero nos cuesta tanto
entenderlo.

El ego pide $ porque necesita poder, nunca está contento, siempre quiere más. El
hombre no regresó al árbol porque ya tenía $ y estaba haciendo más dinero, pero no lo
recibió de arriba.

Un día el árbol le preguntó: y para qué quieres tanto dinero? A lo que el


hombre respondió, necesito una CASA donde vivir.

Solo los hombres viven en casas, y mientras más grandes son estas, más pequeño se
vuelve el hombre. Con las ramas de este gran árbol podemos construir una casa, de su
provisión podemos tener todo lo que necesitamos.

Fue entonces que el hombre llegó y corto todas las ramas del árbol, dejándolo
pelado y sin defensa.

Así también Dios nos dio a Cristo y quedó desnudo. Al amor no le importa dar aún a
sus seres amados.

El tronco esperó, pero el hombre no volvió. Ya no podía hacer nada porque no tenía
fuerzas, no podía gritar como había hecho antes ni inclinarse. Pero en Él se oía una
constante oración: VEN A MI, HIJO MIO.

Paso el tiempo, y el hombre ya anciano pasó por el árbol y este le preguntó:


¿Qué puedo hacer por ti?. El hombre le respondió quiero viajar y para eso
necesito un bote. Necesito ganar más dinero!!

El árbol le dijo: eso no es problema, corta mi tronco y haz un bote con él. No
importa donde vayas, siempre recuerda que te doy todo lo que necesitas con
amor y siempre estaré esperando tu regreso.

Cuando cortamos el tronco, cortamos también nuestra comunión con él. El se esfuerza
por darnos todo, pero muchas veces abusamos y no le escuchamos realmente. Sólo
vamos por la provisión y el sin pensarlos nos da todo, pero cortamos lo fundamental el
ESCUCHARLE a Él.

El ego solo va donde puede obtener algo o lograr algún beneficio. Es un eterno mendigo,
que busca cada día más. El amor es un rey, el da con bondad, no hay otro más grande
que él.
Ahora el árbol no tenía nada que ofrecer. Así también en un determinado
momento ocurre con nuestros padres, ¿Qué pasa con ellos entonces? Dejamos
de darles HONRA porque ya no los necesitamos y creemos que no la merecen.

La corteza preguntaba: se habrá ahogado o perdido? Cada día esperaba noticias


suyas. Pero no vendrá porque ya no me queda nada para darle.

No nos olvidemos de nuestros padres, aunque no tengan nada que darnos ellos nos
esperan, quizás ya lo dieron todo, así como este árbol.

Cuánto Dios espera noticias nuestras!! Saber en que estamos, qué queremos. A pesar de
que puede vernos quiere escucharnos, que le comentemos, que le busquemos!!! El ego se
pone feliz cuando molesta a los demás, cuando genera dolor y angustia a otros para
sentirse amado con el sufrimiento ajeno.

Si fuéramos como ese árbol, comprenderíamos qué es realmente el amor. El


árbol ya no podía abrazar, pues no tenía ramas ni tronco, pero aún asi le decía
al viejo niño, si no puedes comprender mi amor en silencio, entonces no puedes
comprenderlo en palabras…..

You might also like