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Los fotones son corpúsculos que suponen un transporte de energía radiante, pero ¿qué
ocurre cuando esta radiación interacciona con un material determinado? Los fotones
pueden excitar los electrones de los átomos haciéndolos saltar a órbitas superiores e,
incluso, pueden provocar la ionización de los átomos. Así, parte de la energía de los fotones
incidentes se invierte en comunicar energía cinética a los electrones del material.
Supongamos un haz de fotones monoenergéticos (con una misma energía) que incide
sobre un material con un espesor determinado y midamos la cantidad de fotones que,
atravesando dicho material, llegan a un detector. Puede suceder que:
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3.2. Ley exponencial del proceso de atenuación. Coeficiente de atenuación lineal
Siempre que un haz de radiación electromagnética incida sobre un medio será atenuado
por los procesos de absorción y/o dispersión. Para cuantificar este fenómeno de atenuación
se establece la Ley de Atenuación, que sólo es válida estrictamente cuando se consideran
haces monoenergéticos y espesores homogéneos de material.
dI
----- = - µ.I
dx
siendo:
I = Io e -µ.x
siendo:
Cuanto menor es el valor de μ, la radiación será mas penetrante, ya que serán pocos los
fotones atenuados en ese material (figura 3.2). Si el espesor x se mide en cm, el coeficiente μ
tendrá unidades de cm-1, ya que un exponente no debe tener dimensiones.
Normalmente no se trabaja con espesores lineales sino con los espesores másicos xm
cuyas unidades son gr/cm2, es decir, los gramos que pesa un cm2 del material y, en
concordancia, utilizamos el coeficiente de atenuación másico µm expresado en cm2/gr.
Xm = X . P
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Figura 3.2. Variación de la intensidad de radiación con el coeficiente de atenuación del
absorbente.
En el caso de haces polienergéticos, como sucede con los rayos X, no puede utilizarse el
parámetro anterior. En estos casos, el carácter más o menos penetrante se cuantifica con la
capa hemirreductora CHR, que se define como el espesor de material necesario para reducir
la exposición del haz incidente a la mitad.
Es decir, ha de cumplirse:
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I = ----- I0
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en la expresión general de la atenuación:
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I = ----- I0 e (-µ.CHR)
2
CHR = 0,693
µ
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El ESR depende, al igual que µ de la naturaleza del medio y de la energía de los fotones.
El ESR, para un medio material determinado, representa a la radiación mejor que µ (o que
la energía) y se suele utilizar para expresar la calidad de la radiación.
Para cualquier profundidad, es decir, sea cual sea el espesor que se haya atravesado
anteriormente, el ESR reduce a la mitad la radiación que llega a esa profundidad
CDR = 2,303/µ
Los principales procesos en los que el fotón cede su energía al interaccionar con la
materia son:
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3.5. 1 Efecto fotoeléctrico
El fotón incidente puede colisionar con alguno de los electrones de las capas más internas
del átomo, las más próximas al núcleo, cediéndole toda su energía y provocando la expulsión
de dicho electrón (figura 3.3).
Parte de la energía del fotón incidente (hν)se utiliza en vencer la energía de ligadura del
electrón a su nivel correspondiente, por lo que la energía del fotón ha de tener un valor
mínimo por debajo del cual el fenómeno no es posible.
Al arrancar el electrón se crea un hueco en su órbita, que será ocupado por otro electrón
de una órbita superior, y así sucesivamente. Esta desexcitación en fases consecutivas supone
la liberación del exceso de energía. Esta radiación puede ser emitida en todas las direcciones
y generar la radiación difusa, o bien ser absorbida de nuevo por otras estructuras del medio.
La probabilidad de que un haz de rayos X sufra una atenuación por efecto fotoeléctrico
depende de la energía de la radiación incidente y del numero atómico Z del medio. Esta
probabilidad es inversamente proporcional a la tercera potencia de la energía (P = 1 / E3) y
directamente proporcional a la tercera potencia del Z del medio (P = Z3) sobre el que incide
la radiación, según se observa en la figura 3.4.
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Figura 3.4
Probabilidad de interacci6n por efecto fotoeléctrico en función de Z.
El efecto fotoeléctrico prevalece sobre los demás hasta 25 keV y se hace despreciable para
energías mayores de 100 keY
Los rayos X incluidos en el intervalo del radiodiagnóstico pueden interaccionar con los
electrones de las capas externas del átomo. En esta interacción el fotón se dispersa, reduce
su energía y provoca la ionización del átomo, según se observa en la figura 3.5
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Figura 3.5 Interacción Compton.
-Un electrón que sale con una determinada velocidad (y, por tanto, con una energía
cinética Ec) cuyo alcance depende de la energía E, del fotón incidente.
-El fotón dispersado que se genera prosigue tras el choque con menor energía que la del
fotón incidente E2
h ν 1 = h ν2 + E cinética e- + E ligadura e-
Tanto el electrón emergente como el fotón disperso forman un cierto ángulo con relación a
la trayectoria del fotón incidente.
Este electrón, generado por el efecto Compton, producirá a su vez ionizaciones
secundarias.
A bajas energías, la probabilidad de aparición del efecto Compton es pequeña, pero hacia
los 35 KeV empieza ya a ser notable. La probabilidad de interacción por efecto Compton es
inversamente proporcional a la energía de la radiación (P = 1/E) y no depende prácticamente
del tipo de material sobre el que incide la radiación, es decir, no depende del número
atómico Z, según se observa en la figura 3.6
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Figura 3.6 Probabilidad de interacci6n por efecto Compton en función de Z
Ocurre cuando el fotón incidente tiene una energía muy elevada y, al pasar por las
proximidades del núcleo atómico, dicho fotón desaparece y se crea un par electrón-positrón.
Este proceso se da a energías superiores a 1,02 MeV, que son muy superiores a las utilizadas
en radiodiagnóstico.
La influencia de la energía de la radiación incidente y del tipo de material explica por qué
en radiodiagnóstico se varía el potencial (kV) en función de las zonas que queramos
visualizar en la placa radiográfica; así, para huesos nos desplazaremos hacia el predominio
Compton para la visualización del parénquima pulmonar.
Existe también una dependencia evidente con la densidad del medio, ya que una mayor
densidad implica una mayor concentración de átomos y, por tanto, una mayor probabilidad
de interacción.
La propiedad más importante de los Rayos X, que permiten utilizarlos con fines de
diagnostico médico, es la de penetrar, en mayor o menor grado, en la materia. Si un haz de
rayos X atraviesa a un paciente podemos obtener la información necesaria para realizar el
diagnóstico sobre una película radiográfica, que se visualizará tras realizar su revelado. El
grado de oscurecimiento de la placa radiográfica esta relacionado con la exposición que
recibe el paciente.
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números atómicos efectivos.
Los rayos X que experimentan interacción fotoeléctrica, como no llegan a la película (son
totalmente absorbidos en el material) representan estructuras anatómicas con una alta
absorción por los rayos X (estructuras radio-opacas). Por otro lado, otras radiaciones
penetran en otras zonas del cuerpo del paciente, lo atraviesan sin interaccionar y producen
zonas oscuras en la placa (densidad óptica alta), estas partes son radiotransparentes.
CUADRO 3.1 Densidad y número atómico efectivo de algunos materiales de uso habitual
Plomo 11,36 82
Agua 1,00 7,51
Aire 0,00129 7,78
Aluminio 2,7 13
Cobre 8,96 29
Músculo 1,04 7,64
Grasa 0,916 6,46
Hueso 1,65 12,31
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Sobre la imagen obtenida podemos modificar el contraste, esto es, la diferencia de
densidades ópticas entre dos estructuras próximas, mediante el uso de medios de contraste.
Estos son sustancias muy absorbentes para los rayos X, como las sales de bario (Ba), iodo
(I), etc., al poseer un Zef alto en comparación con el del tejido biológico, que aumentan la
probabilidad de interacción fotoeléctrica, por aumentar el número atómico efectivo de la
zona a estudiar.
En el caso de una exploración de huesos, estos absorben los rayos X mediante interacción
fotoeléctrica en mayor medida que el tejido blando (por tener un Zef mayor).
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Figura 3.7 Utilización de contraste (Ba) en un estudio de Digestivo
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