El día de hoy es un día muy especial para todos los
creyentes. Es un día muy especial para todos aquellos que formamos parte de la iglesia de Cristo. Hoy es un día de gran celebración porque hoy celebramos la resurrección de nuestro Señor, hoy celebramos la victoria que Él tuvo sobre la muerte.
Cuando leemos los primeros ocho versículos de este
capitulo encontramos que María Magdalena y María se dirigieron a la tumba con gran tristeza y llenas de dolor. Ellas fueron en busca del Maestro, pero iban en busca de un cadáver. Aunque ellas habían oído sus enseñanzas, al igual que el resto de los discípulos, todavía no habían comprendido la verdadera identidad de Jesús. Entonces vemos que llegaron a la tumba para preparar el cadáver y continuar su luto, pero el milagro ya había sucedido. ¡Nuestro Rey y Salvador había resucitado!
Pasemos ahora a la lectura de la Palabra de Dios para
obtener el mensaje que Dios tiene para nosotros hoy. I. Superando la tristeza
Como dije al principio, María Magdalena y María se
encontraban tristes porque pensaban que su Maestro, que su amigo, que su ser querido había muerto; no se habían dado cuenta de Su gloria y poder. Es por esta razón que encontramos que ellas fueron a la tumba tristes y doloridas, porque si hubiese sido de otra manera ellas hubiesen ido a la tumba gozosas, alabando y bendiciendo el nombre del Señor. ¡Qué triste es que muchos hermanos persistan hoy en día en esta actitud porque, en la práctica, no reconozcan la gloria y majestad de Nuestro Señor!
Con frecuencia nos fijamos el no reconocimiento del
Señor en un primer momento. María Magdalena no reconoce a Jesús. Los discípulos de Emaús no reconocen al Señor. Con ello se nos da a entender que, al no haber vuelto Jesús a esta nuestra vida, no es perceptible como un objeto o como una persona que vemos frente a nosotros, sino que Jesús ha entrado en la vida de Dios y se puede estar al lado de Jesús sin caer en la cuenta de que es Él. ¡Desgraciadamente, en cuántas ocasiones nos sucede lo mismo a los cristianos por esperar algo diferente a Jesús!
El Señor resucitado tiene que ser reconocido con los ojos
de la fe. ¿No nos hemos preguntado alguna vez por qué Jesús nunca se aparece a nadie que no sea creyente? Jesús se aparece al que puede creer. No se sabe qué es antes: si uno cree porque el Señor se le aparece o si el Señor resucitado se aparece al que ya ha recibido y aceptado el don de la fe. Son dos elementos que van interrelacionados. Se cree en el Señor resucitado, y el Señor resucitado se aparece al que cree.
Entonces aquí vemos que el Señor les salió al camino y
les dijo una palabra, les dijo ¡Salve! En otras palabras les dijo a ellas y nos dice a nosotros hoy en día, ¡regocijaos! Es por esto mismo que nosotros celebramos el día de hoy con tanto gozo, que celebramos el día de hoy como lo que es, un día de victoria. Hoy es el día cuando nuestro Rey y Salvador venció la muerte por todos nosotros, el día que nos entregó la victoria sobre toda situación. Pero, ¿nos lo creemos de verdad? ¿Dónde está la celebración en nuestros cultos? ¿En la “alabanza”?
Vemos con mucha frecuencia que existen muchas
personas que están faltas de este gozo. Existen muchas personas que no pueden sentir el gozo que sólo Cristo nos pueda dar porque, tal como las dos mujeres en estos versículos, todavía no alcanzan a comprender su gloria y majestad. Existe tristeza y dolor por cosas sucedidas, por dificultades atravesadas, por situaciones difíciles.
Pero en el día de hoy Él nos dice ¡Salve! Él nos dice
¡regocijaos! No tenemos que vivir tristes, ¡no podemos permitir que el demonio mentiroso nos robe el gozo de saber que somos salvos! ¡No podemos permitir que el demonio mentiroso haga con nosotros lo que trató de hacer con los hombres de ese entonces! ¡No podemos permitir que entre nuevamente en nuestras vidas para desacreditar a Cristo, porque esto mismo fue lo que trató de hacer a través de los soldados!
II. Los engaños del mundo
Tampoco los evangelios hacen uso apologético directo de
la tumba vacía. En ellos no se dice nunca: puesto que la tumba está vacía, Jesús ha resucitado. Claro que tampoco habría sido un buen argumento. Lo que se dice en el evangelio de Mateo es que hay varias posibilidades de explicación del hecho de la tumba vacía. Entre otras, la más lógica: el robo del cadáver. Si la tumba está vacía, lo lógico es que el cadáver haya sido robado. Eso es lo que todo el mundo pensaría
Pero analicemos bien lo acontecido con estos soldados.
Aquí vemos que ellos se vendieron por dinero, vemos como el demonio los utilizó y los compró para que dijesen la mentira más grande que ha existido desde el comienzo del mundo. Pero esta gran mentira se desacredita ella misma. Pensemos en esto unos momentos y encontraremos tres evidencias que fácilmente comprueban la mentira.
Lo primero y más evidente aquí es que si estos soldados
estaban dormidos, entonces ¿cómo podían decir que los discípulos habían robado su cuerpo? No tiene sentido. Solo tendremos que pensar es nuestras propias vidas y veremos que lo que estos hombres dijeron aquí es lo más absurdo que hemos oído. ¿Os habéis quedado dormido alguna vez viendo un programa de televisor? Yo sí. Y aunque el volumen del televisor estaba alto no puedo decir que fue lo que sucedió en el programa. ¿Por que no puedo? Porque estaba dormido.
Segundo, si los discípulos se hubieran robado el cuerpo
de Jesús mientras los soldados dormían, lo mismos líderes, los mismos sacerdotes a quien ellos se dirigieron hubiesen sido los primeros en pedir su cabeza. A menos que estos mismos sacerdotes fuesen los más interesados en desacreditar la resurrección de Jesús. De acuerdo, el cuerpo ha sido robado, pero entonces ¿dónde está el cuerpo? Silencio.
Tercero, el imperio Romano no llegó a ser tan poderoso
porque tenía un ejercito que no cumplía con las órdenes dadas. Todo soldado en el ejército sabía que el desobedecer una orden, especialmente la orden del gobernador, le costaría la vida. La mentira se comprueba fácilmente.
Pero esto es lo que sucede en el mundo hoy en día; las
mentiras y las tradiciones, las filosofías y enseñanzas falsas están tomando auge más y más todos los días, tratando de desacreditar la obra de nuestro Rey y Salvador en la cruz. ¿Por qué?
Muchos lo ven como una diversión, lo ven como una
simple fantasía para los niños, pero en realidad estas tradiciones son mucho más profundas que una simple fantasía de niños. Un dato curioso: Madrid se ha quedado vacío porque todo el mundo se ha ido a la playa a disfrutar del sol. Es cierto. Pero no es menos cierto que en el año 2001 en España hubo el doble de procesiones que en el 2000. Estas tradiciones son de origen pagano, de rituales paganos a dioses paganos. Estas tradiciones solo sirven para confundir y para robarle la gloria al merecedor de toda gloria. Estas tradiciones solo sirven para desacreditar la obra de Cristo. Hoy no es el día de procesiones, de cantar saetas, de exaltar nuestro folklore, hoy es el día que nuestro Rey y Salvador resucitó.
III. La tarea a realizar
Hermanos todos nosotros aquí tenemos una tarea que
hacer. Todos nosotros aquí estamos llamados a no ser parte del mundo. Nuestro servir a Dios puede a veces ser difícil, pero recordemos que Jesús vivió y ministró en tiempos bien difíciles. Podemos desesperarnos e impacientarnos en ocasiones, pero recordemos que Jesús se preparó durante treinta años para un ministerio que sólo duró tres. Recordemos que Jesús es la autoridad por la cual debemos servir. Bajo su poder y gracia estamos llamados a “hacer discípulos”.
Hoy en día existe una gran confusión al respecto: en la
iglesia hablamos de “creyentes”, no de “discípulos”. Pero el llamado del Señor no es a creer sino a hacer discípulos. Así, el creer es el primer paso para apropiarnos de las promesas de Dios, y el discipular es el paso que debemos dar para que el Reino de Dios se extienda.
Esto quiere decir que estamos todos llamados a
evangelizar, estamos llamados a separarnos de las tradiciones del mundo, estamos llamados a llevar la Palabra de Dios. Estamos llamados a “bautizar”, lo cual es el símbolo de obediencia y compromiso en cuanto una persona acepta a Cristo como su Rey y Salvador. Porque el bautismo es una señal de lo que ha ocurrido en nuestros corazones, es la identificación con la muerte y resurrección de nuestro Rey y Salvador. Es el profesar públicamente que hemos muerto al pecado y que somos nuevas criaturas en Cristo.
Recordemos que estamos llamados a “enseñar” a las
personas en la fe. No podemos permitir que las falsas doctrinas, que las tradiciones del mundo, que las mentiras de Satanás tomen posesión en nuestras vidas. Es nuestra responsabilidad el enseñar la verdad y denunciar la mentira. Hermanos es hora de proclamar a gran voz, ¡Cristo vive! La resurrección es el llamado a las armas para todo creyente.
Conclusión
Para concluir, hermanos la resurrección de Jesús es la
parte fundamental de la fe cristiana. El que Jesús haya resucitado nos da la seguridad absoluta de que Él cumplirá Sus promesas. La muerte corporal de Jesús demuestra que el Cristo viviente es soberano en el Reino de Dios.
El poder que hizo posible la resurrección de nuestro
Señor está a nuestro alcance para hacer resucitar nuestros espíritus.
La resurrección es el fundamento del testimonio de la
iglesia al mundo. Como cristianos no celebremos su resurrección sólo en el día de hoy, sino celebrémosla diariamente, porque nosotros servimos a un Dios vivo. ¡Cristo vive!
Compartamos su mensaje de victoria y esperanza con