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SISTEMA PENAL
Y SEGURIDAD CIUDADANA:
HACIA UNA ALTERNATIVA
Prólogo de
JUAN BUSTOS RAMIREZ
Postfacio de
SERGIO POLITOFF
EDITORIAL ARIEL, S. A.
BARCELONA
Titulo original:
Peines perdues.
Le svsteme penal en question
Traducción de
SERGIO POLlTOFF
ISBN: 84-344-1506-2
Impreso en España
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Resulta muy satisfactorio, así como muy difícil, prologar un
libro tan sintético, pero al mismo tiempo tan profundo y
abundante en sugerencias que lo toman inacabado e inaca-
bable. S u propio método sorprende, ya que no es clásico o
tradicional en este tipo de obras. Parte de la vivencia perso-
nal y termina siempre en la experiencia individual; su obje-
tivo y medio es el hombre en su quehacer cotidiano, con lo
cual se desmitifica al Estado, a las instituciones, a la autori-
dad, al sistema penal. En los Últimos tiempos es casi lugar
común hablar de sistema penal y seguridad ciudadana como
dos términos correlativos y como si no fuera posible conce-
bir el uno sin el otro. El presente libro viene justamente a
echar por tierra este prejuicio tan difundido y además tan
utilizado y manipulado. Pareciera lógico que el oráculo de la
seguridad ciudadana fuera la opinión pública, el hombre de
la calle. Hoy día se multiplican las encuestas al respecto;
pero lo que ni ellas ni las estadísticas señalan es cómo se
genera esa opinión pública -no muy diferente a todos los
oráculos desde la antigüedad-. Surge de la información de
los medios de comunicación de masa, y ésta, a su vez, de una
selección «periodística» del material que proporcionan los
atestados policiales, y éstos, a su vez, de una selección «poli-
cíaca» de lo que sucede en el ámbito en que se mueven los
policías, es decir la calle, donde evidentemente ellos no se en-
cuentran con quien hizo quebrar un banco, o produjo la ban-
carrota de una sociedad anónima, o lanzó aceite adulterado
al mercado. En otras palabras, por las características buro-
cráticas e institucionales del sistema, la opinión pública se
forma mediante una sectorización completamente unilateral
de la realidad social. En definitiva, en el mismo enfoque del
problema, se pierde la dimensión humana, la relación social.
Por eso, en la interrelación del sistema penal y la seguridad
ciudadana, se puede también caer en el otro extremo, es de-
cir, que sólo se puede dar dicha interrelación si hay orden
público, si hay seguridad del Estado. En definitiva, en esta
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mente falsa acerca del papel del profesor. Hay una obra
muy esclarecedora de Bloom sobre los diferentes niveles
de las actividades cognoscitivas. En lo que concierne al
aspecto cognoscitivo de la enseñanza, él distingue cinco
niveles: nivel uno, conozco el texto, puedo repetirlo; ni-
vel dos, comprendo el texto; nivel tres, puedo aplicar los
conceptos; nivel cuatro, analizo; nivel cinco, puedo hacer
la síntesis. Me dije entonces: Si clarifico y organizo, me
encuentro en ese nivel superior de análisis y síntesis;
pero, si doy esto todo listo a los pobres estudiantes, ellos
se quedarán siempre en el nivel «conocer» o «compren-
der»; así pues, lo que me dispongo a hacer es completa-
mente aberrante. Decidí entonces no darles enteramente
hechas las ideas, claras y comprensibles, que habían lle-
gado a ser las mías, sino proporcionarles solamente ele-
mentos de reflexión que les permitieran encontrar su pro-
pia vía en situaciones complejas. Serían ellos los que
harían los análisis, buscarían la síntesis y sacarían sus
conclusiones personales sobre los problemas que abor-
daríamos.
- C u a n d o t o m ó posesión de s u cátedra e n la univer-
sidad, ¿no era usted todavía abolicionista?
-No verdaderamente. Fue en la universidad donde la
idea misma del abolicionismo tomó cuerpo en mi. Me di
cuenta de que el sistema penal, salvo por azar, no fun-
cionaba jamás como lo quisieran los principios mismos
que pretenden legitimarlo.
-¿Ya que usted, en cuanto profesor de la universi-
dad, tendría que justificarlo?
-Es verdad que, en gran parte, la universidad tiene
un actividad que justifica el sistema estatal. Pero, al mis-
mo tiempo, ella favorece una actividad crítica. La univer-
sidad me ha puesto en contacto con la investigación em-
pírica y con enfoques diversos de lo jurídico. En este
sentido, ella justamente me ha permitido llegar a una
nueva visión global del sistema penal y a afirmar mi po-
sición abolicionista.. .
Diría además que, si a fin de cuentas las ciencias so-
ciales me han precipitado hacia esta posición, es porque
descubrí que, cuando se las practica, no dan el tipo de
14 SISTEMA PENAL Y SEGURIDAD CIUDADANA
LA PERSPECTIVA ABOLICIONISTA
5. UNA PEL~CULASORPRENDENTE
25. F ~ R M U L A S
ESTEREOTIPADAS
28. EL IMPACTO
5 1. LOSCAMINOS DE LA CONCORDIA
PRIMERA
PARTE
Situaciones y acontecimientos . . . . . . . 5
Experiencias interiores . . . . . . . . . 19
SEGUNDA
PARTE
LA PERSPECTIVA ABOLICIONISTA
La opinión pública . 43
Los malos y los buenos . 44
La máquina . . . . . . . . . . 45
La burocracia . . . . . . . . . 46
Unapelículasorprendente . 48
Unavisióndesdedentro . 49
La relatividad . . . . . . . . . 51
La cifra oscura . . . . . . . . . 53
El culpable necesario . . . . . . . 55
Hija de la escolástica . . . . . . . 56
El estigma . . . . . . . . . . 57
La exclusión . . . . . . . . . . 58
Un callejón sin salida . . . 59
Las repercusiones . . . . 60
El ámbito de lo accidental . . . . . . 60
Un pequeño remanente . . . . . . . 62
La preseiección . . . . 63
144 SISTEMA PENAL Y SEGURIDAD CIUDADANA
Dejar hacer . . . . . . . . . .
Distancias siderales . . . . . . . .
El juego de las palabras discordantes . . .
El lugar común de la interpretación . . .
Los filtros . . . . . . . . . .
Punto foca1 . . . . . .
Al margen del asunto . . . . . . .
Fórmulas estereotipadas . . . . . .
Ficciones . . . . .
La pena legítima . . .
El impacto . . . . . . . . . .
En otra parte y de otra manera . . . .
La liberación . . . . . . . . . .