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10.1Definición
10.2 Sodio
10.2.1 General
10.2.2. Esencialidad; el Sodio como Nutriente Mineral
10.2.3 Papel en las especies C4
10.2.4 Sustitución del Potasio por el Sodio
10.2.5 Estimulación del Crecimiento por el Sodio
10.2.6. Aplicación de Fertilizantes de Sodio
10.3 Silicio
10.3.1 General
10.3.2 Toma, Contenido y Distribución
10.3.3 Rol en el Metabolismo
10.3.4. Efectos Beneficiosos
10.4 Cobalto
10.5 Selenio
10.6 Aluminio
10.7 Otros Elementos Beneficiosos
Lista de Tablas
Lista de Figuras
N. del T.
10.1Definición ←
Los elementos minerales que cualquiera estimulan el crecimiento pero no son esenciales (para una
definición de esencialidad ver Capitulo 1) ó que son esenciales solo para ciertas especies vegetales ó
bajo condiciones específicas, son usualmente definidos como elementos beneficiosos. Esta definición
se emplea particularmente para sodio, silicio, y cobalto. Hacer la distinción entre beneficioso y
esencial es especialmente difícil en el caso de algunos elementos traza. Los desarrollos en química
analítica y en los métodos de minimizar la contaminación durante los experimentos de crecimiento
pueden conducir bien en el futuro a un incremento en la lista de los elementos micronutrientes
esenciales y una correspondiente disminución en la lista de los elementos minerales beneficiosos. El
níquel es el más reciente ejemplo de este desarrollo
10.2 Sodio ←
10.2.1 General ←
El contenido de sodio en la corteza terrestre es ~ 2.8%, comparando con el 2.6% para potasio. En
regiones templadas la concentración de sodio en la solución del suelo es en promedio 0.1-1 mм, de
modo que es similar ó mayor que la concentración de potasio. En regiones semiáridas y áridas,
particularmente bajo irrigación, son típicas las concentraciones de 50-100 mм Na+ (principalmente
como NaCl en la solución del suelo) y tienen un bastante efecto perjudicial en el crecimiento de la
mayoría de las plantas cultivadas (Sección 16.6). El ión sodio hidratado (Na+) tiene un radio de 0.358
nm, mientras que el del ión potasio (K+) es 0.331 nm. La mayoría de las plantas superiores han
desarrollado alta selectividad en la toma de potasio comparando con la del sodio, y esto es
particularmente obvio en el transporte al vástago (Capitulo 3). Las especies vegetales son
caracterizadas como natrofílicas ó natrofóbicas dependiendo de su crecimiento respuesta al sodio y a
su capacidad para su toma por las raíces y transporte a larga distancia del sodio hacia los vástagos.
Son grandes las diferencias especies vegetales en la capacidad de toma de sodio por las raíces y su
translocación hacia los vástagos entre, pero también son considerables entre genotipos dentro de
especies. Las diferencias genotípicas en la toma por las raíces están relacionadas a varios factores
tales como las diferentes actividades/capacidades de las bombas de salida de sodio (Sección 2.5.3),
con la permeabilidad pasiva al sodio de las membranas plasmáticas radicales, pero presumiblemente
no con las diferencias en la respuesta de la ATPasa de la membrana plasmática radical al sodio.
Para el rol del sodio en la nutrición mineral de las plantas, se han considerados tres aspectos:
su esencialidad para ciertas especies vegetales, el grado al que este puede reemplazar las funciones del
potasio en plantas, y su adicional efecto de promotor del crecimiento.
Se estableció en 1965 por Brownell que el sodio es un elemento mineral esencial, i.e., un nutriente
mineral, para la halófita Atriplex vesicaria. Cuando la contaminación con sodio en la solución
nutritiva básica se mantuvo mínima (debajo de 0.1 μм Na+), las plantas se volvieron cloróticas y
necróticas y no sucedio nuevo crecimiento, a pesar del alto contenido de potasio en las plantas (Tabla
10.1). El crecimiento respuesta al sodio en el rango de baja concentración (0.02 mм) fue muy
dramático, aunque el contenido de sodio (~0.1% en peso seco) estaba en el rango más típico para un
micronutriente. A un suministro mayor, sin embargo, el contenido de sodio estuvo en un nivel más
típico para un macronutriente, estando el crecimiento respuesta en este último caso, por lo tanto más
presumiblemente relacionado a las funciones del potasio tal como en la osmorregulación.
Tabla 10. 1 Efecto de las concentraciones de sulfato de sodio en el crecimiento y en el contenido de sodio y potasio en las
hojas de Atriplex vesicaria L. a
Tratamiento Peso seco Contenido foliar (mmol kg-1 peso seco)
+
(mм Na ) (mg. por 4 plantas) Na K
Nada 86 10 2834
0.02 398 48 4450
0.04 581 78 2504
0.20 771 296 2225
1.20 1101 1129 1688
a
A partir de Brownell (1965). La solución nutritiva básica contenía 6 mм potasio.
En ulteriores estudios sobre las varias respuestas al sodio en halófitas y no halófitas (glicófitas),
fueron encontradas similares a aquellas mostradas en la Tabla 10.1 en especies caracterizadas por la
vía fotosintética C4 y la vía CAM. En ausencia del suministro de sodio todas las especies C4 crecieron
pobremente y mostraron síntomas visuales de deficiencia como clorosis y necrosis, ó aún fallo en la
formación de las flores. El suministro de 100 μм Na+ realzo el crecimiento y alivio los síntomas
visuales. De acuerdo con estos estudios y su posterior confirmación, el sodio puede ser clasificado
como un nutriente mineral para por lo menos algunas de las especies C4 en las familias Amarantáceas,
Quenopodiáceas y Ciperáceas, las cantidades de sodio requeridas para estas especies vegetales son
más típicas de un micronutriente que de un macronutriente. Sin embargo, no está justificada la
conclusión de Brownell y Cossland (1972) y Brownell (1979) de que el sodio es esencial para las
especies vegetales superiores en las cuales la vía C4 opera. En todos estos estudios no se han incluido
especies C4 como el maíz ó la caña de azúcar, i.e., las especies que son típicamente natrofóbicas y
tienen tasas de crecimiento similar en ausencia y presencia del suministro de sodio. Según el
conocimiento presente el sodio es esencial para muchas, pero no todas las especies C4, y no es
esencial para especies C3.
Muchas halófitas, ya sean especies C3 o C4 son notoriamente realzadas en crecimiento a altas
concentraciones de sodio en el sustrato (10-100 mм Na+). Aun para halófitas extremas, sin embargo,
el sodio no funciona como un macronutriente. Los crecimientos respuesta de las halófitas al sodio
simplemente reflejan un alto requerimiento de sales para un ajuste osmótico, un proceso en el cual el
sodio puede ser mucho más conveniente que el potasio.
Fig. 10.1 Crecimientos respuesta de plantas C4 y C3 frente al suministro de sodio y a crecientes concentraciones
ambientales de CO2. (En base a Johnston et al., 1984)
Tabla 10.3 Efecto de la nutrición del sodio (-Na = 0; +Na = 0.1 mм Na+) en algunos metabolitos en los vástagos de
Amaranthus tricolor (C4) y Lycopersicon esculentum (C3) a
Contenido (μmol g-1 peso fresco)
Alanina Piruvato PEPiruvato Malato Aspartato
Especie -Na +Na -Na +Na -Na +Na -Na +Na -Na +Na
A. tricolor 13.1 6.0 1.7 0.9 0.9 2.3 2.7 4.8 1.6 3.7
L. esculentum 2.5 2.6 0.1 0.1 0.2 0.2 11.3 11.3 1.9 1.9
a
En base a Johnston et al. (1988).
Fig. 10.2 Efecto del sodio (1 mм NaCl) en la toma de piruvato por los cloroplastos del mesófilo de Panicum miliaceum
(tipo enzima málica dependiente de NAD+) y Zea mays (tipo enzima málica dependiente de NADP+), y cotransporte
propuesto Na+/piruvato en P. miliaceum. (En base a Ohnishi et al., 1990)
Son bien conocidos en la agricultura y horticultura los efectos beneficiosos del sodio sobre el
crecimiento de no halófitas (glicófitas). En general, las especies vegetales pueden ser clasificadas
dentro de cuatro grupos de acuerdo a las diferencias en su crecimiento respuesta al sodio (Fig. 10.3).
En el grupo A no solo puede una alta proporción de potasio ser reemplazada por el sodio sin
un efecto en el crecimiento; sucede una estimulación adicional del crecimiento que no puede ser
lograda al incrementar el contenido de potasio en las plantas. En el grupo B se observan específicos
crecimientos respuesta al sodio, pero estos son mucho menos claros. También, una proporción mucho
menor de potasio puede ser reemplazada sin un deterioro en el crecimiento. En el grupo C la
substitución puede solo tomar lugar a un muy limitado grado y el sodio no tiene efecto específico
sobre el crecimiento. En el grupo D no es posible la substitución de potasio. Esta clasificación no
puede ser usada en un sentido estricto, por supuesto, debido a que esta no toma en cuenta, por ejemplo,
las diferencias entre cultivares dentro de una especie en la substitución del potasio por el sodio. Estas
diferencias pueden ser considerables, como se ha mostrado en tomate.
Fig. 10.3 Esquema tentativo para la clasificación de plantas cultivadas de acuerdo a ambos el grado al que el sodio puede
reemplazar el potasio en las plantas, y a la estimulación adicional en el crecimiento por el sodio. Grupo A: principalmente
miembros de las Quenopodiáceas (e.g., remolacha azucarera, remolacha de mesa, nabo, acelga suiza) y muchos pastos C4
(e.g., pasto de Rodas). Grupo B: col, rábano, algodón, arveja, lino, trigo, y espinaca. Grupo C: cebada, millo, arroz, avena,
tomate, papa, y ryegrass. Grupo D: maíz, centeno, soya, fríjol Phaseolus, y fleo.
Fig. 10.4 Peso seco y contenido de potasio y sodio en remolacha azucarera (cv. Zarpes Klein E type) y fríjol (cv. Windsor
Long Pod) cultivados en soluciones nutritivas son diferentes concentraciones de potasio y sodio. Las concentraciones en
mм son indicadas en las columnas. (En base a Hawker et al., 1974)
Por lo general, las diferencias en los crecimientos respuesta de las especies natrofóbicas y
natrofílicas están relacionadas con las diferencias en la toma, particularmente con la traslocación del
sodio hacia los vástagos (Capitulo 3). Un ejemplo de esto se muestra en la Fig. 10.4 para remolacha
azucarera y fríjol. En remolacha azucarera el sodio es rápidamente translocado hacia los vástagos,
donde este reemplaza la mayoría del potasio. Esta sustitución incrementa el peso seco de las plantas a
valores por encima de aquellos en plantas deficientes en potasio (0.05 mм K+) y encima de aquellos
en plantas que reciben un gran suministro de potasio (5.0 mм K+). En contraste, el crecimiento en
plantas de fríjol deficientes en potasio (0.5 mм K+) es aún más deteriorado por el sodio. Las razones
para la falta de crecimiento respuesta en fríjol son bastante obvias, por lo menos para los vástagos; en
las raíces del fríjol existe un efectivo mecanismo (mecanismo de exclusión) que restringe el transporte
de sodio hacia los vástagos (Capitulo 3). El potencial para el reemplazo del potasio por el sodio es por
lo tanto muy limitado ó ausente en el grupo de especies D como el fríjol.
Las similares diferencias encontradas entre especies vegetales se han encontrado en
experimentos bajo condiciones controladas en pastos de forraje, como el ryegrass natrofílico y el fleo
natrofóbico. Las diferentes estrategias para regular el transporte de sodio hacia los vástagos tienen
importantes consecuencias en plantas forrajeras para nutrición animal y en plantas de cultivo para la
tolerancia a las sales en general. La mayoría de los cultivos agrícolamente importantes se caracterizan
por un comportamiento natrofóbico mas o menos notorio (Grupos C y D, Fig. 10.3) con una
correspondientemente baja tolerancia a las sales. Cuando se exponen a altas concentraciones de NaCl
el mecanismo de exclusión en las especies natrofóbicas (referidas como excluders) no pudo evitar el
transporte masivo de Na+ hacia el vástago y la inhibición de las funciones metabólicas y el
crecimiento. En soya, por lo tanto existe una estrecha correlación positiva entre la capacidad de evitar
el transporte del sodio hacia los vástagos y la depresión del crecimiento por las altas concentraciones
de NaCl en el sustrato. En contraste, especies natrofílicas, especialmente aquellas del grupo A, tienen
una tolerancia salina de moderada a alta y se comporta como includers. Bajo condiciones salinas ellas
acumulan una grande cantidad de sodio en los vástagos, donde este es utilizado en las vacuolas de las
células foliares para el ajuste osmótico, dependiendo de la especie vegetal y del genotipo dentro de la
especie (Sección 16.6.3).
También en especies natrofílicas, esta limitada la sustitución del potasio por el sodio en los
vástagos. La extensión de la sustitución difiere entre órganos individuales y entre compartimentos
celulares, siendo mucho mayor en las vacuolas, pero muy limitada en el citoplasma. Los valores
promedio para la sustitución en el vástago entero están por lo tanto descaminados y subestiman la
esencialidad del potasio para el crecimiento y el metabolismo. En tomate, por ejemplo, el reemplazo
del potasio por el sodio toma lugar principalmente en los pecíolos de las hojas expandidas. En la
remolacha azucarera la sustitución puede ser muy alta en hojas maduras, pero es mucho menor en
hojas en expansión, conduciendo a un gradiente abrupto e inverso en las relaciones potasio/sodio en
hojas de diferentes edades (Tabla 10.4)
Tabla 10.4 Efecto del reemplazo del potasio por el sodio en la solución nutritiva en el contenido de potasio y sodio en
remolacha azucarera (cv. Fia) a
Suministro de K+ y Na+ (mм)
+
5.0 K 0.25 K+ + 4.75 Na+ 0.10 K+ + 4.90 Na+
Edad y posición de las hojas K Na K Na K Na
Vástago entero 3.0 <0.03 0.24 2.72 0.10 3.29
Hojas viejas (nos. 1-7) 3.43 <0.03 0.18 3.05 0.05 4.20
Hojas intermedio (nos. 8-15) 2.36 <0.03 0.34 2.01 0.14 2.97
Hojas jóvenes (nos. 16-22) 1.87 <0.03 0.52 1.75 0.48 1.82
a
Contenidos de sodio y potasio expresados como mmol g-1 peso seco. A partir de Marschner et al., (1981b).
En las hojas viejas casi todo el potasio puede ser reemplazado por el sodio y hacerse
disponible para funciones específicas en tejidos meristemáticos y en expansión. En contraste, en hojas
jóvenes en expansión hay un nivel umbral de sustitución de ~0.5 mmol potasio por gramo de peso
seco (Tabla 10.4), que corresponde a una concentración de ~50 mм K+ kg-1 peso fresco, y
aproximadamente con los 100-150 mм K+ requeridos en el citoplasma (Sección 8.7.2).
Hay evidencia de esencialidad del potasio para la formación de clorofila en el tejido foliar en
expansión de remolacha azucarera, para la inducción de la nitrato reductasa en hojas de espinaca, y
para la traducción de mRNA en los ribosomas del germen de trigo. En el último caso, el
requerimiento específico es de 100-120 mм K+ y es independiente de la tolerancia a las sales de los
genotipos de trigo.
En especies natrofóbicas tales como el maíz y fríjol hay un requerimiento absoluto de potasio
para la mayoría de sus funciones metabólicas (Sección 8.7). Puede presentarse reemplazo del potasio
por el sodio en algún grado en las vacuolas radicales, mientras que tal sustitución en el citoplasma
causa cambios dramáticos en la delicada estructura del citoplasma y de sus organelos.
Además de la substitución del potasio (efecto ahorrador del sodio), la estimulación de crecimiento
por sodio es de gran interés practico y científico. De esto surge la posibilidad de aplicar fertilizantes
económicos con bajo grado de potasa con una mayor proporción de sodio, y esto incrementa el
potencial de la seleccionar y mejorar exitosamente para la adaptación de cultivos vegetales a suelos
salinos.
Tabla 10.5 Diferencias genotípicas en la respuesta de plantas de remolacha azucarera al reemplazo del potasio por el
sodio en la solución nutritiva a
Tratamiento (mм) Peso seco Sacarosa en la raíz de almacenamiento
Genotipo K+ Na+ (g por planta) (% peso fresco) (g. por raíz de almacenamiento)
Monohill 5.0 - 115 9.2 54.4
2.5 2.5 133 11.9 49.6
0.25 4.75 126 7.6 34.2
Las respuestas al sodio difieren no solo entre especies vegetales sino también entre genotipos
de una especie, como se muestra en la Tabla 10.5. Comparado con los efectos del suministro con solo
potasio, la sustitución de la mitad del potasio en el substrato por el sodio condujo a un incremento del
peso seco en las plantas y del contenido de sacarosa en la raíz de almacenamiento en todos los tres
genotipos. Cuando el 95% del potasio en el substrato (y ~90% dentro de las plantas) fue reemplazado
por el sodio, el peso seco de las plantas no fue afectado ulteriormente, en su lugar, se redujo
severamente la producción de sacarosa por planta en los dos genotipos Monohill y Ada. La
disminución en Monohill resulto a partir de una menor concentración de sacarosa (Tabla 10.5) y en
Ada a partir de un cambio en el crecimiento caulinar a expensas del crecimiento en la raíz de
almacenamiento, un efecto que es típico en la remolacha azucarera con altos niveles de suministro de
sodio pero bajos de potasio. En Fia, sin embargo, se realzo la concentración y producción de sacarosa
cuanto más potasio fuera reemplazado por el sodio. La tolerancia a las sales difirió entre los tres
genotipos, de acuerdo con el patrón general de clasificación (Fig. 10.3). El genotipo Fia tolero hasta
150 mм NaCl en el medio externo sin una significante reducción del crecimiento, mientras que el
crecimiento fue severamente deprimido a esta concentración en los otros dos genotipos.
La estimulación del crecimiento por el sodio es causada principalmente por su efecto sobre la
expansión celular y en el balance hídrico de las plantas. No solo el sodio puede reemplazar al potasio
en su contribución al potencial de solutos en las vacuolas y consecuentemente en la generación de
turgor y expansión celular (Sección 8.7), este puede sobrepasar al potasio en este aspecto ya que se
acumula preferentemente en las vacuolas. La superioridad del sodio puede ser demostrada mediante la
expansión in vitro de segmentos foliares de remolacha azucarera así como en plantas intactas de
remolacha azucarera, en donde el área foliar, el grosor y la suculencia de la hoja son
considerablemente mayores cuando una alta proporción del potasio es reemplazada por el sodio. Un
ejemplo de este efecto es mostrado en la Tabla 10.6. Las hojas son más suculentas, esto es que son
más gruesas y almacenan mas agua por unidad de área foliar. La suculencia es una adaptación
morfológica que es usualmente observada en especies tolerantes a las sales cultivadas en sustratos
salinos y es considerado un mecanismo buffer importante contra los cambios deletéreos en el
potencial hídrico foliar bajo condiciones de estrés hídrico moderado. Un mejor ajuste osmótico es
también un principal factor en la estimulación del crecimiento en halófitas por el mayor suministro de
sodio.
Tabla 10.6 Efecto del reemplazo de potasio por sodio en la solución nutritiva en las hojas de remolacha azucarera (cv.
Monohill) a
Contenido en laminas foliares
Suministro Peso seco remolacha (mmol g-1 peso seco) Área foliar Grosor foliar Suculencia
(mм) (g. por planta) K Na (cm2 por hoja) (μm) (g H2O dm-2)
5 K+ 7.6 2.67 0.03 233 274 3.07
0.25 K+ + 4.75 Na+ 9.7 0.43 2.45 302 319 3.71
a
En base a Hampe & Marschner (1982).
El sodio no solo incrementa el área foliar sino también el numero de estomas por unidad de
área foliar (Tabla 10.7). El contenido de clorofila, sin embargo, es menor en estas plantas y esto puede
ser responsable de la baja tasa de fotosíntesis neta por unidad de área foliar. Las mayores tasas de
crecimiento en plantas de remolacha azucarera con alto contenido de sodio pero bajo de potasio son
por lo tanto el resultado, no del incremento en la eficiencia fotosintética, sino de una mayor área foliar.
Tabla 10.7 Efecto del reemplazo del potasio por sodio en la solución nutritiva sobre las propiedades de las hojas de la
remolacha azucarera y sobre el consumo de agua a diferentes potenciales osmóticos (± manitol) de la solución nutritiva a
Estomas en la Consumo de agua
Suministro superficie inferior Clorofila Fotosíntesis neta (g H2O g-1 peso fresco incrementado)
b b
(mм) (no. cm-2) (mg g-1 peso seco) (mg CO2 cm-2 h-1) -0.02 MPa -0.4 MPa
+
5.0 K 11 807 12.1 15.2 17.7 28.2
0.25K+ + 4.75 Na+ 15 127 9.2 14.4 26.5 24.6
a
En base a Hampe & Marschner (1982).
b
Potencial osmótico de la solución nutritiva.
Fig. 10.5 Efecto de un estrés por sequía transitorio (disminución en el potencial hídrico de la solución a -0.75 MPa
mediante la aplicación de manitol) en la resistencia estomatal al intercambio de vapor de agua en las hojas de remolacha
azucarera (cv. Monohill). Las plantas fueron cultivadas en soluciones nutritivas con cualquiera 5 mм K+ (●▬●) ó 0.25
mм K+ + 4.75 mм Na+ (○---○). (En base a Hampe & Marschner, 1982).
Presumiblemente, los efectos del sodio sobre la expansión celular y el balance hídrico en
plantas son también responsables principalmente de las observaciones de que, bajo condiciones de
campo, los desarrollos de la remolacha azucarera obtenidos mediante la aplicación de fertilizantes de
sodio son algunas veces mayores que mayores que aquellos producidos por los fertilizantes de potasio.
La aplicación de fertilizantes de sodio iniciando la temporada de crecimiento resulta en un incremento
del índice de área foliar y en un correspondiente aumento en la intercepción lumínica, mejorando de
este modo la eficiencia de las hojas en el uso del agua bajo condiciones de moderado estrés por sequía
durante la temporada de crecimiento.
El reemplazo a nivel celular de una alta proporción de potasio por sodio puede también afectar
la actividad de enzimas, que responden particularmente al potasio (Sección 8.7). Por ejemplo, el
potasio es cuatro veces más efectivo que el sodio en activar la almidón sintasa que cataliza la reacción
de la ADP-glucosa a almidón. De este modo, en las hojas de las plantas en que una alta proporción de
potasio es reemplazada por sodio, es mucho menor el contenido de almidón pero es mucho mayor el
contenido de carbohidratos solubles, particularmente sacarosa. Este cambio puede favorecer la
expansión celular en el tejido foliar. Además, el sodio es más efectivo que el potasio en estimular la
acumulación de sacarosa en el tejido de almacenamiento de la remolacha azucarera (Sección 5.4).
Este efecto del sodio sobre el almacenamiento de la sacarosa parece estar relacionado con la
estimulación de la actividad de la ATPasa en el tonoplasto de las células de almacenamiento de la
remolacha. Está bien documentada la existencia de ATPasas que requieren las presencia de ambos
potasio y sodio para su máxima actividad en raíces de especies natrofílicas.
10.3 Silicio ←
10.3.1 General ←
El silicio es el segundo elemento más abundante en la corteza terrestre. En soluciones del suelo la
forma predominante es el ácido monosilicico, Si(OH)4, con una solubilidad en el agua (a 25ºC) de ~2
mм (equivalente a 56 mg Si l-1). En promedio, las concentraciones en las soluciones del suelo son de
14-20 mg Si l-1 (rango cercano a 3.5-40 mg) con una tendencia a disminuir las concentraciones a alto
pH (>7) y cuando están presentes grandes cantidades de sesquióxidos en los suelos y domina la
adsorción de aniones. Tales condiciones son generalizadas en suelos tropicales altamente alterados.
Concentraciones de silicio en soluciones acuosas mayores a 56 mg Si l-1 indican ó sobresaturación del
Si(OH)4 ó polimerización parcial de ácido monosilicico.
El ácido silícico, Si(OH)4, tiene un número de semejanzas con el ácido bórico, B(OH)3, ambos
son ácidos muy débiles en soluciones acuosas, interactúan con pectinas y polifenoles en la pared
celular, y están principalmente localizados en las paredes celulares. En contrate al boro, la
esencialidad del silicio ha sido demostrada hasta ahora solo en unas pocas especies vegetales, pero es
beneficioso para muchas especies y, bajo ciertas circunstancias, para la mayoría de plantas superiores.
Ha sido recientemente declarado que la omisión del silicio en soluciones nutritivas significa la
imposición de un estrés ambiental atípico.
Tabla 10.8 Contenido de silicio medido y calculado en los vástagos de especies vegetales cultivadas en soluciones
nutritivas con diferentes concentraciones de silicio a
Concentración de Si en Contendio de SiO2
Especie la solución nutritiva Coeficiente de traspiración (mg kg-1 peso seco) Relación
vegetal (mg SiO2 l-1) (l H2O kg-1 peso seco) Medido Calculado
b
medido/calculado
Arroz 0.75 286 10.9 0.2 54.5
30 248 94.5 7.4 12.7
162 248 124.0 40.2 3.1
Según esto, en arroz y otras especies acumuladoras, la toma de silicio está estrechamente
relacionada con el metabolismo radical y no es muy afectada por la tasa de transpiración. Es por lo
tanto más probable que en plantas acumuladoras durante el transporte radial a través de las raíces esté
involucrado un componente sustancial del transporte simplástico de silicio como también se indica
por su acumulación en el protoplasto de células corticales y particularmente en las endodérmicas, por
ejemplo de Sorghum bicolor
En contraste al trigo y particularmente al arroz, en soya (Tabla 10.8) la toma y el transporte
radial del silicio a través de las raíces hacia los vasos del xilema están muy restringidos a altas
concentraciones de silicio, indicando un efectivo mecanismo de exclusión. Los altos contenidos de
silicio en los vástagos del arroz y del trigo correspondieron con los notablemente menores
coeficientes de transpiración (Tabla 10.8), un efecto colateral del silicio que puede ser considerado
beneficioso (ver Sección 10.3.3).
En especies vegetales como el trigo donde existe una correlación bastante estrecha entre la tasa
de transpiración y la toma de silicio, el contenido de silicio en la materia seca caulinar ha sido
considerado un parámetro conveniente para los cálculos de eficiencia en el uso del agua de un cultivo;
sin embargo esta aproximación tiene muchas limitaciones (Sección 3.2.3). Aun dentro de una especie,
como cebada, los cultivares difieren mucho en su toma de silicio, en paralelo a sus diferencias en la
tomo de boro.
También en acumuladoras de silicio como Sorghum bicolor la endodermis radical actúa como
una barrera para el transporte radial de silicio. A lo largo del eje radical desde las zonas apicales a las
básales hay un abrupto incremento en la deposición de silicio en la pared interna de las células
endodérmicas. La silificación de la endodermis puede actuar como una barrera mecánica efectiva
contra la invasión del estele por patógenos y parásitos, como Striga (Capitulo 11).
De acuerdo al conocimiento actual, el transporte a larga distancia del silicio en plantas está
confinado al xilema, y son depositadas cantidades relativamente grandes de silicio en las paredes
celulares de los vasos xilemáticos donde puede ser importante en evitar la compresión de los vasos
cuando las tasas de transpiración son altas. La distribución del silicio dentro del vástago y los órganos
del vástago está determinada por la tasa de respiración del órgano y, para un órgano dado, como una
hoja, esta depende de la edad de la hoja. La mayoría del silicio permanece en el apoplasto y es
depositado después de la evaporación del agua en el punto final del flujo de transpiración,
principalmente en las paredes externas de las células epidérmicas en ambas superficies de las hojas así
como en las brácteas de las inflorescencias de especies gramíneas. El silicio es depositado cualquiera
como sílice amorfo (SiO2•nH2O, “ópalo”) ó también como los llamados fitolitos de ópalo con tres
formas dimensionales distinguibles. La deposición preferencial de silicio en el apoplasto de las células
epidérmicas y tricomas se refleja en las semejanzas entre las características superficiales de una hoja y
la estructura de los depósitos de silicio. Las paredes celulares epidérmicas son impregnadas con una
firme capa de silicio y se vuelve una barrera efectiva contra ambas, perdida de agua por transpiración
cuticular e infecciones fungosas (Capitulo 11). En pastos una porción considerable de silicio en la
epidermis de ambas superficies foliares está también localizado intracelularmente en las llamadas
células silíceas ó células “buliformes”.
La deposición de silicio en los pelos de las hojas, culmos, brácteas de la inflorescencia y en
los pelos rizados de cereales de grano como el trigo se sospecha que plantean una amenaza a la salud
humana. Hay considerable evidencia de que las brácteas de la inflorescencia de los pastos del género
Phalaris y de mijo meno (Setaria italica) contienen abundantes fibras silíceas elongadas que caen
dentro del rango de tamaño crítico de fibras que han sido clasificadas como cancerígenas. Hay
impresionantes correlaciones entre el cáncer de esófago y el consumo de cualquiera de mijo menor en
la China del norte, ó del trigo contaminado con Phalaris en el Medio Este.
Hay evidencia creciente de la necesidad de modificar la perspectiva tradicional de la
deposición de silicio en las paredes celulares como un proceso puramente físico que conduce a una
estabilización mecánica (rigidez) del tejido y actúa como una barrera mecánica a los patógenos. La
deposición de silicio está bajo bastante estricto control metabólico y temporal. Por ejemplo, en pelos
foliares de pastos las formas estructurales de los depósitos de sílice cambian particularmente durante
la transición de la formación de pared celular primaria a secundaria de silicio con forma laminar a
globular. Estos cambios son obviamente dictados por los cambios en los metabolitos de la pared
celular que interactúan con el ácido silícico (formación de enlaces éster) conduciendo a la deposición
gruesa de silicio dentro de la estructura madura de la pared celular. También en los efectos protectores
del silicio contra insectos y patógenos, además de la barrera mecánica, está involucrado un
componente dinámico de redistribución del silicio (Sección 11.2.2).
Está bien documentada la esencialidad del silicio en organismos unicelulares como diatomeas, y se
conocen muchos detalles de sus funciones metabólicas en estos organismos. Esta razonablemente bien
establecida en plantas superiores la esencialidad del silicio para especies silicófilas como Equisetum
arvense y ciertas especies de pastos de aniego. En arroz de aniego carente de silicio, se reduce
notablemente el crecimiento vegetativo y la producción de grano y pueden presentarse síntomas de
deficiencia, como la necrosis de hojas maduras y el marchitamiento de la plantas, sugiriendo, pero no
comprobando, que el silicio es esencial para el crecimiento del arroz. Sin embargo, todavía no se ha
demostrado el fallo para completar su ciclo de vida. El requerimiento actual de silicio para el
crecimiento vegetativo parece ser extremadamente bajo aún para arroz, en donde el mayor
requerimiento de silicio parece estar confinado a la etapa reproductiva (Tabla 10.9). Durante la etapa
reproductiva el silicio es transportado preferentemente a las hojas bandera, y la interrupción del
suministro de silicio en esta etapa deteriora la fertilidad de las espiguillas. No son conocidos ni los
sitios de acción (fuente ó demanda) ni el mecanismo de acción por los cuales el silicio afecta la
fertilidad de las espiguillas.
Tabla 10.9 Efecto del silicio suplido a diferentes etapas de crecimiento en el crecimiento y desarrollo del grano en arroz
de aniego a
b -Si +Si -Si +Si
Suministro en la etapa vegetativa
b
Suministro en la etapa reproductiva c -Si -Si +Si +Si
% SiO2 (peso seco caulinar) 0.05 2.2 6.9 10.4
Peso seco (g. por maceta)
Raíces 4.0 4.3 4.2 4.7
Vástagos 23.5 26.5 31.0 33.6
Grano 5.3 6.6 10.3 10.8
a
En base a Okuda & Takahashi (1965) y Takahashi & Miyake (1977)
b
+Si, 100 mg SiO2 l-1; -Si, sin suministro de silicio
c
Emergencia de la espiga
El silicio puede por lo tanto afectar la estabilidad de las plantas superiores no solo como una
deposición inerte en las paredes celulares lignificadas sino también al modular la biosíntesis de
lignina. Como acentúo Raven (1983), el silicio como material estructural requiere mucha menos
energía que la lignina. Se requiere cerca de 2g. de glucosa para la síntesis de 1g. de lignina; la
proporción del requerimiento de energía para la lignina a aquella para el silicio es de 20:1.
Más recientemente, se ha proporcionado evidencia de que el silicio no solo contribuye a la
rigidez y fortaleza de la pared celular sino que también puede incrementar la elasticidad de la pared
celular durante el crecimiento por extensión. En las paredes celulares primarias el silicio interactúa
con constituyentes de la pared celular como las pectinas y polifenoles, y estos entrecruzamientos
obviamente incrementan la elasticidad de la pared celular durante el crecimiento por extensión, un
efecto que es particularmente evidente en Pinus taeda L. bajo estrés por sequía. Este tiene un paralelo
interesante al rol del silicio sobre el crecimiento de las fibras del algodón. Durante la fase inicial del
crecimiento por elongación el contenido de silicio en la fibra de algodón es bastante alto (0.5% Si en
la materia seca) y disminuye con el engrosamiento de la pared secundaria, esto es., deposición de
celulosa. El mayor contenido de silicio se ha encontrado en variedades de algodón con largas fibras
finas. Este efecto del silicio en las paredes celulares primarias es opuesto a aquel usualmente
observado, por ejemplo, en las hojas cuando grandes cantidades de silicio son incorporadas en las
paredes celulares secundarias, pero tiene notables semejanzas con la función del boro en las paredes
celulares (Sección 9.7.4). La importancia relativa del boro y silicio en las paredes celulares primarias
puede depender de la especie vegetal. Las especies gramíneas y dicotiledóneas difieren mucho mas en
su composición de la pared celular y en su requerimiento de boro el cual es opuesto a su capacidad de
toma de silicio y a los crecimientos respuesta frente al suministro de silicio.
El silicio tiene otros bien documentados y rápidamente visibles y/ó mensurables efectos beneficiosos.
Bajo condiciones de campo, particularmente en plantaciones densas de cereales, el silicio puede
estimular el crecimiento y el desarrollo por varias acciones indirectas. Estas incluyen la disminución
del sombreo mutuo al mejorar la erección foliar, la disminución de la susceptibilidad al volcamiento,
la disminución de la incidencia de infecciones de parásitos y patógenos radicales, patógenos foliares,
y la prevención de la toxicidad por manganeso ó hierro ó de ambos.
Tabla 10.10 Relación entre el suministro de silicioa y nitrógeno en la abertura foliarb en plantas de arroz (cv. IR8) en
floraciónc
Suministro de nitrógeno Suministro de silicio (mg SiO2 l-1)
-1
(mg l ) 0 40 200
5 23º 16º 11º
20 53º 40º 19º
200 77º 69º 22º
a
Como silicato de sodio
b
Angulo entre el culmo y la punta de las hojas
c
En base a Yoshida et al., (1969).
Fig. 10.6 Efecto del manganeso en el peso seco del fríjol en ausencia y presencia de silicio (1.55 mg SiO2 l-1). Las líneas
verticales representan la desviación estándar. (Modificado a partir de Horst & Marschner, 1978a)
El silicio evita la aparición de moteados marrones al causar una distribución homogénea del
manganeso (Fig. 10.7), presumiblemente incrementando por lo tanto la tolerancia tisular a los altos
contenidos de manganeso. Pueden diferir considerablemente los niveles críticos de toxicidad por
manganeso en el tejido foliar de ciertas especies vegetales dadas, dependiendo, por lo tanto del
contenido de silicio en las hojas. Aunque la severidad de los síntomas de toxicidad en las hojas y su
actividad peroxidasa están positivamente correlacionados, no es claro si el silicio alivia la toxicidad
del manganeso principalmente vía modulación de la actividad enzimática ó distribución del
manganeso.
El silicio también puede incrementar la tolerancia al aluminio en plantas como se ha mostrado
en el crecimiento de teosinte en solución nutritiva (Sección 16.3.4).
En acumuladoras de silicio como el arroz de aniego, el silicio incrementa principalmente de
otra forma la tolerancia a concentraciones excesivas de manganeso y hierro en el medio de enraizado,
es decir al deprimir los contenidos de hierro y particularmente de manganeso en los vástagos. Este
efecto del silicio sobre los contenidos de manganeso en los vástagos es solo pequeño a bajas
concentraciones externas de manganeso pero se vuelve mucho más notable a altas concentraciones
(Tabla 10.11). En contraste a los contenidos caulinares, debido el silicio se incrementan los
contenidos radicales de manganeso (así como las cantidades por planta), demostrando que en arroz y
otras especies de aniego el silicio aumenta el “poder oxidante” de las raíces. Este efecto del silicio es
llevado a cabo al incrementar el volumen y rigidez del aerénquima (espacios llenos de aire en
vástagos y raíces), realzando por lo tanto el transporte de O2 desde los vástagos hacia el sistema
radical sumergido expuesto a concentraciones tóxicas de hierro y manganeso reducidos (Sección
16.4.3). Independiente del contenido de manganeso, el silicio disminuyo consistentemente las tasas
de transpiración en plantas de arroz (Tabla 10.11) mediante la disminución del componente de
transpiración no estomatal (cuticular). En plantas de arroz, el realce del crecimiento por el suministro
de silicio no esta asociado solo con las menores tasas de transpiración sino también con la menor
toma de calcio reflejada en ambos el menor contenido de calcio en la materia seca caulinar y en su
cantidad por planta.
Tabla 10.11 Efecto del suministro de silicio (50 mg SiO2 l-1) en el peso seco caulinar, contenido de manganeso en raíces y
vástagos y tasas de transpiración del arroz (Oryza sativa L.)a
Peso seco caulinar Contenidos (mg Mn g-1 peso seco) Tasa de transpiración
Suministro de Mn (g. por planta) Radical Caulinar (mg H2O g-1 peso seco por día)
(mg l-1)º -Si +Si -Si +Si -Si +Si -Si +Si
0.32 4.4 4.5 0.03 0.13 0.25 0.21 11.8 10.9
1.0 4.3 4.7 0.12 0.50 0.66 0.53 11.6 10.7
3.2 4.2 5.0 0.72 1.60 1.94 1.20 11.7 10.8
10.0 4.1 5.0 2.12 2.89 4.36 1.97 11.7 10.7
a
En base a Horiguchi (1988a).
10.4 Cobalto ←
El rol del cobalto como un elemento mineral esencial para rumiantes fue descubierto en 1935 en
investigaciones en campo para la producción de ganado en Australia. Se estableció 25 años después el
requerimiento del cobalto para la fijación del N2 en leguminosas y en nódulos radicales de no
leguminosas (e.g., aliso). Cuando se cultivó Medicago sativa bajo condiciones ambientales
controladas con un mínimo de contaminación de cobalto, las plantas dependientes de la fijación del
N2 crecieron pobremente, pero su crecimiento se realzo fuertemente mediante el suministro de cobalto;
en contraste, las plantas alimentadas con nitrato crecieron igualmente bien con ó sin suministro de
cobalto. Kliewer & Evans (1963a) aislaron la coenzima cobalamina B12 a partir de nódulos radicales
de leguminosas y no leguminosas, y demostraron la interdependencia del suministro de cobalto, del
contenido de la coenzima B12 del Rhizobium, de la formación de leghemoglobina, y de la fijación de
N2. En base a estos estudios y a reportes posteriores por otros autores, se ha establecido que el
Rhizobium y otros microorganismos fijadores de N2 tienen un requerimiento absoluto de cobalto ya
sea ó no que estén creciendo dentro de los nódulos e independiente de si son dependientes de un
suministro de nitrógeno a partir de la fijación de N2 ó a partir de nitrógeno mineral. Sin embargo, para
estos microorganismos la demanda del cobalto es mucho mayor cuando la nutrición es por fijación de
N2 que por nutrición por amonio.
La coenzima cobalamina (vitamina B12 y sus derivados) tienen al Co(III) como el componente
metálico, quelatado a cuatro átomos de nitrógeno en el centro de la estructura de porfirina similar a
aquella del hierro en la hemina. En especies de Rhizobium (y Bradyrhizobium), se conocen tres
enzimas por ser dependientes de la cobalamina y los cambios inducidos por el cobalto en sus
actividades son responsables principalmente de la relación entre el suministro de cobalto, la
nodulación, y la fijación de N2 en leguminosas. Estas enzimas son:
Tabla 10.12 Algunas características de nódulos de corona de Lupinus angustifolius L. suficientes y deficientes en cobalto
a
Tabla 10.13 Efecto del cobalto en el crecimiento y composición nodular en Lupinus angustifolius cultivado en un suelo
deficiente en cobalto e inoculado con Rhizobium lupini a b
Tratamiento Peso fresco Contenido de cobalto No. de bacteroides Cobalamina Leghemoglobina
de cobalto nódulo de corona (ng g-1 peso seco (x 109 g-1 peso (ng g-1 peso (mg g-1 peso
(g. por planta) nodular) fresco nodular) fresco nodular) fresco nodular)
- 0.1 45 15 5.9 0.71
+ 0.6 105 27 28.3 1.91
a
En base a Dilworth et al. (1979).
b
Se suplió como sal de sulfato 0.19 mg cobalto por maceta. Cosecha después de 6 semanas.
Fig. 10.8 Efecto del cobalto e inoculación con Rhizobium en la acumulación de nitrógeno en el tiempo en Lupinus
angustifolius L. cultivado en un suelo deficiente en cobalto (ocho plantas por maceta). (Dilworth et al., 1979)
En leguminosas cultivadas en suelos deficientes en cobalto la actividad nodular es
consistentemente menor en plantas sin suministro de cobalto. Esta menor actividad se refleja en
cualquiera la actividad nitrogenasa (Sección 7.4.5) ó en el contenido de nitrógeno en las plantas (Fig.
10.8). En leguminosas dependientes de la fijación de N2 la deficiencia de cobalto se indica por lo
tanto por los típicos síntomas de deficiencias de nitrógeno.
En leguminosas cultivadas en suelos deficientes de cobalto, la infección con Rhizobium es a
menudo menos extensa que en plantas suplidas con cobalto, y se retrasa varias semanas el comienzo
de la fijación de N2, como lo indica la acumulación de nitrógeno en las plantas (Fig. 10.8). La
inoculación con Rhizobium tiene poco efecto cuando se ha suplido cobalto pero es bastante efectiva
en plantas deficientes en las posteriores etapas de crecimiento. Esto puede sugerir que en suelos
deficientes de cobalto ya suceden limitaciones aún en la etapa de sobrevivencia e infectividad del
rizobio. Sin embargo, otra evidencia indica que no son importantes las limitaciones externas de
cobalto sino las internas, es decir la inhabilidad de la planta hospedera de proporcionar suficiente
cobalto para los rizobios en los nódulos en desarrollo.
Con deficiencia de cobalto, hay una acumulación preferencial de cobalto en los nódulos.
Tomando como base a la planta entera, sin embargo, las raíces tienen el mayor contenido de cobalto.
La proporción de cobalto en los vástagos, nódulos y raíces es 1:6:15 en plantas deficientes de cobalto
y 1:3:25 en plantas suficientes de cobalto. En plantas deficientes el contenido de cobalto en los
nódulos varía entre 20 y 170 μg g-1 peso fresco nodular, dependiendo de la especie vegetal. Aunque el
contenido de cobalto en la materia seca caulinar es mucho mayor en plantas fertilizadas con cobalto,
el contenido es un mal indicador en el diagnostico de deficiencia de cobalto, por lo menos en Lupinus
angustifolius.
Fig. 10.9 Relación entre el contenido seminal de cobalto y la respuesta del crecimiento caulinar de Lupinus angustifolius L.
al cobalto aplicado. (En base a Robson & Snowball, 1987)
El contenido seminal de cobalto en la misma especie varia ente plantas cultivadas en diferentes
lugares. Se ha encontrado en Lupinus angustifolius entre 6 y 730 ng cobalto por gramo peso seminal.
Por consiguiente, cuando se cultivan en suelos deficientes de cobalto y son dependientes de una
fijación de N2 hay una estrecha relación entre el contenido seminal de cobalto, el crecimiento de la
planta, el contenido de nitrógeno y la severidad de los síntomas visuales de deficiencia de nitrógeno.
Como se mostró en la Fig. 10.9 el crecimiento respuesta caulinar a los crecientes contenidos en la
semilla es muy fuerte hasta cerca de los 200 ng Co g-1 peso seco seminal, pero aún a los 400 ng Co g–1
peso seco seminal hay todavía un crecimiento caulinar 10% mayor en el suelo suplido con cobalto.
En lupino de semillas grandes cerca de 100 ng Co g-1 peso seco seminal es suficiente para
evitar la deficiencia de cobalto en plantas cultivadas en suelos deficientes de cobalto. El tratamiento
de semillas con cobalto es por lo tanto un procedimiento efectivo para sustentar la fijación de N2 y el
crecimiento de leguminosas en suelos deficientes en cobalto.
Son raras en leguminosas noduladas las respuestas en campo a la fertilización con cobalto pero
se han demostrado, por ejemplo, en suelos arenosos silíceos pobres. Las aspersiones foliares son
bastante efectivas, pero son menos que la combinación del tratamiento a la semilla y aspersión foliar
(Tabla 10.14). En maní y fríjol gandul el efecto mas notable de la combinación de la aspersión foliar y
el tratamiento a la semilla fue en el contenido de leghemoglobina que se incrementó 3 a 4 veces en la
masa nodular. El efectividad de las aspersiones foliares indican una razonable retraslocación del
cobalto desde las hojas, como también se ha mostrado después de la aplicación de cobalto marcado a
hojas de trébol y alfalfa. En el floema el cobalto parece ser translocado en gran parte como un
complejo cargado negativamente.
10.5 Selenio ←
La química del selenio (Se) tiene características en común con la del azufre. El selenio, como el
azufre, puede existir en los estados de oxidación –II (seleniuro Se2-), 0, -IV (selenita SeO 32 − ) y –VI
(selenato SeO 24 − ). A partir de ambos suelos y soluciones nutritivas las plantas toman el selenato en
fuerte preferencia a la selenita. El sulfato y el selenato compiten por sitios de toma común en las
raíces y, de esta forma, la toma de selenato puede ser fuertemente disminuida por el alto suministro de
sulfato. Los suelos también contienen seleno-aminoácidos como la selenometionina que es
rápidamente tomada por las plántulas de trigo.
Tabla 10.15 Contenidos caulinares de selenio en especies acumuladoras y no acumuladores cultivadas en un suelo con 2-
4 mg Se kg-1 a
Especie vegetal Contenido (mg Se kg-1 materia seca)
Astragalus pectinalus 4000
Stanleya pinnola 330
Guitierrezia fremontii 70
Zea mays 10
Helianthus annuus 2
a
En base a Shrift (1969).
Las especies vegetales difieren mucho en la toma y acumulación de selenio en los vástagos y
también en su capacidad para tolerar altas concentraciones de selenio en el medio radical ó en el
tejido caulinar ó en ambos. Un ejemplo representativo de las diferencias entre especie vegetal y la
acumulación de selenio es mostrado en la Tabla 10.15. En base a estas diferencias las plantas se han
clasificado en acumuladoras de selenio y no acumuladoras, y aquellas entre las dos como
indicadoras de selenio. Muchas especies de los géneros Astragalus, Xilorrhiza y Stanleyea son típicas
acumuladoras de selenio, y son capaces de crecer en suelos con altos contenidos de selenio (suelos
seleníferos) sin ningún efecto perjudicial sobre el crecimiento y alcanzando contenidos caulinares de
selenio tan altos como 20 – 30 mg g-1 materia seca. Sin embargo, dentro del genero Astragalus hay
grandes diferencias entre especies y ecotipos en su capacidad para acumular selenio, siendo el
contenido de selenio en tipos acumuladores 100-200 veces mayor que en tipos no acumuladores.
Los miembros de las Crucíferas como la mostaza negra y el brócoli también acumulan
cantidades relativamente grandes de selenio y pueden contener, y tolerar varios cientos de µg Se g-1
materia seca caulinar. Por otro lado, la mayoría de especies vegetales hortícolas y agrícolas son no
acumuladoras y puede presentarse toxicidad por selenio a contenidos inferiores a 100 µg Se g-1 (e.g.,
alfalfa) ó menos de 10 µg Se g-1 (e.g., trigo). Típicamente, los contenidos críticos de toxicidad por
selenio son mucho menores cuando se suministra selenita comparando con selenato.
Las grandes diferencias en el contenido de selenio en las plantas atrajeron primero la atención
en los 1930s cuando se comprendió comprendido que la toxicidad por selenio es responsable de
ciertos desordenes en animales pastoreados con vegetación nativa sobre suelos seleníferos. Los
máximos niveles tolerables de selenio en la dieta dependen de la especie animal y están en el rango de
1-5 µg Se g-1 materia seca. La toxicidad por selenio puede ser clasificada en tres tipos con decreciente
severidad: aguda, cuando conduce a un muerte rápida; ceguera crónica tambaleante, manifestada en
ceguera y parálisis, y enfermedad crónica álcali, caracterizada por debilidad y perdida de vitalidad, la
ultima enfermedad resulta del consumo a largo plazo de alimento que contiene 5-40 µg Se g-1 materia
seca. En áreas agrícolas en partes de California central los altos contenidos de selenio en los suelos,
de las aguas de drenaje a partir de las áreas de irrigación y de fabricas se han vuelto recientemente de
mucho interés como un problema ambiental en general y un riesgo potencial para los animales, y vida
silvestre en particular.
Los reportes iniciales sobre un requerimiento de selenio para las altas tasas de crecimiento en
especies acumuladoras de Astragalus no pudieron ser confirmados por Broyer et a.,l (1972). Estos
autores demostraron que en plantas cultivadas en cultivo en solución sin selenio, se acumularon
niveles tóxicos de fosfato en las hojas. La adición de selenio evito esta toma excesiva de fosfato y
estimulo por lo tanto el crecimiento. A niveles no tóxicos de fósforo, el selenio no tuvo efectos
beneficiosos en el crecimiento en plantas acumuladoras de selenio del genero Astragalus. Este es otro
ejemplo instructivo sobre la necesidad de evaluar críticamente los llamados elementos minerales
beneficiosos. No obstante, en estas especies acumuladoras los altos contenidos de selenio son
presumiblemente beneficiosos para las plantas en términos de disminuir la susceptibilidad al ataque
de un rango de insectos.
Las grandes diferencias entre especies vegetales en la tolerancia tisular al selenio están
causalmente relacionadas con las diferencias en la desintoxicación del selenio. El sulfato y selenato (y
selenita) tienen características en común no solo en la toma y asimilación sino también en que ellos
compiten por varias enzimas en la vía de asimilación del azufre (Sección 8.3.2), por ejemplo, por la
ATP sulfurilasa, que conduce a la formación de análogos con selenio de cisteína y metionina, es decir
la selenocisteína y la selenometionina (Fig. 10.10). En plantas no acumuladoras, los seleno-
aminoácidos son incorporados a proteínas que son cualquiera no funcionales ó por lo menos mucho
menos capaces de funcionar como proteínas enzimáticas que las correspondientes proteínas que
contienen azufre. La incorporación de los seleno-aminoácidos es presumiblemente critica
particularmente en enzimas con un grupo sulfhidrilo (-SH) como su sitio catalítico. En especies no
acumuladoras la estrategia de evasión, i.e., restricción en la toma de selenio, es por lo tanto un factor
importante en la tolerancia a altos contenidos de selenio en el medio radical. En contraste, en plantas
acumuladoras, parece estar deteriorada la formación de selenometionina y la selenocisteína es
transformada a aminoácidos no proteicos como la selenometilcisteína (Fig. 10.10).
También existen semejanzas entre el metabolismo del azufre y el selenio en la producción de
compuestos volátiles liberados por las partes aéreas de las plantas (Sección 4.1.2). El principal
compuesto volátil seleniuro es la dimetilseleniuro del cual la selenometionina es el principal precursor
(Fig. 10.10). Las tasas de volatilización del selenio varían considerablemente entre especie de cultivo.
Con un suministro de 10 µм selenato, el arroz, el brócoli y la col volatilizaron 200-350 µg Se m-2 área
foliar por día comparando con los menos de 15 µg Se m-2 área foliar por día en remolacha azucarera,
lechuga y cebolla. En brócoli el cual acumula hasta varios cientos de µg Se g-1 peso seco la tasa de
liberación de compuestos de selenio es cerca de siete veces mayor a un bajo suministro de sulfato
comparando con un alto suministro de sulfato debido a ambas a la inhibición en la toma de selenato y
a la competencia dentro de la planta por los sitios de asimilación del azufre. Los sitios de asimilación
del selenio dentro de las plantas, raíces ó vástagos, parecen diferir entre el suministro de selenita y
selenato; con el suministro de selenita se asimila una proporción mucho mayor en las raíces, lo cual
puede explicar por lo menos en parte la mayor fitotoxicidad de la selenita, a pesar de su menor tasa de
toma comparada con la del selenato.
En contraste a las plantas superiores, el selenio es un elemento mineral esencial para animales
y humanos. Para evitar la deficiencia de selenio en animales el requerimiento mínimo en la dieta esta
en el rango de 0.1-0.3 µg Se g-1 materia seca. Si este requerimiento no es satisfecho, en todo ganado,
y especialmente en el joven, se presentaran síntomas de deficiencia de selenio como la enfermedad
del músculo blanco, distrofia muscular nutricional, ó desorden reproductivo.
En ambos humanos y animales la única función bien establecida de la función del selenio es su
rol como cofactor en la glutatión peroxidasa. Esta enzima contiene cuatro átomos de selenio por
molécula y es parte de un sistema multicomponente que reduce los peróxidos de hidrogeno, los
peróxidos de lípido y los peróxidos de esterol y por lo tanto protege a los constituyentes celulares
como las membranas del daño por radicales libres y peróxidos. La función en animales y humanos de
la glutatión peroxidasa que contiene selenio es comparable a la de la glutatión reductasa en plantas
superiores, por ejemplo, en los cloroplastos (Sección 5.2.2). Interesantemente, puede inducirse la
síntesis de glutatión peroxidasa funcional con selenio en el alga verde Chlamydomonas reinhardtii al
suministrarle selenio. Hasta ahora, en plantas superiores no se han dirigido estudios acerca de la
inducción de una glutatión peroxidasa con selenio. Para una reseña comprensiva reciente sobre el
selenio en plantas superiores el lector se remite a Läuchli (1993).
10.6 Aluminio ←
El aluminio es un elemento abundante que representa cerca del 8% de la corteza terrestre. Las
concentraciones de aluminio en las soluciones de suelos minerales están usualmente por debajo de 1
mg l-1 (~37 µм) a valores de pH mayores de 5.5, pero suben abruptamente a menor pH. El principal
interés en el aluminio se ha dirigido a la habilidad de algunas especies vegetales (acumuladoras) de
tolerar altos contenidos de aluminio en su tejido, y a los efectos tóxicos sobre el crecimiento vegetal
por las altas concentraciones de aluminio en el suelo ó en las soluciones nutritivas (Sección 16.3).
No hay evidencia convincente de que el aluminio es un elemento mineral esencial aún para
especies acumuladoras. Sin embargo, hay muchos reportes sobre los efectos beneficiosos sobre el
crecimiento vegetal de las bajas concentraciones de aluminio en el suelo ó en la solución nutritiva.
Las concentraciones de aluminio en que se ha observado estimulación del crecimiento varia entre 71.4
µм y 185 µм en remolacha azucarera, maíz y algunas leguminosas tropicales. En la planta de té, la
cual es una de las especies de cultivo más tolerantes al aluminio, se ha observada una marcada
estimulación en el crecimiento a concentraciones de aluminio tan altas como 1000 µм ó aún 6400 µм.
Los estudios con concentraciones altas de aluminio son particularmente difíciles de interpretar
en términos de respuestas fisiológicas, ya que una alta proporción, ó casi todo, del aluminio añadido
es presumiblemente perdido por precipitación. (e.g., con fosfato), ó por polimerización y
complejación. La concentración nominal del aluminio libre es de este modo desconocida, pero es
ciertamente mucho menor que la aplicada. El suministro de bajas concentraciones de aluminio, sin
embargo, también ha conducido a la notable estimulación del crecimiento radical como se observo en
genotipos tolerantes al aluminio, por ejemplo, de Zea mays, un efecto que puede estar causalmente
relacionado con la estimulación del tamaño de la caliptra y por lo tanto la realzada actividad del
meristemo apical (ver también Sección 14.3).
Un problema general en la mayoría de estudios sobre el efecto de las bajas concentraciones de
aluminio sobre el crecimiento vegetal es la contaminación de la solución nutritiva con aluminio.
Normalmente, las raíces de las plantas desarrolladas en soluciones nutritivas con supuestamente cero
niveles de aluminio contienen 50-100 mg aluminio por kilogramo de materia seca. En solo unos pocos
experimentos se ha tomado especial cuidado por mantener la contaminación tan baja como sea
posible.
No es clara la naturaleza de los efectos benéficos del aluminio en el crecimiento,
especialmente de especies no acumuladoras, pero hay evidencia considerable de que es a menudo un
efecto secundario, provocado por el alivio de la toxicidad causada por otros elementos minerales,
particularmente los nutrientes minerales fósforo y cobre. Un ejemplo instructivo sobre este tópico ha
sido proporcionado por Suthipradit (1991) en el cual las actividades de aluminio en la solución
nutritiva de entre 49 y 20.4 µм realzaron fuertemente el crecimiento radical y caulinar del maní al
deprimir la toma de zinc y los contenidos caulinares de zinc los cuales estaban en el rango tóxico en
plantas sin suministro de aluminio. Como se ha mostrado para plántulas de trigo el alivio de la
toxicidad por H+ a bajo pH es otro factor responsable del realce del crecimiento por el aluminio. Esto
es justo lo opuesto de lo que es conocido acerca del alivio de la toxicidad por aluminio meidante altas
concentraciones de H+ (Sección 16.3.4).
En conclusión, las bajas concentraciones de aluminio pueden tener efectos beneficiosos sobre
el crecimiento bajo ciertas condiciones, y este efecto beneficioso es probablemente un fenómeno más
general en especies vegetales con alta tolerancia al aluminio y alta capacidad de toma de aluminio
(acumuladoras). Sin embargo, en no acumuladoras, los efectos negativos del aluminio sobre el
crecimiento vegetal en suelos de bajo pH son la norma (Sección 16.3).
N. del T. Se puede generalizar acerca de que cada oración escrita por el autor viene acompañada de
una referencia que la respalda, estas no se anotaron, para mayor seguridad leer libro original.
Igualmente todas las siglas siguen en el idioma original.
マルシネルさま!!!!
Esto puede tener enormes catastróficas, por lo tanto, no comer cuento…. Ir a la fuente directa…,
gracias.
←
http://geocities.com/minnanonokogaku/
Lista de Tablas
←
Tabla 10. 1 Efecto de las concentraciones de sulfato de sodio en el crecimiento y en el contenido de sodio y potasio en las
hojas de Atriplex vesicaria L. a
Tabla 10.2 Variaciones en la bioquímica de la fotosíntesis C4 encontrada en plantas C4 específicas a
Tabla 10.3 Efecto de la nutrición del sodio (-Na = 0; +Na = 0.1 mм Na+) en algunos metabolitos en los vástagos de
Amaranthus tricolor (C4) y Lycopersicon esculentum (C3) a
Tabla 10.4 Efecto del reemplazo del potasio por el sodio en la solución nutritiva en el contenido de potasio y sodio en
remolacha azucarera (cv. Fia) a
Tabla 10.5 Diferencias genotípicas en la respuesta de plantas de remolacha azucarera al reemplazo del potasio por el
sodio en la solución nutritiva a
Tabla 10.6 Efecto del reemplazo de potasio por sodio en la solución nutritiva en las hojas de remolacha azucarera (cv.
Monohill) a
Tabla 10.7 Efecto del reemplazo del potasio por sodio en la solución nutritiva sobre las propiedades de las hojas de la
remolacha azucarera y sobre el consumo de agua a diferentes potenciales osmóticos (± manitol) de la solución nutritiva a
Tabla 10.8 Contenido de silicio medido y calculado en los vástagos de especies vegetales cultivadas en soluciones
nutritivas con diferentes concentraciones de silicio a
Tabla 10.9 Efecto del silicio suplido a diferentes etapas de crecimiento en el crecimiento y desarrollo del grano en arroz
de aniego a
Tabla 10.10 Relación entre el suministro de silicioa y nitrógeno en la abertura foliarb en plantas de arroz (cv. IR8) en
floraciónc
Tabla 10.11 Efecto del suministro de silicio (50 mg SiO2 l-1) en el peso seco caulinar, contenido de manganeso en raíces y
vástagos y tasas de transpiración del arroz (Oryza sativa L.)a
Tabla 10.12 Algunas características de nódulos de corona de Lupinus angustifolius L. suficientes y deficientes en cobalto
a
Tabla 10.13 Efecto del cobalto en el crecimiento y composición nodular en Lupinus angustifolius cultivado en un suelo
deficiente en cobalto e inoculado con Rhizobium lupini a b
Tabla 10.14 Efecto del cobalto en maní a
Tabla 10.15 Contenidos caulinares de selenio en especies acumuladoras y no acumuladores cultivadas en un suelo con 2-
4 mg Se kg-1 a
Lista de Figuras
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Fig. 10.1 Crecimientos respuesta de plantas C4 y C3 frente al suministro de sodio y a crecientes concentraciones
ambientales de CO2. (En base a Johnston et al., 1984)
Fig. 10.2 Efecto del sodio (1 mм NaCl) en la toma de piruvato por los cloroplastos del mesófilo de Panicum miliaceum
(tipo enzima málica dependiente de NAD+) y Zea mays (tipo enzima málica dependiente de NADP+), y cotransporte
propuesto Na+/piruvato en P. miliaceum. (En base a Ohnishi et al., 1990)
Fig. 10.3 Esquema tentativo para la clasificación de plantas cultivadas de acuerdo a ambos el grado al que el sodio puede
reemplazar el potasio en las plantas, y a la estimulación adicional en el crecimiento por el sodio. Grupo A: principalmente
miembros de las Quenopodiáceas (e.g., remolacha azucarera, remolacha de mesa, nabo, acelga suiza) y muchos pastos C4
(e.g., pasto de Rodas). Grupo B: col, rábano, algodón, arveja, lino, trigo, y espinaca. Grupo C: cebada, millo, arroz, avena,
tomate, papa, y ryegrass. Grupo D: maíz, centeno, soya, fríjol Phaseolus, y fleo.
Fig. 10.4 Peso seco y contenido de potasio y sodio en remolacha azucarera (cv. Zarpes Klein E type) y fríjol (cv. Windsor
Long Pod) cultivados en soluciones nutritivas son diferentes concentraciones de potasio y sodio. Las concentraciones en
mм son indicadas en las columnas. (En base a Hawker et al., 1974)
Fig. 10.5 Efecto de un estrés por sequía transitorio (disminución en el potencial hídrico de la solución a -0.75 MPa
mediante la aplicación de manitol) en la resistencia estomatal al intercambio de vapor de agua en las hojas de remolacha
azucarera (cv. Monohill). Las plantas fueron cultivadas en soluciones nutritivas con cualquiera 5 mм K+ (●▬●) ó 0.25
mм K+ + 4.75 mм Na+ (○---○). (En base a Hampe & Marschner, 1982).
Fig. 10.6 Efecto del manganeso en el peso seco del fríjol en ausencia y presencia de silicio (1.55 mg SiO2 l-1). Las líneas
verticales representan la desviación estándar. (Modificado a partir de Horst & Marschner, 1978a)
Fig. 10. 7 Autoradiografía que muestra el efecto del silicio (0.75 mg SiO2 l-1) en la distribución de 54Mn en hojas de fríjol
suplidas con 0.1 mм 54Mn por 6 días. El contenido de manganeso en las hojas primarias: 22.0 μg g-1 peso seco en –Si y
16.7 μg g-1 peso seco en +Si- (Horst & Marschner, 1978a)
Fig. 10.8 Efecto del cobalto e inoculación con Rhizobium en la acumulación de nitrógeno en el tiempo en Lupinus
angustifolius L. cultivado en un suelo deficiente en cobalto (ocho plantas por maceta). (Dilworth et al., 1979)
Fig. 10.9 Relación entre el contenido seminal de cobalto y la respuesta del crecimiento caulinar de Lupinus angustifolius L.
al cobalto aplicado. (En base a Robson & Snowball, 1987)
Fig. 10.10 Presentación esquemática de la asimilación de selenio en especies acumuladoras y no acumuladoras, y
volatilización del selenio. (Compilado a partir de Brunei, 1981; Brown & Shrift, 1982; Zayed & Ferry, 1992)