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El propio Dalai Lama ha dicho: Bueno está bien la liturgia, está bien
el ritual, pero no olvides el trabajo interno que está pendiente por
realizar . El trabajo interno en el budismo está orientado a lo que
es el conocimiento de Mara (Mara es el Ego) y el desarrollo del
Bodhichitta (el desarrollo de un conocimiento compasivo). Esa es la
esencia del Budismo y también es la esencia del chamanismo. Esto me
parece una audaz aclaración de lo que es en verdad el trabajo interno.
Chamanismo rudimentario
Y caen en las redes de ese chamán las personas que le dan poder,
porque ese chamán no tiene poder. En todo caso su pensamiento, su
ilusión y su acción vienen orientados desde lo que es la estructura
del Ego, de la cual el chamán no sabe nada. No tiene ningún
conocimiento acerca de lo que es la verdadera acción del Ego en el
alma humana, en la mente, en la palabra, en las emociones y en las
acciones. Esto es muy importante entenderlo, así desmitificamos
también un poco el tema de que cualquier persona con plumas o con un
tambor en la mano es un chamán, y puede serlo, pero hay diferentes
tipos de chamanes.
¿Pero qué es lo que no permite que ese gen esté activado? Aquello que
contamina el alma. El alma es otro cuerpo energético, en el cual está
la energía de la mente, la energía de la emociones y la energía de la
acción misma. Es como un recipiente neutro, creado precisamente para
darle vida a este cuerpo físico, a la mente y a las emociones. Los
contenidos mentales y los contenidos emocionales basados en nuestra
experiencia, pueden ser influenciados por el Ego o por el Espíritu.
Desafortunadamente estamos viendo que han sido influenciados por el
Ego. El Ego es el que enferma y es el que engendra el sufrimiento, es
el que contamina nuestro cuerpo físico y nos resta energía para esa
búsqueda que tenemos que realizar hacia el Espíritu.
Hay cuerpo, hay alma y hay Espíritu . Este Espíritu tiene tres
manifestaciones primarias. La primera es la conciencia, es ese poder
que nos permite discernir entre aquello que nos conviene o que nos
construye o aquello que no nos conviene o nos destruye. La segunda es
la intuición, que es ese elemento dentro de la conciencia que nos
otorga la certeza de que algo es verdad. Y la tercera es el poder de
comunión, y es el aspecto que menos conocemos del Espíritu.
Pero está chispa ígnea al estar tanto tiempo, tantos siglos, tantos
milenios apartada del Fuego Mayor, ha perdido fuerza y cuando yo
hablo de la enfermedad del Espíritu, hablo precisamente de que
nuestro Espíritu ya no tiene la destreza ni la capacidad de volver a
la fuente, a la planta de energía y desde esa planta de energía
regresar renovado para que nosotros continuemos aquí realizando un
trabajo más fecundo en la labor del Espíritu, en el alma y en este
vaso de alabastro o vaso de expresión, que es el cuerpo.
Este es otro punto que están notando los maestros y que seguirán
notando con más vehemencia cada vez, porque no es suficiente decir
que en nuestro interior está el Espíritu de Dios, si no que nuestro
Espíritu, hoy por hoy, necesita fundirse con el Gran Espíritu; porque
en esa unión del Espíritu con El Gran Espíritu es como nosotros vamos
a adquirir otro tipo de fuerza, otro tipo de liberación de Energía
para nuestro trabajo interior.
Tenemos hoy una gran oportunidad como dicen los maestro budistas,
cuando van a realizar alguna ceremonia, dicen "Ustedes que están hoy
aquí, son muy afortunados"; y te lo dicen otra vez: "No olvidéis que
el hecho de estar aquí habla de la gran fortuna de ustedes como hijos
de Dios"; y vuelven a repetir: "Vuestro karma está suficientemente
maduro y vosotros tenéis el tiempo y el coraje como para poder venir
aquí a recibir una iniciación. Una iniciación que está basada en una
transmisión espiritual de siglos y de milenios y yo -dice el monje
tibetano-, soy uno de esos monjes que ha recibido el poder para
darles a ustedes esa iniciación". Por tanto desde la visión budista,
una iniciación, o asistir a un trabajo de naturaleza espiritual es
realmente un premio, es el resultado de un karma virtuoso practicado
ancestralmente. Si ustedes están asistiendo a cursos, a ceremonias, a
iniciaciones, etcétera, deben considerarse personas afortunadas.
Ahora mismo estoy viajando por muchos lugares del mundo y veo gente
que no es tan afortunada. Sobre todo en los países de tercer mundo se
puede ver gente que trabajan más de las ocho horas convencionales,
hasta doce, hasta quince horas, que no tienen domingos, no tienen
sábados, que tienen un sueldo miserable, tienen ocho hijos, están
enfermos o están alcohólicos, no tienen fortuna. Por eso los lamas
tibetanos afirman que tener la oportunidad maravillosa de asistir a
un trabajo espiritual, es realmente una fortuna.
Una amiga me decia hace poco, en una experiencia que tenia con el
Espíritu: "Esta experiencia es muy arrolladora, quiero decir que en
estos momentos tengo al Espíritu expresándose en mí, pero yo no lo
puedo soportar, es demasiada fuerza, demasiado Amor, ¿qué debo
hacer?" Lo que debes hacer, le dije, es simplemente relajarte, porque
estás tensa, eso en primer lugar, y en segundo lugar desde esa
relajación, observa que en ese diálogo y en esas palabras que estás
diciendo no vengan de lo más profundo de tu corazón, sino que vengan
del Ego rebelde que no es capaz de soportar el amor y que no es capaz
de abandonar tu mente para poder dejarte percibir en su totalidad lo
que es el Amor de Dios, asi que relájate y si hoy sientes y sabes que
tienes mucho Amor, pues también lo que puedes hacer es dar ese Amor a
tu pareja, a los que están en el grupo, a los que viven en esta
ciudad, a los que viven en este país, y a los que viven en todo el
planeta; porque hay mucha gente que necesita de esa energía de Amor,
que tu consideras y tú crees que no puedes aceptar porque el cuerpo
físico no está hecho, no ha sido construido para contener tanto Amor.
Esto es una falacia del Ego, el cuerpo físico es perfecto y está
hecho para contener a Dios y manifestarle a Él.
Yo tenia una abuela que siempre me decía: "¿Dios mío, por qué sufro?"
Yo creo que ustedes también tienen una abuela, una madre, un amigo,
un tío, una tía, y todos se preguntarán por qué sufren. Porque todos
abandonaron la experiencia del Espíritu. Y no sólo la abandonaron,
sino lo que es peor, nadie fue capaz de enseñarnos de una manera
sana, porque hasta en eso hay karma. Y arrastramos un karma y nos lo
mostraron de una manera traumática.
Pero para que entienda el hombre de una vez, es decir, en ese proceso
de eliminación en el cual uno entiende de una vez y para siempre, se
necesita estar empujando al discípulo. También hay otra parte, donde
Arjuna se siente desorientado, se siente triste y le dice: "Señor
¿qué debo hacer para salir de este estado de tristeza? Me siento mal,
el Ego me invade, tengo miedo, tengo problemas". Y Krishna le da una
receta muy sencilla: "Piensa en mí, concéntrate en mí y no te olvides
jamás que te amo tiernamente".
La esperanza
El Trabajo Místico
Supongamos, vamos a poner un ejemplo aquí mismo. Allí hay unos discos
de música, si alguno de ustedes quiere robarse un disco, claro lo
hará discretamente, no va a decir, 'oíd, me voy a robar un disco'.
Estar robando un disco y que alguien nos vea, hace que sintamos
incomodidad. Al Ego lo que no le gusta es que le vean, porque cuando
se ve descubierto, el Ego se escabulle, desaparece y se va a otro
nivel de la mente, entonces, al menos ya hemos limpiado un nivel de
la mente.
En el centro del Espíritu hay dos Templos: Un Templo del Agua, donde
se lavan las vestiduras y un Templo de Fuego donde se continúa la
limpieza de las vestiduras, y la iluminación de las vestiduras de
nuestro propio Espíritu, de nuestra alma y de nuestro cuerpo. Un
trabajo antiquísimo, como dije hace rato, que tiene que ver con el
vacío iluminador, porque cuando uno entra en la experiencia del vacío
iluminador, lo primero que se encuentra es el Ego.
Es una meditación muy antigua, pero claro tenemos que empezar por
relajar el cuerpo, tenemos que sentir el cuerpo, entonces hay que
tener una perfecta relajación y luego tenemos que percibir la energía
de nuestro cuerpo vital y aun la energía de nuestro cuerpo vital
puede estar tensa, porque todavía habrá pensamiento y emociones y hay
que dejar esa tensión y conocer ese cuerpo vital para penetrar en el
otro cuerpo, y así paso a paso, poder llegar al Centro del Espíritu.
Esto es posible con las plantas sagradas.
Pero vuelvo a repetir que ese miedo a no sentir el cuerpo, nos hace
mover el cuerpo y nos hace perder lo que es la experiencia de la
relajación. Eso es lo que haría un principiante, pero sin embargo el
cuerpo está allí y está entrando en otra etapa más sutil de
relajación y cuando trabajamos en los estados alterados de
conciencia, lo que se hace es entrar a estados sutiles. Necesitamos
entrar a estados sutiles, deberemos percibirlos desde el corazón,
desde el Espíritu. Por eso es muy importante la oración.
Estuve trabajando hace tiempo con un joven y le dije: "Tú sabes que
tu objetivo, en tu primera experiencia, es llegar a Dios". Entonces
veía al joven acostado haciendo su trabajo. Tenía dieciséis o
diecisiete años, había junto al él otro joven de su misma edad y le
pregunte: "¿Cómo te encuentras?" Él me contesto: "Me siento muy bien,
estoy muy bien"; yo le dije: "¿Tienes miedo?", y él me
respondió: "Ahora no tengo miedo, estoy disfrutando mucho este estado
que no conocía, estoy siendo lanzado al Infinito y hay una nube negra
oscura que está interceptando mi camino"; le pregunte: "¿Tienes miedo
de llegar a esa nube negra?" Me dijo: "No, no tengo miedo, pero sí
una sensación extraña y rara." Le dije: "No te olvides que más allá
de esa nube negra está el Padre, está Dios, está el Espíritu, a donde
tú te diriges." Él me respondió: "Sí lo sé también y por ratos me
preocupa o tengo la sensación leve de miedo, no sé que me puede pasar
en esa nube". Empezó a atravesar esa nube y yo le pregunte: "¿Cómo
estás?" "Estoy bien, sólo que aquí esto es más denso, es más lento,
pero sé que estoy ascendiendo, estoy subiendo hacia Dios, estoy ahora
saliendo de esta densidad, pero con calma, con tranquilidad, sin
temor." Le vuelvo a preguntar: "¿Entonces atraviesas la nube
negra?" "Sí ya la atravieso, ahora estoy en otro nivel del Espíritu,
dirigiéndome a un Templo. Llego a un Templo." Le pregunto: "¿Cómo
estás?" "Me siento en brazos de un hombre muy amoroso, muy cariñoso
que me mece como a un niño, y que dice que es mi Padre, que me ama y
yo le amo".
Al poco tiempo supe que el Dalai Lama había dicho que en Brasil había
un alto lama reencarnado, era el año 92 y yo lo volví a ver con
dieciocho años. Estaba vestido con la túnica azafrán de los lamas,
había estado viviendo en la India, sabe un perfecto inglés y un
perfecto tibetano y es un lama de un alto rango del budismo tibetano.
Lo vi hacer rituales con los lamas viejos, hacer mudras, tocar las
campanas, rezar oraciones de una manera magistral. Lo vi hablar, dar
charlas, fue un placer escuchar sus diálogos muy maduros, realmente
un joven muy interesante. Es un joven, lo mismo que sucede con el
lama Osel aquí en España.
El Espíritu
Algunas veces uno percibe, conoce y siente esos mundos sutiles y por
eso la mente, el ego, genera el materialismo y no cree lo que no ve y
no tiene esperanzas, se hace el "trágico", entre comillas, y el ser
humano abandona el camino Espiritual. El requisito, el ingrediente,
la sal para el camino espiritual es la esperanza. Y el corazón de la
esperanza es la fe y la esencia de la fe es el amor. Esto no son
palabras vacías y huecas sino algo que ustedes también deben
experimentar, porque es desde la experiencia que uno sabe y es
difícil transmitir la experiencia con las palabras. Pero se puede
generar una fuerza, como la fuerza y la energía del grupo con la que
vamos a trabajar ahora, para que nosotros podamos tocar a Dios,
experimentar a Dios, que nos enseñe también acerca de la esperanza y
que se nos enseñe también hoy acerca de lo que son nuestros niveles
de energía y acerca de nuestros cuerpos. En el futuro hablaremos con
más detalle de esos cuerpos y trabajaremos con ellos.
Preguntas y respuestas
Juan Ruiz: (cogiendo una botella de agua) Supongamos que esta botella
de agua es Dios, el Gran Océano de la Vida. Esto es Dioa, entonces un
día pasa esto (Juan se echa agua en la mano y la sacude,
expandiendola en forma de gotas). Miles de gotas se esparcieron en el
Universo pero cada una de ellas siguió siendo parte de Dios, en ese
impulso primario. Cuando se colonizó el Universo todas las gotas se
expandieron en el Universo y algunas reconocieron que había necesidad
de venir a nutrirse de la planta de energía y volver a la misión:
Cristo, Buda, Zoroastro, Lao-Tse, Quetzatcóatl, Viracocha, etc. etc.
Todos estos son gotas de agua que reconocieron su genética divina y
la necesidad de entrar nuevamente en el Gran Océano de la Vida para
poder energetizarse y entonces volvían nuevamente a esos espacios.
Pero otras gotas olvidaron regresar, olvidaron el camino y muchos de
esas gotas de agua somos nosotros. Entonces la fuerza de esa gota de
agua a través de los siglos, a través de los milenios, de la
contaminación del Ego, ha deteriorado de alguna manera y ha cortado
el Camino de regreso a casa de ese Dios, de ese Ser de Luz en
pequeñito, de ese Ángel, de ese Dios que no está activado en el alma
y en el cuerpo humano.
Entonces, así como lancé estas gotas de agua al aire, tienen que
volver a la Botella para ser fortalecidas. Este es el Dios Cósmico
(la botella de agua) y éste es el Dios Individual (gotitas de agua).
Somos el Dios Individual, vamos al Dios Cósmico para que Él nos nutra
y después ese Dios Interior viene fortalecido, viene sabio, viene con
fuerza y claro uno puede decir, 'pero esa energía nos dura muy poco'.
No hay que decir eso, más bien, 'que bien que tenemos algo de esa
energía y la conocernos' y como decía una persona hace poco: Que bien
que todavía tengo unos veinte o treinta años más para disfrutar de la
vida , y no decir "Sólo me quedan veinte años que lastima, quisiera
vivir mas años"
Ese es el Dios Interior que está encapsulado, pero que tiene todos
las posibilidades de activarse, de convertirse en una célula activa.
Todos nosotros somos como células de un cuerpo, pero ese cuerpo está
inerte, ese cuerpo debe activarse y ese cuerpo debe caminar, debe
moverse. Y es la forma como Dios se mueve, como Dios camina, como
Dios inaugura nuevas Eras de Luz, pero a través de nosotros.
Juan Ruiz: Bien en primer lugar, hay que tener esperanza. Esperanza
decimos de aquello que no se ve, pero que se sabe que existe. Sabes
que quieres conectar con tu guía y eso es una gran ganancia. Eso es
realmente una gran certeza y de pronto quizás no lo sepas que es tu
guía que se está manifestando y no sabes que se está manifestando,
porque tú quieres que se manifieste de una manera específica y eso es
importante que lo veamos, muy importante. Dios es una unidad múltiple
perfecta y se puede manifestar tu guía a través de muchos modos
variados.
http://www.formarse.com.ar/articulos/chamanismo.htm