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"NINGÚN hombre es una isla, completa en sí misma; todo hombre

forma parte del continente, parte de la tierra firme; si el mar se


llevara un simple terrón, Europa sería menor, igual que si se
llevara un promontorio o la finca de tus amigos o la tuya propia; la
muerte de cualquier hombre me disminuye, porque me intereso en
la humanidad; de modo que nunca trates de averiguar por quién
doblan las campanas; doblan por ti"

(John Donne, poeta inglés del siglo XVII)

1933 - 1945
Millones de judíos, gitanos, homosexuales,
enfermos mentales y discapacitados psíquicos y
físicos murieron como víctimas en la Alemania
nazi simplemente por ser lo que eran.
No tuvieron ningún recurso, ninguna alternativa.
Bajo aquel sistema perverso, su muerte fue
inexorable. Había otros, sin embargo, que
no estaban obligados a morir. Podían haberlo
evitado, pero, por sus principios, prefirieron
no hacerlo. Sufrieron la agonía del Holocausto
porque se atrevieron a oponerse a Hitler y a su
filosofía racista de supremacía. Sin embargo, el
público en general sigue sin tener conocimiento
de la brutal persecución a la que se vieron
sometidos y de su valerosa respuesta.
Este es mi particular reconocimiento para …
Después de la comunidad judía, los Testigos
Cristianos de Jehová fueron el grupo que, en
proporción a su número de miembros, pagó a la
barbarie nazi el tributo más elevado.
Fue la única confesión religiosa que recibió un
distintivo propio por oponerse a la ideología nazi hasta
las últimas consecuencias:
el triángulo púrpura.

Fueron los únicos a los que se ofreció una


escapatoria. Con solo firmar una declaración de lealtad
a Hitler en la que se decía que renunciaban a sus
creencias, podían salir en libertad. La inmensa mayoría
prefirió no firmar, prefirió sufrir persecución a
transigir.
El 97% de los Testigos de Jehová fueron
perseguidos de un modo u otro.

Las cifras hablan por si mismas...

Deportados y encarcelados: c. 10.000


Muertos por malos tratos: c. 2.500
Sentenciados a muerte: 253
Niños arrancados de sus padres (casos conocidos): 500
Pérdida de empleo: 1.687
Pérdida del negocio propio: 284
Pérdida del hogar: 735
Prohibición del régimen a ejercer el propio oficio: 457
Confiscación de propiedades: 129
Negación de la pensión: 826
Personas que sufrieron otras pérdidas personales: 329
Matrimonios disueltos por presión de los funcionarios: 30
Hombres, mujeres y niños de esta confesión se
negaron a saludar a Hitler, a prestar el servicio militar y
a fabricar armas.

Mientras que las confesiones religiosas estatales


apoyaron el esfuerzo bélico de Hitler, los Testigos de
Jehová mantuvieron valientemente la esencia de la
herencia cristiana.

Permitidme que ponga nombre y rostro a solo dos de


ellos.
Max Liebester y Simone Arnold
“Max ha sobrevivido a seis campos de concentración. Ella sufrió a la
edad de 13 años los rigores del fanatismo nazi al rechazar el obligado
saludo público a la figura del führer. La familia de Simone pertenecía
a la raza aria bendecida por el régimen en Alsacia, región germanófila
de Francia. Sin embargo sus firmes convicciones pacifistas
marcadas por su pertenencia a los Testigos de Jehová marcó su
trágico destino.

Delatados por sus vecinos, la familia fue disgregada por el nazismo.


Sus padres fueron confinados en campos de exterminio, y ella,
declarada enemiga pública, fue internada en un correccional. Su
hermano fue usado como cobaya humana.

Durante la posguerra su madre se negó a denunciar a su delatora y


años más tarde, aquejada esta de un cáncer terminal, la cuidó hasta
su muerte.”
(Extraído del periódico El Mundo 25 de octubre de 1999)
Los Bibelforscher, (como les llamaban los
nazis) envejecidos ya, observan hoy como la
suya es la historia no narrada del holocausto.

Considero un honor haber conocido a algunos


de estos Testigos fieles. Su valor y
determinación constituyen un gran testimonio y
un magnífico ejemplo hasta este día. Libraron y
ganaron la lucha por el derecho a adorar a su
Dios, amar al prójimo y decir la verdad.
"Necesitamos las historias de los
héroes y los mártires para que nos
recuerden eternamente que hubo
quienes estuvieron rodeados de
tinieblas mucho más densas de lo que
la mayoría de nosotros puede
concebir, y sin embargo, manifestaron
públicamente la dignidad, integridad y
libertad de la persona humana".
Franklin H. Littell
rosamahevia@hotmail.com

Mi agradecimiento para
www.memoriadeuntestimonio.org

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