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Tótem es una expresión tomada de los Pieles Rojas.
El ser toqui o cacique no se adquiere por merced ni elección, sino por herencia, de modo
que muerto el cacique pasa el cargo al hijo o al más capaz i si el hijo mayor es pequeño,
ejercita el cargo el hermano del cacique difunto o el pariente más cercano, hasta que el
hijo mayor tiene edad competente (1)
(1) Rosales. Historia, tomo I, pg. 139.
Toqui se llamaba también el hacha de piedra que usaban como insignia estos jefes. “Y la
nobleza del toqui jeneral les proviene a los que le son de tener un toqui, que es tener
hacha de piedra con que mataron a un gobernador o jeneral por su mano e industria. Y
este toqui con quien hizo esta hazaña, queda por armas de su linaje i le van heredando
los hijos como un mayorazgo (2)
(2) Rosales. Historia. Tomo I, pg. 138.
Pg. 27
Tabú Religioso
En este orden de prohibiciones entraban la interrupción de un acto religioso i jugar a la
chueca en el sitio en que de ordinario se celebraban los ngillatum (rogativa) i donde está
plantado el fetiche de madera (adentu mamill).
El mito pihuichéñ (culebra alada) se consideraba tabú; nadie intentaba mirarlo cuando
se sospechaba que estuviera en algún paraje.
El juego de la chueca en la noche estaba tabuado, porque a esa hora solamente lo
practicaban los brujos (calcu).
Pg. 118
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CAPITULO V
MODALIDAD GUERRERA
Daban a sus actos de valor toda la publicidad i resonancia que establecían las
costumbres: “Y así, dice un cronista, en dando una buena lanzada a otro cuando pelean i
en matando a otro, da dos saltos el indio matador i publica en voz alta su hazaña para
que todos sepan como es valiente i diche inche (yo) nombrándose y dándose a conocer a
todos, así amigos como enemigos”.
El mismo agrega: “Son feroces y crueles notablemente en sus venganzas, despedazando
inhumanamente al enemigo cuando le dan a las manos, levantándole en las picas,
haciéndolo pedazos, sacándole el corazón i relamiéndose en su sangre (*)
(*) Rosales. Historia. Tomo I, pg. 117.
La cruel excesiva pocas veces ha faltado como rasgo dominante en las costumbres
guerreras de las colectividades incultas.
Esto se originaba de la influencia de las instituciones, del medio social, de los instintos
heredados y de las represalias contra la crueldad a veces igual de los españoles.
Los sentimientos humanitarios no existían en esas colectividades o bien se manifestaban
débiles o intermitentes.
Todas estas circunstancias encuadraban en la mentalidad del araucano.
Por eso él, que se manifestaba endurecido al propio dolor físico, a los suplicios que se le
imponían, impasible a los golpes de su accidentada vida, miraba con igual indiferencia la
desgracia ajena, era inaccesible a la piedad.
Se hacía el egoísmo menos feroz en los pueblos no civilizados cuando aumentaban los
medios de vivir, nacía entonces la hospitalidad.
Esta lei común es la que explica la ferocidad de nuestros aborígenes con los vencidos i la
muerte de los prisioneros, en medio de una ceremonia que conservaba los restos de
canibalismo, particularmente en el primer período histórico hasta el siglo XVII.
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A medida que se humanizaba más la guerra, el motivo económico del rescate y la
esclavitud reemplazó al canibalismo.
Pg. 145
PARTE SEGUNDA
EL ALMA ARAUCANA
CAPITULO XI
La Majia
Nota:
Pineda y Bascuñan “Cautiverio Feliz”. (Editorial Zig-Zag, Tercera Edición, Santiago), pg.
135:
Huecuvuyes = sacerdote; huecu = tío por parte de madre; fuy = fue o era. La acepción
sería: fue mi tío.
Pillán-algue = demonio; pillán = diablo; algue = ¿si?
Renis = sacerdotes; actualmente reni significa “son todos iguales”, para indicar
igualmente en algo determinado. Ejemplo: Reni fotem = Son todos mis hijos
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interior de los cerros i cordilleras. Es un verdadero mundo subterráneo (reni) que cuidan
culebrones (ihuai) i otros monstruos antropófagos.
Lo cierto es asimismo que la mentalidad religiosa del indio no alcanzó a idear un ser
supremo, creador de las cosas, abstracción que exije un poder intelectual más
desarrollado que el suyo.
El pueblo araucano, como tantos otros de desenvolvimiento incompleto, no ha sido
tampoco demoníaco en el sentido cristiano, o lo que da lo mismo, no ha poseído la idea
de un ser espiritual con los caracteres del demonio.
Lo que se presenta como base fundamental de las antiguas y modernas representaciones
religiosas de los araucanos, es un dualismo de espíritus buenos i malos. Figuraban en el
primer grupo los de sus antecesores i los que concedían beneficios. Se reputaban
maléficos los que conspiraban constantemente contra la felicidad i la vida de los
hombres.
A estos últimos pertenecían los huecuve, espíritus malignos innumerables, fuerza
misteriosa que representaba la destrucción y la muerte.
Los huecuve vivían en constante lucha con los espíritus protectores i haciendo toda clase
de males en la tierra araucana: ellos causaban las enfermedades i las muertes, las
epidemias de los animales, la peste de los sembrados i todos los contratiempos que de
un modo imprevisto sobrevenían al individuo, como el cansancio de la cabalgadura, las
caídas, los incendios, etc. * (*cronista)
Uno de sus procedimientos más usuales para dañar a los hombres era dispararles una
flecha tan pequeña, que no se sintiera penetrar en el cuerpo. Los machis poseían el
secreto de poder extraerlas.
Pg. 294
El Meulen
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Espíritu que reside en el torbellino, persiste todavía como un jenio perjudicial, pues
cuando pasa por algún paraje i alcanza a envolver a un mapuche, le causa alguna
enfermedad grave; puede conjurarse por medios májicos.
Consideran los mapuches que algunos epilépticos i locos han sido envueltos por el
Meulen i que, en general, los que padecen de enfermedades delirantes y convulsivas
están poseídas de un espíritu malo.
Pg. 299
En el lugar de Puquilon, de Toltén bajo, en un sitio que los indios llaman Erquitue
(donde se descansa), se levanta una de estas piedras sagradas, en un cerrillo que bordea
el camino público. Ahí se detienen los viajeros e indígenas a dejar ofrendas i hacer
invocaciones.
Cerca de este paraje hai una laguna donde se cree que habita un caicai (animal
mitológico) (4) Informes recogidos por el autor.
Se sabe por tradiciones que en las cercanías de las lagunas andinas existieron en otras
épocas, en número no escaso estas piedras reverenciadas por los indios. Se explica este
hecho recordando que los indios de los Andes se recojían en el invierno a las orillas de
los lagos, donde el agua no alcanzaba a congelarse. Dejaron ahí restos de objetos
domésticos, de armas i otros, que han sido tomados erróneamente por algunos viajeros.
Como demostraciones de una remota i adelantada población que habitó en los valles
andinos. * (Informes anotados por el autor)
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piedras pequeñas que jiran en un hueco por la fuerza del agua. Es la misma causa que ha
formado excavaciones en algunas rocas de los países de Europa, llamadas en Suiza
Gletscher – Mühle, ventisquero molino.
Pg. 302
Mitos antropomórficos
Mitos de origen totémico
De los mitos de orijen totemista, que tienen morada en la selva se cuenta en primer
lugar el Pihuicheñ (Pimuychen de Febres)
Trequehuecufe (cuero huecuve), llaman los indios a un pulpo de las dimensiones de piel
de ternero armado de garras en todo su alrededor.
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El mito antropomórfico actual anchimallén, enano maléfico, se ha construido sobre el
mito espíritu Anchimalguen (2)
(2) véase el capítulo anterior a los espíritus.
Pg. 325
Cuento de Anchimallén
De Traman, del lugar Chanquin
Una noche un hombre llamado Juan Lollimil quiso pasar un rato de alegría y resolvió ir a
la casa de su novia llamada Niacita.
Grande fue su sorpresa al aproximarse al cuarto de su novia; un anchimallén se
encontraba en el interior conversando con la madre de Niacita.
Lollimel con gran sigilo i como pudo entró a dicho cuarto i se ocultó debajo de la cama
para oír la conversación. Fue grande su terror al oír al brujo que le pedía con insistencia
su hija para comérsela, para satisfacer su apetito. La pobre vieja pedía suplicante al
brujo que le dejara su hija mayor i si quería, ahí tenía a la menor.
Lollimel no pudiendo aguantar por más tiempo la respiración, decidió retirarse i
arrastrándose como pudo, se retiró.
Al día siguiente contó a sus amigos lo que le había pasado con un anchimallén.
A las pocas horas después, con gran pesar de su corazón supo la muerte de Niacita, la
cual había sido víctima del anchimallén.
Fue un golpe grande para el pobre Lollimel matarle a su novia, a la que profesaba un
amor ardiente.
Un Huallipeñ
De Manqueo, Metrenco
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Las mujeres, vacas i ovejas que lo ven, tienen hijos defectuosos o mellizos, casi siempre
uno defectuoso.
Hai que matar uno, el malo. Por eso ántes se mataba uno de los mellizos de la mujer,
éstas no querían tener hijos huallipeñ, ni parecerse a los animales en tener tantos.
Entierro de plata
De Julian Aguaya, guaraní que se vino de la Arjentina. Vive en Imperial. Casado con
María Jaramillo (mapuche).
En un lugar salía un perro cuando iban dos o una persona. Cuando iban hartos no salía.
Todos decían que había entierro.
Un mapuche con otro amigo se convidaron a ir a sacar el entierro. Fueron i al llegar, el
otro compañero tuvo miedo i se volvió. Entonces él fue solo; se apretó bien el cinturón i
con el cuchillo en la mano siguió andando. De repente le salió el perro: él comenzó a
pegarle; el cuchillo no se atajaba; pasaba no más. El perro arrancó. Él iba detrás
hachándolo. De repente se formó un pequeño remolino i desapareció el perro. Entonces
él se puso a escarbar con el cuchillo ahí mismo.
Luego halló un cuero con ceniza. Lo sacó para afuera; le botó la ceniza i encontró
estribos, espuelas de plata i arciones. No le contó a nadie hasta después del año, porque
se mueren cuando cuentan.
Ihuavilu (especie de dragón) i anchimallén (mito) cuidan los entierros.
Pgs. 330-331
Entonces lo vieron de noche que iba bajando a pararse a la piedra grande que había
cerca del cerro. Paró el cherruve ahí; dejó rastro de dos patas de un macho. Llevaron la
piedra los chilenos al pueblo de Traiguen.
Cherruve
Del mismo
Andaba en el campo cuando era joven. Entonces vi el cherruve en una vega. Estaba
parado. Tenía harta plata en el cuerpo i oro (milla). Entonces pensé en lo que me iba a
suceder. No me sucedió nada; era un cherruve bueno. Por eso no quedamos tan pobres.
(375 hect.)
Cherruve
De Ramón Lienan
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El hombre i la mujer chonchoñ.
De José María Lonquitén, de Pillanlelvun
Un mapuche joven tenía una mujer. Iba todas las noches adonde ella. Un día él andaba
en una fiesta i en la noche fue a donde ella. La encontró sin cabeza. Trató de salir i
quedó cerca de la casa recostado para saber como llegaba la cabeza. Como al venir el
día sucedió que llegó un huerrafe, guaraivo (Ardetta exilis) revoloteando encima de la
casa, i al poco rato desapareció el pájaro; él entró al rato i la encontró con cabeza.
Habló con ella solamente i en el día se retiró. No fue más; le tuvo miedo.
Pg. 336
Dice una niña llamada Huilcao que su madre era María i su padre Queupil.
Hueilcao que estaba una noche despierta sin hablar una palabra vio levantarse a su
padre muy tarde de la noche a ver a los animales en el corral. Su madre le dice al
marido: “lleva tu compañero”
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El hombre no habló una palabra del compañero; no había nadie más.
Huilcao temía que le ordenasen salir a ella por que estaba la noche muy oscura.
Ella se hizo mui dormida. El compañero que salió fue una lucecita que alumbró todo
adentro i salió tras de su padre.
Este era un anchimallén.
Pgs. 339-340
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mano se volvió una piedra en forma de un hombre. El mapuche guardó la piedra para
siempre.
Encontrar una visión se llama perimontun. Le dio el nombre de cherruve cura.
Se mantenía con plata de chafalonía. El mapuche despedazaba estribos, espuelas i
frenos de plata i los colocaba debajo; esta plata se iba mermando poco a poco. Esta
piedra anunciaba cuando había alguna guerra. Salía a volar de noche en forma de un
cometa; éstos se llaman cherruve en mapuche.
Cuando llegaba a alguna parte, metía un ruido estruendoso i cuando llegaba a la casa, la
misma cosa.
Cuando su amo iba a la guerra, anunciaba bueno o mal viaje. Amanecía en la mañana
con la boca teñida en sangre.
Este mapuche fue un hombre mui rico por su piedra.
Pgs. 343-344
Cherruve
De Pichón, de Galvarino
El padre mandó a su hijo a buscar un caballo que estaba amarrado en un junquillar. Fue
allá. Entonces vio mucho fuego que relumbraba. Miró para arriba. Era un hombre de a
caballo en un macho mui largo. El caballo se asustó. El joven también porque se dicen
que beben sangre del hombre.
Botaba fuego por la boca; galopaba a saltos mui largos, iba para el sur por el aire. El
joven se escondió. Después lo miró; iba bien lejos.
Cuando para en un lugar, se siente como un trueno un momento.
Para donde iba, murió un cacique.
Pg. 346
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Estando adentro de la casa, oyó una conversación de los viejos. El hombre decía a la
mujer: “Me falta muy poca plata para comprar un huitranalhue que me venden.
Aquí nos hace mucha falta, para que vea de noche los animalitos que tenemos. Es mui
importante tener uno donde hai algo que cuidar; cuando roben, para que siga los rastros
i cuando estén robando, para que sorprenda a los ladrones”.
El mapuche joven no volvió más. Tuvo miedo.
Pg. 356
Una mujer andaba con su marido, un hijo y otros más. Se apartó. La buscaron cuatro
días, llamándola, hasta que se aburrieron.
El hijo tendría como veinte años. Un año después el hijo salió para la Arjentina.
Cuando llegó su padre se había muerto i estando en casa de unos amigos, su tropilla se
perdió; dijo: ¿Quién me la habrá robado? Se puso a seguir por los rastros. Entre los
rastros de los caballos también iba un perro mui grande.
Llegó a la altura i los rastros siguieron adelante; llegó por unos bajos, ni noticias de los
caballos. Se subió a otra altura i divisó una casuchita que estaba humeando i dijo: “Voi a
preguntar; puede ser que los hayan visto pasar”.
Cuando llegó a la casuchita dijo: ¡oiii!! como es costumbre entre los indígenas cuando
llegan a cualquiera casa, como queriendo decir ¿hai jente?
Cuando de repente sale una mujer i lo queda mirando; asustada ella le dice,
abrazándolo: “Pase para dentro, hijo; ¡sientese!” Él conoció a su madre i lloraron
mucho.
Luego él le preguntó por su caballo i ella le dijo que sus caballos no estaban perdidos.
Yo he mandado buscar sus caballos con el fin de verlo a usted, he tenido mucha pena
por Ud.
Ahora yo estoi casada i tengo dos hijos que son sus hermanos; no están aquí andan
buscando o cazando choique (avestruz) pero luego llegan.
Ella miraba cada momento si venían ellos. Dice a su hijo: “Van a llegar en forma de
perros i Ud. no les tenga miedo; se acercarán como gimiendo; Ud. les dice; ¡éé!!! como
saludándolos sus hermanos igualmente i se irán a echar al lado de usted i no les tenga
miedo”. “Si traen carne, yo voi a hacer que comer i le voi a servir a Ud. i Ud. no se va a
servir nada. Si se sirve, puede perder el sentido, va a fingir que se está sirviendo”. El
hizo tal como le había dicho su madre, cuando llegaron.
Los perros empezaron a jemir como hablando con su madre; entonces ella le dijo: “Están
diciendo que Ud. se aloje y que se vaya mañana”.
No aceptó nada con tanto miedo i luego se despidió. I le dice su madre: “Uno de sus
hermanos va a ir a ponerlo en camino; va a empezar a gemir; usted le dice adiós.
“Usted se va a venir aquí dentro de un año más”.
Éste contó todo cuando llegó a casa de su amigo i dijo: “Quizás voi a morir, porque ella
me dijo que va a llevarme dentro de un año más”.
Así fue; al año murió. La carne que trajeron eran cabezas, dedos i brazos de jente; ella
decía que andaban cazando choiques.
Los perros eran cherruves i la mujer estaba cazada con cherruve.
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Esto me contó una mujer que también andaba en los pinales cuando se perdió la otra.
Dicen que siempre se pierden mapuches en la cordillera Llaima.
Un pihuicheñ en Cholchol
De José Manquian
Un Trelquehuecufe en Quepe
De Manqueo
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