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La única cosa necesaria

Acción silenciosa

Vivimos en una época de inseguridad psicológica y material casi generalizada.


Muchos no encuentran mas apoyo en instituciones o organizaciones de este mundo
concreto. Ya percibieron que actualmente solo pueden sentirse seguros en el nivel
espiritual, área de la consciencia que esta más allá del cuerpo físico, de las
emociones y de la mente. Es en ese nivel que se encuentra el Yo Superior, el alma,
el núcleo de consciencia universal presente en todos.

Llamamos seguridad al estado que casi todos buscan, mas esa no es la palabra que
mejor traduce lo que experimentamos al contactar los niveles espirituales. En esos
niveles de consciencia todo es tan dinámico que no existe la estabilidad o la
tranquilidad como normalmente las entendemos.

¿Qué tipo de seguridad entonces necesitamos?

A propósito de la seguridad que surge de nuestra sintonía con los niveles


superiores, hay un pasaje bastante claro narrado en el Nuevo Testamento. En uno
de sus viajes, Jesús se hospedo en la casa de dos hermanas llamadas Marta y
María. Cuando llego, María se sentó a sus pies, recostó en Jesús la cabeza y se
aquieto. Marta, al contrario, se agitaba en muchas tareas, barría la casa, preparaba
la comida, se movía sin cesar. Notando que María permanecía quieta, Marta le
pregunto a Jesús:

Maestro, ¿No ves que mi hermana me deja sola con el servicio de la casa? Dile,
pues, que me ayude.
Jesús respondió:

Marta, Marta, andas inquieta con muchas cosas, más una sola cosa es necesaria.
María escogió la mejor parte, y esta jamás le será arrebatada.
En ese breve episodio, vemos la importancia de la quietud, del silencio y la soledad
para encontrar la "mejor parte". ¿Seria ella la seguridad buscada hoy en día y no
encontrada exteriormente? En verdad, esa actitud contemplativa puede no sólo
llevarnos al equilibrio, sino a nuestra verdadera acción y a nuestra meta en la vida,
que no siempre conocemos. Consecuentemente, la quietud posibilita no sólo vivir
bien, sino además ser útiles en el mundo en está época tan carente de tantas cosas
y valores.

¿Pero como puede alguien ser útil estando quieto? Esa es una de los más preciosos
descubrimientos que una persona puede hacer.

Quietud, Silencio y Soledad.

La quietud, el silencio y la soledad de María no significan inacción o inercia. Una


persona en ese estado de calma puede actuar de forma mas dinámica y poderosa
de quien alguien que se agita. ¿Pero, entonces, que significan?
Tal quietud dice al respecto a la acción interior, desinteresada, que no precisa
reconocimiento, la gratitud y ni siquiera requiere ser notada. En el episodio bíblico
que narramos, María estaba simplemente quieta, sin necesidad de demostrar lo que
hacia, al contrario que Marta, que trabajaba y llamaba la atención para mostrar que
estaba siendo útil. Esa quietud, ese recogimiento, es una fuerza que pocos
conocen.

Dicen que fueron los dos mil monjes silenciosos, contemplativos, habitantes de las
grutas del Monte Athos, que hace mil años garantizaron, con su irradiación
espiritual, que el planeta no se desintegrase en medio de los ataques de ciertas
fuerzas caóticas alimentadas por la dispersión en que vive casi toda la humanidad.

¿Que significa una actitud silenciosa? ¿Silencio es sólo quedarse callado, sin decir
nada? ¿Es mutismo? Si fuese así, ambas mujeres del episodio bíblico podrían ser
consideradas silenciosas, pues no estaban conversando. Pero, la verdad, el silencio
es más que eso. Marta, que observaba a la otra y la criticaba mentalmente, por
más que estuviese callada, no estaba silenciosa. María, que permanecía sentada y
no trataba de controlar a la hermana, ella, sí, estaba silenciosa y según Jesús,
escogiera la mejor parte. El silencio es un estado interno en que no hay criticas, ni
deseos, ni cobranzas o interferencias.

¿Y la soledad? Según este episodio, es la consecuencia del silencio y de la acción


desinteresada. Cuando quietos y en silencio, no deseamos, no comparamos:
estamos estables en nosotros mismos, no divididos, y nos sentimos uno con todo lo
que nos rodea. En ese estado experimentamos ser una perfecta unidad, esto es,
nos reconocemos solitarios.

Quien es de ese modo solitario reúne en sí energía, pues toda su potencia esta
concentrada en el interior del ser y es irradiada para el mundo como un bálsamo o
como un poder de reconstrucción.

Expansiones

La lección que nos da la respuesta de Jesús es que la única cosa necesaria es estar
quieto, silencioso y solo, aunque como María, conviviendo con otros. ¿Y como
conseguirlo? Abandonando intereses personales y egoístas, y pasando a intereses
más amplios; colocando las necesidades de otros, de grupos y del planeta en que
vivimos por sobre las necesidades personales, que ni siempre son verdaderas, sino
productos de hábitos y vicios.

Esa ampliación de la conciencia personal para la conciencia de grupo y de


realidades mas amplias es un trabajo cuyo resultado depende de las intenciones de
la persona. A veces es un largo camino, que se da por etapas.

Veamos un ejemplo: el hecho de construir una casa puede tener diferentes


connotaciones en las diversas etapas de desenvolvimiento de una persona. En la
primera de ellas se aspira a una casa propia y se construye esa casa para vivir
como se idealizo. Se trabaja por intereses materiales y observando la realización de
los deseos y de necesidades individuales. Es una fase importante en el principio de
la evolución.
En una segunda etapa, se construye la casa no exactamente para sí, sino para los
hijos, la familia, para aquellos que se quieren bien - se construye la casa para
personas con quien se tiene afinidad. Y eso también puede ser muy importante.

En la etapa evolutiva siguiente, se construye la casa con finalidades altruistas: una


causa filantrópica, una idea elevada. La casa es entonces usada en beneficio de
muchos. Ese ya es un punto de la evolución más avanzado que los anteriores. Actos
altruistas liberan la persona de ciertos débitos karmicos y le permiten ingresar en
una etapa posterior, etapa muy especial.

La etapa deseada

En el ejemplo de la construcción de una casa encontramos las fases por la que


pasa la idea de propiedad, del uso que se le da a las cosas materiales. La primera y
la segunda etapa corresponde a la actitud de Marta.

Y cual sería la etapa anhelada, que viene después de ese desenvolvimiento de la


consciencia? Sería la manifestada por María, que no-tenia preocupación de hacer
nada para si, ni para dar a alguien en especial. Ella no quería bien alguno, pues
sentía el bien en su propio interior - mantenía el bien en su propio interior, y estaría
siempre bien donde quiera que fuese. a los pies de su Hermano Mayor, Jesús, María
representa ese estado de unión profunda, estado de quien nada desea. El ser de
María, por estar entero y unido, participaba de lo que sucedía a su alrededor, pero
no como Marta. Como nada deseaba, estaría bien en cualquier parte, y libre de lo
que sucede exteriormente. Se encontraba recogida , en unión con aquella que
barría y también con su instructor sentado ahí a su lado.

Cuando estamos internamente unidos, no divididos, y por lo tanto quietos, en


silencio y solitarios, entramos en otra orden de cosas, una orden espiritual. Al
cumplir la única cosa necesaria, ya no luchamos por la vida: todo el bien es
reconocido como realidad dentro de nosotros mismos.

Sintiendose en casa dentro de si, María no deseaba construir ninguna casa. Su ser
era libre para vivir en cualquier lado.

Por estar en quietud y unida, no necesita observar a Marta y a sus acciones. En ella
no hay critica, no hay deseos, ningún tipo de cobranza en relación al prójimo.

María, que practicaba la única cosa necesaria, por más que permaneciese allí
sentada no estaba inerte. Segura, entera en lo que vivía, sin exigencias, se
mantenía en paz, estable en los niveles superiores de su consciencia. Así como
estaba sentada, podría estar barriendo, cocinando, lavando, o ejecutando cualquier
otra tarea externa, pues la única cosa necesaria no es lo que hacemos
prácticamente, más la actitud de silencio interior, la quietud y la soledad en todas
las actividades que realizamos.

Así nos preparamos para acciones que pocos están aptos para cumplir, acciones que
exijan imparcialidad, no involucrarse con situaciones externas, precisión y entereza
en la ayuda al mundo y a las personas.

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