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“Pues si por la transgresión de uno solo

reinó la muerte, mucho más reinarán en


vida por uno solo, Jesucristo, los que
reciben la abundancia de la gracia y del
don de la justicia. Así que, como por la
transgresión de uno vino la condenación
a todos los hombres, de la misma manera
por la justicia de uno vino a todos los
hombres la justificación de vida”.
Romanos 5:17 y 18
Hubo solamente dos historias de
tentaciones desde el comienzo de los
tiempos.
Primer Adán en el Jardín del Edén =
caída del hombre.
Segundo Adán, Jesucristo = caída de
Satanás.
La tentación es siempre un camino
alternativo.
Es la forma como Satanás te ofrece
ahora lo que Dios quiere darte a
futuro.
Satanás dice: “Yo puedo hacer de ti
alguien… puedo darte poder… pero
necesitas inclinarte ante mi, ahora”.
Así como Adán decidió y Jesús
decidió, también tú tendrás que decidir
tu respuesta para Satanás cuando
venga a seducirte con un camino
alternativo.
Tú puedes decir: “Pero esas
tentaciones son muy fuertes, ¿cómo
debo enfrentarlas?
Necesitamos comprender que
tentación no es pecado, sino,
incentivo para el pecado.
Ideas que nos ayudan en la hora de la
tentación:
Recuerda la promesa
de escape
“No os ha sobrevenido ninguna
tentación que no sea humana; pero fiel
es Dios, que no os dejará ser tentados
más de lo que podéis resistir, sino que
dará también juntamente con la
tentación la salida, para que podáis
soportar. Por tanto, amados míos,
huid de la idolatría”.
1 Corintios 10:13
La solución entonces, es llevar cautivo
cada pensamiento, y si consideramos
que pecamos, debemos confesar y
pedir a Jesús que asuma el control
nuevamente.
¡Esa es la esencia de vivir por Jesús!
“Ese es el principio 220:
Estoy crucificado con Cristo”
Aférrate a las fuertes
convicciones
Cuando cedemos a la tentación,
descubrimos si nuestras convicciones
son reales.
Mientras no tenemos la oportunidad
de pecar, podemos decir lo que
queramos sobre cuán fuertes y
dedicados somos.
La clave de todo es: Nunca dependas
de tu propia fuerza.
Humíllate diariamente ante el Señor,
pidiéndole que fortalezca tu fe, tus
convicciones, y, como Jesús oró, para
no dejar que seas tentado.
“Ese es el principio 220:
Estoy crucificado con Cristo”
Corre rápido
“Huye también de las pasiones
juveniles, y sigue la justicia, la fe, el
amor y la paz, con los que de corazón
limpio invocan al Señor”.
2 Timoteo 2:22
¡ Cuando estés huyendo de la
tentación, no le dejes tu dirección!
Algunos, quizá tengan que mudar de
empleo, dejar de ir a ciertos lugares, o
abandonar ciertas amistades que los
influencian a hacer el mal.
(Leer Proverbios 1:10-12)
La verdad, es que Dios está más
preocupado con la dirección de tu vida
que con tu perfección.
Si verdaderamente lo estás siguiendo,
entonces, será realizado el perfecto
trabajo de Dios.
“Ese es el principio 220:
Estoy crucificado con Cristo”
Espera con paciencia
Nuestro mundo siempre promete
resultados rápidos.
Queremos ahora nuestra gratificación.
No queremos esperar por nada.
Hay un consejo que nunca debes
olvidar: Dios guarda lo mejor para
aquellos que esperan con paciencia.
“Ese es el principio 220:
Estoy crucificado con Cristo”
Ore
“Orad que no entréis en tentación”.
Lucas 22:40
Cuando la tentación y el tentador nos
asalten, necesitamos simplemente
correr a los brazos de nuestro Padre
en oración.
Su amor nos garantiza la victoria.
Por eso, la clave es andar con Él todo
el tiempo.
“Ese es el principio 220:
Estoy crucificado con Cristo”
Afírmate en la
Palabra de Dios
“No solo de pan vivirá el hombre, sino
de toda palabra que sale de la boca de
Dios”.
Mateo 4:4
“Santifícalos en tu verdad; tu palabra
es verdad”.
Juan 17:17
La Biblia no es solamente una luz en el
camino, es también una luz que brilla
por dentro – mostrando, corrigiendo y
orientando.
Aplícala a tu corazón y a tu vida. Pasa
tiempo de calidad diariamente con la
Palabra de Dios.
Vivir por Jesús es ser una persona de
la “Palabra”.
“Ese es el principio 220:
Estoy crucificado con Cristo”
Visualiza a Jesús
“Si, pues, habéis resucitado con
Cristo, buscad las cosas de arriba,
donde está Cristo sentado a la diestra
de Dios. Poned la mira en las cosas
de arriba, no en las de la tierra. Porque
habéis muerto, y vuestra vida está
escondida con Cristo en Dios”.
Colosenses 3:1-3
Tu mente funciona no solamente como
un grabador sino también como una
máquina fotográfica – retrata todo lo
que ves.
El apóstol Pablo te inspira a fotografiar
las cosas que están arriba – las
celestiales.
¿Quién está allá? Cristo.
Próximo tema:
Vivir por Jesús es
crecer fuerte

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