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Hace varios meses con otros jóvenes, estamos llevando una radio comunitaria.
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Vivo en Peñalolén, ni pensaba nacer para la época del golpe, soy aún un lolo, pero eso
no quita que me de cuenta de lo que pasó en esa época.
Todos los años, los 11 de Septiembre, acá en la población la gente sale a protestar en
contra del golpe, es la forma que tenemos para manifestarnos en contra de todo el
horror que cometió el ejercito en contra de sus compatriotas.
Porque lo que es el gobierno y medios de prensa siempre se han hecho los lesos y sólo
hablan del 11 de septiembre para hacer sensacionalismo y mostrarnos a nosotros los
pobres, los jóvenes de las poblaciones como delincuentes y vándalos.
Nunca ha habido un repudio oficial por parte de los gobiernos de esta supuesta
democracia que habría empezado cuando yo nací.
Ojala, algún día el Estado, decrete el día 11 como fecha de duelo y luto nacional, el
Estado somos todos los chilenos y cuando lo comprendan los que suben al poder,
comprenderán que el golpe de Estado fue un golpe a la patria y a Chile entero.
El 11 de Septiembre estuve como todos los años afuera en la calle, allá en la calle lo Alto
con las Parcelas en el sector de Lo Hermida, me acerqué a una de las tantas fogatas a
conmemorar esta negra fecha.
Soy Cristian Castillo, tengo 16 años y una bala directa al corazón me mató, fue
disparada por un carabinero, estos carabineros de Chile, luego de haberme disparado
me dejaron en el suelo como si yo fuera un perro, no llamaron a la ambulancia, mi padre
me llevó al consultorio Carol Urzúa pero allá, llegué muerto.
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3-
Los trabajadores, con las actuales leyes laborales no logramos tener el peso suficiente
para poder negociar nuestras condiciones laborales con los dueños de las empresas, lo
único que tenemos son las distintas formas de presión popular, es así como hemos
tenido que llamar a paro y a la toma de las plantas, hasta que los empresarios
respondan positivamente a nuestras demandas.
Durante el año 2006, CELCO obtuvo ganancias cercanas a los 620 millones de dólares,
nosotros los trabajadores somos los que producen esos millones de dólares que la
empresa y los patrones se llevan al bolsillo para vivir en sus grandes casas de 800
metros cuadrados y mandar a sus hijos a colegios de buena calidad que valen 150 mil
pesos al mes.
Pero a nosotros, que producimos la riqueza del patrón, nos pagan 60 mil pesos
mensuales, tenemos que vivir en casas de 37 metros cuadrados y mandar a nuestros
hijos a colegios donde hay 45 niños hacinados en una sala.
Porque esta desigualdad si además nosotros, el pueblo pagamos el IVA cada vez que nos
compramos un kilo de pan y financiamos así el Estado, como ciudadanos que somos.
Hoy estoy de aniversario de matrimonio, tengo una hijita de 5 años, hace dos meses
entré a trabajar en una empresa contratista de la Celulosa Arauco, la misma empresa
que tiempo atrás fue responsable de la muerte de los cisnes de cuello negro en Valdivia.
Gano 60 mil pesos pero con las huelgas que hemos iniciado queremos llegar a los 80 mil
pesos de sueldo, eso me va a permitir ahorrar para poder tener una casa propia.
Soy un trabajador más como varios millones de chilenos, no soy violentista por
naturaleza, como han querido pintarme los noticieros, pero vivía una situación
desesperada. Por eso, cuando vi que en un acto prepotente y matonesco, Carabineros
destruyó mi pequeño vehículo y el de otra docena de compañeros, no vacilé en tomar un
montacargas y defendernos de la prepotencia policial.
Me llamo Rodrigo Cisternas, tengo 26 años y soy uno más de los cinco mil trabajadores
de Bosques Arauco, que el 30 de abril de este año, después de más de un mes de
negociaciones, decidieron votar la huelga y movilizarse para conseguir mejores salarios
y condiciones laborales dignas.
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Soy obrero pampino, hace meses, estoy participando en la gestación y desarrollo para la
organización del pueblo y de los trabajadores en demanda de salarios dignos y respeto
por nuestros derechos laborales.
He participado en decenas de reuniones, he llevado nuestro pensamiento y propuesta a
muchos lugares y oficinas salitreras donde hay miles de obreros como yo.
Al fin estamos bajando de las salitreras y vamos a Iquique para hacernos escuchar.
Somos más de 20 mil personas entre obreros, obreras, padres, madres, niños, ancianos,
dirigentes, consideramos que nuestra fuerza de trabajo, nuestro esfuerzo físico es el que
genera la riqueza de los patrones y por lo tanto, siendo el pueblo quien sostiene la
nación, el gobierno y el Estado, deben trabajar para defender nuestros derechos y
dignidad de ciudadanos.
Me llamo Juvenal Martínez, tengo 56 años y me mataron las balas del ejército chileno el
día 21 de diciembre de 1907 en la escuela Santa María de Iquique.
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5-
Desde muy joven me ha impulsado el trabajo para aportar en la organización y la
movilización de los trabajadores y la difusión de ideas socialistas mediante conferencias
y publicaciones, es decir mediante el dialogo entre los protagonistas que somos todos
los chilenos.
Junto a varias personan con las que compartimos sensibilidad social, fundé un diario que
se llama “El proletario”.
También he sido uno de los impulsores para que en Chile se homenajee a los
trabajadores y es así como en el año 1.898 celebramos por primera vez en la historia de
Chile, el día internacional de los trabajadores, es decir el 1º de Mayo.
En nuestro programa rivendicativo de los trabajadores, hay puntos como los que
guardan relación con:
Hace uno tiempo, he estado trabajando en el Comité de Obrero Mineros de salitre que
cansados de abusos y explotación se han levantado en el norte de Chile para con una
gran huelga conseguir haya un radical cambio.
La fuerza y la riqueza del país somos el pueblo y las reglas las debemos poner nosotros.
Soy Luís Olea, dirigente de toda la vida, donde hay movimiento y participación popular
ahí estoy, es mi deber y mi derecho de chileno luchar siempre para mejorar las
condiciones de vida de todos, de los que hoy están acá y de los que en 100 años más se
paren en una plaza a rivendicar derechos.
Porque los derechos nunca se agotan, cada vez que conseguimos se nos respete un
derecho, debemos ir y marchar para exigir otro.
Hoy estoy aquí, hasta el final, en la escuela Santa María de Iquique, muero junto a
3.600 personas más
Pero tengo la certeza de que en 100 años más seremos recordados y nuestras luchas
jamás se olvidarán porque de todas maneras conseguiremos en la historia avanzar e
imponer la verdad de nuestra razón.