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DIFERENCIAS EN LA PAREJA

Que bonito es vivir en pareja desde el principio y con las escalas de valores percibidas
desde la perspectiva del noviazgo o desde la primera etapa de los primeros meses, en
donde todo lo bonito se resalta y no existen diferencias por las cuales se discuta en
exceso. Pero a pesar de ser algo hermoso, ¿por qué a veces resulta tan difícil y
decepcionante?

Hay respuestas para todos los gustos, pero creo que la razón fundamental es que dentro
de cada uno de nosotros existen unas creencias que se nos han imbuido a lo largo de
nuestra historia personal y familiar, formando parte de nuestra piel de tal manera por
haberse ido entretejiendo a partir de nuestras experiencias individuales. Por esta razón
tan básica, la creencia de que uno más uno, en la vida en pareja, son dos, no llega a ser
del todo cierto.

Somos dos individualidades con nuestras respectivas formas de ver la vida y


experimentar nuestras reacciones a los estímulos y acontecimientos que suceden a lo
largo de nuestros ciclos evolutivos. Dos individualidades únicas e irrepetibles que se
acercan para convivir en pareja porque se concibe la vida de una manera en que el amor
se puede compartir con el hombre o la mujer que se decida, llevando a enriquecer todas
las parcelas que como individuos tenemos. Pero soy de la opinión que no sólo el amor
es suficiente para hacer que una pareja, un hogar, triunfe en la batalla de conseguir la
felicidad relativa que todos perseguimos; más bien hace falta una gran cantidad de
energía interior para llevar a cabo los cambios y afrontar los retos que la vida nos pone
delante. Es más, muchas veces uno de los integrantes de la pareja tiene una expectativa
de cómo debería ser su pareja y piensa que el otro espera lo mismo. En la práctica las
cosas no funcionan tan lógicamente, existen una serie de variables y procesos que
influyen y hacen del hacer pareja un fenómeno complejo.

Parafraseando a Paz X. Santa Cruz, Psicóloga de la U. De Chile y Terapeuta familiar y


de pareja, “partamos por el principio, cuando uno crece en una familia (familia de
origen) uno incorpora una serie de formas de relacionarse o patrones de relación entre
los padres y entre los adultos cercanos a la familia, que configuran una forma de vivir
en pareja. Sin embargo las diversas familias, pensemos por ejemplo familias de
descendencia italiana, tienen determinadas formas de relacionarse tal vez más
vociferante y expresiva de las emociones y las familias de culturas más eslavas son más
pudorosas en su expresión, como las familias descendientes de alemanes o ingleses”.
Imaginemos, pues, una pareja formada por dos componentes de estas dos culturas.

Tendría que haber una configuración nueva de sus estructuras en común para poder
adecuar que la raíz de la nueva formación familiar no se viera afectada en exceso por las
grandes diferencias de las expectativas que cada uno aporta en su concepción de la
relación. Asimismo no hace falta ir a diferencias de países, sino que aun viviendo en el
mismo país, en el mismo pueblo, en el mismo barrio, incluso, hay diferencias de
expectativas y conceptos a la hora de afrontar una situación más o menos
desequilibrante.

Lo que creo yo no lo crees tú, pero podemos llegar a la concepción del nuevo nosotros
para hacer de esta posibilidad de negociación un recurso válido que estabilice. No es
nada bueno ni necesario romper una pareja, una relación que se basó en el amor, por lo
tanto tal vez sea más adecuado llevar nuestra energía a encontrar soluciones que
endulcen y nos hagan mirar con otros ojos lo que, en apariencia, se ha convertido en una
auténtica monotonía, un cansancio,...un desamor. Aunque cuando llega el
desamor...mala cosa.

Debido a estas situaciones que estamos tratando, es necesario que el orientador familiar
tenga en cuenta siempre que la cultura y las costumbres influyen de manera
determinante en la conjunción de la pareja y en el arte de formarse como tal, en la
concepción que cada uno tiene de lo que es SER y de CÓMO comportarse en pareja. La
diferentes expectativas ante un mismo hecho suelen ser el quid de la cuestión para que
den comienzo las “batallas”.

23/10/ 2008 Artículo De JUAN JOSÉ LÓPEZ NICOLAS, Orientador Familiar de la


página terapiayfamilia.blogspot.com

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