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Pensamiento positivo

El pensamiento positivo nos puede cambiar la vida. Al tomar conciencia de


que somos la realidad que percibimos a través de nuestros sentidos,
confirmamos que la manera en la que nos sentimos determina nuestra forma
de ser y de vivir en el mundo. Si estamos tristes, veremos tristeza en
aquello que estemos observando. Si estamos alegres, veremos alegría. Más
que nada porque solemos proyectar nuestro estado de ánimo al etiquetar
aquello que vemos.

Así, hemos de ser conscientes de la responsabilidad que esta evidencia


implica. Sobre todo porque nuestro pensamiento tiene unas consecuencias
brutales sobre nuestro organismo. Cualquier pensamiento genera
inmediatamente una emoción, que a su vez condiciona nuestra manera de
actuar. Por eso, si pensamos positivamente estaremos dando el primer paso
para llevar a buen puerto cualesquiera sean nuestras intenciones. Concebir
pensamientos que provoquen instantáneamente emociones como la alegría, la
paz, la armonía y el bienestar refuerzan nuestro sistema inmunológico y, por
ende, mejoran notablemente nuestra salud y calidad de vida.

En cambio, si pensamos negativamente lo único que conseguimos es


envenenarnos a nosotros mismos con emociones tan nocivas y destructivas
como el odio, la ira, el resentimiento y la venganza. Y más vale que tengamos
cuidado: con el tiempo vamos creando sólidas redes neuronales, que pueden
llegar a convertirnos en adictos a este tipo de emociones, lo que genera que
nuestra vida se oscurezca y seamos víctimas del colmo de nuestra
personalidad, ego o falso yo: la depresión.

Además, dado que no somos capaces de controlar la mayoría de las


situaciones externas que nos suceden, tan sólo nos queda la libertad de
escoger de qué forma interpretamos estos hechos. De nosotros depende
intentar ver lo positivo de cada cosa que nos ocurra, así como también
depende de nosotros quedarnos con la parte negativa. Así, somos en parte
dueños de nuestro destino. Por eso, al interiorizar la poderosa influencia
que tienen nuestros pensamientos sobre nuestra existencia, tan sólo queda
hacernos una pregunta: ¿qué queremos: reforzar nuestro interior con
positivismo y vitalidad o destruirlo a base de negatividad y conflicto?

Y si todavía no lo vemos claro, basta con que ahora mismo nos pongamos a
pensar en momentos bellos y hermosos de nuestra vida, por un lado, o en
situaciones desagradables y penosas, por el otro. Dejémonos llevar por
estas dos vertientes durante unos minutos, primero por una y después por la
otra, y verifiquemos el impacto que tienen estas dos opuestas formas de
pensar en nosotros y en nuestra vida. La primera tendencia nos conduce
hacia nuestra esencia y la segunda suele invadirnos cuando estamos
identificamos con nuestra personalidad, ego o falso yo. Y así, vemos que
todos nosotros somos alquimistas, capaces de convertir el plomo en oro y
viceversa.

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