AÑO I

Jerusalem Palestina nº 11

UN ESTILO LITERARIO
ORIENTAL: LAS PARÁBOLAS
r*" n todo el Oriente, y parábolas, es decir, com-
C especialmente en las paraciones narradas a
Escrituras judías, se po- manera de historias, a
nen constantemente com- través de las cuales expo-
paraciones y ejemplos to- ne su doctrina y sus exi-
mados de la naturaleza y gencias.
de la vida humana para Traslada así a s u s
dar a entender las ense- oyentes de las cosas co-
ñanzas.
Jesús se ha acomoda-
nocidas a las desconoci-
d a s , al tiempo que les
Jesús explica a sus
do a este método y utiliza obliga a reflexionar. Discípulos la parábola
del sembrador
MARCOS 4, 10-20
Jesús enseña muchas cosas Cuando Jesús se ha quedado solo, los que estaban a su
alrededor con los "doce", le han preguntado el sentido de
por medio de parábolas la parábola, y les ha dicho:
- " A vosotros se os ha concedido conocer el misterio
DIVERSO RENDIMIENTO del Reino de Dios, a los que están fuera, sin embargo, to-
DE LA SEMILLA SEGÚN EL TERRENO do se les ofrece en parábolas para que, al mirar, miren y
MARCOS 4, 1-9
no vean, y, al oír, oigan y no se den cuenta de lo que oyen
Jesús ha empezado a enseñar de nuevo, a la orilla del no sea que se conviertan y se les perdonen los pecados".
lago, y se ha congregado junto a Él una multitud tan nu- Seguidamente, les ha dicho:
merosa que ha sido necesario subirse a una barca en el -"¿No sabéis lo que quiere decir esta parábola?, pues
mar, mientras la gente se ha quedado en tierra junto a la ¿cómo vais a entender las demás?:
orilla. " E l sembrador siembra la palabra. Unos son los que es-
Les ha enseñado muchas cosas sirviéndose de parábo- tán a lo largo del camino; en sus almas se siembra la pala-
las. Enseñándoles ha dicho: bra de Dios y, en cuanto la oyen, llega satanás y arranca
-"¡Prestad atención! Mirad, un sembrador salió a sem- la palabra que se había sembrado en su corazón".
brar y, al hacerlo, una parte de la semilla cayó junto al ca- "Del mismo modo, hay otros que reciben la palabra co-
mino y vinieron las aves y la comieron". mo el pedregal. Éstos, al oír la palabra, la aceptan con
"Otra semilla cayó en un pedregal, donde apenas tenía alegría pero, por carecer de raigambre en sí mismos y ser
tierra y brotó enseguida ya que no tenía profundidad el te- inconstantes, cuando llega la tribulación o la persecución
rreno pero, cuando salió el sol, se abrasó y, por no tener por causa de la palabra, enseguida se escandalizan".
raíz, se secó". "A otros les sucede como a la semilla sembrada entre
"Otra parte de la semilla cayó entre espinas, las espinas, espinas: escuchan la palabra, pero llegan las preocupacio-
al crecer, la ahogaron y no dio ningún fruto". nes del mundo y el atractivo de las riquezas y las ambi-
"Pero otras semillas cayeron en tierra buena y dieron ciones de toda clase y ahogan la palabra de manera que
una planta que creció y se acrecentó hasta rendir, unas se- no da fruto".
millas el treinta, otras el sesenta y otras el cien". "Finalmente, lo que se siembra en tierra buena son los
Y ha concluido: que escuchan la palabra, la aceptan y producen fruto en
-"¡Quien tenga oídos para oír, que oiga!". proporción de treinta, sesenta y ciento".

no, donde fue pisada y las aves del cielo se la comie-

Parábola del sembrador ron".
y la semilla "Otra parte cayó en tierra rocosa y, apenas nacida,
se secó por falta de humedad".
"Otra semilla cayó entre zarzas y, al crecer las
LUCAS 8,4-8 zarzas con ella, la ahogaron".
-Se ha reunido junto a Jesús gente llegada de todas "Otra parte cayó en tierra buena y, una vez crecida,
las ciudades y les ha dicho esta parábola: produjo el ciento por uno".
-"Salió un sembrador a sembrar su simiente y, al Diciendo esto ha exclamado:
tiempo que sembraba, una parte cayó junto al cami- -"¡Quien tenga oídos para oír, que oiga!".
nº 11
La semilla germina aunque el sembrador duerma
MARCOS 4,26-29
" E l Reino de Dios -ha dicho Jesús- se parece a un
hombre que esparce la semilla en la tierra y, aunque él
duerma o esté levantado, de noche y de día, la semilla
germina y se desarrolla sin que él le preste atención".
El Señor deja crecer la El grano de mostaza y
cizaña pero al final la quema la levadura semejanzas
MATEO 13, 23-30
Jesús ha propuesto otra parábola diciendo:
- " E l Reino de los Cielos se asemeja a un hombre que
sembró buena semilla en su campo pero, mientras su gen-
te dormía, vino un enemigo, sembró cizaña en medio del
trigo y se marchó".
"Cuando creció el trigo y salió la espiga, apareció tam-
bién la cizaña. Los criados del dueño de la casa vinieron a
decirle: 'Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu cam-
po? ¿cómo es que tiene cizaña?'".
" É l les respondió: 'Esto lo ha hecho un hombre enemi-
go mío'. Los criados le preguntaron: '¿Quieres que vaya-
mos y la arranquemos?'".
" É l les ha respondido: 'No, no sea que, al arrancar la ci-
zaña, arranquéis el trigo junto con ella. Dejad que las dos
crezcan juntas hasta la siega y, cuando llegue la siega,
diré a los segadores: 'Recoged en primer lugar la cizaña y
atadla en haces para arrojarla al fuego. El trigo llevadlo a
mi granero'".
Los malos serán arrojados al
horno de fuego y los buenos
brillarán en el Reino
MATEO 13, 36-42
Jesús, dejando a la gente, ha regresado a su casa y sus
Discípulos se han acercado a Él para decirle:
-"Explícanos la parábola de las cizañas del campo".
Él ha tomado la palabra y les ha dicho:
- " E l que siembra la buena semilla es el Hijo del Hom-
bre, el campo es el mundo, la buena semilla son los hijos
del Reino, la cizaña son los hijos del maligno, el enemigo
que la siembra es el diablo, la siega es el fin del mundo y
los segadores son los ángeles".
"De la misma manera que la cizaña es recogida y que-
mada en el fuego, así será al fin del mundo: El Hijo del
Hombre enviará a sus ángeles, que arrancarán de su Rei-
no todos los escándalos y a los que cometen la maldad y
los arrojarán al horno de fuego. Allí será el llanto y el re-
chinar de dientes.
" A l mismo tiempo, los justos brillarán como el sol en el
Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga".
Jerusalem
" L a tierra produce sus frutos espontáneamente: pri-
mero la hierba, luego la espiga y, finalmente, el grano
colmado en la espiga".
" Y , cuando el fruto está sazonado, se echa mano de
la hoz porque ha llegado la siega".
del Reino de los Cielos
MATEO 13,31-35
Jesús ha propuesto otra parábola diciendo:
- " E l Reino de los Cielos se parece a un grano de mos-
taza que toma un hombre y lo siembra en su campo. Se
trata de la más pequeña entre las semillas pero, una vez
que se desarrolla, es la más grande de todas las hortalizas
e, incluso, se transforma en arbusto de tal manera que vie-
nen a posarse en sus ramas las aves del cielo".
Y ha añadido esta otra parábola:
- " E l Reino de los Cielos es semejante a la levadura que
toma una mujer y la mezcla con tres medidas de harina
hasta que todo fermenta".
Todas estas cosas las ha contado Jesús a la multitud en
parábolas y nada les decía sin parábolas, para que se cum-
pla lo que dijo el Profeta: "Abriré mi boca con parábolas
y manifestaré cosas que estaban ocultas desde la creación
del mundo".
El Reino de Dios
como un grano
de mostaza y
como levadura
LUCAS 13, 18-21
-"¿A qué se parece el Reino de Dios o a qué lo
compararé?", ha preguntado Jesús.
-"Se parece a un grano de mostaza que coge un
hombre y lo arroja en su huerto y crece, y se hace
un árbol grande, de manera que las aves del cielo
vienen a cobijarse en sus ramas".
-"¿Con qué compararé el Reino de Dios?", ha
dicho de nuevo.
- " E s semejante a la levadura que mezcla una
mujer con tres medidas de harina hasta que fer-
menta toda la masa".
Jerusalem
Un joven pregunta
a Jesús qué debe
hacer para heredar
la vida eterna
JESÚS ADVIERTE QUE ES DIFÍCIL QUE LOS QUE
POSEEN RIQUEZAS ENTREN EN EL REINO DE DIOS
LUCAS 18,18-30
Un hombre principal le ha preguntado a Jesús:
-"Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la vida
eterna?".
-"¿Por qué me llamas bueno? -le ha respondido Jesús-.
Nadie es bueno sino solamente Dios. Ya conoces los
mandamientos: no mates, no cometas adulterio, no robes,
no digas un testimonio que sea falso, honra a tu padre y a
tu madre".
-"Todo esto lo he observado desde mi juventud", ha
respondido él.
Y, al oírlo, Jesús le ha contestado:
-"Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, dalo
a los pobres y, así, tendrás un tesoro en el Cielo. Y ven y
sigúeme".
É l , cuando ha oído esto, se ha puesto triste, porque era
muy rico.
Al ver Jesús que se había puesto triste, ha señalado:
-"¡Qué difícil es que, quienes tienen dinero, entren en
el Reino de Dios! Es más fácil que un camello pase por el
ojo de una aguja que un rico entre en el Reino de Dios".
-"Entonces ¿quién puede salvarse?", han dicho los que
le oían.
Todas la horas son buenas para trabajar
en el Reino de los Cielos
MATEO 20, 1-16
" E l Reino de los Cielos -ha explicado Jesús- es semejante
a un padre de familia que salió a primera hora del día a bus-
car obreros para su viña y, tras convenir con los obreros en
abonarles un denario por día, los envió a su viña".
"Volvió a salir a eso de las nueve y vio a otros que esta-
ban en la plaza sin trabajo y les dijo: 'Id también vosotros
a mi viña y os pagaré lo que seajusto'. Y ellos fueron".
"De nuevo salió hacia las doce y hacia las tres de la tar-
de e hizo lo mismo. Volvió más tarde hacia las cinco y
encontró a otros que estaban parados y les dijo: '¿Por qué
estáis aquí todo el día parados?'. Y le respondieron: 'Por-
que no nos ha contratado nadie*. 'Id también vosotros a
mi viña', les dijo".
"Cuando cayó la tarde, el dueño de la viña mandó a su
administrador: 'Llama a los obreros y abónales su jornal,
empezando por los últimos hasta llegar a los primeros,".
nº11
- " L o que es imposible para los hombres -les han con-
testado- es posible para Dios".
Entonces ha intervenido Pedro y ha dicho:
-"Mira, que nosotros hemos dejado todas las cosas y te
hemos seguido".
Jesús les ha respondido:
-"Os digo de verdad que no hay nadie que deje casa,
padres, hermanos, mujer o hijos por el Reino de Dios, que
no reciba mucho más en el tiempo presente y la vida eter-
na en el mundo venidero".
Jesús anuncia por
tercera vez que
van a matarlo en
Jerusalén pero
que resucitará
MATEO 20, 17-19
Camino ya de Jerusalén, Jesús ha tomado aparte
a los "doce" y les ha dicho reservadamente:
-"Mirad, que subimos a Jerusalén y el Hijo del
Hombre va a ser entregado a los príncipes de los
sacerdotes y a los escribas, que lo condenarán a
muerte y lo entregarán a los gentiles para que se
burlen de E l , lo azoten y lo crucifiquen, pero, al
tercer día resucitará".
"Se presentaron los de las cinco de la tarde y reci-
bieron un denario cada uno. Cuando llegó el turno a
los primeros, pensaron que cobrarían más, pero tam-
bién cada uno de ellos recibió un denario y, al reci-
birlo, murmuraban contra el propietario diciendo:
'Estos últimos han trabajado sólo una hora y los has
igualado con nosotros, que hemos soportado el peso
del día y del calor'".
"Entonces, él respondió a uno de ellos: 'Amigo,
no falto a la justicia contigo ¿acaso no te ajustaste
por un denario? Toma lo que es tuyo y vete. Quiero
dar a este último lo mismo que a ti. O ¿es que no
me está permitido hacer con lo mío lo que quiero? o
¿es que eres envidioso porque yo soy bueno?'".
"De esta misma manera, los últimos serán los pri-
meros y los primeros serán los últimos. Pues los lla-
mados son muchos pero pocos son los elegidos".
 n º 11

Una mujer alaba Quiénes son la Madre

a la Madre de J e s ú s
LUCAS 11,27-28
Mientras Jesús estaba hablando, una mujer ha alzado su
voz para decirle:
-"¡Bendito el vientre que te llevó y los pechos que te
han alimentado!".
Pero Él ha respondido:
-"Bienaventurados, mejor, los que oyen la palabra de
Dios y la ponen en práctica".
p CÓMO ES LA MADRE DE JESÚS
1 1 na buena mujer ha ro-
mientras Jesús hablaba, le
ha interrumpido para ala-
bar "el vientre que te llevó
y los pechos que te han ali-
mentado". Efectivamente,
este Hijo ennoblece a su
Madre y estas palabras las
han pensado cuantos co-
nocen a Jesús. Y cuantos
conocen cómo es su Ma-
dre:
"Es una mujer de as-
pecto insignificante, con el
rostro quemado por el sol y
el viento, una mujer de
pueblo como todas. Sin
nada de particular. Sólo
una cosa sorprende en
ella: a primera vista parece
una niña. Ha conservado
todo el esplendor de su ju-
ventud".
"Los ojos negros de
María están llenos de vida
y los hermanos de Jesús
MARCOS 3,31-35
Han llegado la Madre y los parientes de Jesús y, desde
fuera, lo han hecho llamar. La muchedumbre, que se ha-
bía sentado a su alrededor, le ha dicho:
- " T u Madre y tus parientes están fuera y te buscan".
Él les ha dado esta respuesta:
-"¿Quiénes son mi Madre y mis hermanos?".
Y, fijándose en los que estaban sentados a su alrededor,
ha añadido:
- " A h í están mi madre y mis hermanos pues, quien
cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi her-
mana y mi madre".
y sus labios se iluminan
con una sonrisa que pare-
ce un rayo de sol sobre un
campo florido".
"¡Y cuánto se parecen Ha venido la Madre de Jesús
Ella y su Hijo! Es el mismo
rostro repetido; el mismo y LUCAS 8, 19-21
a la vez totalmente distinto. La Madre y los parientes de Jesús han venido para verle
Las facciones son iguales, y no han podido llegar hasta Él a causa del gentío, por lo
pero el de Él es varonil en que le han anunciado:
todos sus detalles: tiene - " T u Madre y tus parientes están ahí fuera y desean
una expresión de sereni- verte".
dad, fuerza, voluntad, ener- Él les ha respondido:
gía y dominio. El de Ella es - " M i madre y mis hermanos son los que oyen la pala-
un rostro de mujer lleno de bra de Dios y la llevan a la práctica".
bondad, entrega, dulzura y
confianza".
"Cada ademán suyo ha-
bla y convence. Parece es-
tar siempre escuchando y
esperando algo... Su voz
es dulce y, al mismo tiem-
po firme, igual que la de
Él..."(1).
(1) "Cartas de Nicodemo"
de Jan Dobraczynski.

La Madre de J e s ú s
desea hablar con Él
MATEO 12, 46-50
Cuando aún estaba hablando Jesús a la multitud, han
llegado su Madre y sus parientes, que se han quedado
fuera y querían hablar con É l . Uno le ha dicho:
-"Mira, tu Madre y tus parientes están ahí fuera y de-
sean hablar contigo".
Él ha respondido al que se lo anunciaba:
-"¿Quién es mi Madre y quiénes son mis hermanos?
Éstos -dijo extendiendo la mano hacia sus Discípulos-
son mi madre y mis hermanos, pues, el que hace la volun-
tad de mi Padre, ése es mi hermano, mi hermana y mi ma-
dre".