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Leé estas frases con atención.

 Insultar a alguien por diversión


 Robar cosas o escondérselas para inquietarlo
 Ponerle apodos ofensivos para humillarlo
 Empujarlo/a o golpearlo cada vez que puedas
 Destruir sus cosas
 Burlarse de su forma de hablar o burlarse de su aspecto (color
de piel, ropa, cuerpo)
 Ignorarlo cuando habla.
 Decir a otros que no se junten con el.
 Difundir mentiras sobre alguien.
 Ridiculizarlo cuando habla o hace algo.
 Exigirle dinero.
 Obligarle a hacer cosas por dañarlo.
Si te reconocés en algunos ítems, haciendo estas cosas o
sufriéndolas, hablá con algún adulto en tu casa y en la escuela.
Solo así vas a conseguir ayuda que cambie esta situación de
manera real y duradera.
Quien acosa y quien es acosado debe recibir ayuda para cambiar
su situación.
Cuando un niño o adolescente está siendo acosado, sufre varias de
estas situaciones sucesivamente o a la vez, y suele ser un grupo
de compañeros el que maltrata, aunque a veces sólo lo hace uno.
En ocasiones el chico o chica con el que se meten los demás
puede llegar a pensar que tiene la culpa de lo que le ocurre. Puede
sentirse tan triste y decepcionado de sus malas relaciones con sus
compañeros que tendrá problemas para concentrarse y su
rendimiento académico bajará; incluso puede caer en una
depresión. En todo caso, su situación personal se convierte en algo
que a nadie le gustaría sufrir, y nadie debería sufrirlo.
Los agresores cada vez se sienten más fuertes, se creen más
populares y se ven poderosos, pues se les tiene miedo. Su falta de
respeto por los otros y su intolerancia hacen que le vayan
perdiendo el respeto a más gente, pudiendo llegar a convertirse en
los matones de la clase, a los que se les tiene miedo y con los que
-en el fondo- nadie quiere estar.
Concepto y Definición de Acoso Escolar
El concepto de bullying proviene de la palabra inglesa “bull” que
significa embestir aunque también ha sido traducido como matón.
Se trata de una adaptación del concepto de acoso moral en el
trabajo al acoso moral en el ámbito escolar; ambas formas de
comportamiento tienen mucho en común, dado que las dos son
manifestaciones de violencia psicológica a través del acoso grupal,
lo que las diferencia es el ámbito donde tiene lugar, unos en el
trabajo y otros en la escuela; la edad de los participantes y un
mayor uso de las agresiones físicas en el caso del acoso escolar.
También la podemos definir como «una forma de maltrato
intencionado y persistente de un alumno hacia otro sin que
medie la provocación»
Las relaciones de maltrato se dan cuando alguien hace daño a
otra persona de forma repetida. Así cree hacerse fuerte a los ojos
de los demás. Se quiere demostrar que se es importante.
Se parte de la premisa de que el bullying es una manifestación de
un acoso que suele ser grupal y todas las intervenciones diseñadas
tienen en común el apoyo incondicional a la persona, niño o
adolescente en este caso, víctima de violencia de sus iguales. Por
tanto el proyecto de intervención que se presenta sólo puede ser
aplicado teniendo en cuenta estos dos pilares, a saber: el apoyo
incondicional al niño/adolescente-acosado y la admisión que
estamos frente a una tarea grupal pues además de acosado y
acosador hay espectadores pasivos que deben comprender las
consecuencias de su silencio.
El apoyo incondicional hacia el niño/adolescente-acosado se
concreta en un respeto absoluto a su palabra, a la versión de los
hechos que manifiesta, así como a su participación en la toma de
decisiones de las maneras de intervenir y a los tiempos de
intervención. Nada debe hacerse sin que el niño-acosado sepa cual
va a ser la intervención de los adultos, ello implica adaptarse a sus
tiempos. No respetar su criterio, y actuar sin su conocimiento puede
llevar a una agravación de la violencia que recibe, pues los adultos
aún con la mejor de las intenciones pueden iniciar actuaciones que
acrecienten la situación de angustia vital del niño/adolescente-
víctima. Eso si debe quedar en claro que no se van a tolerar
más actuaciones de agresión sobre él. Es muy importante que
en este punto el adulto sea inflexible: no se van a consentir más
agresiones contra él, por ello todas las acciones a diseñar han de
cumplir ese objetivo: cortar de raíz las agresiones.
Para hablar con un niño/adolescente que ha sufrido las agresiones
de sus compañeros, de aquéllos a los que antes consideraba sus
amigos hay que ser muy cuidadosos con el tono empleado,
cualquier resquicio de ira o de rabia puede victimizarle una
segunda vez. Estamos frente a un niño/adolescente que ha perdido
la confianza en sus semejantes. Es muy importante no culpar al
niño/adolescente de su situación y para ello es básico
responsabilizar de la violencia a aquéllos que la ejercen y no a la
víctima. El niño/adolescente tiene que sentir que lo comprendemos.
No podemos pensar que es una persona débil, porque ciertamente
no lo es: aguantar las barbaridades que ha tenido que soportar sin
casi rechistar demuestra mayor resistencia y valor de lo que se
piensa a primera vista. No podemos olvidar que el acoso tiene lugar
cuando la futura víctima se rebela a la sumisión que demanda el
líder, por tanto estamos frente a un niño que tenía un buen auto-
concepto al inicio del acoso; como mínimo lo suficientemente
bueno como para resistir a las presiones manipuladoras del matón
de turno. Es precisamente romper esa resistencia el fin último de la
violencia psicológica.
A menudo el líder manipulador no es el mismo que ejerce la
máxima violencia contra la víctima, dado que como buen
manipulador ha conseguido rodearse de aliados que le hacen el
trabajo sucio. Si no sabemos identificar bien quién es el líder
manipulador la intervención sobre el grupo acosador fracasará.
Líneas generales de las actuaciones que podemos hacer
desde la escuela
Todas las actuaciones encaminadas a mejorar las relaciones
interpersonales de la comunidad educativa es una buena práctica.
La consciencia y la implicación activa de los adultos son
componentes básicos para el éxito de cualquier programa de
intervención.
1. Aproximación no culpabilizadora (pretende reindividualizar y
responsabilizar)
2. Perspectiva sistémica (intervenir también en el grupo para
modificar las interacciones)
3. Estratégica (análisis de la situación, planificación e intervención
breve y estructurada)
4. Fomento de la resiliencia (resolver la situación positivamente a
favor de todos los implicados)
Esta propuesta global, dentro del Plan de Convivencia, contempla
la actuación a tres niveles:
Prevención primaria: actuaciones genéricas dirigidas a mejorar la
convivencia, prevenir la conflictividad y evitar la aparición del
fenómeno.
Prevención secundaria: cuando se detectan situaciones de maltrato
incipientes, para evitar su consolidación: aplicación de un programa
de intervención específico con intervenciones individuales y en el
grupo de alumnos (de 4 a 6 sesiones de tutoría)
Prevención terciaria: cuando se trata de situaciones consolidadas,
dirigida a minimizar el impacto sobre los implicados: soporte y
protección a las víctimas, y soporte y control a los agresores.

Las pautas de intervención reposan básicamente sobre el tutor de


clase acompañado por el departamento de orientación escolar,
dado que es el más apto para intervenir y de hacerlo de una forma
adecuada y dentro del contexto escolar. De todas formas en esta
tarea deben colaborar y comprometerse todos los docentes
vinculados con el grupo además de las autoridades escolares con
quienes se hará un plan de intervención. En las reuniones con los
padres del niño/adolescente-acosado hay que dejar claro que no se
van a tolerar más agresiones.
El Plan de Intervención consta de dos apartados: la intervención
escolar y la intervención familiar. Dentro de la intervención escolar
hay que distinguir el trabajo dentro del aula, que recaerá sobre el
tutor y DOE, de la intervención con el resto de profesores, que
recaerá más en la dirección. Este aspecto docente no debe ser
infravalorado, dado que habrá que contar con la colaboración de
todos los profesores para implementar medidas disuasorias de
otros posibles acosos.
El trabajo en el aula debe incluir el trabajo con los niños
protagonistas, y con el grupo clase.
La intervención familiar ha de incluir el trabajo tanto con la familia
del niño-acosado, como con los padres del niño-acosador y
también con los padres de los otros niños-violentos. Se distinguen
los tres grupos dado que las intervenciones serán diferentes para
cada uno de ellos.
A menudo los que están siendo acosados, aquellos con los que se
meten y de los que se ríen otros, se sienten tristes, tienen miedo y
no cuentan lo que les pasa a nadie. El maltrato se alimenta con el
silencio de todos: de los que lo hacen, de quien lo padece, y
de quien lo ve y no lo remedia. Se sabe que la única forma de
parar el maltrato entre compañeros es dando a conocer los hechos
y los sentimientos y hablando entre todos sobre lo que está
ocurriendo. Si se comunica, es más fácil que alguien nos pueda
ayudar y nos facilite ideas para detener la agresión. Si los hechos
se hacen públicos, el que se mete con otro tiene que dejar de
hacerlo y dar cuenta de sus hechos. No debemos creer que decir
la verdad acerca de nuestra indefensión y nuestras
preocupaciones es de cobardes. Todo lo contrario: el cobarde
es aquél que se ampara en la amenaza y que no da la cara.

Consejos para víctimas de Acoso escolar


• No esperes hasta que el nivel de daño u hostigamiento te
haya causado mucho miedo o malestar. Actúa en cuanto
sientas que se están pasando contigo, que cada vez son más
personas las que te maltratan o lo hacen con más frecuencia o
intensidad. Habla con alguien cuanto antes.
Consejos para padres:
Si piensas que tu hijo/a puede estar implicado/a en conductas
agresivas o puede ser víctima de maltrato por parte de los
compañeros/as...
Con calma, anímale a hablar y pídele que explique qué está
pasando. Es importante valorar la importancia y gravedad de la
situación. Habla con el tutor de la escuela o el instituto.
Si está implicado en conductas agresivas ayúdale a ver que se
pasa de la ralla y que está perjudicando a un compañero. Ayúdale a
encontrar maneras no agresivas de relacionarse y busquen juntos
por qué lo hace. Si resulta necesario pide ayuda a un profesional.
Si está en el rol de víctima hazle ver que lo que le pasa no es su
culpa, que le puede pasar a cualquiera y que entre todos le vais a
ayudar a superarlo. Si resulta necesario pide ayuda a un
profesional.
Es importante expresar al centro educativo tu preocupación y
colaborar con las acciones que tomen. Intenten encontrar juntos
soluciones positivas para todos los implicados y dales tiempo para
llevarlas a cabo.
No es fácil acabar de golpe con una violencia que se ha ido
construyendo lentamente, pero trabaja para que la situación vaya
mejorando y, sobretodo, evita complicar la situación y que la
situación se deteriore aún más.

En caso de que nuestro hijo esté involucrado en una situación así,


debemos tener tranquilidad y, sobre todo, escuchar la información
que hayamos averiguado sin trivializarla. En todo caso, podemos
dar los siguientes pasos:
1. Escuchar y mostrar interés por el asunto, sin menospreciarlo; no
debemos considerarlo “cosa de chicos”.
2. Indagar si realmente ha ocurrido lo que nos cuenta, y no es fruto
de su imaginación.
3. Ponerse en contacto con la escuela y solicitar la intervención y
cooperación del profesorado.
4. Fijar una estrategia de intervención para detener inmediatamente
el daño que se está produciendo, y para tratar a medio y largo
plazo las relaciones entre los involucrados.
5. Favorecer una solución adecuada y ajustada a la intensidad de
la falta y al daño ejercido. Debemos apoyar a nuestro hijo
enseñándole a asumir la responsabilidad que le corresponda.
De todos modos, la prevención es la estrategia más importante, y
es preciso mantener una buena comunicación con los hijos (en la
edad de la adolescencia es un poco más difícil...)
Dar modelos positivos: Mantener unas buenas relaciones
familiares. Resolver amigablemente vuestros conflictos. No aceptar
la violencia.
Hablar cada día con tu hijo: Escuchar sus opiniones. Ayudarlo a
encontrar soluciones a sus problemas. No permitir que provoque a
los compañeros. Ayudarlo a aprender a reflexionar. Recordar que la
primera defensa contra la intimidación es la autoconfianza.
Educarlo en unos valores de respeto y tolerancia: Cuidar su
crecimiento emocional y ayudarlo a sintonizar con los sentimientos
de las demás personas.
Definir unas normas claras y consistentes: Explicar claramente qué
está permitido y qué no lo está, dando los argumentos necesarios.
Aplicar las normas de manera consistente.
Darle oportunidades de construir amistades: Preguntarle como lo
tratan sus amigos y compañeros de clase. Interesarse para
conocerles, invitarles a casa.
Controlar los programas de TV: Muchos programas de TV y
videojuegos refuerzan la idea que la agresión es la única manera
de resolver conflictos. No se trata de prohibir, sino de ser crítico,
comentar la influencia y ofrecer alternativas.
Favorecer que tenga alguna afición: Implicarle en actividades que
desarrollen habilidades valoradas por los chicos de su edad.
Facilitarle materiales y oportunidades para hacer actividades de
grupo. Recuerda que la intimidación se favorece cuando los chicos
están juntos y no tienen nada constructivo que hacer.
Hablar sobre cómo afrontar los problemas: Ayudarlo a tener
respuestas adecuadas en el caso que le molesten y/o le intimiden.
No le aconsejes que se tome la revancha. Responder
agresivamente es la peor defensa y da más motivos al agresor para
retomar los ataques.
Implicarse en su educación escolar: Mantener contactos regulares
con la escuela. Apoyar al centro y al profesorado. Si tienes dudas al
respecto es aconsejable hablarlas con el profesorado pero no lo
desautorices delante de tu hijo.
Acompañar los hijos/as en su proceso de crecimiento es
responsabilidad de los padres

Anexo: El Ciber-acoso escolar o el “E-Bullying”

El E-Bullying es la utilización de herramientas de las nuevas


tecnologías para el maltrato, agresión y atemorización de pares. En
estos casos, quienes violentan contra los niños/adolescentes son
otros niños/adolescentes o personas menores de edad. Aquí radica
la importancia de ubicar al niño y a la niña no sólo en un rol pasivo
o vulnerable donde los adultos pueden violentar sus derechos, sino
que ellos mismos también pueden ser agresores.
El maltrato entre compañeros puede aparecer de formas muy
diversas. No solamente se manifiesta a través de peleas o
agresiones físicas: con frecuencia se nutre de un conjunto de
intimidaciones de diferente índole que dejan al agredido sin
respuesta. Pueden ser intimidaciones en forma verbal,
psicológicas, agresiones físicas y aislamiento social. El medio en
que se produce el E-Bullying puede ser la transmisión de mensajes
de texto a celulares, imágenes tomadas con las cámaras de los
teléfonos, e-mails bajo una identidad falsa, grupos de debate en
línea y páginas web dedicadas a la victimización de una persona
específica. Las consecuencias de este abuso pueden ser
devastadoras. El entorno virtual facilita la intimidación e intensifica
la experiencia de abuso desde la perspectiva de la víctima.
Los pares de los niños/adolescentes intimidados en línea así
como en el mundo real pueden cumplir un importante rol:
alertar y proteger a sus compañeros cuando se los daña o
corren riesgo de ser dañados. La intimidación acaba más
rápidamente cuando los jóvenes mismos expresan su empatía e
intervienen. Por lo tanto, los programas de educación y
concientización para contrarrestar todas las formas de intimidación
requieren la provisión de asistencia al grupo más amplio de pares,
para que desarrollen tácticas para protegerse entre ellos contra
esta forma de daño.
El hacer público frente al grupo de pares una situación de
ciberacoso o E-Bullying pone en juego mecanismos de
cooperación y solidaridad entre los compañeros.
Internet es un medio donde las personas, en parte por preservar su
intimidad, y en parte por las características del mismo (falta de
interacción cara a cara, distancias geográficas y culturales entre
usuarios, etc.) utilizan Nicks y muchas veces, “inventan” perfiles y
características personales falsas. Este fenómeno se produce
principalmente entre los preadolescentes, jóvenes y adultos.
En algunos casos, el “escudo” que provee el anonimato puede
favorecer actitudes agresivas, insistentes, de carácter amenazante
por parte de la persona “anónima”, que puede ser también un niño
o adolescente. El hecho que una persona haya dado sus datos
verdaderos a un interlocutor desconocido, puede convertirse en
una situación persecutoria. También puede ser destinatario de
contenidos violentos.
El anonimato puede conducir a la pérdida de valores vinculados a
la convivencia y el respeto por el otro.

Como actuar

El desconocimiento o la indiferencia en relación a los peligros que


pueden acarrear las TICs por parte de los adultos habilitan a que
los alumnos y alumnas estén expuestos a nuevas formas de
agresión. Es necesario que los docentes y los padres colaboren en
la prevención y protección de los niños y adolescentes para
disminuir su vulnerabilidad, y el primer paso para esto es conocer
cómo interaccionan los niños y adolescentes con las nuevas
tecnologías.
El docente también podrá plantear diferentes actividades didácticas
que les permita reflexionar sobre cómo interactúan en Internet,
cómo protegen su identidad, qué tipo de relaciones establecen,
cómo construyen sus amistades “virtuales”, qué contenidos son los
que les interesan, qué contenidos son los que no, etc. De esta
manera, los niños consolidarán, en primer lugar, conceptos que los
ayuden a construir vínculos, en un marco de respeto por el otro y
de cuidado de sí mismos; discernirán sobre las características de
los distintos contenidos que tienen a su alcance y podrán reconocer
sitios confiables de los que no lo son.
El docente debe intervenir cuando crea que un niño o adolescente
padece una situación de acoso a través de TICs (tecnologías de
información y comunicación), de abuso, de desamparo; debe
propiciar su confianza, escucharlo, ayudarlo a hablar del tema y
hacer que se sienta orgulloso de haberlo hecho. Hablar de lo que le
sucede, para ese niño o adolescente, es una manera de comenzar
a defenderse. El docente no debe cuestionar la veracidad de los
hechos relatados; cuando los niños refieren acoso o abuso, casi
nunca mienten. Se debe desculpabilizar al niño o niña y decirle que
no es responsable de lo que le pasó o le pasa; sí lo es el agresor.
Es importante enfatizar con los padres la utilidad de Internet, pero
también transmitirles algunas pautas de prevención: acompañar a
sus hijos —si son pequeños— mientras navegan interesándose por
sus actividades on-line, colocar un filtro de contenidos y ubicar la
computadora en un espacio compartido de la casa y no en el cuarto
del niño o niña. Si los niños y niñas son más grandes (más de 10
años), la prioridad será la comunicación: sugerirles conversar con
sus hijos e hijas sobre lo que hacen en Internet, escuchar sus
comentarios, interiorizarse en los programas que utilizan, etc.
A partir de sus comentarios y experiencias los padres podrán
sugerir los cuidados pertinentes.
También será útil recordarles que la exposición a la pornografía
puede ocurrir tanto en el hogar como en locutorios y cybers. Por
otro lado, a estos chicos y chicas (especialmente los varones)
puede comenzar a interesarles buscar páginas pornográficas. Es
un hecho que, cada vez más, la pornografía a la que se accede a
través del ciberespacio brinda a muchos jóvenes la base de la
comprensión del sexo y su rol en las relaciones íntimas. Esta
exposición puede consolidar relaciones de desigualdad entre
hombres y mujeres, así como derivar en situaciones no deseadas o
violentas en cuanto al cuidado del cuerpo y el establecimiento
de vínculos. En este sentido, es importante preocuparse sobre la
potencial exposición a estos contenidos, especialmente mientras se
encuentran en lugares públicos.
La escuela se constituye, también, en el canal de comunicación
adecuado con los padres; juntos, pueden aunar criterios para
abordar esta problemática y ser activos en la prevención y
educación de los niños, niñas y jóvenes sobre el uso de TICs.

http://www.xtec.es/~jcollell/index.htm
http://www.acosoescolar.info/index.htm
http://www.belt.es/expertos/home2_experto.asp?id=3389

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