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puede lograrse, sólo se dará cuando los participantes respeten y promuevan un
acuerdo en torno a los siguientes puntos:
1. Una base de legitimidad, que consiste fundamentalmente en reconocer
una autoridad soberana de la cual emana el poder y cuya voluntad prima
sobre cualquier interés particular o de grupo.
3 El término se refiere en este contexto a cualquier grupo o tendencia ideológica, y no sólo a los partidos políticos.
4 Esto da como resultado cuatro niveles directivos, lo que encaja perfectamente con la propuesta.
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Los criterios anteriores se aplican, claro está, a temas de trascendencia. La pregunta
es: ¿A cuál de las categorías, trascendente u operativa, pertenece cada asunto? En
principio, los órganos de dirección sólo deben ocuparse de los aspectos
fundamentales, como la reforma a los estatutos, la definición de objetivos, la
aprobación de proyectos y la elección de dignatarios. El resto de las
determinaciones pueden delegarse en el Nivel Ejecutivo.
Aquí llegamos a uno de los aspectos críticos para la eficacia de la organización: la
delimitación de las competencias entre los cuerpos colectivos y los cargos
individuales. El criterio fundamental para tal distribución es el carácter de la tarea o
decisión, entendiendo este carácter como ubicado en uno de tres niveles: directivo,
administrativo u operativo.
En el nivel directivo, se define el rumbo de la organización. Aquí se conciben las
metas, las grandes estrategias, las normas y parámetros de actuación, se da el visto
bueno a los proyectos presentados y se nombra a los responsables de su ejecución.
Este es precisamente el espacio idóneo para la discusión colectiva, para la
horizontalidad.
En el nivel administrativo, se precisan las tácticas para cumplir los objetivos
propuestos, se elaboran los planes y proyectos para ser aprobados por la dirección,
se programan y asignan las tareas a realizar, se coordina el trabajo y se controla su
ejecución. Aquí opera el liderazgo, la responsabilidad individual, el ejercicio de la
autoridad y la búsqueda de la eficacia.
Finalmente, es en el nivel operativo, encargado de cumplir las tareas asignadas,
donde se realizan los planes y proyectos de la organización. Es el espacio para la
eficiencia, para aceptar instrucciones, para la disciplina, el espíritu de colaboración y
el trabajo, tanto individual como en equipo.
Resulta evidente que entre el nivel directivo y el administrativo, así como entre el
administrativo y el operativo (que juntos conforman el llamado Nivel Ejecutivo) hay
una clara relación jerárquica, dada por el principio de la unidad de mando.
El poder de los funcionarios del mismo grado en el nivel ejecutivo no se contradice
debido a las funciones que cada uno desempeña. Así, en la propuesta presentada,
los Delegados no tienen mando directo sobre sus respectivos Grupos de Base,
como si lo tienen los Coordinadores, pero pueden influir en ellos a través de las
disposiciones que aprueben en el respectivo Grupo Central. Otro ejemplo lo
constituye el Tesorero de un Consejo Estudiantil, quien recibe sus instrucciones del
Tesorero de la Organización, pero debe ejecutar las órdenes de pago dadas por el
Secretario General del Consejo.
Cabe preguntarse en este momento como puede ser compatible tal jerarquización
de los niveles con un espíritu de igualdad social y libertad individual. La respuesta se
encuentra en las posibilidades que una organización democrática como la que se
propone otorga a los individuos del nivel operativo para que ejerzan funciones de
dirección cuando se reúnen en espacios colectivos, en los cuales desaparece
cualquier tipo de jerarquía para la toma de decisiones. Y por otro lado, en las
oportunidades que brinda a cada persona para ascender en los niveles
administrativos o directivos, de acuerdo, según el caso, a las capacidades que
demuestre o a la confianza otorgada por sus compañeros. Todo esto se suma a la
soberanía de la Asamblea, en la que todos pueden participar, y a su poder para
dictar los estatutos por los cuales se rige la organización y que son la fuente de su
legitimidad.
Propuesta de Organización Estudiantil para la UTP
En este punto es conveniente advertir también de los peligros que genera una
pretensión poco realista de borrar las distinciones entre los diferentes niveles
mencionados. Si bien es cierto que cualquier persona tiene el derecho de participar
en la dirección de su organización, no puede atribuirse el privilegio de actuar en
contra de los intereses y la voluntad colectiva. Es por ello que se definen espacios
específicos para la discusión, en los cuales cada cual tiene la ocasión de convencer
a sus compañeros de la conveniencia de sus planteamientos y de la capacidad que
posee para llevarlos a buen término. Pero una vez tomada una determinación
colectiva y asignada a una persona la autoridad para cumplirla, debe entrar a operar
el acatamiento a tal autoridad, con independencia de las preferencias individuales.
Sin este mínimo grado de disciplina es imposible hablar seriamente de organización.
REPRESENTATIVIDAD
Vale la pena aclarar que el problema de los "representantes" no es otro que el de
determinar quien, cuando y de qué manera puede asumir en forma legítima la
vocería oficial del grupo al cual pertenece y que grado de autoridad se le reconoce.
Esto es válido tanto para la toma de decisiones en espacios externos a nombre del
grupo como para liderar procesos en su interior; la representatividad es necesaria
desde el punto de vista práctico para garantizar su coordinación, coherencia y
cumplimiento.
En este orden de ideas, se trata de una característica variable y no una cualidad de
quien asume un cargo. Se es representativo de un grupo en tanto se responde a los
intereses, necesidades y voluntad del grupo, independientemente de que se ocupe o
no un lugar en la estructura de poder. Esto, sin embargo, no significa que deje de ser
necesario algún mecanismo de representación de los intereses colectivos ante
determinados espacios.
Lo que se requiere, es un método por el cual sea posible enviar delegados con
diferentes grados de autoridad para representar los intereses del grupo, según lo
exijan las circunstancias o el grado de desarrollo del trabajo, y que, en todo
momento, sean responsables por sus actuaciones ante el colectivo que los delegó.
En el caso de los estudiantes de la UTP, ellos pueden serlo a órganos centrales de
la Organización, a entes externos estudiantiles o ante espacios de dirección de la
Universidad.
Una cosa es la existencia permanente de la figura de delegado y otra las funciones
específicas que asume en cada momento, a saber:
Observación: Su finalidad es el conocimiento de los espacios de dirección, sus
integrantes y su dinámica, mediante la presencia constante en ellos y la
presentación de Informes, periódicos y extraordinarios, al colectivo correspondiente.
Asesoría: Asumida en torno a temas definidos que respondan a los intereses
estudiantiles, fruto de la investigación sobre la problemática específica. Las
personas que desempeñen tales funciones acompañarán a los delegados en los
momentos de coyuntura o presentación de proyectos5 y deberán escribir sobre el
tema, con el ánimo de realizar la correspondiente divulgación.
Vocería: Consiste en exponer los problemas o posiciones específicos del
estudiantado ante el espacio correspondiente. Para ello, además de elocuencia, el
delegado debe poseer un conocimiento profundo del tema en cuestión (bien sea
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porque lo vive o por la comunicación directa y personal con quienes lo viven) y de
las políticas de la Organización.
Negociación: Esta función se ejerce siempre que es necesario establecer acuerdos
con organismos externos, o cuando se debe decidir en espacios ante los cuales se
tenga representación. Implica el más alto grado de delegación de autoridad, puesto
que aquello que el negociador acepte compromete a toda la Organización. Él debe
tener autonomía para tomar decisiones, dentro de los límites que le defina
expresamente el colectivo, por lo que ha de tener la cualificación suficiente para
confrontar el espacio al que lo envían.
Según las circunstancias y conveniencias, un delegado puede asumir una, varias o
todas las funciones arriba mencionadas, siempre y cuando se encuentre estatuido
claramente el mecanismo por el cual se le otorga talo cual investidura. En este
sentido, vale tener en cuenta los siguientes criterios:
1.El hecho mismo de nombrar a alguien como delegado implica otorgarle la función
de observador.
2.Cuando se haga necesario, el delegado podrá exponer las posiciones de los
estudiantes, con lo cual asumirá la función de vocero. Cabe decir que si no existe
una orientación colectiva respecto a un tema es ilegítimo ejercer cualquier tipo de
vocería pues se incurriría en extralimitación de funciones.
3.El carácter de asesor se aplica en los casos en que la delegación recae sobre un
grupo o comisión; se trata simplemente de una especialización funcional, que de
ser necesario puede ser asumida por el mismo individuo.
4.La función de negociador sólo se asumirá cuando haya autorización expresa del
colectivo para resolver un problema particular o cuando se trate un tema sobre el
que ya existen políticas definidas por los estudiantes. En este caso, se
sobreentiende que el delegado tiene plenos poderes para tratar los asuntos de su
competencia, a menos que explícitamente se le definan parámetros de actuación.
5.Si en determinado momento el delegado asume la función de negociador (por
ejemplo, votando en un consejo o comité de la U) sin previa autorización,
estatutariamente deberá presentar el informe al colectivo competente y someterse
a su dictamen, que puede ir desde el aval a su decisión hasta la revocatoria de
mandato.
6.En cualquiera de los casos anteriores, se asumirá el principio de limitación de
funciones, es decir, un delegado a un espacio sólo podrá tratar temas de su
competencia y en ningún caso los que correspondan a otro delegado o colectivo,
o sobre los cuales no exista posición del estudiantado. Quedará expresamente
prohibido emitir conceptos personales en tales asuntos.
En aquellos espacios donde sea admitida la participación de varias personas en
representación de los estudiantes, es conveniente nombrar los delegados con su
correspondiente rango, es decir, elegir un primer delegado, que llevará la vocería y
asumirá la responsabilidad final de las negociaciones. Los demás tendrán el rango
de segundo, tercer y demás delegados, línea de mando que operará para todos los
efectos prácticos. Una forma simple de hacerlo es asignar el grado a cada uno de
acuerdo al número de votos obtenidos en su elección.
LOS CRITERIOS ORGANIZATlVOS
Cada vez que se acepta un objetivo se admiten también las condiciones para su
realización. No se puede construir organización sin saber lo que significa ni permitir
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para promover la responsabilidad y el acatamiento de los estatutos.
Un asunto más a considerar, es la actitud hacia los procesos de planeación. Una
planeación seria requiere personas técnicamente calificadas, así como la confianza
de que en el mediano y largo plazo habrá encargados de llevar a cabo los planes
propuestos. Nada de esto puede ser provisto por un movimiento de carácter
coyuntural.
Para mencionar un último caso, tomemos el rechazo generalizado de los activistas
hacia el principio de unidad de mando. No es posible alcanzar objetivos colectivos
cuando cada cual actúa a su arbitrio. Y no puede confiarse en mantener un rumbo
claro a partir del caudillismo. Debe existir delegación de autoridad en individuos
concretos cuando se trata de la ejecución de lo previamente definido en colectivo.
De este modo se asegura que existirán responsables de las actuaciones de la
organización, personas concretas que deben rendir cuentas y sobre las cuales es
posible ejercer control.
Puede deducirse que la construcción de una Organización Estudiantil exige una
profunda transformación cultural. Tal metamorfosis no es asunto fácil, pero puede
ser impulsada definitivamente por la adopción de un estatuto bien diseñado. Una vez
que los actuales y futuros líderes estudiantiles asuman los cargos que se consideran
en la presente propuesta, la misma dinámica del trabajo impuesto por sus funciones
generará el necesario cambio de actitudes. En otras palabras, no puede esperarse
un cambio cultural para construir organización; es el trabajo en la organización el
que creará el cambio cultural.
CONTINUIDAD vs COYUNTURA
La OE debe ser flexible: responder tanto a situaciones coyunturales como al trabajo
continuo de "acumulación" sin necesidad de cambiar su estructura básica. Estos dos
estados de la OE, y sus correspondientes exigencias, deben tenerse presentes en la
misión y los estatutos.
Las diferencias principales pueden resumirse así:
Coyuntura Época normal
Prima el trabajo de acumulación
Prima la movilización del acumulado
El trabajo e desarrolla en las estructuras
El trabajo se desarrolla principalmente en la
AGE y sus comisiones permanentes y de base
Estas dos situaciones no son de ningún modo estáticas, dependen de las circunstancias
externas y de las necesidades generadas por el trabajo que se está realizando. Así, por
ejemplo, los proyectos de la época normal se pueden convertir en pliegos durante una
coyuntura, y viceversa.
Lo que debe tenerse presente en todo momento es que la estabilidad es fuerza, por lo
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cuando comprendan claramente el alcance y la necesidad de tal delegación. Los
actuales mecanismos de representación, impuestos por agentes externos, serían
reemplazados por formas de autoridad propias, constituyendo así el gobierno
estudiantil.
El Secretario General, especialmente, debe ser una figura respetada; y ello no
puede ser sólo el producto del carisma o las cualidades personales de quien ocupe
el cargo sino el resultado de la autoridad conferida a él estatutariamente. Lo mismo
podría decirse, guardadas las proporciones, de los delegados, coordinadores,
secretarios ejecutivos y demás agentes de la organización.
DEMOCRACIA
La democracia es sólo un método para garantizar el respeto de la soberanía popular,
más precisamente, la voluntad de la mayoría. Supone que ella existe y que está
libremente formada. Para el caso que nos interesa, hay dos extremos a considerar
en la construcción de un modelo democrático de organización:
1.El esquema puramente representativo, en el que algunos individuos compiten por
obtener la delegación completa de las cuotas de poder de sus representados, con
lo cual quedan facultados para tomar decisiones en su nombre, sin que sea
necesario ningún tipo de consulta o refrendación.
2.La democracia directa, en la que se espera que todos los implicados participen
personalmente en la toma de todas las decisiones. Es un ideal al cual se aspira,
pero no hay claridad en torno a los mecanismos para alcanzarlo, salvo la
realización de asambleas9.
Esta propuesta pretende acercarse de la mejor manera posible al ideal de la
democracia directa sin renunciar a la eficacia y eficiencia necesarias, para las que se
hace indispensable recurrir a muchos de los procedimientos de la democracia
representativa, respecto a la cual, sin embargo, representa una ruptura.
La primera diferencia importante con el esquema representativo consiste en la
abolición de representantes elegidos por votación universal y secreta. ¿Por qué
debemos abolir esta figura? Porque es, en la práctica, una burla a la soberanía
popular. Un electorado anónimo es equivalente a un electorado inexistente cuando
se trata de controlar las acciones del elegido. Aún más, resulta sumamente difícil
instituir efectivamente la revocatoria del mandato, pues exigiría repetir todo el
proceso electoral, con sus altos costos, complicaciones técnicas y políticas.
Tomando en cuenta las particulares características los estudiantes y las condiciones
de su permanencia en la universidad, resulta posible, práctico y recomendable
establecer mecanismos de elección directa, por medio de asambleas o reunión de
colectivos. De este modo, se genera un contacto personal entre el elegido y sus
electores, que permite un control muy superior a las actuaciones del primero y un
mejor conocimiento de la voluntad de quienes le delegaron su cuota de poder.
Bajo tal metodología, es bastante sencillo instaurar procesos para la revocatoria del
mandato. Basta con definir que el órgano que revoca es el mismo que eligió. Si la
asamblea X nombró el delegado ante un comité de la universidad, esa misma
asamblea puede revocarlo y elegir a su reemplazo. Ahora bien, para garantizar un
mínimo de estabilidad y seriedad, las causal es deben estar claramente estatuidas.
De este modo se evita la arbitrariedad y se garantiza una discusión profunda de los
9 No se discuten aquí las opciones que van apareciendo con la aplicación de la moderna tecnología informática.
Propuesta de Organización Estudiantil para la UTP
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programa académico. Salvo casos excepcionales, este no es un método
recomendable para construir los consejos estudiantiles de la UTP.
Por otro lado, la conformación de grupos por el principio de libre afiliación presenta
algunas dificultades técnicas al momento de definir quienes pueden tomar
decisiones, pero estas pueden solucionarse con un sencillo control de asistencia a
las reuniones y un registro actualizado de inscripciones. A cambio, ofrece la ventaja
de generar grupos de trabajo con un mayor compromiso y cualificación,
manteniendo la oportunidad de participación abierta a todos.
Anteriormente se dijo que el sistema democrático supone la existencia de una
voluntad popular libremente formada, ahora se tratará de establecer las condiciones
que deben cumplirse para hacer válida tal afirmación. En primer término, la
formación de la voluntad popular pasa por el conocimiento de los hechos políticos
(saber qué sucede y en qué consiste la situación dada). Para ello es necesario
disponer de medios de difusión masiva que enteren a la opinión pública. Segundo,
deben existir canales a través de los cuales puedan expresarse los diferentes puntos
de vista e intereses en conflicto. Tercero, el mecanismo de discusión debe ser tal
que permita una eficiente depuración de los aspectos fundamentales del problema,
posiciones a favor o en contra de determinada acción, e implicaciones prácticas de
la misma. Por último los resultados del debate deben ponerse nuevamente a
consideración de la opinión pública, bien sea para informar del curso tomado por el
correspondiente órgano de decisión o para proporcionar los elementos de una
discusión más amplia.
Como garantía de transparencia, la organización debe asumir el principio de
preeminencia de lo escrito, es decir, todas las determinaciones de los órganos
directivos, así como los informes y proyectos del nivel administrativo, deben constar
en documentos (actas, directivas, proyectos, presupuestos, etc.) para ser
considerados válidos y oficialmente existentes.
Otro punto importante acerca del cual se debe poseer registro permanente es la
acreditación de los delegados ante los diferentes espacios externos, así como los
ocupantes de cargos administrativos internos y coordinadores. Toda esta
información debe manejarse a través de un archivo centralizado a cargo del
Secretario Ejecutivo de la Organización.
De acuerdo con lo anterior, se deben anunciar en los medios de difusión de la
organización, como mínimo, los siguientes asuntos:
Los nombramientos efectuados.
La aprobación de proyectos.
Las revocatorias de mandato propuestas y su resultado.
Toda nueva norma estatutaria o reglamentaria aprobada. Los informes periódicos de
cada dignatario.
Las convocatorias, indicando fecha, hora y lugar de reunión, de cada colectivo.
Las decisiones de trascendencia tomadas y próximas a tomarse por cada colectivo.
Un resumen de los puntos centrales de cada debate en curso en los órganos
colectivos, incluyendo las diferentes posiciones al respecto.
Debe quedar claro que el sólo establecer el cargo de Secretario Ejecutivo no es
suficiente para garantizar tal flujo de datos. Por ello se propone la creación de un
Sistema de Información Estudiantil (SIE), encargado de generar y mantener la
infraestructura y procedimientos necesarios para cumplir los objetivos mencionados.
Asimismo, el SIE permitirá la aplicación de herramientas tecnológicas, como el
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Internet, que ofrecen posibilidades muy interesantes para la coordinación del trabajo
estudiantil10.
LOS PRIMEROS PASOS
Tal vez lo más difícil en la consolidación de la Organización Estudiantil sea obtener
la aceptación de la Universidad, conformar los primeros colectivos y nombrar los
integrantes de los cargos administrativos. Resulta evidente que esto sólo podrá
lograrse por una Asamblea General de Estudiantes, que apruebe los nuevos
estatutos, exija la renuncia o destitución de los representantes actuales, nombre la
comisión encargada de negociar con las directivas, y designe el primer Secretario
General y Ejecutivo de la Organización Estudiantil.
Se procederá entonces a reconstituir los Consejos Estudiantiles existentes de
acuerdo con los Estatutos para su reconocimiento oficial, y a conformar grupos
promotores allí donde las condiciones lo exijan. De allí surgirán los integrantes de los
Grupos Centrales y el Comité Ejecutivo, dando lugar al primer Pleno de la
Organización Estudiantil. Dicho pleno nombrará en propiedad los funcionarios
restantes, dando fin a la etapa de transición. En adelante, se usarán los
procedimientos estatutarios normales para instaurar nuevos colectivos.
Seguramente muchos se sentirán tentados a calificar estos trámites como excesivos
o burocráticos, pero ellos están justificados por varias razones:
1.Los requisitos para la conformación de los Consejos Estudiantiles garantizan, en
primer lugar, que habrá uno y sólo uno por programa, y segundo, que deberá
mantener un número mínimo de integrantes para conservar su calidad de
Consejo. Con ello se evita la existencia de grupos cerrados o ideológicamente
uniformes, pues se ven en la obligación de hacer convocatorias amplias y
periódicas.
2.Un procedimiento claro para reconocer un organismo directivo le otorga la
necesaria transparencia y legitimidad.
3.La obligación de presentar los proyectos de creación de colectivos con objetivos y
funciones definidas fomenta la cultura de lo escrito y la claridad de las propuestas
presentadas.
4.El aval de la organización central asegura la futura coordinación de las acciones de
los grupos base, evitando la dispersión de esfuerzos, además de facilitar la
coherencia en los aspectos técnicos.
Como es natural, durante la etapa inicial muchos de los programas no estarán en
condiciones de cumplir los requisitos para conformar su Consejo Estudiantil, así que
es conveniente aprobar disposiciones transitorias en el Estatuto, a fin de que durante
un plazo limitado (por ejemplo, tres meses) los Grupos Promotores puedan enviar
delegados con voz y voto a la Organización Central. Pero pasado este lapso deben
aplicarse con todo rigor las disposiciones estatutarias. De lo contrario se le restaría
seriedad y solidez al proceso organizativo.
Los casos especiales, como aquellos programas que por sus características
particulares no cuentan con un número suficiente de estudiantes, deben ser
concienzudamente analizados y autorizados sólo por la Asamblea General de
Estudiantes, preferiblemente con carácter temporal.
10 Un grupo de estudiantes, delegados por las diferentes estructuras existentes, han adelantado ya un importante
trabajo sobre el Sistema de Información Estudiantil.
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