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Introducción
La tomografía Axial Computerizada o TAC, es un método de exploración inmediato y no invasivo, que nos permite
obtener imágenes en dos dimensiones de distintos planos anatómicos del organismo. Aunque es especialmente va-
lioso para visualizar tejidos óseos, tiene grandes aplicaciones en el diagnóstico de patologías de tejidos blandos.
Se puede decir que su uso, junto a la Resonancia Magnética, ha revolucionado el diagnóstico por imáge-
nes. En veterinaria, éstas técnicas de diagnóstico por imágenes se aplican sobre todo en Neurología. Sin
embargo, sus posibilidades son mucho mayores, con aplicaciones en casi todo el organismo.
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Figura 1, a y b: mismo corte visto en dos ventanas diferentes, tejidos blandos y hueso.
TAC, MÁS ALLÁ DEL SNC - HERNÁNDEZ, A.
Foto 2
Figura 2: tumor intracraneal.
Foto 3
Fundamentos
Los principios físicos del TAC y la Resonancia Magnética implican la utilización de un ordenador
para adquirir los datos y reconstruirlos en “rebanadas” o slices de diferentes planos. Estos datos aca-
ban reflejándose como una imagen de la rebanadas de información siguiendo el eje longitudinal del
animal.
El ordenador lo que hace es procesar datos numéricos y representarlos en una imagen. Esta nos da la po-
sibilidad de manipular la imagen, de modo parecido a manipular los valores de una radiografía según nos
interese centrarnos en hueso, tejidos blandos, grasa, etc., acentuando aquellos rasgos que nos sean más
útiles. De esta manera, podemos obtener varias “vistas” de un mismo corte, lo que nos permite centrarnos
en distintas estructuras (Fig. 1, a y b).
La adquisición de imágenes en un TAC se forma con un tubo de rayos X girando alrededor del paciente.
Este tubo está acoplado a detectores de la radiación saliente tras atravesar el cuerpo del paciente. Como en
la radiología convencional, los rayos X se atenúan al atravesar al paciente según el espesor y la densidad
del tejido que ha atravesado el haz de rayos.
El ordenador, con la información que le dan los detectores de rayos, y gracias a algoritmos matemáticos
muy complejos, forma una imagen en blanco y negro. Está imagen representará en una escala de grises el
coeficiente de atenuación (o radiodensidad) de cada tejido.
Este coeficiente de atenuación de los diferentes tejidos se expresa en Unidades Humsfield (UH). Así el
agua tiene un valor 0 UH, el hueso cortical de +3000 UH y el aire de -1000 UH.
El ojo humano sólo es capaz de reconocer unas 15 escalas de grises entre el blanco y el negro. Por ello la
información se ha de representar manipulada para que la escala de grises esta centrada en el tejido que 15
queramos visualizar (+300 UH en tejidos blandos, +2000 en hueso, -500 en parénquima pulmonar, etc.),
esto es lo que llamamos “ventana” (ventana ósea, de tejidos blandos, pulmonar, etc.).
Trabajo científico
Sistema músculo-esquelético
El TAC disfruta de una excelente (superior a ningún otro método de imagen) calidad de imagen en tejidos
óseos. Ésta altísima definición le hace la prueba diagnóstica de elección en problemas articulares, que en
numerosas ocasiones son difíciles, sino imposibles, de diagnosticar. Posiblemente el mejor ejemplo sería
la no unión del proceso coronoides (Fig. 4). También está descrito su uso en veterinaria para la toma de
biopsias óseas, algo muy frecuente en medicina humana.
Tórax
El TAC de tórax es posiblemente la utilización más frecuente del esta técnica en medicina humana. En veterina-
ria, aunque utilizada con relativa frecuencia, no existen muchos estudios publicados. Sin embargo, recientemente
(Prather et al, 2004) un estudio comparativo del TAC y radiología convencional en 33 perros y gatos, el TAC añadió
información muy significativa en un 88% de los casos (29/33). Llegando a cambiar completamente el diagnóstico
en el 65% de ellos. Se considera, pues, una técnica infrautilizada para el potencial diagnóstico que posee.
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El TAC nos va a dar información inequívoca sobre la localización de masas, especialmente en la situadas en
mediastino, donde en radiología convencional se solapan con el corazón, esófago, tráquea y grandes vasos,
TAC, MÁS ALLÁ DEL SNC - HERNÁNDEZ, A.
Abdomen
Cabeza
Dada la necesidad de
sedación profunda /
anestesia y la obtención
de varios vistas en un
estudio radiográfico con-
Figura 9: condrosarcoma retrobulbar. vencional, la diferencia
entre un buen estudio ra-
diográfico y uno tomográfico es pequeña en términos económicos, especialmente si consideramos las
grandes ventajas que nos proprociona el TAC.
Fosas nasales
Es mucho más sensible que la radiografía. Nos proporciona una gran cantidad de información. Sin embar-
go aunque exsiten varios hallazgos sugerentes de neoplasia nasal, ninguno de ellos, a pesar de tener una alta
correlación con neoplasia son diagnósticos. Pese a ello, la alta correlación puede ser de gran ayuda en la inter-
pretación de biopsias nasales, ya que a menudo las muestras obtenidas son superficiales. Por ello una imagen
típica de neoplasia intranasal con un diagnóstico histopatológico negativo a neoplasia es muy sugerente que
este negático sea falso, (Burk 1992). (figura 8).
Espacio retrobulbar
18 Es una técnica muy eficaz para demostrar masas retrobulbares, caracterizando la forma, tamaño y localización (figu-
ra 9). Por el contrario, por su menor capacidad de demostrar cambios en tejidos blandos que la RM, en desórdenes
retrobulbares que no desplacen al ojo (que “no ocupen espacio”), su capacidad diagnóstica es menor que la RM.