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Ismael Berroeta
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Amigas, ¿a quién le corresponde hoy narrar sus aventuras?. ¿Cómo?, ¿vendrá una
chica nueva?, ¿quién es?, ¿quién es?, cuenten, no sean egoístas. ¿La trajo la
Entonces debe ser una tipa empingorotada. Ya, ya, no se rían. Siempre se ríen
cuando opino, a pesar que siempre hablo en serio. ¿A qué hora llega?. ¿A las siete?.
cigarrillo tú también?. ¿Oyeron?. Sonó la campanilla, debe ser ella… ¿o falta otra
van, ya van!. ¡Qué manera de tocar!. ¿Creerá que somos sordas?, ¿o viejas?. Aquí
club. ¿Eres tú?. ¡Si no lo puedo creer!. ¡Abrázame, amiga mía!. ¡Tanto tiempo!.
La Rocío nos presta su casa para hacer las reuniones, la casa es grande, pero cada
día falta más espacio porque el grupo crece sin parar. Por suerte se invita
solamente a una parte de las socias. ¡Chicas!, les presento a Margarita. ¿Que si nos
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Continuación de La picadura del Alacrán
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conocimos!. Bueno, les daré una pista. Las más antiguas se recordarán del
Grupo Alacrán... ¿Les dice algo?. ¿Cierto que sí?. Y tú, Margarita, no pongas esa
cara, si justamente las que estamos aquí es para sacarnos de encima lo que nos
a ti, ¿verdad?. No me estés negando que lo harás. Tú no sabes lo que ayuda esto,
¿Quién preparó este pisco-sour?. ¡Mujer tenía que ser!. Reconozcamos que los
hombres tienen mejor mano que nosotras para prepararlo. Les dije que debíamos
haber contratado un barman... y joven... ¡se habría muerto el pobre con nosotras!.
Salud, nuevamente, para acabar con este veneno. ¿Qué decía yo? ... ¡Ah!, eso, que
terminas por largar toda la historia. Con el tiempo, chica, te sobran ganas de
favorita, después que habías sido tú la preferida. ¿Qué será de él?. Hace un mes
botado en la calle, pidiendo limosna como un mendigo. Dicen que hasta perdió la
casa que había heredado de su familia, esa donde hacíamos las reuniones del grupo,
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la que quedaba en calle Lisboa. Y a ti te veo muy bien. ¿Te recuperaste, verdad?. Lo
que es yo, ahora estoy bien. Me pusieron en tratamiento y dejé la droga. No fue
por lo mismo. ¿Te acuerdas de esa vez? ... parece que era otoño, debe haber sido a
comienzos de abril... Y una cosa, apuesto que no recuerdas el día, yo sí. Era un
martes.
Ese día calzabas botas de cuero negro con taco alto tipo aguja. Llevabas unos
de color negro. En tu hombro colgaba una cartera de cuero, también negra, muy
cabellera, te la teñías rubia en ese entonces, colgaba suelta hasta la cintura, justo
al nivel donde empezaba el pantalón. ¡Te veías estupenda, chica!. ¡Si ese montón de
negro!. El toque elegante lo ponían dos finas gargantillas de oro que brillaban
agitándose levemente en tu cuello sobre el pulóver. Sabías que eras bonita y que
atraías a los hombres y ellos no podían evitar mirarte. En esa ocasión habíamos
ido a una de las reuniones de Alacrán. Tú estabas metida con ellos desde hacía dos
años y yo era más nueva. Tengo que haber llevado un poco menos de un año. El
grupo se había puesto de acuerdo dos días antes, para juntarse a las diez y media
Al poco rato de haberse reunido el lote nos servimos unos tragos y empezamos a
fumar cigarrillos de hierba, de la que nos abastecía Cara de Pollo. Nunca me gustó
ese tipo. Me acosté varias veces con él, solamente porque el Jefe Alacrán me
con él. Es el tipo con el que mejor me he entendido sexualmente. Sí, nos
vayan a reír, pero teníamos que ponernos de acuerdo para acabar, porque con droga
nos salía un coito kilométrico. En esa época, tanto tú como yo íbamos al grupo sólo
porción de sexo, el cual era de una calidad extraordinaria comparado con las
mío, con sus aires de macho dominante con eyaculación precoz. Oír música suave,
desnudarse en grupo, ver a las parejas tocándose y sentir que otro u otra se
Alacrán a las cuales no pensaba renunciar por nada del mundo. Esa vez tú hiciste
pareja con Cara de Pollo. Nos habíamos desnudado totalmente en la sala de estar,
junto con los otros, hasta que ni tú ni Cara de Pollo pudieron resistir la necesidad
que todo había salido mal. En suma, habías tenido que desvestirte y volver a
ponerte la ropa por nada, para quedar con una sensación de vacío y de deseo
insatisfecho y, lisa y llanamente, con una desbocada calentura animal. Cara de Pollo
billetes. Las muy estúpidas no nos dábamos cuenta que a esas alturas ya éramos
como si fuera deporte rentado. Cara de Pollo parece que te notó algo raro en la
inmediato para el banco. Otra de las parejas había corrido una experiencia similar,
por lo que fueron cuatro los que abandonaron a destiempo la casa de Alacrán en
distintas direcciones. Oye, Kika, pásame los canapés, por favor. Eso, gracias. ¿Te
¿Quién dice que estoy muy gorda?. ¿Y tú no te has visto al espejo, querida?. Este
cuerpo todavía, a los cuarenta, lo tengo bien armado. Y sepan las huevonas que a los
treinta tenía a una hilera de babosos detrás de mí y era capaz de tumbarme a seis
boludos uno después de otro, sin parar. No, no me da vergüenza. Más vergüenza
Días más tarde, cuando volvimos a juntarnos en el volteadero de los chicos Alacrán,
me contaste que después de salir a la calle, una vez sola, buscando regresar a tu
casa, la cosa se puso peor, pues las drogas comenzaban a hacerte efecto.
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Empezaste a perder fuerzas, a sentir fatiga o mareo, mejor dicho una sensación
como si el piso a tus pies se fuera poniendo disparejo. Era una sensación muy
extraña, por decir lo menos. Es difícil explicarlo a las que no se han volado antes.
¡Seguramente los muy maricones habían colocado algunas pastillas a los vasos de
posición horizontal y la verdad es que no era posible darme cuenta si tenía mareos.
coito puede durar horas sin acabar, como les decía antes. Al menos es lo que a mí
acuerdo para irnos en éxtasis. Margarita puede corroborarles todo lo que yo les
confieso. Esas aventuras las pasamos juntas. ¿Que si nosotras éramos pareja?. ¡No,
no!. Yo nunca tuve la experiencia, aunque creo que no me habría sido desagradable.
Si hubiera seguido en esa onda, todo habría sido cuestión de tiempo. Seguramente
faltaba poco para que Alacrán nos hubiera pedido que nos pusiéramos entre
mujeres y así tener él una distracción nueva. Bueno, otra parte agradable del
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asunto de la droga y, además, la más excitante, es que una puede cerrar los ojos e
irse a lugares imaginarios. Recuerdo una vez que estaba volada junto con el Jefe
Alacrán y divagaba un viaje por una selva - hermosa y tenebrosa a la vez - cuando
Ahora, niñas, la cosa es que Margarita había abandonado la casa al comienzo con
Patria y ocurre que después de haber andado unas dos cuadras, más o menos,
empezó a sentirse muy mal con los mareos. Llegó a un paradero para esperar el
vecinas. En eso estaba ella cuando, probablemente debido a la luz roja del
semáforo, se detuvo un furgón de una empresa privada, con un logotipo que decía
pequeños de líneas cuadradas, de color marfil, común y corriente, con los raspones
en la pintura y las abolladuras que acostumbran a dejarles los macacos que los
media.
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decirle cosas a esta galla, ¿qué sé yo?, que Margarita era tan linda, qué por qué no
Tenías miedo. Sin embargo, no era temor a una agresión de parte de los tipejos.
Era recelo a ser usada una vez más. Tenías unas ganas tremendas de hacer el amor
igual que antes. ¿A cuántas de ustedes no les ha pasado eso y cuántas veces en sus
vidas?. La mayoría de estos bobos cree que la mujer es una especie de tarro para
guardar semen. Bueno, ponme un poco de agua mineral aquí, en este vaso. Gracias.
El furgón seguía el mismo camino unos pocos metros más atrás de tí. Llegaste a la
siguiente parada de autobús y siempre los del furgón repitiendo sus piropos e
invitaciones. Como estabas caliente y atontada por las drogas, no podías enojarte,
Para disimular y evitar que algún transeúnte o una mujer mayor se diera cuenta y
los increpara, hacían como que eran tus amigos o algo así, usando un estilo que daba
diciendo frases como “está bueno que se te pase el enojo”, “vuelve a subir y
Navales, hacia el sur. Todavía eras capaz de orientarte algo y te dabas cuenta que
por allí pasaba locomoción colectiva hacia tu casa. Los muy pesados no se rindieron
y continuaron al lado, un poco más atrás. Tanto insistieron que optaste por aceptar
ustedes no intuyen que tendría que pasar algo?. Ese algo era que te ibas a acostar
con alguno.
muy amables. Hasta cariñosos, se podría decir. Te pidieron que conversaran, que
podían ser amigos, que les daba cosa verte con la cara triste. A lo mejor,
cabello, te tomó una mano, te dio algún beso en la mejilla. Cuando estaba
pasarte las manos por los muslos. La cosa era clara. Y tú, la muy estúpida, me
llevarían a un hotel. Nunca se les pasó por la mente. Tampoco los atorrantes
podrían haber juntado el dinero suficiente entre los dos. Ibas sentada en medio de
ellos, como ustedes se imaginan, así que te invitaron a pasar al asiento trasero. Los
pañales para bebés o algo así. El acompañante sacó los paquetes que estaban en ese
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asiento y los lanzó hacia la plataforma de carga. Todo se veía bastante sucio, con
polvo, residuos de todo tipo. Había en el piso una batería eléctrica, papeles
borde del respaldo del asiento trasero, colgando desde la rodilla hasta el pie por la
parte posterior del respaldo. La izquierda, la deslizaste por entre los respaldos de
presentaba abierta de par en par, ofreciendo lo más valioso que tenemos las
que haber lucido como una tierna y húmeda rosa roja floreciendo en el centro de
sus muslos blancos, envueltos en esa piel suave y perfumada, desafiando con
invadió una tremenda ira, puesto que se cumplía lo que había vaticinado su intuición,
que una vez más un macho sólo iba a vaciar su semen en su interior y ella no sacaría
mantenido la marcha y Margarita pudo percibir que se había colado en una rotonda,
dando vuelta tras vuelta en la vía circular, con el objeto de hacer tiempo.
su amigo, el cual se hizo del volante y continuó dando giros por la rotonda. Te
recordabas que protestaste. Nunca habías pensado que iba a ser con los dos. Tu
ocurrido que podían pasarse el volante uno a otro con tanta agilidad. Les gritaste
que no eras una cualquiera, que si acaso te habían confundido con una puta, ¿qué
era lo que se imaginaban?. Oigan, chicas, no se rían, una podrá ser algo aputada,
pero de allí a que la traten como a una ramera hay alguna distancia …
Tu nueva pareja te pidió que te calmaras, que no fueras egoísta, que todo era por
entender que no sacabas nada con ponerte a gritar o intentar bajarte. La situación
vaso. Bien, sigamos, la poca dignidad que te restaba logró que resistieras unos tres
sin saber dónde te encontrabas. Algo en tu interior te dijo que lo más práctico era
darle lo que buscaba para terminar con el asunto lo antes posible. No en vano,
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mientras conducía, había sido testigo de los afanes de su amigo y su deseo era más
contenido, más premeditado y por ello, más intenso. Con un mareo fatal volviste a
rosa roja, con un grito mudo, volvía a pedir que la cogieran. El tipo hizo lo suyo y,
chascón no hizo las cosas tan mal. Se dio su trabajo y embistió con su verga un
rato no despreciable. Y te pudiste salir con la tuya. ¿Saben?. Lo que viene merece
que brindemos. ¡Salud por Margarita!. Cuando su pene quedó fláccido después de
eyacular y comenzó a retirarlo, a esta tipa le vino el orgasmo, el cual gozó con
tanta fuerza que, incluso, se asustó. Pero la muy astuta les hizo creer que no le
había pasado nada. Se quedó muy quieta, con las manos apretadas en el regazo, sin
decir palabra ni soltar quejido. Luego, empezó a vestir su ropa a pesar del vértigo
que todavía la dominaba. Si les daba a entender que había acabado, podrían
excitarse más y volver a repetir la dosis. Por tu parte, era suficiente. Al acabar
poco. Hasta parecía que aterrizabas de vez en cuando. Empezaste poco a poco a
darte cuenta de la realidad con más detalle. Por ejemplo, que los hombres eran
jóvenes. Deben haber tenido, el mayor, unos veinticinco y el otro, unos veintidós.
Ambos eran morenos. El mayor, de pelo crespo, abundante. El otro, de pelo lacio,
también negro, más corto. Lo único que tenían era juventud, iniciativa y unos picos
Hasta ese momento se habían portado muy bien. Sin embargo, era la tremenda
mentira que te dejarían cerca de tu casa. Te iban a hacer bajar en cualquier parte.
les diste a entender que necesitabas limpiarte el semen que te habían dejado como
recuerdo. Los muy ordinarios te pasaron uno de esos paños amarillos que se usan en
los autos para limpiar el polvo. Me contabas, después, recordando casi con horror
que estaba tieso de suciedad y de grasa. “¿Pero cómo me pasan esto?, ¡no sean
puercos!” -, les gritó. “No tenemos nada más, dulzura” -, le respondió el chofer
dando por terminada la discusión. Sin embargo, a pesar de tus protestas, lo usaste.
dónde lo sacaron. Te lo pusiste entre las piernas, adosado al calzón. Sí, sí, estoy de
acuerdo con ustedes que los imbéciles fueron muy desgraciados pero, el
atrevieron a pasarle uno de los pañales que por centenares iban embalados en la
que no podían ir a dejarte a la casa. La explicación era que por culpa tuya se habían
reparto. Adiós y muchas gracias. Pero hay que resaltar que Margarita estaba
completamente desorientada. No sabía que día, qué hora, qué ciudad, qué barrio, ni
qué calle era dónde se encontraba. Pusiste los pies en la acera y sentiste que la
señora, la cual se portó amable y te orientó indicándote las calles y diciendo que
temor a ser embaucada. Para peor, aún tenías trazas de respeto por ti misma y de
vergüenza, sintiéndote sucia y mal oliente. ¡Pensabas que las personas sentían el
Así que … gracias, justamente deseaba servirme una taza de café. Así que,
finalmente, te atreviste a subir a un autobús, que por buena suerte era el correcto
recuperaste rápido, aunque al llegar al barrio descendiste muy, pero muy asustada.
Era el bajón de ánimo que te produce la droga después que se pasa la euforia
inicial. En casa - eran ya como las seis de la tarde - nadie dijo nada. El boludo de
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por haber estado desaparecida casi todo el día. Hiciste como que no lo oías.
cargo de algunos menesteres caseros. El baño estuvo rico. ¿Les sucede a ustedes lo
ritual con pretensiones terapéuticas, una ceremonia inútil para borrar las señales
marcadas en nuestras almas y sólo buena para limpiar nuestros cuerpos y recuperar
energías, algo así como un intento desesperado de borrar con el agua y el jabón el
pasado reciente con huellas de pecado. Está bien, ¡ salud !, parece que estamos algo
borrachas, porque logré tan fácilmente un salud con mi filosofía barata. Entonces,
¿en qué estaba?. ¡ Ah !, sí. Después de pasado el enojo del marido de Margarita y
abalanzó como un perro hambriento. Le gustaba hacerlo así, tratarla con violencia,
sentirla “humedita”, decía el muy huevón, sin saber que la humedad no era
excitación, sino los restos de semen de los otros. No tenías dificultad para librarte
apretón para que eyaculara. Satisfecho, se daba vuelta de costado para su lado,
por los patanes que te habían usado ese día, asco de vivir... ¿Estoy diciendo la
verdad? ... ¡Y pensar que todo eso pasaba desapercibido en tu familia!. Les costó
mucho darse cuenta. Ni siquiera cuando llegabas con olor a trago... Como en la casa
¡salud por Margarita y su sabrosa historia!. ¿Cómo?. ¿Qué ocurrió con los tipos
después?. Nada, nunca volvió a verlos. Estaba tan volada que con seguridad no los
Bueno chicas, hora de irse. ¿Hablé mucho hoy?, ¿sí?. ¿No dejé hablar a nadie?.
¿Qué cosa?. ¿Se me pasó la mano con el trago?. Mmmm..., sí, Rocío, estoy un poco
mareada. Mejor que no conduzca... ¿cierto?. Voy a dejar mi auto aquí en tu casa.
Pero alguna tendrá que llevarme... ¡ Ah !, gracias Margarita, eres lo máximo, me voy
mano... ¡Qué gran cosa que hayas invitado a Margarita!. Ha sido una sorpresa
inolvidable... y el grupo tendrá cada historia para escuchar... esta comadre tiene
¿Este es tu auto?. ¿Lo compraste usado?. Que rico que te haya salido bueno... Los
pretenden meterte un cacho. Hace poco me libré de una... por suerte el mecánico
estafado. ¿Estás viviendo sola?. ¿Con tu hijo?. Que bueno que estés aparte de tus
padres... A esta edad, una tiene que hacer su vida independiente, de todas
maneras, de todas maneras... ¿Dónde queda el departamento? ... Sí, buen barrio...
cerca... ¡qué rico! ... Vaya, anda fuera de la ciudad con su grupo scout... Le hace
bien, ¿no es cierto? ... Eso sí, te quedas sola... ¿Sola de verdad?. Oye, yo también
estoy sola, tampoco tengo pareja. No sé si te contaron que mi marido me dejó. Sí,
sano y ordenado... Vio que me recuperaba con la terapia pero no tuvo valor para
seguir conmigo. Pensaba que reincidiría y además volvería a ponerle los cuernos. Yo
no se los ponía de maldad, lo que pasa, tú sabes, es que una se pone fácil cuando
conversando... ¿Sabes cuánto tiempo hacía que no nos veíamos? ... ¡Siete años! ... y
volvemos a juntarnos en una reunión. Parece que no perdemos el gusto por las
reuniones. Antes lo hacíamos para poner el trasero y ahora es para contar cómo lo
¡Qué lindo!, está todo alfombrado. Discúlpame, pero voy a sacarme los zapatos. Tú
recuerdas que nos encantaba caminar descalzas por las alfombras. Es más libre,
más... sensual. Gracias, necesitaba otro trago. Pasamos juntas tantos y tan
¡desgraciados! . Aunque no es malo luchar por algo, por alguien. Salud, amiga... por
antes de tiempo, arrugadas, las carnes sueltas...?. Cicatrices por dentro y por
saque la blusa... ¿que te parece?. Aquí, en el costado, ¿lo ves?, todavía tengo el
tatuaje que nos mandaba a estampar Francisco cuando pasábamos la prueba para
ingresar al grupo Alacrán. El dibujo del bichito, ése, del pequeño escorpión... Mira,
aquí lo tengo, dame tu mano, tócalo... ¿Y el tuyo? ... ¿Dónde? ... ¿A ver? ... Lo tienes
piel..., idéntica como en esos años. Me da nervios sentirte tan cerca, tan familiar,
acarician... y lo necesito con desesperación... ¿Te sientes igual?. ¿Te sientes sola?.
Yo también... y con una tremenda falta de amor. ¿Quieres besarme?. Hazlo, por
favor. Bésame, mi vida. Hagámoslo juntas. No tenemos nada que pedirles a esa
mierda de hombres. ¿Quieres que te bese los pechos? ... ... ... ¿Te gusta?. Goza,
cariño... ... goza. ¿Y ahí?, ¿te gusta que acaricie tu cosita? ... ... goza, goza... ¡qué
delicioso el olor de tu líquido que me impregna los dedos! ... ... ¿te vas a ir?, ándate,
ándate libremente, después tú me harás lo mismo, ¿verdad? ... ... ... ¡Qué
-o-