Professional Documents
Culture Documents
El hecho es que cada vez más personas estamos pululando por el Facebook y cada vez
“perdemos más tiempo en ella”. Colgamos fotos, miramos las de nuestros amigos, curioseamos,
chafardeamos, nos metemos en la vida de nuestros “amigos de Facebook”, lanzamos grupos (a
cada cuál más demencial), etc.
Conozco algún usuario que dice “sólo puedo atender a las peticiones que me hacen y sólo puedo
responder a lo que me dicen, no puedo hacer nada más, ni explorar opciones, ni nada.. cada vez
que entro tengo una lista larguísima”, otros sobresaturan a sus conocidos con todo tipo de
entretenimientos y otros terminan exponiendo partes de su vida que no deseaban hacer a
personas que no querían exponer.
Por eso me atrevo a hacer un mini-manual para sobrevivir a Facebook, que permita al más
novato entrar y sobrevivir a tamaño volumen de actividad en esta red social.
Consejo número 2: Marca los límites de lo que quieres mostrar, si no quieres que
terceros conozcan cosas de tu vida, simplemente no las muestres. Las fotos más personales
envíalas por mail o ponlas en Picassa con control de quien las mira y quien no. Lo que pongas en
Facebook aunque pueda no ser a priori público para todos, está expuesto a que por error o de
cualquier otra forma vaya a parar a ojos que no te interesen. Si cuelgas algo en Facebook has de
saber que está a un paso de ser público.
Consejo número 3: No agregues a quien no quieras agregar. Tal vez esa persona piensa
que eres un cafre por no admitirle, pero es tu usuario personal, admite a quien quieras. Porqué
alguien tenga muchos amigos compartidos contigo no quiere decir que tú lo tengas porqué
admitir. Es más, si lo conoces y no te apetece agregar, no lo hagas. O bien, agrégale y poco
después lo desagregas, la mayoría de personas no se dan cuenta que las has desagregado (no hay
ningún aviso), en cambio sí les llega cuando les agregas. Por ejemplo, si un compañero de
trabajo, un jefe, o un conocido pesado te agregan y no puedes “decir que no”, agrégales a un
perfil limitado (que sólo pueda ver lo mínimo), y luego pasado unos días le desagregas. Porqué
sino puede que comiences a tener la desagradable experiencia de estar chateando con tu jefe de
madrugada porqué te ha visto conectado por ahí.
Consejo número 5: No pasa nada que no aceptes juegos (vampiros, piratas, bandas
callejeras, dragones, risk) ni chorradas (bolas de nieve, cervezas, regalos virtuales, abrazos,
encuestas, etc.), de hecho hazlo sólo si te hace gracia, si quieres entretenerte en saber “que color
eres” o si deseas incordiar a otros jugadores mordiéndoles el cuello virtualmente.
Consejo número 7: Si quieres contactar con alguien hazlo con un mail, con el
correo interno de Facebook, o bien llámale por teléfono. Por favor, ¡¡no pongas un
mensaje en su muro o en un grupo para hablar con alguien!!!, lo van a ver todo cristo, incluidas
personas que no deseas que lo lean. Sobretodo si tienes “líos” con amigas/os no le dejes
mensajes subidos de tono en su muro, tal vez esa persona también utiliza Facebook para
contactar con sus colegas de trabajo.
Consejo número 8: Si escribes algo, dejas una nota, actualizas tu estado, o pones
una foto atente a las consecuencias. No te quejes luego que todo el mundo pregunta sobre
algo que escribiste hace una semana en un momento de ofuscación, para ellos ahí está y lo han
leído. Considera mucho que comunicas… porqué lo van a leer.
Consejo número 9: Aprende a usar las herramientas. Conoce sus límites. Aprende que
el muro lo ve todo el mundo y el correo no, que las “Causes” sólo permiten un número limitado
de invitaciones al día y no infinitas como el grupo, que si te apuntas a un grupo te expones a que
te envíen mensajes los administradores del grupo, que si reenvías un mensaje a mucha gente
dentro de Facebook y todo el mundo comienza a responderse habrá quien se llenará de SPAM
(yo tuve que quitarme un “amigo” porqué lanzó un mail a 20 o 30 (a los cuales no conocía a
nadie más que al que lo enviaba) y estos cada día se respondían de forma masiva).
Consejo número 10: Respeta lo que haga cada uno. Igual que tú eres responsable de a
que te sumas o no, o que buscas en tus “amigos” de Facebook, no te enfades porqué haya un
amigo de toda la vida que no se sume a tus Causes, o porqué alguien te invita a demasiadas. Tú
haces un uso, y la otra persona otro, cada forma de entender Facebook es legítima. Si alguien
pone fotos de sus vacaciones y otro enlaces a su blog, tú no estas obligado a hacer “clic” en nada
y si realmente alguien te incordia demasiado puedes ignorar todas sus solicitudes o bien
bloquear en tu perfil el tipo de peticiones que te hacen.
En definitiva, la idea es que gastes en Facebook el tiempo que tú desees dedicar, no dejarse
“manejar” por el programa sino que tú seas dueño de lo que haces dentro y sepas en todo
momento lo que estás exponiendo, el tiempo que quieres dedicar y lo que quieres hacer sin que
la “maquinita” y el efecto “avalancha” se te lleve por delante.
Si quieres contactar con un amigo, envíale un mail, llámale por teléfono, monta una cena, o
queda a tomar café o sal a hacer una excursión con esta persona. Facebook puede ser un buen
sustitivo pero no supera lo que es un contacto más directo y humano. Si Facebook te ayuda a
mejorar tus relaciones con amigos distantes, contactar con familiares lejanos, trabajar con
colegas, estar un poco más al día de tus amigos más cercanos o montar cenas, viajes o
actividades sociales de otro tipo estarás utilizando a tu favor la herramienta de red social.