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Tanto por razones de salud, como afectivas y emocionales, las voces son
unánimes: la mejor forma de alimentar a un bebé es a través del pecho
de su madre. Entonces, ¿por qué son tantas las mujeres que no
amamantan a sus hijos, incluso a su pesar?
Desde que me quedé embarazada supe que iba a dedicarme por completo
a su cuidado, aunque reconozco que es agotador". Arantxa es, claro, una
entusiasta defensora de la lactancia materna. Tanto que, aunque a
muchas madres les resulte extraño, David e Irene - que tienen,
respectivamente, cuatro años y uno y medio-
siguen alimentándose de su pecho. y más aún, lo comparten con su primo
Diego, que también crece a base de purés y de la leche de su tía Arantxa,
ya que Mónica, su madre, trabaja muchas horas y no puede darle de
mamar todas las veces que le gustaría. No es el único bebé ajeno al que
Arantxa ha dado el pecho durante los últimos tres años, ni tampoco la
única madre que hace algo así en Guadalajara.
"Lo que se busca con esto es que no transmitan a sus hijos esa sensación
de inseguridad para que ellos puedan desarrollarse con tranquilidad",
explica Arantxa. Además, hay madres que están tomando medicamentos
y no disponen de una leche lo suficientemente buena u otras que tienen
alguna enfermedad que se puede transmitir a través de ésta. Incluso
puede ser que simplemente algún día ellas necesiten un descanso, un
pequeño cambio. "Cuando quiero ir al cine, es mi hermana Mónica la que
se ocupa de cuidar de los niños y, si en ese momento les apetece mamar,
ella les da el pecho", asegura la fisioterapeuta con naturalidad.
Para dar el pecho a un niño ajeno, lo único que requieren las miembros de
Lactavida es que las madres se conozcan y estén de acuerdo en hacer
este tipo de intercambio. Aseguran que es un modo bonito y positivo para
solventar las necesidades de algunas madres y de sus bebés. La mayoría
de las asociaciones en favor de la lactancia consideran, sin embargo, que
tanto por razones sanitarias, como afectivas, ésta práctica es poco
aconsejable para ambos.
Así pues, las horas y días posteriores al parto tienen una influencia
determinante en las posibilidades de éxito de esta práctica. Eso es algo
que Elena y Rocío -se conocieron en los cursos de preparación al parto- no
habían previsto. Las dos parieron casi al mismo tiempo en el mismo
hospital en Madrid, en el que los niños son llevados al nido unas horas
tras el nacimiento y seis horas por la noche. Los problemas de Elena
comenzaron casi al principio: "Como mi hijo no aumentaba de peso, le
llevé al pediatra. Tenía 20 días. El médico me dijo que le diera un biberón,
a ver qué pasaba. Se lo di y tuvo una reacción alérgica a la proteína de
leche de vaca. Me explicó también que la reacción se produce
cuando ya ha habido una sensibilización previa, lo que demuestra que en
el nido le dieron uno o varios biberones sin ni siquiera informarme". Esto
le ha obligado a eliminar todos los productos lácteos de su propia dieta
para evitar que las proteínas pasen a su leche.
Su amiga Rocío dio a luz un mes más tarde y también tuvo dificultades:
"Mi niña toma mi leche, pero no del pecho: tengo que extraérmela y
dársela con biberón. Tiene una confusión de pezón porque se ha
acostumbrado a la tetina del biberón, y es que en el nido por las noches le
dieron biberones, aunque yo advertí que quería darle el pecho" .
Como respuesta espontánea a este vacío han ido surgiendo desde hace
años los grupos de apoyo a madres lactantes, constituidos por
progenitoras expertas y a veces profesionales (comadronas, pediatras)
que apoyan desinteresadamente a otras mujeres. El primero de estos
grupos nació en Chicago en l956 -en pleno boom del biberón- cuando un
grupo de ellas se unió para crear lo que hoy es una red mundial de
promoción de la lactancia materna: La liga de la Leche. Hoy en día hay
grupos locales en muchas ciudades, tanto en España como en todo el
mundo. Grupos como Lactavida, en Guadalajara, comparten sus mismos
fines.
Pero sin duda alguna una de las causas más evidentes de abandono
precoz de la lactancia es la reincorporación al trabajo. En Europa, los
periodos más largos de baja maternal corresponden a Suecia, Dinamarca
y Noruega, con 96, 50 y 42-56 semanas, respectivamente. En el polo
opuesto se sitúan Alemania, Bélgica y España. con 14, 15 y l6 semanas.
Casualmente, las nórdicas son las europeas que más tiempo amamantan
a sus hijos: a los seis meses un 50% continúa haciéndolo. Por otra parte,
es interesante constatar que esos permisos de crianza tan largos no
parecen afectar negativamente a la vida profesional delas mujeres, ya que
Suecia y Noruega son, precisamente, los países con mayor presencia
femenina en los consejos de administración, 20% y 22%. Por el
contrario, los países con periodos de baja maternal más corta son también
los que tienen una tasa más baja de mujeres en puestos directivos,
inferior al 10%. La duración de la baja por maternidad no parece estar
relacionada con el nivel de renta, ya que varios países de Europa del Este
con un ingreso per cápita inferior al de España otorgan permisos más
largos: República Checa (28), Polonia (26), Hungría (24) y Rusia (20). En
Estados Unidos sólo se conceden 12 semanas de baja no retribuida, sólo
en el caso de empresas con más de 50 empleados.
Los países que apoyan a las madres para que críen a sus hijos -si lo
desean- no plantean ese apoyo como un coste social, sino como una
inversión a largo plazo. Los niños que reciben una buena crianza en todos
los sentidos son seres más saludables no sólo físicamente, sino emocional
y socialmente. Es una inversión que reduce substancialmente el gasto
sanitario y la disfuncionalidad social.