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S.O.S.

PARQUE NACIONAL IGUAZÚ: “NO A LAS REPRESAS”

La Agencia Nacional de Energía Eléctrica de Brasil, adjudicó recientemente los


contratos para construir una represa hidroeléctrica sobre el río Iguazú y que
estaría emplazada a menos de 1 kilómetro del Parque Nacional Iguazú y a
unos 100 kilómetros de la localidad Misionera de Andresito, entre Capanema y
Capitán Leónidas, ciudades brasileñas del Estado de Paraná.

La hidroeléctrica generaría una potencia de 350 megawatts, suficiente para


abastecer a una ciudad de alrededor de un millón de habitantes; el embalse
va a inundar unos 13,6 kilómetros cuadrados y exigirá la relocalización de 360
familias.

Se trataría de la sexta represa que se construirá en territorio brasileño sobre los


1.200 kilómetros del curso que tiene el río Iguazú (Agua Grande en lengua
guaraní) y se sumaría a las ya existentes -Foz de Areia, Salto Santiago, Osorio,
Segredo y Salto Caxias-.

En este sentido, y por medio de represas, Brasil regula y controla el caudal del
río Iguazú, generando una retención o reserva de miles de millones de metros
cúbicos de agua, que son regulados como mejor le conviene e este país,
conforme a sus eventualidades de sequías o lluvias, tornando de este modo
totalmente dependiente a los países situados aguas abajo, tal es el caso de la
Argentina; violando tratados y convenios en relación al manejo de cuencas
hídricas compartidas; la responsabilidad de que esto ocurra cae
exclusivamente en la sociedad Argentina y sobre todo en nuestras autoridades
nacionales.

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Esta nueva represa hidroeléctrica profundizará los cambios ambientales en la
región, sobre todo porque se localizará muy cerca de una de las áreas
naturales más importantes del mundo “El Parque Nacional Iguazú”.
Concordantemente con el traslado de las poblaciones afectadas por la
construcción del embalse, con la desaparición de zonas selváticas y con el
estancamiento de las aguas a altas temperaturas se ahondarán los cambios
ecológicos con efectos altamente negativos; la erosión, ante la desaparición de
la cubierta vegetal original, arrastrará hacia el lago, gran cantidad de tierra fértil,
debido a que quedan expuestas a las copiosas lluvias subtropicales de la
región, obligando al uso de abonos y agroquímicos que son arrastrados hacia
los embalses.

La calidad del agua, frenada por los diques, expuestas a altas temperaturas y
recibiendo no solo los residuos de las labores agrícolas, sino también, los que
producen las ciudades, como así también los desechos industriales, son
situaciones que agravan la calidad ambiental de un área protegida como el
Parque Iguazú, transformando a los embalses como verdaderas bombas
biológicas, siendo el hábitat ideal para la propagación de parásitos y vectores
de enfermedades.

Licenciado Sergio Luis Alberto Páez


Departamento de Geografía
Instituto Superior ”Antonio Ruiz de Montoya”

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