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“BOLOGNESI Y SUS HOMBRES ESPERAN”

Resuenan en el alma nacional mucho más que los clarines que llaman a
combate, retumban en nuestra conciencia aun más que el estruendo del obús,
el casco y la metralla, cada vez que escuchamos mencionar : “Bolognesi”,
“Arica”, “7 de junio” o “Día de la Bandera”; holocausto ejemplar.
Pocos eventos en la historia de la humanidad, ningún episodio de
nuestra historia patria generan tal recuerdo en la memoria de todo peruano sea
hombre o mujer, niño o anciano, sea cual fuere su ascendencia, credo,
ocupación o posición social. Pocos episodios generan tantos sentimientos
encontrados, tantos valores y contravalores: Admiración o enojo. Orgullo o
vergüenza. Heroísmo o locura. Respeto o indiferencia.
Sin duda alguna, la lección que nos diera el coronel Francisco Bolognesi
Cervantes durante aquel episodio de la Guerra del Pacífico, aún está vigente,
aún está latente en nuestros corazones y aún espera la demostración de
madurez, disciplina y entrega por parte nuestra, quienes hoy conformamos la
nación peruana.
Esa lección compatriotas, adquiere especial relevancia si ahondamos en
el análisis del contexto de aquel momento, si nos cuestionamos sobre los
aspectos políticos, económicos y sociales de aquel entonces. Ocurrirá lo mismo
si profundizamos en el estudio de la vida de aquellos personajes, en especial
del insigne coronel.
Nos daremos cuenta que, a la distancia y a la justa medida, ese contexto
es simbólicamente similar al actual: no éramos un país maduro, ni culto ni
desarrollado. Es mas, encontraremos que algunos de los males que hoy
cuestionamos, como el anteponer los intereses personales a los intereses de la
nación, el lucro y beneficio personal o partidario por encima del bien común,
estaban ya presentes en aquel entonces.
Nuestra admiración será mayor al darnos cuenta que es posible
identificar en las biografías de aquellos 1903 héroes, a muchos de nosotros,
pues encontraremos a militares de carrera y soldados, estudiantes, obreros,
campesinos y artesanos. Hombres ancianos, maduros, jóvenes e incluso niños.
Si esto ocurre con el episodio en sus componentes, los sentimientos se
multiplican al rememorar y rezar aquellas palabras, aquella frase, admirable
respuesta del coronel Bolognesi al parlamentario chileno aquella mañana del 5
de Junio: “Tengo deberes sagrados que cumplir, y los cumpliré hasta
quemar el último cartucho”.
Respuesta inaudita, decisión inquebrantable, compromiso sellado,
consecuencia vital. Nada repercutió más en los oídos del invasor que aquellas
palabras en el resto de la guerra. Ni los bombardeos de la artillería que
rodeaba al puerto y el morro, ni el asedio de la armada chilena frente al puerto,
nada más que una docena de palabras que conjugadas de forma espontánea y,
expresadas respetuosa y tajantemente, destrozaron todo intento de
menoscabar, persuadir o arrancar del anfitrión una incondicional rendición.
Y conforme ha pasado el tiempo, las circunstancias que ha vivido
nuestro país han visto en este episodio uno de los que es necesario
conmemorar. Mas llega el momento de superar la tradición: discursos, desfiles
o promesas; llega la circunstancia en que es necesario innovar, no solo renovar
nuestro juramento de fidelidad a la bandera nacional, innovar en las formas y
en las acciones. Ya no sólo discursos y verbo florido, ya no únicamente desfiles
y romerías, ya no promesas, normas ni planes. Accion, ejecución, decisión
política, consecuencia personal y social
Bolognesi y sus hombres, soldados y civiles, nos enseñaron que el Perú
es el país de todas las sangres, somos el país de la unidad en la diversidad,
una nación aun en gestación pero con una riqueza cultural y potencial humano
sin par.
Bolognesi y sus hombres, soldados y civiles, nos demostraron que frente
al enemigo común, la única decisión válida es la entrega de lo más preciado
que Dios nos pudo dar, la vida. La vida en el esfuerzo, entrega, sacrificio y
solidaridad con los tuyos, tus compatriotas. Su único partido el Perú, su única
camiseta, la bicolor.
Bolognesi y sus hombres, soldados y civiles, se adelantaron a su tiempo
y nos dijeron, y demostraron: ¡No olviden el sur! Porque el sur fue siempre
peruano, porque al sur estaba Arica, nuestro puerto; porque al sur estaba el
rival, al sur está Chile, el de la “difícil vecindad”.
Hoy ya no es un: ¡Apure Leiva. Resistiremos!. Hoy es un: ¡Levántate
peruano, ponte a trabajar! O un: ¡Despierta muchacho, estudia y triunfarás! O
un: ¡Decide político, tu país está primero! O un: ¡Ahora y siempre soldado, la
patria a defender!.
Hoy, Bolognesi y sus hombres, esperan allá en el morro, no el rescate,
quizá no. Esperan la acción decidida y consecuente de todos los peruanos,
políticos, civiles y militares, que responda a un común sentir…: ¡Tenemos
deberes sagrados que cumplir, y los cumpliremos hasta dar nuestro último
esfuerzo! ¡Viva el Perú!

Leónidas.
CONCURSO “HASTA QUEMAR EL ULTIMO CARTUCHO”

ENSAYO : “BOLOGNESI Y SUS HOMBRES ESPERAN”

CATEGORIA: “A”

SEUDONIMO: Leónidas.

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