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ALFA Y OMEGA
Todo está rodeado de Dios, Alfa y Omega, al principio y al final,
por arriba y por abajo, por dentro y por fuera, lo que pasa es que el
hombre es capaz de acostumbrarse a las cosas grandes e incluso a las
divinas. Entre el hombre y el animal más cercano a él, hay una distancia
abismal e infinita, distancia y diferencia que le imprime lo divino.
El hombre, aunque no quiera, está envuelto y rodeado de una
atmósfera divina y se le nota a poco que se le observe detenidamente:
el poder nacer, el poder morir, el poder amar, el poder odiar,
el poder rezar, el poder pecar, el poder perdonar, el poder llorar, el
poder hacer, el poder inventar, el poder descubrir, el poder esperar,
el poder olvidar, el poder gozar, el poder reir, el poder ser perdonado, el
poder recordar, el poder ser hijo de Dios, toda esta posibilidad, toda
esta realidad y más… está muy lejos de la simple actividad material
y animal y está rozando las fronteras de lo divino y lo eleva sobre toda
la creación con un —endiosamiento bueno—.
Pero también el hombre posee un —endiosamiento malo— que
es el orgullo y soberbia cuando quiere ponerse totalmente en lugar de
Dios, consiguiendo así una vida achatada, triste y rastrera y cansándose
neciamente para que todo gire a su alrededor, que todo empiece
y acabe con él.
Debiendo ser los hombres los que alaben y aclamen a su Hacedor-
Dios, paradójicamente lo alaban y proclaman más y mejor los animales
y las bestias del campo, los peces del mar y las aves del cielo, así lo
atestigua la Sagrada Escritura.
10 DECANOMÍA
AZAR Y CASUALIDAD
Estas dos palabras carecen de sentido profundo. Jamás nadie ha
nacido por casualidad, nadie ha sido consultado para venir al mundo,
nadie elige siglo o tiempo, nadie elige a sus padres ni país ni tierra
para nacer.
Reflexiona el filósofo: “Mi vida se había hecho sin mi, sin mi
intervención, la presencio pero no la causo, algo o alguien distinto de mi
hace mi vida y me la entrega, me la atribuye, me la adscribe a mi; en cierto
sentido, mi vida aunque parezca una antinomia, no es mía, yo la vivo,
pero es hecha por otro, me es regalada, me es atribuída…”
Todo nacimiento es siempre resultado de un proceso muy largo y
minuciosamente desarrollado. Acontecimientos y circunstancias han
ido convergiendo y tejiéndose a lo largo de los siglos hasta el minuto
preciso en el que un ser singular y único —tu y yo— hace su entrada
en el mundo.
La previsión o designio de Dios, su intervención en la naturaleza y
en la vida, en las cosas y en los hombres, en los acontecimientos y las
acciones y en la historia es absoluta y total. “Hasta los cabellos de vuestra
cabeza están todos contados (Mt 10,30)”, es evidente, que si Dios cuida
de cosas tan sin importancia como es el número de los cabellos cuanto
más tendrá en cuenta cosas de mayor importancia. Dios infinitamente
sabio e inteligente todo lo ve, todo lo sabe y nada se le escapa a su
previsión. Dios no quiere el mal, pero el hombre es inteligente y libre
—usa mal de su libertad— y Dios lo permite antes que arrebatarle esa
libertad.
12 DECANOMÍA
BONDAD Y MALICIA
El hombre quiera o no quiera tiene que vivir siempre en medio de
una tensión y lucha dramáticas. Anda en medio del bien y del mal, en
medio de la luz y de las tinieblas. El mismo puede obrar el bien o el
mal. Por lo tanto todos los actos del hombre o son buenos o son malos,
hay quien niega los actos indiferentes.
¿Cuándo son buenos y cuando son malos? ¿Qué criterio, referencia
o norma hay que seguir para descubrir y clasificar la bondad o malicia
de los actos humanos? Naturalmente que debe ser una regla válida,
inmutable y universal. Dicen los filósofos: “Homo agit propter finem…”
El hombre obra bien por algún fin porque es un ser racional. ¿Cuál es
el fin último del hombre? Es dar gloria a Dios. Nuestro fin es Dios y la
vida un medio o camino para llegar a ese fin por lo tanto las conductas
de los hombres serán buenas o malas según nos lleven a ese fin o nos
aparten de él.
En los actos distinguen los moralistas el objeto y el sujeto. El objeto
de un acto es aquello a que tiende por su naturaleza, por ejemplo la
limosna tiene como objeto socorrer al necesitado. El sujeto es el agente
que realiza el acto que con su voluntad o intención puede cambiar la
bondad o malicia de los actos, por ejemplo dar limosna pero para que
te vean.
Decía un paisano a otro: “D. Eustaquio —un cacique del pueblo—
es muy bueno pues creó una casa para los necesitados y para los pobres”.
Le contestó el otro: “Si, pero antes hizo los pobres…”
14 DECANOMÍA
CRISIS ACTUAL
Toda crisis es crisis del hombre. Ya finales del siglo XX está surgiendo
un nuevo tipo de hombre. Esta crisis actual es tan profunda porque se
está agotando la concepción del hombre moderno y está apareciendo
el hombre contemporáneo. Dice Ortega y Gasset que la crisis consiste
precisamente en no saber lo que nos pasa.
El hombre es el ser más rico e importante de la creación y está
por lo tanto abierto a la transcendencia. Nos recuerdan los filósofos:
“Homo, transcende te ipsun…”. Al hombre no podemos separarlo de la
transcendencia, pues es, algo constitutivo y ontológico. No podemos
desplumarlo y desmarcarlo de lo divino ni impedirlo en sus proclives
relaciones libres y amorosas con Dios.
Es peligroso confundir las crisis con las modas o ensayos u otras
ligeras diatribas o tanteos. Ni lo viejo por ser viejo ni lo nuevo por
ser nuevo constituyen en sí mismos criterios de verdad. En toda
crisis podemos perder de vista los elementos constitutivos, básicos y
fundamentales e inmanentes del hombre: la mismidad y la alteridad,
la libertad y la autoridad, la libertad y la ley. Antes había un orden, es
verdad, pero era ¡demasiado orden! Impuesto y desde arriba y abusando
de los prejuicios y de las ignorancias de la masa social. Ahora hay más
desorden pero puede llevarnos —eso esperamos— al verdadero orden
provisional y efímero. La libertad integral es el signo de nuestro tiempo.
La crisis y empresa por buscar la libertad es difícil y arriesgada, pero
vale la pena todo esfuerzo y riesgo.
16 DECANOMÍA
DECANOMÍA
Esta palabra griega “Decanomía” se usa en jurisprudencia para
referirse a un conjunto o recopilación de “diez normas, leyes o mandatos”.
Procede del griego “deka” que es diez y “nomos” que es ley.
Dios, infinitamente sabio, no dispone más que de “diez leyes o
mandamientos” para regir, gobernar y conducir a la humanidad hacia
la felicidad terrena y eterna. Son pocas las leyes divinas, pero bastan
para controlar a todos los hombres de todas las razas y de todos los
tiempos. “Si quieres entrar en la vida eterna, guarda los mandamientos”
nos recuerda el Señor.
Son unos preceptos de la ley natural impuestos por Dios a cada
hombre. Se fundamentan en que Dios es Dueño y Señor de la tierra y
por supuesto de los hombres, con más autoridad y poder que ningún
otro legislador.
Esta “decanomía” protege nuestros derechos y también los de
nuestros prójimos. Son leyes universales válidas para todos los hombres
y es necesario cumplirlas todas. No basta decir “yo no robo ni mato”.
Al fallar uno sólo se viene abajo todo el puente y el andamiaje. Al
quebrantar uno sólo se hace reo de todos. Son la base de toda moral
individual y social; es el programa y política más completa y más
perfecta para conseguir la paz de los pueblos, familias y naciones.
Si uno lucha por cumplirlos es mucho más feliz que si no se
cumplen. Las mayores tragedias de la historia ocurren porque no se
guardan. El desprecio a estas leyes es una de tantas causas de las
18 DECANOMÍA
DESEO DE DIOS
La última y fundamental razón por la que el hombre es grande y
exige tanta dignidad y respeto es por el parentesco y comunión que
tiene con Dios. Lleva dentro un deseo innato inserto en el corazón
que le tira y le inclina hacia Dios.
Siempre le aflora a lo largo de su vida esa tendencia, reclamo,
vocación o llamada por parte de Dios. Dios le atrae al hombre como
un imán en medio de los trabajos, alegrías, tristezas, dolor y muerte.
Jamás el hombre se encuentra tranquilo mientras no encuentra
el “placet” y respuesta de Dios como dice San Agustín.
Es natural esta atracción y dependencia del hombre hacia a
Dios pues lo creó por amor, quiere que ande en el amor y lo destina
finalmente para el amor.
Dios lo lleva de la mano como un padre al niño pequeño, rebelde
y corre veidile que siempre intenta escapar de la mano y salirse del
camino y de la pista del amor.
La historia humana se reduce a esto: contar y narrar los
comportamientos y hazañas de los hombres cuando se acercan a Dios
o cuando se alejan de El. Luces y sombras que van haciendo real el
innato deseo de Dios que el hombre lleva dentro. Religiones, creencias
y comportamientos religiosos en todos los siglos y en el mundo entero
que hacen definir al hombre como un “ser religioso”.
20 DECANOMÍA
DE VERA RELIGIONE
Con este título se conoce una de las grandes obras literarias de San
Agustín. “De vera religione” es un libro escrito a su amigo mecenas
hereje-maniqueo Rominiano sobre el año 380.
Pretende ayudarle Agustín en la obscura y difícil búsqueda de la
verdad y de la única y verdadera religión, problema capital e importante
en todo tiempo y geografía para todos los hombres que tienen la suerte
de habitar y vivir en este planeta tierra.
Tarea y problema fundamental que está ahí siempre y según sea la
respuesta así será la trayectoria de la historia y de los hombres.
El hombre necesita y busca una religión y solo hay una que es buena
y verdadera.
San Agustín pretende demostrar en esta obra “De Vera religione”
que la única y verdadera religión es la cristiana y que esta religión
cristiana no se halla mas que en la religión católica. Es verdad que
esta pretensión molesta, pero el problema no vamos a resolverlo
los humanos —será imposible—. El problema le interesa y
lo resuelve Dios, autor, agente, protagonista y causante de la
religión.
Evidentemente que ese Dios Omnipotente arregla ya coge todo lo
bueno y santo que hay en el corazón de cualquier pigmeo, pagano
o católico.
22 DECANOMÍA
DE UTILITATE CREDENDI
Con este título “De utilitate credendi” escribía una gran obra literaria
San Agustín en el año 412 a su amigo maniqueo Honorato.
Intenta exponer y desarrollar un tema capital y transcendental que le
interesa a todos los hombres en cualquier tiempo y lugar. Responde a las
preguntas: ¿Por qué creer? ¿Para qué creer? ¿Qué provecho o ventajas,
qué utilidad tiene el creer?
San Agustín en sus nueve años que militó en la secta maniquea
arrastró consigo a tres amigos Alipio, Rominiano y Honorato.
Alipio se convirtió y se bautizó junto con Agustín en el año 387. A
Rominiano le dedica otra conocida obra de “Vera religione” en la que
intenta arrancarlo de la secta.
Con esta obra “De utilitate credendi” busca ansioso a su amigo
Honorato, forzando y apurando su conversión. Expone la táctica
engañadora y racionalista de los maniqueos y ataca su doctrina y
filosofía. Le habla magistralmente de la necesidad de la urgencia, de la
sensatez y de la racionalidad de la fe cristiana. Hasta en la vida humana
y en la convivencia social es necesaria la “fe”, la confianza y el fiarse. La
fe es un elemento vital, básico y fundamental en el devenir de la vida
humana.
Creemos a los maestros, a los historiadores, a los sabios, a los
médicos, a la Banca, al hombre del tiempo ¿Por qué no creer y fiarse de
Cristo o de la Iglesia Católica?. Esta es la única fe que nos salva.
24 DECANOMÍA
DIOS HABLA
Siempre es difícil escuchar, pero escuchar a Dios es más difícil
todavía.
Vivimos inmersos entre una serie de ruidos por dentro y por fuera,
pero para escuchar se necesita silencio. Vivimos con mucha velocidad
y vértigo.
Dios es también “Verbum” es decir Palabra. Dios habla, solo Dios
habla. Pero Dios como el esposo lleva al alma —la esposa— a la soledad,
al tálamo, al silencio y le habla al corazón.
Dios es el que más habla y no solamente cuando truena, habla por la
naturaleza, por su altavoz —el hombre—. Dios habla por medio de su
palabra escrita —la Biblia— Dios habla por la oración. Dios habla
“multifariam multis modis… siempre y de muchas maneras. Al final y
en definitiva habla por medio de su hijo hecho carne —el Verbum—
Jesucristo que es único camino, verdad y vida y su palabra son
eternas.
Ya no hay que escuchar nada más porque nadie sabe nada,
absolutamente todas las palabras, ofertas y soluciones no sirven ni
aquietan al hombre. Pasarán los cielos y toda la tierra pero mis palabras
no pasarán.
Todos los santos —los expertos en la escucha de la Palabra de Dios—
nos cuentan que ellos empiezan a escuchar allá donde las criaturas ya
no saben decir más y responden: “Aquí estoy, Señor, habla que tu siervo o
26 DECANOMÍA
DIOS Y EL HOMBRE
Es difícil descifrar el enigma y el sentido de la vida del hombre sin
la clave de Dios.
Dice San Agustín que el hombre es una gran pregunta y solo Dios
es su respuesta adecuada y exacta.
El hombre es como una “HOMEOPATÍA”, sistema curativo que
aplica a las enfermedades y problemas sustancias iguales o parecidas a
las que trata de combatir, es como una cuña de la misma madera.
Nadie ni nada le puede apagar al hombre su sed de vida, de amor,
de belleza y de verdad porque solo Dios es todo esto.
Dice la canción religiosa: “Rios de Agua viva corren por mi ser…” Es
el pozo y manantial de la Samaritana: “ Nunca tendrá más sed.…”
Muchas veces ante un revés o desgracia el hombre pregunta y quiere
saber el por qué, la causa o explicación de la misma y después de mucha
osbscuridad al serenarnos un poco encontramos al final con Dios que
comienza a responder y descifrar. Ante un fenómeno de la naturaleza, ante
el orden agresivo y perfecto de la naturaleza, ante la marcha de la historia,
ante el derecho, si nos preguntamos seriamente y en verdad Dios
comienza a responder por medio de la razón. Siempre se pregunta y
cuestiona el hombre ¿Qué haré para ser feliz? ¿Dónde está la felicidad?
¿Qué es y dónde está la verdad?
Solo Dios tiene el material, la solución, la respuesta exacta, quieta,
exhaustiva, total y definitiva. A veces sin saberlo nos responde por
28 DECANOMÍA
DIOS SALVADOR
Entre los muchos y variados títulos que la Teología otorga a Dios
aparece “Salvador” “Soterós en griego” por ser Dios el único y verdadero
liberador, redentor y salvador de todos los peligros, pecados, de toda
clase de males y también de la muerte.
La biblia nos habla de la historia de la salvación y nos muestra a
Dios como “salvador”. Protege, defiende, sana y salva a su pueblo de
Israel en el Antiguo Testamento y ahora en los tiempos definitivos y
últimos del Nuevo Testamento protege, defiende, sana y salva de todos
peligros y miserias al pueblo cristiano.
Página tras página nos va enseñando y recordando como el Señor
reconstruye a su pueblo Jerusalén, reune a los dispersos de Israel, cura
los corazones rotos y venda sus heridas.
El Señor sostiene a los humildes, su pueblo en el tiempo antiguo
y ahora en el nuevo. Humilla hasta el polvo a los malvados y los
malhechores.
El cubre las nubes de cielo y va preparando la lluvia para hijos de
la tierra y luego hace brotar la hierba en los montes para los ganados
0y sus crias.
El refuerza los cerrojos de las puertas y bendice siempre
a sus hijos a los que se fian de El, a los que le invocan, a los
que siguen sus máximas y programas dentro de las murallas
—su Iglesia— y fuera mantiene la paz en sus fronteras
y como ayer los sacia y alimenta con flor de harina la —Eucaristía—
32 DECANOMÍA
EL CÓDIGO DE LA FELICIDAD
Aunque no queramos aceptarlo toda la creación y por supuesto el
hombre ha salido de las manos del “Creador-Dios”.
Cuentan de un “hijo de papá” “de un hijo bien” de nuestra sociedad
de hoy que se fue a comprar “una máquina” “un buen coche”, después
de elegirla, el vendedor le dijo para que “aquella buena máquina”
marche, ande y dé buen resultado, es necesario cuidarla y alimentarla
con unas determinadas marcas de “engrase” y de “gasolina”. Contestó
“el hijo de papá”, a mí la grasa y gasolina me dan náuseas, me
provocan vómitos, me marean, así que cuando “mi máquina” necesite
esto, le echaré “mantequilla” en los engranajes y “champán” en el
depósito. Contestó el vendedor “pobre máquina mía” así nunca
funcionará.
Los hombres hemos salido de las manos de Dios “buen Creador y
vendedor” como una buena máquina y para que el hombre —máquina
preciosa— marche bien, sea feliz, le impuso unos “mandamientos”
“unas leyes” —determinadas grasas y gasolinas— pero si no las cumple,
es como pretender que el buen coche “ande con mantequilla y con
champán”.
El hombre busca siempre otras sustituciones, otras leyes y así jamás
podrá ser feliz, porque buscamos la felicidad en las cosas donde no se
halla. Intentamos coger agua con cacharros. Pretendemos que un coche
corra con ruedas cuadradas.
La felicidad, la buena marcha, el buén rendimiento, el amor, el
buén hacer, el bién está en la guarda de los mandamientos. Dios sabe
más y tiene sus planes sobre la creación.
36 DECANOMÍA
HOMO
También la Teología siente curiosidad ante el enigma y el misterio
del hombre. Por eso en una de sus tesis de trabajo se pregunta: ¿Quid
est homo? ¿Qué es el hombre…?
Evidentemente que acompaña y aporta material a la filosofía, a la
biología, a la neurología y a la genética en la frenética búsqueda en
saber algo sobre el hombre.
Desde que apareció el hombre sobre el planeta, papiros, pergaminos
y tinta se han gastado por definirlo y encajarlo. Los antiguos califican al
hombre como “un animal razonable y político”. Blas Pascal describe
al hombre como un “ser frágil que sabe que va a morir”. Nietsche habla
del hombre “como una enfermedad del hombre”. Jean-Paul Sartre le
califica de “pasión inútil”. Modernas doctrinas comparan al hombre con
“un número o una cifra”. Otros hay que lo identifican con “el mono”.
Alguien lo ve como “un gusano sobre una corteza de queso”. “Santa
Catalina de Siena lo encomia” “como el arte que tiene en sí la razón”.
Multitud de ensayos, opiniones y definiciones hubo y habrá
que barruntan y demuestran que no hay respuesta a esta pregunta.
La Teología echa mano de la Biblia e intenta dibujar al hombre con
solemnidad, dignidad y altura y desafia a todas las ciencias con su teoría
firme, seria, válida y fuerte el hombre es “imagen y semejanza de Dios”.
Es capaz de interrogarse a si mismo, es el único ser capaz de amar o no
amar. Dotado de entendimiento y voluntad y con un alma libre.
La última palabra y también la primera la tiene la Biblia cuando
44 DECANOMÍA
HOMO IN VIA
En Teología se estudia que la vida terrena es el único tiempo
de merecer. Pero para merecer y ganar hay que luchar. El hombre
mientras está “in via” es decir, en el camino de la vida debe mantener
una contínua lucha ascética para que su voluntad persiga su verdadero
fin que es Dios.
Esta necesidad se ha acentuado después de la cita original por
el desorden que ha introducido en el hombre el “fomes peccati” o
concupiscencia que es una tendencia al mal y una dificultad para hacer
el bien.
Ningún hombre podrá obrar el bien —aun el natural— a espaldas
de quien es la fuente de toda bondad. El hombre siempre necesita la
gracia —un impulso divino— para obrar el bien y llevar una decente
vida moral. El hombre nunca fué impecable ni en el estado de justicia
original ni después de la caída; pero en el estado actual es más pecable
y falible por la disminución de sus fuerzas a causa del desorden
original. Ahora sin la ayuda de la gracia o auxilio divino no puede
evitar pecar y hacer el mal.
La ayuda de Dios —la gracia— es absolutamente necesaria para
llevar a cabo actos de orden sobrenatural, es decir, aquellos que por su
misma esencia exceden totalmente las posibilidades de la naturaleza
humana.
En conclusión, siendo la gracia absolutamente necesaria para realizar
acciones sobrenaturales, en el estado actual de la naturaleza humana es
46 DECANOMÍA
HOMO RELIGIOSUS
Al hombre del siglo XXI se le notan también las ganas, los arrebatos
de entusiasmo y las profundas ansias de Dios.
Como respuesta a los tirones de Dios se adhiere alocadamente a toda
clase de sectas y busca ansiosamente soportes y pilares religiosos y
espirituales. El hombre del siglo XX retorna y vuelve cansado de la
experiencia sin Dios.
El deseo de Dios está inserto en el corazón de todos los hombres. El
Nuevo Catecismo no lo han comprado la gente de Iglesia, sino la gente
alejada y desnortada como buscando algo seguro y como husmeando
lo que dice ahora la Iglesia.
El hombre ha sido creado por Dios y para Dios; Dios
sigue atrayendo hacia Si al hombre como a un imán y
solo en Dios encontrará la única respuesta. El hombre está
llamado al “endiosamiento bueno y a la comunión con Dios”.
Todas las creaturas amadas por Dios poseen una semejanza
con Dios especialmente el hombre. Por eso el hombre como
Dios es amor y está destinado al amor. El hombre de todos los
siglos es por naturaleza y por vocación un: “Ens religiosus, Homo
religiosus” un ser religioso. Nos recuerdan los Hechos de los Apóstoles:
En Dios vivimos, nos movemos y existimos”. Nos enseña San
Agustín: “Nos has hecho para Ti, Señor, e inquieto está nuestro corazón
mientras no descansa en Ti” (Conf. 1,1). Leemos en la Gaudium et
spes: “Sin el Creador la criatura se diluye”.
48 DECANOMÍA
LEY ETERNA
Los hombres tienen sus leyes y Dios obviamente también tiene su
Ley. La Ley de Dios es la ley eterna que es el plan de la divina Sabiduría
para conducir a su fin a toda la creación y sobre todo a la creatura
racional: el hombre.
Dios logicamente no tiene imprevistos y todo lo ordena y gobierna
bien. La ley es la participación y realización de la ley eterna en toda
la naturaleza. Las criaturas irracionales participan de la ley eterna de
una forma ciega y necesaria, mientras que el hombre participa de ella
conforme a su naturaleza racional y libre.
La ley natural es la misma ley eterna grabada en todos los seres e
impresa en la misma naturaleza del hombre. Evidentemente es una ley
universal, inmutable y válida en todo tiempo y lugar. No admite
epiqueyas o interpretaciones benignas. Se basa en la misma naturaleza
del hombre y en sus relaciones esenciales: relaciones del hombre y
Dios, entre el hombre y el hombre, entre los cónyuges, entre los padres
y los hijos, relaciones esenciales en la comunidad, en la familia, en la
Iglesia, en el Estado, etc.
Los principios básicos, mínimos y fundamentales de la ley eterna
suman así: “Hacer el bien y evitar el mal” “No hagas a los demás lo que no
quieres que te hagan a tí”. De estos principios podemos sacar conclusiones
más concretas y ciertas que están mandadas y prohibidas por el Divino
Legislador. No cabe dudar por ejemplo de que está prohibido: el odio
a Dios, la blasfemia, la idolatría, el falso testimonio, el homicidio, la
calumnia, la prohibición de la defraudación del salario justo, etc., etc.
50 DECANOMÍA
LEY MOSÉNICA
A la ley de Moisés o Mosénica le precede la ley natural que es tan
antigua como el hombre.
La ley mosaica contiene, sin embargo, en sustancia toda la ley
natural.
Ocurrió unos 1.500 años antes del nacimiento de Cristo: el pueblo
de Israel, libertado de Egipto, llegó después de 47 dias de camino a la
falda del monte Sinaí. El caudillo del pueblo era Moisés y Dios le
ordenó que el pueblo se purificase durante dos dias y se dispusiera a
recibir la Ley.
Al tercer día que era “Pente-Costés” o sea 50 dias, jornadas o pedazos
de tiempo transcurridos desde la liberación de la esclavitud egipcia,
comenzaron los relámpagos a rasgar las nubes y a tronar temerosamente,
una nube muy densa cubrió el monte y se percibía un sonido muy fuerte. Era
una manifestación e que Dios iba a promulgar al pueblo los
Mandamientos, la Ley, el Decálogo.
Moisés después de 40 días que estuvo en el monte, descendió de
allí para comunicar al pueblo de Dios; traía en sus manos dos tablas
de piedra y en ellas estaba esculpido el Decálogo, la Decanomía,
conocido también por Ley mosaica, Ley mosénica, o simplemente por
Ley de Moisés.
El pueblo judío recibió el Decálogo como la Ley de Dios, como
mandato, precepto, querer y voluntad de Dios y en su observación
y cumplimiento radicaba el amor y la fidelidad.
52 DECANOMÍA
Más tarde lo ratificaría Cristo: “El que me ama guarda mis mandatos”,
poniéndo las obras como prueba y distintivo del amor.
Después de 40 años por el desierto ya a las puertas de la tierra
prometida Moisés le recuerda al pueblo olvidadizo por medio del
“Deutero-nomio”
MANUEL LATORRE DE LAFUENTE 53
NOMOLOGÍA
“Nomología” del griego “nomos”, ley y de “logos”, estudio, tratado,
es el tratado o estudio de las leyes.
En el planeta tierra los seres privados de razón se rigen por
medio de leyes físicas, inflexibles y fijas, así el sol alumbra, el fuego
calienta, la tierra ha de girar en torno del sol 365 días y sobre su
eje en 24 horas, la luna describe su órbita en torno a la tierra en 27
días, el globo de la tierra ofrece para su recorrido un cinturón de
circunferencia de 40.000 kilómetros… y todo esto ha de contemplarse
y observarse con exactitud… no vale aquel astuto adagio: Obedecelle,
pero non complille…
Los hombres seres racionales y libres se rigen por medio de leyes
morales y también físicas con voluntad libre, y su observancia es digna
de premio y su transgresión será castigada.
Un gran porcentaje de nuestros males físicos y sufrimientos síquicos
tienen su origen en la transgresión de las leyes físicas y morales por
parte del hombre.
¿Quién ha hecho las 200.000 trillones de estrellas que existen en el
Atlas del Cielo?
El Sol es 1.300.000 veces mayor que la tierra.
La mayor estrella conocida es 8.000 billones de veces mayor que
el sol.
La velocidad de la luz 300.000 km. por segundo no puede
superarse.
56 DECANOMÍA
NUEVO PUEBLO
Es una gozada incomparable y un nuevo mediterráneo el leer y
releer el segundo capítulo de la Constitución —Lumen gentium— del
Concilio Vaticano que habla del Nuevo pueblo.
Sin partidismos, sin sectarismo, sin capillitas y sin fronteras el
tenerlo olvidado y enterrado en una biblioteca encierra tanta gravedad
y ceguera al pretender ocultar un documento que ilumina mas que el
sol. Para esta clase de errores y males no es suficiente buscar la causa en
el olvido, negligencia y debilidad humana sino que se palpa claramente
la astucia diabólica por ser más viejo y más sabio.
Pensando Cristo en el momento histórico, la hora fijada para
constituir el “Nuevo Pueblo”, la nueva alianza, el nuevo pacto, la
hora crucial, al año uno, la primera semana santa, un jueves santo al
anochecer de aquel día cuando se une el Cielo con la tierra, nervioso
y con ganas y ansiedad de sangre, ardía su corazón que en latín se
expresa con un redoble, enfático e iterativo lenguaje cacofónico con
verbos, adverbios y calificativos sin regla gramatical —magno desiderio
desideravi— con gran deseo he deseado esta hora. Es mal sonante a los
oido incluso de los no retóricos: “Deseé con deseo, comí la comida o subí
la subida”.
Dejemos la sintaxis. Ya sabemos que todo parto es enfangoso y con
sangre. Un nuevo pueblo de hombres y mujeres, definitivo y eterno,
ya no habrá mas pactos, alianzas ni novedades, yo diría que se trata de
un pueblo novísimo y ultísimo. Pueblo incorruptilbe, linaje escogido,
58 DECANOMÍA
NOVA ET VETERA
La doctrina cristiana es una verdad siempre vieja y siempre nueva.
Fielmente custodiada por la Iglesia y que nunca podrá cambiar
sustancialmente. La verdad permanece siempre la misma e inmutable.
Es como un depósito o baúl de donde el —Pater-familias— va sacando
sus tesoros y sus cosas —Nova et Vetera— lo viejo y lo nuevo. La
doctrina es alfa y omega, es principio y fin, es tradición y es progreso.
Tenemos una advertencia segura, fiable y garante: “Mis palabras no
pasarán…”
Siguen siendo válidos los argumentos y métodos empleados por los
primeros cristianos, los Santos Padres y Teólogos que a lo largo de
la historia han ido haciendo sus exposiciones, catequesis, catecismos,
predicaciones, lecturas y defensas de la verdad. También hoy tenemos
que usar todos los nuevos y modernos métodos, sofismas, medios y
argumentos en la dura tarea de la conservación y transmisión de la
doctrina.
Cualquier cristiano que se acerque a escudriñar lo —Nova et
Vetera— que contiene este depósito irá descubriendo por si mismo la
antiguedad, la novedad, la grandeza y riqueza de este legado. Nuestro
siglo también se va a caracterizar por la falta de formación e información
y por la ignorancia de la doctrina.
La doctrina cristiana es una doctrina “encarnada” que se hace carne,
cuerpo y vida en los hombres de todos los tiempos y edades. Da seguridad
a la fe y a la vida.
60 DECANOMÍA
PLAN DE SALVACIÓN I
Todos los hombres tienen un reto que es la salvación eterna.
Dios tiene un querer y un plan que es salvar a todos los hombres,
pero el hombre no puede salvarse sin más y por libre. El hombre para
salvarse necesita no solo conocer la voluntad de Dios —la doctrina—
sino que tiene que ser ayudado para cumplirla —la gracia—.
Para conseguir estas dos columnas o medios: doctrina y gracia, los
hombres siempre encuentran dificultades —nunca son fáciles ni están
predispuestos— por la concupiscencia derivada del pecado original.
Dios comunica al mundo como doctrina —el Decálogo— que es la
parte de la ley divino-positiva y que contiene todos los preceptos de la ley
natural de un modo implícito o explícito. Son conclusiones inmediatas
de la ley natural.
En el estado actual del género humano, el hombre para conocer
con facilidad, con firme certeza y sin ningún error la ley natural y todas
las verdades religiosas y morales que de por sí no se hallan fuera del
alcance de la razón, necesita la Revelación divina.
Por la misma razón de naturaleza caida el hombre necesita
—la gracia— como ayuda para cumplir la ley natural. El hom-
bre no puede cumplir en su integridad y acabadamente la ley
natural con las solas fuerzas naturales. El hombre solo —sin
la gracia— no consigue entender bien ni cumplir las exigen-
cias de la ley natural y además cae con facilidad en toda clase de
aberraciones y errores morales.
62 DECANOMÍA
PLAN DE SALVACIÓN II
No existe mas que una salvación seria, final, definitiva y eterna, todas
las soluciones, ofertas y salvaciones que el hombre se va procurando
son efímeras, relativas arreglan y remiendan algo solo para ir tirando.
El que al final se salva, construye, invierte, se empeña, se hipoteca
en algo, en mucho o en todo para edificar y merecer su casa, su herencia
y su morada en el Cielo.
Amontonad y almacenad tesoros, bienes y riquezas allá donde vais
a estar por toda una eternidad y además estarán segurísimos y rentables
sin impuestos, sin hacienda, sin polilla, sin ladrones, sin peligros y sin
pudrirse.
Había una señora de bien en este planeta azul, vivía en grandes palacios
y jardines con toda la clase de servidumbre, era mas o menos piadosa
y practicante, se murió —por la grande misericordia de Dios llegó al
Cielo, por poco, señora, enhorabuena —allí le ofrecieron como tienda y
habitación para toda la eternidad sin posibilidad de mejora una chabola
plastificada y con goteras. Ante el pataleo y regaños de la buena señora
le contestaron los agentes y constructores del Cielo: Señora, esto es
todo lo que hemos podido prepararle con las aportaciones, divisas e
imposiciones que Ud. nos ha ingresado desde la tierra. Poco piadosa,
poco santa, poco rezadora, poco practicante.
Los tesoros de Dios —el amor y su misericordia— son insondables
e inconmensurables— sabiduría y amor infinitos— son un mar sin
orillas y sin fondo.
64 DECANOMÍA
¿QUIÉN SE SALVA?
Nunca se habla de salvación más que cuando existe un peligro o
naufragio, algún riesgo o temor. Siempre hay que salvarse de algo de
ahí la filosofía popular: “Sálvese quien pueda”.
Todas las soluciones, los S.O.S., las ayudas, los medios y
salvaciones que nos pueden prestar los hombres son apaños para ir
tirando y tapando goteras ocasionalmente, a veces alivian los peligros
momentáneamente.
Cuando hablamos de salvación simplemente se refiere siempre a la
salvación del género humano, salvación universal, importante, única,
final, definitiva y eterna. La liberación, plena, bien hecha, la redención
exhaustiva que ofrece Dios. Lo que se llama en Teología —La Sotereo-
logía—.
Opina algunos: ¿Dónde está el poder y la misericordia de Dios, si
solo se salvan cuatro o solo unos pocos?.
Este difícil problema y cuestión que se puede seguir discutiendo
no es nuevo sino que es un tema tan viejo como el hombre porque
hay que compaginar y ajustar el “indiscutible querer omnipotente
de Dios) —salvar a todos los hombres— y “la voluntad libre del
hombre”. Bandera discutida a lo largo de los siglos por todas
las escuelas, filosofías y teologías. Temas y tesis sin resolver
mezclados con otros ingredientes como la doctrina de la
predestinación.
Las escuelas, doctrinas y opiniones se enfrentan, se acaloran o se
acercan según se enfoque el papel de Dios o el papel del hombre. No se
trata de resolver lo que no tiene solución ni de saber lo que no se puede
68 DECANOMÍA
saber, pero sí encender alguna luz para que alumbre un poco mejor y
más lejos posible, recordando simplemente los datos del problema y
unos puntos de doctrina.
Con sana certeza y doctrina científica sabemos que Dios quiere
salvar a todos los hombres sin excepción. También sabemos que por
buena filosofía que Dios no puede hacer imposibles y absurdos ni cír-
culos cuadrados. El círculo dijo: “Señor, hazme círculo y no cuadrado”.
El cuadrado dice: “Señor, hazme cuadrado y no círculo”. No dice el
círculo: “Señor, hazme cuadrado”. Tampoco dice el cuadrado: “Señor,
hazme círculo”.
Dios corrió el riesgo de hacer su criatura el hombre —libre—. El
hombre no puede decir: “Señor, hazme un hombre sin libertad”. No es
posible, sería un caballo o una mula…
Dios quiere salvar, pero el hombre tiene que querer también.
Enfatiza San Agustín: “Deus cravit te sine te, non salvabit sine te”. Dios
que te creó sin ti ahora no te salvará sin ti.
Son muchos o pocos los que salvan. Esta pregunta solo la hacen los
que no están queriendo salvarse, porque los que quieren salvarse están
en ello, bregando, trabajando, colaborando, luchando y cumpliendo
lo que Dios quiere, fiándose del amor, misericordia y omnipotencia
de Dios.
En este asunto, campo y problema de la salvación si el hombre no
quiere. Dios no puede hacer absolutamente nada porque se enfrenta
con libre voluntad del hombre.
El hombre consciente de la necesidad de salvarse tiene que
agarrarse a la cuerda o al cabo que Dios le ofrece.
MANUEL LATORRE DE LAFUENTE 69
RACIONALISMO MODERNO
Está rejuveneciendo y brotando de nuevo en nuestro mundo y sin
darnos cuenta una vieja herejía que pone como centro y cumbre del
hombre la “razón” negando o silenciando la revelación divina y toda
transcendencia en el hombre.
Es propio del racionalismo contraponer de un modo radical en
el hombre el espíritu al cuerpo y el cuerpo al espíritu. Todo hombre
es una persona en la unidad y la armonía del cuerpo y del espíritu.
Acertadamente podemos decir que el cuerpo está “espiritualizado” y el
espíritu está “corporeizado”. Nunca podemos reducir el cuerpo a pura
materia. La fuente y modelo para un perfecto y verdadero conocimiento
del “misterio del hombre” es Cristo hecho carne, perfecto Dios y perfecto
hombre.
En nuestra civilización actual cuanto más nos apartamos del “Gran
Misterio de Cristo” y de la revelación, cuanto más el hombre se pierde y
resulta un enigma y un gran desconocido. Las graves consecuencias del
racionalismo moderno y del intento de separación entre el espíritu y el
cuerpo son terribles y funestas y acarrean al hombre enormes peligros.
El hombre es utilizado como los demás cuerpos del mundo creado, un
instrumento ante los bienes de consumo. Es usado como los otros
animales como material en las manipulaciones de embriones,
fetos y colonizaciones. Una concepción antropológica racionalista,
dualista, maniquea que contrapone y separa radicalmente entre
sí el cuerpo y el espíritu, donde ni el cuerpo vive del espíritu
70 DECANOMÍA
En este hermoso mundo nunca pasa nada, porque todo tiene que
pasar, todo pasa, todo caduca, todo fenece, todo se va, todo muere,
todo se arregla. El peor suceso, accidente y catástrofe que le puede
acontecer al hombre es el no aceptar y vibrar ante la Navidad de Dios,
ante la oferta y regalo que Dios trae de salvación, de luz, de vida, de
gracia, de amor, de alegría y de paz.
Este es el único reto serio que tiene todo hombre al pasar por este
mundo camino de la eternidad y del Cielo.
La Navidad invade, impregna, inunda, empapa todas las políticas,
los gobiernos, las naciones, los siglos y todos los tiempos y sobre todo los
corazones de los hombres, pues las piedras y la Astrología no saben
corresponder ni agradecer esta locura del amor de Dios.
MANUEL LATORRE DE LAFUENTE 73
SALVACIÓN ETERNA
¿Habrá algún otro negocio, trabajo o asunto más importante y con
tales consecuencias o podrá haberlo jamás como la salvación eterna?
No se trata de ganar o perder un pleito o hacienda o vida o de ser
feliz o no toda una vida, significa una felicidad o infelicidad eternas,
poseer a Dios eternamente o ser condenado para siempre.
Este es el “quid o cuestión” cuando se habla de la salvación eterna.
Al fin el hombre tiene que morir. ¿De qué servirá haber sido rico,
poderoso y feliz según el mundo? Honores, trabajos, estudios, sudores,
dolores de cabeza, nobleza, dignidad, títulos vanos. Con la muerte
todo se deja y se pierde. La vida más feliz y más larga en aquella hora
parece un sueño.
Con todo eso hemos conseguido el Cielo o el infierno.
Al no ser santos, se puede perder el Cielo y a Dios sin remedio y
sin consuelo.
¡Como nos enseñan los santos y los mártires a perder la vida por amor
a Jesucristo!
Santidad y martirio exigen afliciones, tormentos y sacrificios que no
tiene comparación —ya pasaron— con la gloria futura o los tormentos
eternos.
Ellos —los cristianos antos— fueron prudentes, sabios, penitentes,
mortificados, lo sacrificaron todo por asegurar la salvación eterna.
74 DECANOMÍA
VIDA CRISTIANA
A grandes trazos y pinceladas la vida cristiana consta de dos
carriles: uno es Dios que siempre está queriendo, siempre marcha,
siempre ayuda y nunca falla y el otro carril cada uno de nosotros que
siempre estamos desmontándonos y descarrilando.
Por lo tanto no será vida cristiana cuando no se cuenta con el carril-
Dios, sus preceptos, su ayuda y su gracia y nosotros siempre fuera del
carril y desmontados.
Es posible que haya otras vias y caminos, Dios es misericordioso y
omnipotente. Pero es muy arriesgado, muy difícil y como “una avis
rara” el poder salvarse de otra manera cuando Dios señaló el camino y
modo que El quiere.
La señal, el querer de Dios —el evangelio— es como el armazón
que une y ata los dos carriles.
Nunca al azar, ni por libre ni a ciegas, ni con improvisación se logran
cosas grandes e importantes y menos la vida eterna y la salvación.
La sensatez nos dice que tenemos que admitir los principios y las
consecuencias. Los principios, las verdades cristianas, los dos carriles,
las normas, los preceptos nos garantizan como consecuencia lógica el
premio de la vida eterna.
Para vivir o ir tirando vale cualquier forma de vida o de religión, pero
para morir en serio la mejor y la más segura es la religión cristiana.
Otro trazo distintivo y claro de la vida cristiana es: el desprendimiento
de las cosas del mundo y la unión y confianza en Dios.
76 DECANOMÍA
VIDA ETERNA
De repente en medio del silencio un escriba pregunta a Jesús:
“Maestro que haré para conseguir la vida eterna?”. Jesús responde con
otra pregunta: “Qué dice la ley?”. Recuerda perfectamente el escriba los
dos únicos preceptos: “Amar a Dios y al prójimo”. Pero la cuestión no
está resuelta todavía: Puntualiza el escriba: “Y quién es mi prójimo?
Como conseguir la vida eterna?. Pregunta interesante y universal
que se hace todo ser humano por el simple hecho de respirar y vivir.
Es indiscutiblemente el reto más grande que se le presenta a cada ser
humano.
Quizás este episodio tuvo lugar en el camino que conduce de Jericó
a Jerusalén. Es una subida abrupta y bordeada de barrancos y de preci-
picios propia para ser guarida de salteadores.
En este escenario Jesús contesta al escriba con una parábola: “Un
hombre descendía de Jerusalén a Jericó. En una revuelta del camino el
viajero se encuentra rodeado de ladrones. Lo despojan, lo desnudan y
tendido lo dejan medio muerto. Los que mas frecuentan aquel camino
son sacerdotes y levitas por ser Jericó una ciudad levítica y sacerdotal.
Pasó efectivamente un sacerdote, vió al herido envuelto en sangre y ha-
ciendo un gesto de repulsión siguió el camino. Pasó un levita, se acer-
có, tal vez sintió un poco de piedad, pero tenía prisa y pasó adelante.
Pero he aquí que llega un samaritano, odioso extranjero, despreciado
por todos los doctores y al ver al caminante tendido en el camino llega
hasta él, le habla, le examina sus heridas. Aquel corazón se inclina,
78 DECANOMÍA
VOLUNTAS DEI
La voluntad, el querer, el plan, el programa del que más sabe y
del que tiene más poder siempre es mejor, más rico, rentable, útil y
ventajoso.
Lógicamente la voluntad, el querer y el poder de Dios fue inventar y
crear el mundo y poner al hombre y a la mujer en la cumbre de toda la
creación, de tal manera pensó Dios en todas las cosas de este mundo para
que sirvieran al hombre y a la mujer sin que le faltara absolutamente
nada —al fin y al cabo son sus hijos— y que disfrutaran de todo
—probarlo todo y retener lo bueno— nos aconseja la sabiduría.
El hombre no tiene un fin en si mismo —nadie vive para sí mismo—
sino que está así servido, asi mimado y así cuidado para que también con su
voluntad ordene y dirija —es capaz— el mundo ciego hacia la “gloria de
Dios” no puede haber otra razón para crear este mundo. El hombre y la
mujer tienen que estar en esta dinámica.
San Pablo recuerda este programa a sus fieles de Corinto: “Todas las
cosas son vuestras, vosotros sois de Cristo y Cristo es de Dios”.
Dios está contento con sus hijos y sus hijos están naturalmente
orgullosos de tal Padre.
Este servicio, trabajo o reinado donde está ocupado el hombre y
la mujer todo es válido menos el pecado y la muerte. El vivir como
hijos contentos y servidores de Dios en serio es precisamente todo lo
contrario del pecado que es emancipación, autonomía, separación e
independencia de Dios —vivir al margen de su voluntad—.
80 DECANOMÍA
ANTINOMIA
Al hacer un análisis o fotografía sobre la vida y el mundo obviamente
aparece como una “Antinomia”, paradoja o aparente contradicción de
fuerzas o términos que se contraponen o resisten dando como tensión
y fuerza a la vida —cargas positivas y negativas— como el contrapeso
de las gruas para levantar más peso.
Los humanos vivimos familiarizados con la “Antinomia”,
antagonismo, fuerzas que tiran hacia y hacia abajo.
El cuerpo que es botánica y zoología. El alma que es inmaterial y
espiritual. Potencias que originan la vida. Dos enemigos que tienen
que vivir juntos y dos amigos que no pueden verse.
Tierra para lo terrestre y caduco. Cielo para las almas y todo lo
celestial.
Materia o mundo visible para palpar y ver Espíritu, mundo invisible,
valor de la fe y de lo que no se ve.
Hombre de la tierra y ángel del Cielo.
La vida para vivirla y la muerte para vivirla también ya que es parte
integrante de la vida.
El bien que hay que hacer y el mal que hay que evitar.
El pecado o “conversio ad creaturas” y vida divina o gracia “conversio
ad Deum”.
Dios, Padre, amigo, creador y salvador. Diablo, viejo enemigo
y perdedor. Un binomio de enemigos o fuerzas a gran escala en los
abismos del Cielo y de la tierra y en las profundidades del corazón.
84 DECANOMÍA
CONCILIO VATICANO II
A lo largo de la historia de la Iglesia ha habido muchos Concilios
que convocados por el Espíritu Santo forman parte de la misión,
gobierno y magisterio de la misma Iglesia.
Desde fuera y con una visión externa y global hablan los
historiadores de un esquema y proceso que ofrecen todos los
Concilios.
Los enmarcan dentro de tres etapas. En el momento de la
convocatoria o anuncio de un Concilio —como un despertar y alarma
a través de los siglos— el diablo tiembla y patalea porque le van a
cortar un poco las alas y a sacudir el polvo. A este período le llaman la
etapa del diablo porque este ha responder al ataque..
Una segunda etapa de reunión propiamente conciliar, de trabajo,
de exámen, de discusiones, temas conciliares suelen clasificarla como
la etapa de los hombres.
La tercera etapa de resultados, de ejecución de la doctrina, de praxis
y de vida es la etapa de los frutos y del Espíritu Santo.
No dejan de ser consideraciones y elucubraciones del ojo del
historiador porque en realidad todas las etapas antes, ahora y después
son momentos del diablo y de la fuerza, la luz y el amor del Espíritu
Santo.
Lo cierto es que a nosotros nos ha tocado vivir en la etapa postconciliar
del Vaticano II y da la impresión que hemos enterrado y archivado los
preciosos y ricos documentos conciliares: Constituciones, Decreto y
Declaraciones.
86 DECANOMÍA
los cielos porque aparecieron allí cuando Dios mandó y les fijó unas leyes
de sostén que jamás cambiarán”.
Alabad al Señor monstruos marinos, todos los abismos, fuego,
granizo, nieve, relámpagos y truenos, bruma, vientos, montañas,
colinas, árboles, frutales, cedros, bestias salvajes, ganados, reptiles y
todos los pájaros.
Sumarse a la alabanza reyes del mundo, pueblos todos, principes,
jóvenes, doncellas, viejos y niños, solo a El la gloria porque lo hizo
todo y domina los cielos y la tierra, solo El es el orgullo de sus amigos
y la defensa de su pueblo querido, elegido e íntimo.
Napoleón Bonaparte que tenía mucho miedo a los truenos
al sentir las sacudidas decía a sus súbditos señalando con el dedo al
Cielo: “Ese sí que tiene poder…”
Cuando los humanos se suman a esta cita, orquesta o coro es como
una señal de que van por buen camino.
MANUEL LATORRE DE LAFUENTE 89
DOXOLOGÍA
Vital, precioso y bonito vocablo griego “Doxología” viene a ser la
síntesis, resumen y razón de ser última y fundamental del mundo
animado e inanimado. Es la respuesta al “por qué y para qué” los
hombres estamos en la tierra.
Jamás los filósofos ni pensadores podrán buscar e indagar otro fin
u objetivo.
“Laus Deo” la gloria y alabanza a Dios creador.
La respuesta exacta y perfecta a esta “doxología” la hace el mundo
inanimado de una forma determinada y fija. Aúnque parezca lógico no
lo es en absoluto que el hombre —libre y grande— lo hiciera mejor,
porque siente siempre la tentación de robar esa gloria debida solo a
Dios.
“Doxología” es vocablo compuesto de “Doxa” que es gloria, honor y
alabanza y de “Logos” que es estudio o tratado. Es un asunto o vida de
alabanza o aplauso.
Naturalmente no podemos aplaudir a los pinceles sino al artista.
No podemos elogiar ni alabar ni aplaudir a las cosas y regalos sino
al generoso Dueño y Señor. No debemos adorar las cosas de Dios
sino al Dios de las cosas.
Así nos lo enseñan los salmos en el Antiguo Testamento. Son
como formularios de pueblo de Israel de oración, de petición, de
misericordia, de alabanza, de perdón, de venganza o de acción
de gracias.
96 DECANOMÍA
EUCARISTÍA
Eucaristía es una palabra griega que significa “la mejor gracia, el
mejor regalo, el mejor don, la mejor lotería, el mejor remedio” del que se
puede beneficiar el hombre en esta andadura terrenal.
Tanto el vocablo Eucaristía como Evangelio están compuestos con
el mismo prefijo “eu” que significa “bien, bueno, feliz, óptimo”. Uno es
“buena gracia” y otro es “buena noticia”.
La Eucaristía o presencia real de Dios entre los hombres —lo que
no pueden hacer los hombres lo hace Dios: marcharse y quedarse al
mismo tiempo— no podía ser de otra manera es la fuente, raíz y la
cumbre de la vida cristiana.
Eucaristía también es comida, banquete, cena —ágape— o comida
fraterna— a la que están invitados todos los hombres en todos los
tiempos y lugares. Se come, no el pan que engorda y hace morir, sino
el “maná”, el pan del Cielo, el Corpus Christi, el pan de los Angeles,
que da la vida eterna y sacia todos los gustos.
El símbolo de la Eucaristía es el Pelícano, pájaro legendario que
no busca comida para alimentar a sus polluelos sino que se picotea el
pecho de donde brota sangre abundante para alimentar a sus hijos.
Eucaristía también suena a Santo Sacrificio porque repite, actualiza
y hace presente el universal, definitivo, novísimo y último sacrificio
de la historia —agradable a Dios y salvífico para los hombres—: El
sacrificio de la Cruz de Cristo.
Eucaristía es comunión, es unión. Nos Cristificamos, nos
98 DECANOMÍA
GLORIA DEI
Jamás los hombres podrán discurrir ni pensar un eslogan o lema tan
útil, tan radical y tan perfecto que haga tanto provecho y tanto bien
para su vida como este: “Gloria Dei”, “Deo omnis honor et gloria…”
¡A Dios todo el honor y toda la gloria! Es la plenitud, el fin, la meta,
el quehacer, el plan a conseguir en la actual economía de la salvación
de los hombres.
El cambiar el punto de mira, el objetivo, el camino, el esfuerzo
hacia otra dirección sería el fracaso y la desgracia más grande que le
puede suceder a un ser humano.
Peligro que la historia testimonia y califica con el tan usado y familiar
vocablo “desgracia” que significa etimológicamente y exactamente esta
realidad, es decir, el andar o vivir fuera y al margen de este camino o
plan de la gracia. No dar todo el honor y la gloria a Dios. La humanidad
y el sentido común siempre reconocieron en esta obvia situación como
la desgracia por antonomasia.
El fin absoluto y último de la creación y de la salvación de los
hombres es solo el honor y la gloria de Dios.
Pero todo el honor y la gloria que ha de recibir Dios —Uno y
Trino— desde la creación y desde todos los hombres ha de ser siempre
por medio de Cristo.
En la Misa tenemos la fórmula sublime y el programa acabadísimo
para glorificar a Dios: “Per ipsum, cump ipso et in ipso… Deo omnis
honor et gloria…
100 DECANOMÍA
HIMMEL - REICH
Este bonito y conocido vocablo alemán “Himmel-Reich” significa
“reino o imperio de Dios, Cielo y Paraíso”.
No es el poder —Kraft— ni el gobierno, ni el reinado de la historia
ni de las películas de los famosos “Reich o Führer”.
Se trata del “Himmel-Reich” o todopoderoso y eterno imperio, reino
o vida. Instaurado por Jesucristo, Hijo de Dios. Suena a premio, trofeo
y meta.
Cuando Jesús dja la casa paterna de Nazareht y empieza a recorrer las
ciudades y caminos de Kafarnaúm, Galilea, Decápolis, Jerusalén y todos
los rincones a un lado y al otro del Jordán, lo primero y lo único que
predica, habla y anuncia a todas las gentes es el “Evangelion vom Reich” “el
Evangelio del Reino” “Gottecheit” “el Gottes Thron” “el Himmel-Reich”.
Este reinado o vida no viene espectacularmente y con trompetas sino
que está muy cerca de cada uno de vosotros. Está dentro de vosotros.
Y para dar muestras evidentes de este reinado inaugurado cura
y sana toda clase de enfermedades y dolencias en los cuerpos y en el
alma. Paralíticos, mudos, cojos, ciegos, muertos y también perdona los
pecados o enfermedades del alma.
Este reinado alegra, favorece y ayuda al hombre-entero: cuerpo y
alma.
El hombre necesita y exige todo su ser completo para ser feliz y
perfecto, por eso este reinado que es eterno regala y premia con
104 DECANOMÍA
ICEBERG
Como se puede observar el vocablo “Iceberg” suena a léxico
anglosajón. Vocablo compuesto de —ice— que es hielo y de —berg—
que es montaña. Es una montaña de hielo. Gran masa de hielo flotante
que sobresale de la superficie del mar. La parte que flota y se ve y la otra
parte que se hunde y no se ve configuran la realidad del “Iceberg”.
Suele emplearse como simil, ejemplo y modelo perfecto de
otra realidad compleja que es la Iglesia, una sociedad o comunidad
constituida por un elemento humano, visible y terrestre y otro espiritual,
invisible y celestial.
La Iglesia tiene una profunda analogía y simil también en el misterio
de la encarnación —la naturaleza humana de Cristo, visible unida a la
naturaleza divina, invisible.
Este Iceberg es la única Iglesia de Cristo que es una, santa, católica y
apostólica, la única columna y fundamento de la verdad. Esta realidad
—Iglesia— santa, inocente e inmaculada también es pecadora, por eso
busca sin cesar el perdón y la penitencia, la renovación y acoge en su
seno a todos los pecadores.
Pero ella también es vida, es gracia, es resurrección, cielo, triunfo
sobre la muerte y avanza en medio de persecuciones y muerte. Predica y
enseña la cruz y la muerte del Señor y se vigoriza al mismo tiempo con
la fuerza y esplendor del Señor resucitado.
106 DECANOMÍA
LA CREACIÓN
El hombre siempre pregunta el “por qué y para qué” de todas las
cosas. Lógicamente le interesa sobremanera saber sobre el origen y fin
del mundo. Nunca lo podrá saber todo. Febrilmente la ciencia trabaja,
indaga y estudia por barruntar algo sobre el origen y algo sobre el final
del mundo. Los resultados son difíciles y obscuros al principio y más
negativos sobre el final.
Lo que debe saber el hombre y la ciencia sobre el origen del mundo
es que vino “ex nihilo” de la nada y que salió de la cabeza, del plan, de la
sabiduría y del amor de Dios y sobre el final debe saber también que este
mundo rueda, gira y camina hacia Dios. Esto en sana filosofía se llama
saber todo sobre “el quid de la cuestión” que ya es mucho saber.
Ahora le queda al hombre y a la ciencia trabajar y estudiar con
hipótesis sobre el “quomodo” es decir, como fue eso, cómo se hizo, de
que manera, como es posible. Sobre el paradero final del mundo y sobre
“el quando” nunca sabrá nada, no conviene saberlo, no es posible saberlo,
ni el tiempo cuando será.
Con seriedad se debe actuar y enfrentarse la ciencia con el estudio y
el trabajo sobre el origen del mundo. Seriedad es saber que el hombre
no pudo ni puede inventar el plan, el marco, la meta, la materia, la
constitución del mundo. El hombre y la ciencia juegan con los elementos
y materiales que ya encontró hechos: tierra, agua, cielo, aire, hierba,
metales, plantas, tiempo, animales, atomos, astros, células, vida, amor,
odio, voluntad, inteligencia, libertad, movimiento, sol, luna, dia, noche,
108 DECANOMÍA
LA VIRTUD DE LA RELIGIÓN
La religión considerada como virtud es una variedad de la virtud
moral de la justicia, incluso la supera por la excelencia y dignidad de su
objeto el “culto a Dios”.
Es la que más se acerca a las virtudes teologales, según algunos
teólogos sería como la cuarta virtud teologal: fe, esperanza, amor y
religión.
No solo tienen derechos y obligaciones los hombres exigidos por la
justicia sino que también Dios tiene sus correspondientes derechos: el
culto que se le debe por parte de toda la creación.
Estos derechos de Dios los prescribe y guarda la virtud de la religión
mdiante la regulación de actos internos como son la devoción y la
oración o actos externos como la adoración, el sacrificio, las ofrendas u
oblaciones, el voto, el juramento, el conjuro y la “laus Deo” o invocación
del santo nombre de Dios.
La devoción, no las devociones falsas y espúreas de las beatas, consiste
en la prontitud del ánimo para entregarse a las cosas que pertenecen al
servicio de Dios. La devoción o dulía a los santos no debe terminar en
ellos mismos, no son la causa final, sino Dios a través de ellos, o sea, a
Dios en ellos.
La oración es hablar con Dios. La adoración es testimoniar el honor
y reverencia que nos merece la excelencia infinita de Dios. Los angeles
adoran solo con el espíritu pero los hombres compuestos de espíritu y
materia deben adorar al Señor corporalmente.
110 DECANOMÍA
MONOTEÍSMO
Si Dios no fuese uno no sería Dios porque es imposible según
adviertelasanafilosofíaquepuedahaberdosesenciasoseressoberanamente
perfectos. Alguno ya está maquinando ahora con la “clonación”.
Para ser soberanamente perfecto es preciso no tener otro igual. “No
tener otro igual” es una perfección que el que no la tiene carece de algo.
Sin embargo la historia nos habla de los pueblos y hombres dispersos
por el pecado, ciegos en el entendimiento y en los deseos del corazón
que adoraron a muchos y diferentes dioses —politeísmo—.
Unos adoraron al sol, la luna, las estrellas. Otros fabricaron ídolos
vivos y difuntos. Hasta algunos plantaban sus dioses en los huertos.
Los pueblos más cultos y las naciones más sabias como Roma y
Grecia fueron más extravagantes en esta adoración.
La “Apoteosis o divinización” de los emperadores. Las montañas
—bergs— de los dioses griegos.
Los cristianos fueron siempre perseguidos por estas naciones por
defender y creer que no hay más que un solo Dios —monoteísmo—.
Los Padres, Apologetas y Doctores de la Iglesia gastaron sus vidas
refutando los ataques físicos y literarios, extravagantes y absurdos,
supersticiones y lindices, monstruosidades e inmundicias inventadas
por el paganismo.
112 DECANOMÍA
ONOMÁSTICA (II)
La palabra “onomástica” del griego “ónoma” nombre, significa lo
concerniente, lo relativo al nombre.
En esta ocasión me refiero a la onomástica por antonomasía, es
decir, al nombre de Dios.
Dios es conocido con el nombre del “Dios de Abrahán, Dios de Isaac,
Dios de Jacob …” También se le conoce como el “Dios Creador de cielos
y tierras, Padre Celestial, el Altisimo, el Omnipotente, el Pantocrator”.
Dios habló a Moisés en primera persona: “YAHVE, El que es. YAHVE
es el nombre de Dios.
YAHVE significa el que es, el ser subsistente, la plenitud del ser, el
ser por esencia, independiente, del cual reciben su existencia todos los
seres de la creación.
YAHVE también significa: “El que está con vosotros para asistiros, de-
fenderos y haceros felices…”. Esto denota el amor y la providencia amorosa
que Dios tiene con los hombres.
Por eso San Juan nos da esta definición de Dios: Dios es Amor.
MANUEL LATORRE DE LAFUENTE 115
ONOMÁSTICA DE JESÚS
No hubo ni habrá jamás un hombre a quién se le puedan apropiar
y atribuir tantos y tan variados nombres y calificativos. Solamente en
ese hombre los nombres realizan, corresponden y significan lo que es ese
hombre “por su naturaleza: Salvador, Cristo-Jesús, Jesucristo”.
Jesús es el único salvador —soteros— del mundo. “Cristo” significa
ungido y es el único ungido “per se”. Todos los demás ungidos —reyes,
príncipes y atletas— pronto se desengrasan y se desungen.
“Cordero de Dios” obediente y fiel, mansa victima de Dios y de los
hombres hasta la muerte. “Alfa y Omega” es el principio y fin de todo lo
creado.
“Nuestro abogado” amigo todopoderoso, padre, médico, fuerte y
seguro defensor y mediador. “Señor” el único y verdadero dueño
y propietario de todo, suyos son los cielos y la tierra.
“Enmanuel” porque es el Dios con nosotros, acampó y vive con los
hombres. “Hijo de Dios” es Dios y es Hijo natural de Dios. “Hijo del
Altísimo” de lo más alto, de la mayor alteza, del todopoderoso. “Hijo
del hombre” porque también es verdadero y perfecto hombre, hijo
de María y de José. “Hijo de David” porque es de la familia, rama y
parentela, de la genealogía de David. “El Justo” está para juzgar a toda
la humanidad. “La Luz” que brilla más que el sol. Sin esa luz el mundo
sigue en tinieblas.
116 DECANOMÍA
¿QUIÉN ES DIOS?
Evidentemente que ésta es una pregunta que suena a catecismo,
pero para pataleo de muchos el saber y conocer un poco de la naturaleza
de Dios y sus perfecciones desde nuestro atrevimiento, pobreza,
ignorancia, flaqueza e imperfección también es ciencia, filosofía,
teología, matemáticas, zoología y hasta se me antoja botánica.
Es bueno, justo y sano hacerse de vez en cuando esta pregunta quién
es Dios, cómo está Dios.
Para qué trabajen todas las ciencias sobre la naturaleza de Dios ahí
esta la respuesta: “Yo soy el que soy, Dios es el que es, el que no puede
faltar…”
Ahora si que echo mano del catecismo para recordar, conocer y
saber sobre las perfecciones de Dios.
Dios es un ser simplicísimo, no está compuesto de parte alguna, es
sin mezcla y ni composición.
Es espíritu, sin cuerpo, sin figura, sin color. Es todo y no tiene nada
de lo que entretiene y divierte a nuestros sentidos.
Es eterno, es la vida, no tiene principio ni fin, simplemente es, ha
sido y será siempre, no puede faltar. No se entretiene con el tiempo ni
le afecta el cambio de hora.
Es inmenso, lo ocupa todo, lo invade todo, está en todas partes. Todo
tiene detrás de sí algo divino.
Es inmutable, no está sujeto a mudanza, no tiene nada que buscar
ni nada que perder.
118 DECANOMÍA
SPLENDOR GLORIAE
Al final de los tiempos cuando Cristo vuelva de ninguna manera
humilde, silenciosa, ni de noche en una cueva a las afueras de una
pequeña aldea.
Podemos poner a volar la imaginación, la fantasía y los sueños porque
todas las venidas y llegadas, entradas y paseos solemnes y triunfales tanto
civiles, como militares y religiosos, los ramos de Jerusalén, las apoteosis
orientales, las basílicas, los arcos triunfales de los reyes y emperadores,
la gloria y los ángeles de Bernini todo será nada y menos que nada ante
la aparición gloriosa y triunfal —parousia— del Señor para juzgar a
toda la humanidad.
Se acabó la humildad, la misericordia y toda intercesión.
Legiones de ángeles, querubines, serafines y todas potestades y
dominaciones llegan abriendo paso entre el cielo y la tierra, avanzan
los doce apóstoles, detrás la Santísima Virgen, la Reina —Madre— que
acompaña siempre a su hijo —Rey— en el campo de batalla —juxta
crucem— y naturalmente el día de triunfo y de victoria. Cierra el
cortejo el Señor, el Rey, el Juez.
Toda la gloria, la majestad, el poder, la victoria del Cielo quiere traer
a la tierra en este dia final.
Y lo verán todos, los justos y los pecadores, con talante y suerte muy
dispar.
Los justos —pecadores también— recorrieron el camino de la cruz
hasta el calvario y lograron la victoria.
122 DECANOMÍA
RESURRECCIÓN (I)
Al final de los tiempos las trompetas sonarán sobre el campo de
huesos de la tierra y las tumbas se abrirán para que los hombres puedan
acudir a un juicio.
Si hay que asistir a un juicio obviamente antes tiene que haber una
resurrección —volver a la vida— porque los cadáveres no pueden asistir
a juicios, aunque la historia sabe y nos cuenta de cadáveres ante los
tribunales. Pero no este el caso. La resurrección es conveniente, razonable,
necesaria y justa.
El hombre tiene cuerpo y alma instrumentos de pecado y de virtud.
Si el alma peca es para dar gusto al cuerpo y si el alma practica la virtud
el cuerpo se violenta y sufre. Por lo tanto es justo y conveniente que
el compañero del alma en la práctica de la virtud y del vicio reciba
juntamente y justamente el premio o el castigo.
La resurrección para el hombre es incomprensible e imposible para
los hombres, fácil y posible solo para Dios. Dios pudo hacer lo más
—la creación— y también hace lo menos —la resurrección— Ambas
imposibles para el hombre.
Es difícil hacer la creación pues había que sacar y crear todo de la
nada —ex nihilo— En la resurrección ya lo tenemos todo solamente
hay que juntar el cuerpo al alma de nuevo que ya existen. Es posible la
resurrección, no hay contradicción alguna …
124 DECANOMÍA
RESURRECCIÓN (II)
Los humanos no estamos muy acostumbrados ni a esta palabra ni
a esta realidad —Resurrección—
Estamos mas familiarizados con la muerte, el fenecer, el acabóse, la
finitud. Sin embargo para bien o para mal existe y está ahí esta realidad
que siempre es objetivamente buena y positiva. Digo para bien o para
mal sujetivamente según se crea y acepte esta realidad o no.
Siempre es mejor y más atractivo que la vida termine en resurrección
que en la muerte.
Es mejor que la última palabra de la historia la tenga la vida y la
resurrección y no la muerte.
Nos recuerda un adagio alemán: “Ende gut, Alles gut …” Si el
asunto, la cosa, el negocio, la vida termina bien, todo está bien. Para
que la vida termine bien no puede acabar con la muerte sino con vida
y resurrección.
Resurrección etimologicamente quiere decir “volver a la vida, revivir”,
esto para los hombres es imposible pero no para Dios. La resurrección
está y hace mucho bien, da esperanza a la humanidad, hace temblar a la
naturaleza y al infierno y alegra el cielo.
El autor y el único que es capaz de hacer y dominar la resurrección
es Cristo —en contra de todos los demás fundadores de religiones—.
El se proclamó Salvador del mundo y el centro de todos los corazones,
apelando a sus milagros y a su propia resurrección como garantía de
sus palabras y de su doctrina.
126 DECANOMÍA
ALEGRÍA Y FELICIDAD
Trás estas dos palabras —como banderas— alegría y felicidad se
apuntan y corren todos los hombres desde que el mundo es mundo.
Ahí están los saludos y despedidas en todos los idiomas y lugares.
Buenos días, buenas tardes, buenas noches, adiós. Todas estas expresiones
llevan carga y todas las ganas y deseos de felicidad y alegría. Lo
mismo:“Felicidades, feliz cumpleaños, feliz onomástica”. Estas formas,
ansias, deseos y metas de alegría, felicidad, paz, gozo forman parte
constituyente de todo ser humano.
El hombre al final y después de todos los trabajos e intentos lo único
que encuentra es tristeza y soledad. Alegría y felicidad es lo que más se
busca y menos se encuentra.
Lo mismo nos recuerda el reloj del Foro Romano con aquella
inscripción: “Horas non número nisi serenas”.
Esta inquietud y deseo innato en toda alma humana fué puesta por
Dios y nadie ni nada va a colmar, llenar y satisfacer esas ansias a no ser
solo Dios. Imposible y falsa toda alegría y felicidad sin Dios.
Dios nunca falla y sigue queriendo la alegría y la felicidad para
los hombres, pero estos la buscan donde no está. Decía San Agustín:
“Yo siempre la buscaba lejos y fuera de mí y todo estaba cerca y dentro de
mí…”
Dios también nos indica el camino. Dichosos, felices y alegres cuando
seais limpios de corazón, dichosos los pobres, los que ahora llorais, cuando
os persigan y calumnien por mi causa, cuando vais por el camino o
130 DECANOMÍA
ALTA DIGNIDAD
Dispone la humanidad actualmente de un rico documento conciliar
y universal que es la “Lumen gentium” es como la luz, el sol, el faro y el
foco que nos alumbra y calienta en nuestra vida.
Alli se puede leer y meditar sobre la casta, la dignidad, y la grandeza
de los hombres y sobre todo nos expone la riqueza y alteza del cristiano,
del creyente, de fiel y del laico. Analiza los dones, los regalos y los
elementos que perfilan la nueva vida o realidad cristiana: el bautismo,
los sacramentos, los dones, las virtudes, hijos de Dios, sacerdocio común
o de los fieles, el don de profecía y la realeza.
Conceptos y elementos constituyentes de una vida que vale la
pena conocer y vivir. El no conocerla y vivirla equivale a pasar por esta
tierra —muertos— y en consecuencia seguir luego —muertos— por
toda una eternidad. Así suena —esta lógica pura, dura y también
Aristotélica— al despreciar precisamente un programa de vida.
El bautismo como cualquier parto o nacimiento nos lanza a la nueva
vida, nos empuja hacia una vida distinta, sagrada y santa, sacerdocio
común de todos los fieles. Así estructurados e incorporados todo
cuanto hacemos y vivimos tiene carácter de culto, adoración, acción
de gracias, en resumen el fin último y absoluto de toda la creación
—la gloria Dei—. Todo lo de más será perder el tiempo.
La confirmación acelera, crece, fortifica, afianza este quehacer o
vida, consagración, milicia e incorporación. La eucaristía, fuente y
cima de la nueva vida, se come y se bebe para alimentarla. La
132 DECANOMÍA
DIES DOMINI
Con este título “Dies Domini” ha publicado Juan Pablo II una
hermosa Carta Apostólica. En ella explica el sentido y el significado del
“Domingo” vocablo derivado del latín “Dominicus” “Dia del Señor”. En
griego “Kiriaké Hemera”.
Hace una bella exposición sobre el Domingo en cinco capítulos: “Dies
Domini” “en que celebramos los terráqueos y festejamos la obra de la
creación. Los israelitas celebraban el “Shabbat o Sábado” en cumplimiento
de aquella ley de Moisés: “Seis dias trabajarás y harás todas tus obras, pero el
día séptimo es día de descanso para el Señor, tú Dios. Ningún trabajo servil
harás en él, ni tú, ni tú criado, ni tú hijo, ni tú hija, ni las bestias de carga,
ni el extranjero que habita dentro de tus puertas. Pues en seis dias hizo
el Señor el Cielo y la tierra, el mar todo cuanto contiene el séptimo día
descansó: (Ex. 20, 9-11)”.
Es la voluntad de Dios que dediquemos de una forma especial un
dia a la semana al Creador.
El Domingo es “Dies Christi” es el día en que resucitó Cristo, es el
día de la nueva Creación o de la Pascua.
Es “Dies Ecclesiae” es el día de la Iglesia que se reune a través de los
siglos —Domingo tras Domingo— para recordar y celebrar el día de
la resurrección del Señor. Se reúnen los cristianos siempre alrededor
del altar y del sacerdote para celebrar la Misa, el acto más grande de
adoración y de culto.
136 DECANOMÍA
DIES DOMINICA
“Dies Dominica” es el domingo o dia del Señor en que se celebra,
recuerda y conmemora la Resurrección de Cristo.
En el Antiguo Testamento se celebraba y respetaba el “precepto
sabático” que era el recuerdo de la creación y el descanso del séptimo
día. Era un día de asueto consagrado a Jahvé porque el mismo Señor
bendijo el día del sábado y lo santificó según leemos en el libro del
Exodo. El “precepto sabático” prohibía el trabajo en ese día y mandaba
ofrecer oblaciones y sacrificios. Además celebraban otras diversas fiestas
como recuerdo de las misericordias y portentos que Dios había realizado
en su pueblo: la salida de la esclavitud de Egipto, la festividad de la
Pascua, la peregrinación por el desierto, la fiesta de los Tabernáculos o
tiendas, la promulgación de la Ley y la Solemnidad de Pentecostés. Era
un precepto que obligaba bajo grave, impuesto bajo pena capital. Dice
el Exodo: “Guardareis el sábado porque es cosa santa. El que lo profane será
castigado con la muerte; el que trabaje en sábado será borrado de en medio
de su pueblo”.
En la Ley Nueva al dejar de celebrar como fiesta el “sábado” y sustituirla
por el Domingo, Cristo de ninguna manera rebaja la solemnidad y
santidad de este. El precepto dominical manda: abstenerse del trabajo
y ofrecer oblaciones y sacrificios, exige una obediencia y una adhesión
total e incondicionada.
En la Nueva Ley ya no hay más que una “sola acción sacrificial” hasta
el fin de los siglos, una sola Víctima, un solo Sacerdote, Jesucristo y un
solo sacrificio del altar, la Santa Misa. Nos recuerda el Concilio
138 DECANOMÍA
Vaticano II: “la Iglesia, por una tradición apostólica que trae su origen
del mismo día de la resurrección de Jesucristo, celebra el misterio
pascual cada ocho días en la fecha que es llamada con razón
“dia del Señor o domínica”. Por eso el domingo es la fiesta
primordial que debe presentarse y inculcarse a la piedad de los fieles
de modo que sea también día de alegría y de descanso del trabajo”.
El domingo no es un día como los demás sino que es un
“dies dominicus” es decir, un dia santo dedicado a la alabanza y servicio
de Dios.
MANUEL LATORRE DE LAFUENTE 139
DOMINGO
Antiguamente el día de fiesta era el “sábbatum” sábado, que significa
descanso.
Ahora el día de fiesta es el “Domingo” llamada “Día del Señor” o “dies
dómini”.
El “Sábado” era para los judios, lo que es ahora el “Domingo” para los
cristianos, porque en Domingo se realizaron los principales misterios de
la redención humana: La resurrección de Cristo y la Venida del Espíritu
Santo.
El Domingo es un “día de alegría y de holgar en el trabajo”
Es un derecho de Dios el exigir al hombre que dedique al culto un día de
la semana, en el que libre de las ocupaciones materiales, pueda elevarse con
el pensamiento y el amor a las cosas celestiales, a Dios su creador
ofreciendo el Santo Sacrificio de la Misa.
Es también un derecho y al mismo tiempo una necesidad para el
hombre, hacer una pausa en la aplicación del cuerpo al duro trabajo
cotidiano para alivio de los miembros cansados. ¡Cuanto se agradece un
descanso después del duro trabajo semanal!.
El Domingo es para reparar nuestras fuerzas físicas y mentales, es para
distraer y divertir honestamente los sentidos, es para cultivar la amistad
familiar y la convivencia entre los demás hombres, es para traer el recuerdo
de la fiesta y descanso eterno del Cielo, donde ya no habrá trabajo,
ni dolores, ni sufrimientos.
MANUEL LATORRE DE LAFUENTE 141
DOXOLOGIA I
El vocablo “doxologia” del griego “dosa”, honra, honor, gloria y de
“logos”, tratado, significa el tratado de la gloria.
San Jerónimo nos dice: El hombre ha nacido para que conociendo a
su criador, le glorifique con temor y homenaje cumpliendo sus
mandamientos y así pueda ser feliz eternamente.
Pero que es gloria? Respondemos con San Agustín: “Clara cum laude
notitia…” esto es, el conocimiento claro de las buenas cualidades
que posee un ser y como consecuencia la alabanza que de este
conocimiento brota.
En resumen glorificar a Dios es conocerlo, reconocer su excelencia
y la necesidad que de El tenemos y luego amarlo, alabarle y servirle
en todo momento y darle gracias ahora en el tiempo y luego gozar de El
en la eternidad.
La gloria de Dios es gloria nuestra… No se hace mejor Dios si le
alabas, pero tú te vuelves mejor alabándole.
MANUEL LATORRE DE LAFUENTE 143
DOXOLOGÍA II
La doxología de los vocablos griegos “doxa”, honor, gloria, alabanza
y del conocido “logos”, estudio, tratado, es un resumen o tratado de las
alabanzas, glorias o aplausos.
El único fruto que recoge Dios de la creación es el amor del hombre,
el afecto del corazón de la criatura. El corazón es la parte más delicada
y apreciable del hombre, la que Dios ha reservado para sí. También
nosotros nada apreciamos tanto como el afecto del corazón. Por tanto el
fin del hombre en la tierra es amar a Dios, esta es la respuesta doxológica
o la cumbre y la cima y el resumen de todos los preceptos y leyes. En
una máquina o en un órgano cualquiera, una cosa son los medios y
otra el fin, es decir, aquello que con dicha máquina se quiere obtener.
En la macrocósmica máquina del mundo todo es medio para el gran
fin de amar a Dios; todos los seres de la naturaleza, la sociedad, los
reinos, las profesiones, las riquezas, las ciencias, los acontecimientos, la
historia entera deben ser ordenados a este fin. Toda la creación tributa
puntualmente el aplauso a su Creador, solo el hombre corre el riesgo de
negarle y robarle a Dios el servicio, el honor, la gloria, el aplauso.
Todas las criaturas son prestadas al hombre, pero terminada la
construcción del edificio se quita el andamiaje, acabado el bordado
se arrincona el telar; así terminada la jornada laboriosa de la vida del
hombre se le quitarán todas las criaturas, pues se ha terminado el teatro
y la representación, se cierra el escenario y se baja el telón. Dios sopesa
y examina la obra ejecutada por cada uno según la cantidad y calidad
de-quilates doxológicos.
144 DECANOMÍA
LUMEN GENTIUM
Siempre fue mejor, mas útil y más provechosa la luz que la obscuridad
y las tinieblas.
Para ver y aclarar las cosas siempre se necesita la luz y el sol porque
hay mucha penumbra, noche, obscuridad, sombra, misterio y todo el
alumbramiento es poco.
Para esta noche hay muchas clases y ofertas de luz, llama y fulgor,
pero todas dejan siempre la misma penumbra y sombra.
Hay una luz y antorcha que ilumina más que el sol y en la que
nunca se podrán obscuridades. Solamente alguien y uno puede hablar
así: “Yo soy la luz del mundo, el que me sigue nunca caminará en tinieblas
y tendrán la luz de la vida…”.
La única antorcha y llama que ilumina todos los caminos y arde
sin apagarse.
El Concilio Vaticano como todos los concilios anteriores se siente
con la obligación y deber ante el mundo de ser tea encendida, antorcha,
sol, luz, lámpara y por eso las primeras palabras y documentos que
elabora el Concilio son: Lumen gentium… porque intenta iluminar,
aclarar, precisar, gritar al género humano sobre la realidad del —misterio
de la Iglesia—.
Todo misterio exige intentos y contatos de desvelo, de descifrar, de
luz y de un poco de aclaración porque tal realidad importa sobremanera
a toda la humanidad ahora y siempre.
146 DECANOMÍA
TEURGIA
No es tan rara esta palabreja “Teurgia” ya que a menudo usamos en
el lenguaje común, de a pié y para andar por casa y también en la jerga
académica y cultural términos parecidos compuestos con las mismas
raices, así: metalurgia, siderurgia, fiturgia, halurgia, liturgia, quirurgia.
Todos los vocablos compuestos con el sufijo “urgia” llevarán una
idea o significado de acción, trabajo, operación de algo. “Fiturgia” es
jardinería, trabajo y cultivo de plantas.
“Teurgia” significa la operación o trabajo de Dios. Palabra compuesta
de “Theos” que es Dios, algo divino y de “ergón” que es operación, acción,
trabajo.
Qué hace Dios? En qué trabaja? Qué oficio tiene? Dios ama, crea,
cuida la creación y salva a los hombres.
Ya conocemos aquel axioma latino que suena así: “Operari séquitur
esse…” La operación, la acción y el trabajo sigue al ser, primero una cosa
es lo que es —su esencia— y luego opera y trabaja según su esencia.
Naturalmente toda operación o trabajo especifica la naturaleza del ser.
La piedra es lo que es, el caballo puede dar coces, el hombre puede
razonar y pensar, Dios crea el mundo y salva a los hombres.
Dios hace lo que no puede hacer la piedra, ni el caballo, ni el hombre:
crear el mundo, conservarlo e ir salvando a todos los hombres que van lle-
gando a este mundo, atacando lo que realmente hace daño al hombre: el
pecado y la muerte. Solo Dios puede hacer esta operación —Teurgia—
.
148 DECANOMÍA
ABBA… PADRE
La relación o comercio entre Dios y los hombres es familiar y cariñosa,
es relación de Padre a hijo y de hijo a Padre. Es el regalo y el don más
grande que Dios otorgó a los hombres.
Naturalmente que el padre cuida y ama a su hijo según sus posibilidades
y el hijo honra, trata, obedece y ama a su padre. La grandeza incomparable
es que en este caso el padre es Dios.
Todos los hombres somos hijos de Dios en su único hijo Cristo que
nos enseñó a tratar así a Dios como Padre: “Padrenuestro…” la oración
por antonomasiadelcristiano. “Abba,papaito,babo,papá—LieberVater—”
balbuceando como niños pequeños.
Los hijos tienen derecho a la herencia de su padre y esta herencia es el
mejor tesoro: Cielo, reino, vida eterna.
En la prueba de este mundo tenemos que luchar para ser buenos hijos
y santos.
En los formularios que aparecen publicados con oraciones para
niños pequeños nos encontramos con cosas curiosas, oraciones fáciles
y sencillas que nos pueden enseñar a vivir esta relación, este comercio,
esta gran verdad y realidad.
Por la mañana reza el niño pequeño: “Buenos dias, querido
Padre-Dios… Oh ya es de día otra vez, a está todo claro fuera,
gracias porque he dormido bien esta noche y ahora tú me regalas
y preparas otro nuevo dia, que sea hermoso y bonito, yo estoy
contento en el mundo porque puedo jugar —spielen— trabajar de
152 DECANOMÍA
ANTROPOIDE
Según la Biblia después de haber creado Dios toda clase de animales
“formó de la tierra el cuerpo del hombre…” (Gen. 2,7)
Algunos opinan que el cuerpo humano procede por evolución de
una especie de reino animal… del mono, del macaco…
Esta hipótesis, no tesis, no conclusión científica es de dos clases:
Transformismo o evolucionismo absoluto dice que cuerpo y alma
proceden por evolución o transformación. Esta teoría materialista
no se puede admitir en modo alguno porque el alma es espiritual y lo
espiritual no puede originarse de la materia.
Otra clase de transformismo es el moderado que afirma que el cuerpo
humano es el resultado de formas anteriores, o sea, que solo el cuerpo
humano procede por evolución de un simioide, de un homoide ú
antropoide. Esta afirmación es hoy día una hipótesis de trabajo.
Por lo tanto toda libertad y todo campo está abierto para los
investigadores de esta teoría y así están las cosas y los trabajos sobre este
tema —por el momento sin argumentos decisivos en favor de dicha
teoría— hasta que se llegue a la tesis o conclusión científica, definitiva
y seria.
MANUEL LATORRE DE LAFUENTE 155
ANTROPOLOGÍA
La ciencia que estudia seriamente y con objetividad al hombre se
llama “Antropología” del griego “anzros-opos”, hombre y de “logos”,
estudio, tratado.
A todos los hombres les conviene saber en profundo y en raiz, “aunque
les cueste o echen espumarajos o pateleen o vivan en el ártico o en el
antártico o aunque todas las estadísticas del mundo digan lo contrario) la
maldad y la bondad de la actividad humana, de la acción humana, de
la operación humana, de los actos humanos, de lo que es propio del ser
humano, de lo que está después del ser hombre según el aforismo latino
“operari sequitur esse” esto es, que la operación sigue al ser, que el caballo
tiene su actividad propia y que el hombre tiene su actividad propia.
El hombre es más hombre al saber y conocer la maldad y la bondad
de sus actos humanos.
El hombre obra siempre por un fin, porque es un ser racional.
En su conducta podemos descubrir un fin inmediato, que es el que
se propone conseguir cuando actúa; así quien viaja en el tren se propone
llegar a la ciudad para la que pidió su billete. Y un fin último que es
aquel alcual se refieren todos los demás fines, cuando se consigue este
fin, no hay que buscar ya otra cosa.
El fin último del hombre no puede ser otro que dar gloria a Dios de
donde procede nuestra felicidad. Si nuestro fin es Dios y nuestra vida es
un medio para llegar a Dios, nuestros actos serán buenos o malos según
nos lleven a ese fin o sean contrarios a él.
La maldad o bondad de los actos humanos proviene del torcido o
debido orden al último fin: Dios.
MANUEL LATORRE DE LAFUENTE 157
DULCE PRECEPTO
Es lógico que la segunda tabla del Decálogo comience con esta
cariñosa amonestación, conocida por 4º Mandamiento: “Honra a tu
padre y a tu madre para que vivas largos años en la tierra que Yavé,
tu Dios, te da”.
Se trata de un mandato y querer divino que nunca pasarán de moda
y que ninguna tradición humana contraria podrá anular.
Alguien después de un atento estudio y análisis lo ha llamado con el
acertado nombre de “dulce precepto”.
Nos recuerda la obligación de honrar a los que nos han dado la vida
y que le devolvamos amor, respeto, obediencia, afecto reverencia,
gratitud, veneración y agradecimiento.
El quebrantar este precepto también es una de las causas
que producen tantos males en nuestra sociedad, mientras
tenemos tiempo y ocasión debemos gozar en su cumplimiento
pues todos sabemos que en esta tierra siempre se es más tiempo
hijo que padre y la rebeldía contra los padres conlleva la
rebeldía contra Dios.
Durante todas las generaciones los padres han visto las cosas, la vida,
los problemas con distinta óptica que sus hijos, siempre ha habido y hay
divergencias, ningún hijo jamás ha elegido a sus padres, no hagamos
traumas por lo tanto, no creerse incomprendidos, que tienen defectos los
padres, también los hijos, no hay tal escandalosa novedad. Si maltratamos
o despreciamos a nuestros padres, tener por seguro que nosotros seremos
doblemente maltratados por nuestros hijos.
160 DECANOMÍA
JESUCRISTO, VERDAD
La vida y el tiempo no se no da más que para esto: “Conocer esta”
verdad —in directo et in re— es decir, plenamente y ahí brotarán todas
las demás verdades y conocimientos que son necesarias para la vida.
Jesucristo no es la verdad para saberla, sino la verdad para vivirla.
Cualquier hombre fuera de la verdad o del marco de Cristo vivirá
equivocado en todo. Cristo es la verdad absoluta e integral.
Verdad es su persona ejemplar hijo de Dios. Nunca entenderemos nada
ni siquiera el simple cristianismo —ni la vida— mientras no aceptemos
convencidos lo fundamental y el marco de la verdad —ser hijos de
Dios— Esta verdad nos la enseñó el mismo Jesucristo: “Subo a mi Padre
y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios…”
Si el cuadro de la vida de cualquier hombre no está enmarcado dentro
de esta realidad o verdad, nunca tendrá cuadro ni vida ni bueno ni malo,
seguirá desmarcado y desnortado en todos los sentidos.
Cristo practicó lo que enseñaba y enseñó lo que practicaba; “Jesús
coepit facere et docere… Hacia y enseñaba la única verdad. Vida y doctrina
formaban un todo armonioso y unitario. Ni solo doctrina ni solo vida.
Muchos intentan y pretenden vivir una vida absurda en esta dicotomía
y doblez. Esta pretensión les aleja de la vida y de la doctrina.
Estos tesoros de verdad, ciencia y sabiduría de Cristo proceden de su
ciencia divina que poseía plenamente por ser —el Verbo— la Palabra
de Dios; de su ciencia beatífica que le correspondía como santo y
164 DECANOMÍA
¿QUÉ ES EL HOMBRE?
Desde que el hombre apareció sobre la tierra ha hecho nacer la
“filosofía”.
Todos los filósofos en todos los tiempos se preguntan. “¿Qué es el
hombre?, ¿De dónde viene? y ¿A dónde va?”. Todavía hoy no se han puesto
de acuerdo en las respuestas, ni en el hallar la verdadera identidad del
hombre. Hoy quizás está perdida, más que nunca, porque se han venido
abajo los dos pilares que sostenían la “identidad y esencia del hombre”:
la libertad y la verdad.
Dios, al crear todas las cosas, —el macrocosmos— puso en la cumbre
de la pirámide en la jerarquía de los seres al hombre, pero la historia, las
culturas y las civilizaciones han dado la vuelta a la pirámide patas arriba,
y el hombre quedó allá abajo.
Los filósofos no tienen por qué saber qué es el hombre. Todos somos
filósofos y podemos dar una definición u opinión sobre el hombre. Entre
todos los seres que estudia la metafísica, el hombre es el más perfecto
y adornado, acertadamente los griegos lo llamaron —microcosmos—
pequeño mundo, pequeño ornato, pequeño adorno, una obra de arte,
perfecto orden en lo pequeño —mikros— en comparación con el gran
orden supremo del Universo o —macrocosmos—
Algunos dicen que el hombre es fruto de una explosión o generación
espontánea —ya es mucho azar y parto—. Otros dicen que el hombre
es un número. Infinidad de doctrinas a lo largo de la historia variopintas
y pintorescas.
166 DECANOMÍA
MICROCOSMOS
Todas las culturas y filosofías han calificado al conjunto de la creación
o del mundo en orden, en armonía, en su lógica sana, en su ecología,
en su originalidad —valde bonum— con un “totum macrocosmos” es
decir, contemplaban en ello la plenitud de la grandeza y de la belleza
—cosmos.
Lógicamente a la criatura más perfecta de la creación —el hombre—
no dudaron en nominarla “microcosmos” la grandeza y la belleza en lo
pequeño —micros—.
Este “microcosmos” el hombre, a pesar de los fallidos intentos y de las
malas fotografías que a lo largo de la historia han tratado de perfilarlo
—gallina desplumada, gusano, número, etc.— es un ser misterioso que
se compone de cuerpo —soma— y alma —sijé—, de carne —sars— y
de espíritu —neuma—, de materia —hile— y de forma —morfé—
todos componentes dispares que íntimamente asociados forman una
sola naturaleza —fisis— y una sola persona —hipóstasis—.
El hombre tiene algo de todas las criaturas, el ser de las piedras, la vida
como los árboles, la sensibilidad como los animales y la inteligencia como
los angeles, por eso el ojo y la cultura griega contempló en el hombre
como un pequeño mundo —microcosmos— una síntesis admirable
de la creación entera…
Esta simbiosis, mecanismo y funcionamiento de una triple acción
vegetativa, sensitiva y racional constituye la vida natural del hombre.
168 DECANOMÍA
MANDATUM NOVUM
Cuando hablamos del “Mandatum Novum” naturalmente nos
referimos a la “Ley Nueva” que nos legó Jesús: La Ley del amor.
Desde hace 2000 años que apareció la “novísima ley” quedaron
abolidas todas las leyes antiguas y viejas. La “Ley Nueva” abarca,
comprende y resume todas las leyes y todas las justicias. Esta ley nueva
del amor es insustituible por ser definitiva y eterna.
Todas las sociedades y estados tienen poder para dar leyes y
gobernar las naciones y promover el bien común de los pueblos. No
es razonable negar este poder legislativo a Dios, Dueño y Señor del
Cielo y de la tierra. Dios como Gran Artífice, Gobernador, Regidor y
Legislador Supremo tiene derecho para dar leyes.
Aunque suene a paradójico Jesús vino a abolir la ley y el templo.
Este evangelio, anuncio o promulgación que suena a novedad es una
liberación, una revelación y una revolución.
El pueblo judio estaba atrapado y perdido en medio de una pesada
carga y amalgama de leyes y de variopintos sacrificios en torno al templo.
Pasaban la vida alrededor del templo —lejos de Dios— metidos en dis-
cusiones de preceptos. Afirmaban unos: “La perfección y la santidad está
en las purificaciones y abluciones…”. Otros: “No, está en los sacrificios…”.
Para los fariseos la prefección está: “En el cumplimiento exacto de las
prácticas y costumbres…”
170 DECANOMÍA
REZAR
Rezar es un vocablo que existe en todos los idiomas del planeta.
Donde hay un hombre hay “rezar”, hay oración en potencia.
Rezar es una realidad y una actividad muy usada, muy practicada, muy
útil, muy poderosa y muy necesaria como el aire para los pulmones. Es una
medicina potente y una palanca poderosa. Es lo que más y mejor ayuda al
hombre, le da salud, lo cura, lo fortalece, le da vida y definitivamente lo
salva.
Sin esta ayuda, comodín o industria —oración— al hombre a la larga
mal le va rodar todo su negociado, toda su programación, su existencia,
su salud, su vida, sus problemas y por supuesto su salvación final. Para el
hombre que no reza el resultado de 2+2 puede ser 105 o menos de 4.
Santa Teresa nos recuerda que el hombre que no reza se pierde, porque
no se puede defender, no es fuerte ni es poderoso.
Cristo rezaba y nos enseñó a rezar. La Escritura nos habla
cansinamente y hasta la saciedad de que es necesario rezar con terquedad,
con tesón, con insistencia, con perseverancia y con tozudez.
Es obvia y evidente tal necesidad advertida, porque el hombre es
pobre, débil y flaco y al contrario Dios lo puede todo.
Rezar es hablar con Dios, adorar, pedir, dar gracias, pedir perdón.
Todo esto es la vida del hombre que expone y ofrece a Dios toda su
realidad, su miseria, su maldad, su mezquindad, su impotencia y su
necesidad y Dios le brinda y con toda seguridad le ofrece todo su poder,
su bondad, su gracia y su amor. Toda la relación del hombre con Dios,
172 DECANOMÍA
“No matar…
no hacer daño al prójimo…”
MANUEL LATORRE DE LAFUENTE 177
AMOR
Cada uno de los hombres —y toda la humanidad— vive entre el
amor y el odio.
Si no se acepta el amor, el odio comenzará a invadirlo todo con frutos
cada vez más venenosos.
Solo el amor verdadero construye y es germen y principio de la única
revolución que no traiciona al hombre. Dice San Agustín: “Ama et fac
quod vis…” ama y haz lo que quieras… El amor ignora las fronteras, no
mide las posibilidades, no calcula, no se resigna ante la imposibilidad,
no se derrumba ante las dificultades, al contrario crece como el artista
que quiere más a su obra cuantos mas sudores le cuesta.
El amor conduce a la felicidad y a la auténtica alegría. Dice Aristóteles:
“Amar es querer bien para alguien…”
No es posible separar el amor del dolor ni el dolor del amor, por eso
la enamorada se alegra en sus dolores y se regocija en su amor doliente.
Todo lo hace llevadero el amor.
El amor pide correspondencia y a esto tienden todos los esfuerzos del
amante a atraer hacia sí el amor del amado. El amor es la explicación de
todo. Dice Santo Tomás: “El amor reviste de gran dignidad al hombre…”.
Solo el hombre es capaz de amar, distintivo fundamental de la persona
humana.
“Deus est Amor… Dios es Amor… nos dice San Juan y el amor va
transformando al amante en el amado. El amor ennoblece y enriquece
siempre al hombre y le hace parecerse un poco más a Dios.
178 DECANOMÍA
Jamás la palabras dirán tan bien la realidad del amor como cuando
lo hace el modelo vivo —el hombre— en su conducta y en su vida.
No hay ocasiones excepcionales para amar, hemos de aprender a
amar en lo corriente de cada día; a través del espíritu de servicio, con el
trabajo bien hecho, con una conversación amable, sin herir nunca y con
serenidad en los momentos de dificultad o de cansancio.
MANUEL LATORRE DE LAFUENTE 179
DIOS CREADOR
Dios creó el mundo libremente. Alguien defiende que este mundo
es el mejor de los posibles. Parece lógico opinar que pudo haber sido de
otras muchas maneras.
La fantasía nos apunta otras muchas posibilidades y variedades. Por
ejemplo la programación y plan del mundo antes de la tragedia del
paraiso terrenal. Un mundo totalmente distinto sin maldad, sin
enfermedad, sin guerras y sin muertes.
¿Cómo sería posible? Ahí está la imaginacion, la elucubración y la
fantasía. La creación “ex nihilo” … de la nada solo es exclusiva de Dios
—Omnipotente— Creador. De nada, nada se hace, pero Dios lo puede
todo.
Una cosa es tener poder para “crear” y otra muy distinta es saber lo
que hay que “crear”. Y este es el plan de Dios, variado, rico y sorprendente
—que solo Dios podía hacer— hágase la luz, aparezcan los cielos, las
aguas, las hierbas, la tierra, vivan las aves, los peces, los animales y los
hombres. Ni más ni menos. No un caos revuelto sino un orden perfecto,
inteligente y acabado.
Sin embargo los hombres nos acostumbramos a este extraordinario
y festivo regalo de la creación y nos parece todo tan normal y tan
natural. Y todavía no hemos gritado, ni explotado con un agradecido y
solemne: “Gracias Señor, por la creación…”.
180 DECANOMÍA
DOLOR Y MUERTE
A la humanidad siempre le preocupó y le preocupará el saber el
“por qué”, el origen, la causa del dolor y de la muerte.
No siempre hubo en el mundo mal, dolor y muerte. Al principio
cuando Dios creó al hombre y a la mujer no los creó con mal, con dolor
y con muerte. Fueron precisamente el hombre y la mujer los
protagonistas, los portadores y los más sufridores del mal, del dolor y
de la muerte.
Dios tenía otros planes, tanto el hombre como la mujer en sí
mismos constituían un todo armónico, perfecto y feliz, pero
en plena y nítida libertad, al decir libertad estoy diciendo
falible, quebrantable, rompible, desintegrable y así fué el
hombre falló y con esta falta original cambió el rumbo a toda la
humanidad en la que —ya sí— se experimentaban las primicias y
consecuencias de esta falta una vez perdida la —justicia y santidad— en la
que el hombre y la mujer no conocían el mal, ni el dolor, ni la muerte.
Esta macrotragedia protagonizada personalmente por el cabeza de la
humanidad se transmite a todos los hombres sus descendientes por
generación en el amor con sangre y con dolor.
Después de esta sacudida el hombre quedó como desintegrado en si
mismo y rotas las amarras con su Dios —fuente del bien, de la felicidad y de
la vida—. Esta es la única causa seria de todos los males existentes síquicos
y físicos, por dentro del hombre y por fuera, de los males de la tierra,
182 DECANOMÍA
del infierno, la tristeza, el mal uso de la libertad, las guerras, las espinas
y los abrojos, el cansancio, la enfermedad, el sudor, el dolor, la muerte.
Luego a lo largo de la historia cada hombre que viene y pasa irá
concretando y protagonizando ese mal, ese dolor y esa muerte —no
necesariamente— sino en límpida, plena y absoluta libertad y por lo
tanto responsable.
Y ahí tenemos en los albores como primicia el primer homicidio
de la historia —Caín mató a su hermano Abel— y luego el fiel
desarrollo y exacto a lo largo toda la humanidad del mal, del dolor,
de la enfermedad y de la muerte como formando parte constitutiva
de la vida. La perpetua enemistad entre el imperio del mal —Satanás
y el imperio del bien—Cristo.- La eterna lucha entre el bien y el
mal. Pero pasadas estas escaramuzas y guerrillas, estas alternativas
de bien y de mal, la última palabra de la historia no será el mal
ni la muerte sino el bien y la vida.
MANUEL LATORRE DE LAFUENTE 183
EUGENESIA
El origen etimológico aclara ya el significado del término.
Eugenesia viene de “eu” (bueno, “buena” y de “génesis” (generación,
origen, nacimiento). Estos vocablos griegos se emplean para
designar el estudio de la herencia biológica, de sus leyes y del influjo
en ella de los factores sociales y ambientales. Como disciplina
práctica es la aplicación de esos conocimientos científicos para
conseguir una buena gestación y el nacimiento de hombres y mujeres
bien dotados para la vida.
Se llama eugenesia positiva la que intenta el resultado de un buen
nacimiento mediante los consejos oportunos antes de la concepción, la
mejora de las condiciones del embarazo, del parto, de la lactancia, de
la educación.
Se llama eugenesia negativa la actividad que persigue la mejora de
la raza humana evitando la procreación de las parejas más débiles y mal
dotadas impidiendo que nazcan hijos con enfermedades hereditarias,
con diversos medios: prohibición del matrimonio, esterilización,
aborto, etc.
La eugenesia positiva es una acción totalmente ética y legítima, que va
unida en general a todas las medidas de profilaxis, sanidad e higiene, tanto
privadas como públicas. Hablando también en términos muy amplios,
todo lo que contribuya al desarrollo de la moralidad privada y pública es
una positiva actividad eugenésica. En contra de lo que ordinariamente
se dice las enfermedades hereditarias graves son pocas y poco
186 DECANOMÍA
EUTANASIA I
La “eutanasia” del griego “eu” bien y de “thanatos” muerte, equivalente
a buena muerte o bien morir.
Si Dios es el dueño y propietario de la vida y de la muerte, con todo
derecho es sólo Dios el que da la vida y la muerte.
Quitar la vida al prójimo —en nombre de la eutanasia— es un grave
pecado que se llama “homicidio”; y quitársela a sí mismo es otro gravísimo
pecado que se llama “suicidio” siempre, en todas partes y en ambos casos
es un atentado contra el soberano dominio de Dios.
Nunca podrán tener valor estos razonamientos: de los suicidas:
“¿Por qué vivir, si no quiero?”; de los incurables: “si no puedo vivir”;
de los subnormales: “si no sirvo”; de los ancianos: “ya di lo que podía”;
de los criminales: “soy una carga para la sociedad”. Aunque la vida sea
un accidente siempre hay una razón para vivir: Dios.
La misión de la medicina es defender y cuidar la vida, no destruirla;
nunca es lícito —en nombre de la eutanasia— acortar la vida.
Si los sentimientos o la seudo-ciencia nos hacen quebrantar
estos principios se correrá el riesgo de causar a los hombres la
—cacotanasia— o sea, la mala muerte o el mal morir.
Dios es el autor de nuestra existencia, no el capricho, ni el padecer,
ni el sentimiento, ni el consentimiento, ni la ciencia, y si queremos
morir con dignidad hay que vivir con dignidad: talis vita, ita mors…
a tal vida, tal muerte.
188 DECANOMÍA
EUTANASIA II
Palabra que etimológicamente procede de dos vocablos griegos, de
“eu” que significa bien, y de thanatos, que significa muerte, de ahí buena
muerte. Este vocablo eutanasia ha sido y es usado y maltratado, traido y
llevado por todos. La medicina lo emplea significando estos conceptos
“muerte dulce”, “muerte sin dolor” etc., etc.
Los místicos lo usan para hablar de la muerte feliz, dichosa,
bienaventurada, ejemplar y santas de los siervos de Dios, arrancando de
la Sagrada Escritura: “Dichosos ya los muertos que mueren en el Señor…”
Otros hedónicos del siglo XX la califican a la eutanasia como la cumbre
y la plenitud, el final feliz de una vida vivida a la “dolce vita” sin freno ni
cortapisas. Por lo tanto el vocablo eutanasia es un vocablo ambiguo y
aplicable a muchas realidades.
Sin embargo, en general, bien nos entendemos todos cuando se habla
de la eugenesia o buen nacer y de la eutanasia o bien morir.
Tanto el nacer como el morir son actos positivos que pertenecen a
la existencia y le son conaturales, siempre se nace a tiempo y se muere
a tiempo; ¿ahora se puede hablar hoy del bien morir…? En el siglo XX
le hemos arrancado el objeto a la eugenesia y también a la eutanasia. Se
puede hablar del buen nacer de una criatura nacida sin dolor, engendrada
sin amor, alimentada sin calor humano y criada sin hogar, etc. etc. Qué
tiene este nacer del siglo XX de eugenesia? mas bien suena a —cacao-
genesia— o mal nacimiento.
190 DECANOMÍA
HUMANISMO NUEVO
Parece que la humanidad hoy se perfila en su despertar —como frágil
y débil planta rompiendo la tierra en busca del sol— hacia un humanismo
nuevo, pleno, abierto y trascendente, dejando atrás aquel otro
humanismo viejo, cerrado e impenetrable. Ha experimentado
y aprendido que un humanismo inmanente podría tan solo
aparentemente triunfar.
Ciertamente el hombre puede organizar la tierra sin Dios, pero al fin
y al cabo sin Dios no puede menos que organizarla contra el hombre.
El humanismo exclusivo es un humanismo inhumano.
El hombre de hoy que maneja tantos “botones” conoce, sabe y teme
que a la hora de usarlos se le pueden derretir o aguar la pólvora. No
hay, pues, más que un humanismo verdadero que se abre al Absoluto y
que da la idea de la verdadera vida humana como leemos en la acertada
expresión de Pascal: “el hombre supera infinitamente al hombre”.
Efectivamente todos los problemas que desgarran la vida del hombre
provienen en último término de que éste se ha cerrado y alejado de Dios,
intentando construir la existencia considerándose el centro del mundo
como si Dios no tuviera nada que ver o como si no tuviera una palabra
clara y omnipotente para orientar a los hombres en medio de todos los
problemas del mundo. Así nos lo advierte claramente en el Salmo 121:
“Si Dios no edifica la casa, en vano trabajan los que la construyen”.
MANUEL LATORRE DE LAFUENTE 195
MÁRTIRES
“Mártir” es una palabra griega que significa testigo, testimonio; se
conoce como “mártir” todo el que muere por Cristo defendiendo su
doctrina.
Siempre hubo, siempre hay y siempre habrá persecuciones contra
Cristo y sus seguidores garantizando así la actual existencia del
“martirio” “…” No es el siervo mayor que su Señor. Si me persiguieron
a Mi, también os perseguirán a vosotros (Jn. 15,20).
Se conoce en la historia como época de las persecuciones las
protagonizadas por los emperadores romanos: Nerón, Domiciano,
Trajano, Marco Aurelio, Septimio Severo, Decio, Diocleciano, que
empaparon y regaron el suelo romano con la sangre de los cristianos,
sangre que resultó ser “novum semen christianorum… una nueva semilla,
grano o simiente que hizo brotar a lo largo de los siglos nuevas plantaciones
—neófitos—, nuevas razas, nuevos vástagos, una “multitudo ingens ac nova”
una multitud enorme y nueva de cristianos, testigos, “mártires”.
Oficialmente cesaron estas cruentas persecuciones y se le concedió
la paz a los cristianos en el año 313 con el famoso Edicto de Milán
firmado por el Emperador Constantino el Grande.
Los cristianos se reunían junto a las tumbas de los mártires
considerando su muerte como un triunfo y una victoria sobre sus
enemigos de la fe, convirtiendo las catacumbas —cavidades
subterráneas— en lugares de culto.
Los sarcófagos de los mártires son unos restos o monumentos
arquitectónicos en donde se puede estudiar el arte, el lenguaje y la
simbología cristiana y paleocristiana.
MANUEL LATORRE DE LAFUENTE 197
MÁRTIRES MODERNOS
Muanga es un joven rey negro con instintos sanguinarios y alma
salvaje que rige los destinos de Uganda en el Africa tropical a finales del
siglo XIX.
Tanto aprecia y respeta a los hechiceros como al pequeño grupo
de cristianos que ve crecer a su alrededor.
Pronto advierte que alguno de sus pajes se niega a satisfacer sus
instintos sexuales y bestiales. El rey empieza a sentirse tenso y molesto
y arremete con recelo y luego con odio contra los cristianos.
El cristianismo es exigente, condena los sacrificios humanos, la
poligamia, la injusticia, la crueldad.
Inmediatamente se levanta una de aquellas horribles matanzas tan
frecuentes en tierras africanas.
Un dia al atardecer volvía el rey de sus cacerías y mandó llamar a uno
de sus pajes, le avisaron que estaba en una de sus catequesis.
Una de las primeras víctimas que mandó a la hoguera fue el
joven José Mkasa, uno de los primeros oficiales de palacio.
Mas tarde ruge y manda presentar en palacio a otro grupo de
muchachos con Carlos Luanga a la cabeza. Se presentan con cortesía
y cariño delante del rey y de su mujer Nassiwa. El rey los insulta
diciendo: “Vaya con los cristianos. Mis perros valen más que vosotros”.
Furioso añadió: “ Los que rezan vayan a aquel rincón para saber a
quien hay que quemar…” Se apartó ungrupo siguiendo a Carlos Luanga.
198 DECANOMÍA
PARA SALVARSE
Dios quiere que todos los hombres se salven. El querer y la voluntad
de Dios están claros, ahora falta que el hombre quiera también. Así lo
recuerda San Agustín: “Deus creavit te sine te, non salvabit sine te…”
Dios que te creó totalmente sin ti, sin tu consentimiento ni permiso, si
tu cooperación ahora no quiere salvarte sin tí —ser libre—, es necesaria
tu voluntaria cooperación. Es preciso agarrarse a la cuerda que se nos
echa al pozo. La cuerda está pero hay que agarrarse a ella.
El hombre no se puede salvar por libre y a su aire —ni con pietismos
exagerados ni con cucas cicaterías— como algunos pretenden y
predican.
El salvador-Jesús tiene un modo, un camino, un querer, un plan
concreto y revelado para salvar a los hombres de todos los tiempos.
Jesús —no hay otro nombre bajo el cielo por el que podamos
salvarnos— no solo tiene un plan teorético o una voluntad genérica
para salvarnos sino que nos pone y ofrece una rampla articulada sobre
cuatro pilares: la fe, los Sacramentos de la fe, los Mandamientos o vida
de fe, y la oración de la fe.
Es evidente que sin fe es imposible agradar a Dios y salvarse,
una fe que se recibe y se mantiene por medio de los Sacramentos, se
expresa y testimonia con una coherente vida del creyente cumpliendo
los Mandamientos y todo este andamiaje sostenido y apoyado en una
contínua, asídua y perseverante vida de oración. Dice Santa Teresa
de Jesús: “El que no reza se condena…”.
200 DECANOMÍA
PECADO
El pecado existe.
El gran logro, conquista, éxito del diablo en el siglo XX es el anuncio
y convencimiento universal de que no existe el pecado.
Su grito de victoria es: “Estar tranquilos que no pasa nada, todos somos
unos santos, no hay pecado”.
Enemigo ignorado, enemigo doblemente peligroso.
El pecado abunda y mucho, el pecado es rebeldía, desobediencia,
desamor, hacia Dios que es AMOR; es ese “no quiero”, es “dar las espaldas
a Dios”, es la “conversio ad creaturas” en definición de los Teólogos.
Existen pecados de pensamientos, de obras, de deseos, de palabras,
de omisiones del bien. Hay en la humanidad un —único y verdadero
mal— que se debe evitar: el pecado.
El pecado es la causa y origen de todos los males, transgresiones,
ingratitudes, desarreglos, abusos de la libertad, esclavitudes, de la falta
de paz y alegría en la sociedad, todo pecado daña de algún modo a la
humanidad.
El no querer aceptar —la realidad del pecado— es como querer
tapar los agujeros de la regadera, cuando lo sensato sería cerrar la llave
de paso.
La total malignidad del pecado solo se podría comprender
conociendo a Dios y esto es imposible aquí en la tierra.
202 DECANOMÍA
TANATOLOGÍA
Tanatología del vocablo griego “zana-zanatos”, muerte y de los
“logos”, tratado, estudio, es el tratado de la muerte.
“No matarás” es un mandamiento del autor y dueño de la vida, de la
que nosotros somos simples administradores. Todos tenemos derecho a
la vida. A la dignidad humana se oponen y ofenden las condiciones
infrahumanas de vida, detenciones arbitrarias, deportaciones, secuestros,
esclavitud, terrorismo, el aborto… y cuanto atenta a la vida.
Toda vida humana debe ser absolutamente respetada.
Traigo una antigua cita sobre el tema del aborto de San
Clemente Romano: “No matarás a tu hijo por medio del aborto,
ni matarás lo nacido porque todo lo formado que ha recibido alma
de Dios si es muerto, será vengado como muerto injustamente…”.
Ante la facilidad y arbitrariedad de la muerte siempre y sobre
todo nuestro siglo XX nos viene a decir este autor que Dios librará
sus letras de cambio a grande plazo…
El homicidio es un gran crimen y el suicidio es otro.
Al acabar Caín de matar a su hermano Abel, Dios le dijo: ¿Qué has
hecho? La voz de la sangre de tu hermano está clamando a Mi desde
la tierra… (Gen. 4,10-11).
El comportamiento de los humanos con los humanos en este campo
está muy perfilado y detallado prohibiendo hacer daño a la propia vida
y a la vida de los otros con palabras, obras y deseos y también con
imprudencias.
206 DECANOMÍA
CLUBS DE VIRGINIDAD
La historia se repite y ahora por ley pendular y después de la
proliferación de “Clubs de permisividad sexual” empieza a aparecer
la novedad de los “Clubs de virginidad”.
Nunca fue lo mismo el bien que el mal, el amor que el odio, la
castidad que la fornicación. El camino del bien, del amor y de
la castidad nos llevan a la felicidad y al Cielo; el mal, el odio y la
fornicación nos llevan irremisiblemento a la perdición, a la decadencia
y a la destrucción —así Sodoma y Gomorra y el imperio romano— Dios
nos llama y ayuda a seguir el camino del bien, del amor y de la castidad
o limpieza dentro del matrimonio. Solos es imposible, pero con la
ayuda de Dios posible e incluso fácil.
Ahora en Estados Unidos y otros reinos que siempre presumimos
de ponerlos como modelos avanzados, después de la revolución sexual
y el desenfreno, vuelven y nos sorprenden con los modelos de “Club de
virginidad” donde se reúnen chicos y chicas que pretenden compartir
toda clase de relaciones e ideales humanos, buenos y santos y cultivar
una verdadera amistad desinteresada , limpia y honesta, y aunque suene
a utopía “estas metas y estos clubs” los jóvenes salen como rabiosos de
defender y vivir el hasta ahora “tabú de la castidad”.
Profileran y publican lemas y slogans como estos: “el verdadero amor
sabe esperar” “Do the right thing, wait for the ring… Haz lo correcto,
espera el anillo…” Estudian, debaten y explican las grandes ventajas de
la castidad. Invitan a expertos en Biología y en espiritualidad, aprenden
212 DECANOMÍA
ideas claras de lo que está bien y de lo que está mal. Ya tienen una
fórmula para ingresar: “Delante de Dios, de mi mismo, de mi familia, de
mi futuro compañero o compañera y de mis futuros hijos me comprometo
esperar hasta el día de mi boda…”
Se sienten orgullosos y felices de pertenecer a “esos clubs” y afirman
que se encuentran mas maduros por esperar que por acostarse con cual-
quiera. Otros testimonian que la virginidad es el mejor regalo que puedes
hacer a tu futura pareja. Aparecen spots publicitarios como estos: “virgen
no es una palabra sucia” “No te dejes engañas: el único sexo seguro es la
continencia antes del matrimonio y la fidelidad en el matrimonio…”.
MANUEL LATORRE DE LAFUENTE 213
FIESTA NUPCIAL
Dios que es infinitamente sabio para hacerse entender por los
hombres y poder relacionarse con ellos nos pone otra comparación,
simil, figura o parábola: El Banquete nupcial.
Toda la realidad del hombre y de Dios, la vida en la tierra, el reino de
los Cielos, las relaciones entre Dios y los hombres es como un “banquete
de bodas y una fiesta nupcial”.
Aparece y se desarrolla como una relación, un binomio, una cuestión
de dos, una alianza, una unión, una fidelidad, un compromiso, un
desposorio, una vida.
El padre de familia, el rey, Dios prepara y celebra las bodas de su hijo.
Todos los hombres tenemos seria y formalmente la invitación, la oferta,
la tarjeta para la fiesta.
Dios nos habla, clama, llama, predicación, doctrina, la buena nueva
o evangelio, milagros, Santa Iglesia, alegría, salvación y felicidad eterna
pero los invitados no quieren recibir la invitación ni asistir a la boda.
Incluso en su pobreza, egoismo y cerrazó hieren y matan a los voceros,
mensajeros, embajadores, enviados y portadores de la noticia de
la boda.
A Elias lo persiguieron. A Isaías lo aserraron. A Jeremías lo mandaron
al calabozo. A Ezequiel lo desterraron. A Oseas lo ultrajaron. A Juan
Bautista lo asesinaron. Al propio hijo también lo despreciaron y se
deshicieron de él.
218 DECANOMÍA
HEDONISMO
Es obvio que el hombre no puede entregarse ciegamente al placer,
al bienestar, al confort, al consumismo como cualquier otro animal.
El hombre debe vencerse y combatir el moderno y rabioso hedonismo
con las mismas viejas armas de siempre: oración, ayuno y amor que
harán entender y no caer en las garras de esta moderna civilización
hedónica. Por otra parte no se pueden legitimar los desórdenes morales.
Por ejemplo hoy asistimos con miedo a los insidiosos ataques y amenazas
a la familia y aparecen por todas partes la aprobación y defensa de las
prácticas homosexuales.
Los medios de comunicación difunden iniciativas que son
anti-familiares, dan prioridad a la descomposición y ruptura de
las familias derrotando y destrozando el ser humano, el hombre,
la mujer e hijos. Hoy los parlamentos parece que quieren apagar el
esplendor de la verdad. Defienden un bien a veces que en realidad
es un mal, separaciones e infidelidades conyugales que incluso
exaltan y aplauden y proponen el amor libre como modelo a imitar.
¿De dónde procede esta propaganda…? ¿Qué fuentes tiene…? Por
sus frutos los conocereis, dice el Señor, todo árbol bueno da frutos
buenos y todo árbol malo da frutos malos. Al defender y proteger
las tendencias y prácticas homosexuales y otros comportamientos
desviados estamos regalando y ofreciendo al hombre “hedonismos”
moralmente inadmisibles.
220 DECANOMÍA
HOMBRE Y MUJER
Les va a ser muy difícil a estas criaturas “hombre y mujer encontrar
otro origen y otra referencia que no sea el polvo de la tierra y el amor de
Dios”.
Nos enseña la Escritura Santa y Sabia —memento homo pulvis es et
in pulvere reverteris— recuerda que eres polvo y al polvo volverás.
También nos recuerda, con el estilo literario que queramos, que Dios
formó un cuerpo de la tierra y dio a este cuerpo la vida uniéndole un
alma racional, es decir, que la idea ejemplar, el modelo, el plan, el
programa, el proyecto pertenece a Dios y es su obra maestra.
Para traer a la mujer al mundo no usó Dios tierra sino que infundió
en el hombre un sueño profundo y le sacó una de sus costillas y de ella
formó a la mujer y el hombre pudo decir al verla: bien, vale, esto ya es
hueso de mis huesos y carne de mi carne.
Ambos creados y formados por la mano de Dios a su imagen y
semejanza.
Los adornó con un alma, espíritu, entendimiento, voluntad y libertad
que son las prerrogativas y perfecciones que constituyen al ser humano.
Son la patente de Dios, la huella y el espejo de la naturaleza divina.
Preparados y pensados para ser una raza de Dios —hijos adoptivos
de Dios— capaces de heredar la vida eterna, la felicidad del Cielo.
Hombre y mujer, cosa muy seria, no se puede jugar con ellos
y hay que respetarlos como algo divino.
Es necesario tener siempre presente la recomendación sabia y
santa: reconoce, hombre y vive tu categoría y alta dignidad.
MANUEL LATORRE DE LAFUENTE 223
HUMANISMO
Humanismo es un sistema filosófico que hace girar todo en torno al
“ombligo del hombre”. Nunca puede ser el hombre el eje, el centro y
Señor de la historia, sino Dios. Es válido el Teocentrismo y nunca el
humanismo.
Todo ha de girar naturalmente en torno a Dios y por supuesto
en torno al hombre sin exclusivismo. Jamás Dios excluye al
hombe. Un humanismo aséptico excluye siempre y hace al hombre
principio y fin —poniéndolo como centro del universo—. El
hombre es la medida y patrón de todo. Se convierte en legislador
y juez de sus acciones y margina al Creador. Como siempre un
humanismo inmanente termina por reducir, empobrecer y socavar la
dignidad del hombre.
Un falso humanismo envuelve al hombre de hoy como en un papel
de celofán o de regalo: una sed devoradora de bienes y servicios —tener,
tener y tener—. Tener dinero a toda costa —no importan los medios—
. El consumismo convierte al hombre en un ser de consumo —usar
y tirar—. Masifica y atrofia, marca y despersonaliza al hombre. Los
modelos de vida que presenta y ofrece a la sociedad están alardeados de
riqueza, lujo, derroche y placer.
Otro valor en alza es la ola de hedonismo y de lujuria que lo impregna
e inunda todo. La trivialización de la sexualidad —en tonos salvajes y
animalescos— al separar la sexualidad y la reproducción.
224 DECANOMÍA
MARIDOS Y MUJERES
Es verdaderamente una pena que a estas alturas de civilización y
de historia todavía estemos enzarzados y trampeados discutiendo y
haciendo partido del machismo y feminismo. Toda la palabrería que
termina en “isimo o ismo” suele ser peligrosa y antigua.
El hombre y la mujer naturalmente e induscutiblemente son
iguales y únicos en su especie con idénticos derechos y obligaciones.
Pero también es verdad en biología que son muy distintos corporal
y síquicamente para poder logicamente atraerse y complimentarse.
Así se habla hoy con tanta hilaridad de la “media naranja” en la
calle, en lo coloquial y en los medios de comunicación. También
la gramática los coloca como prototipos y cabezas de serie
dentro de la masculinidad y femineidad. Por eso la mujer que no posee
femineidad es un “marimacho” y el hombre sin masculinidad resulta ser
una “damisela”.
Las diferencias que existen entre el hombre y la mujer —nunca son
fruto de la educación sino que radican y arrancan de la misma naturaleza.
Es verdad que la educación puede agravarlas o rebajarlas.
Lógicamente el hombre nunca puede dar a luz, fisiologicamente
la mujer está equipada y adornada de unas cualidades propias de la
maternidad. La mujer es más tierna, el hombre es más carnal y la mujer
es más detallista, el hombre se enfrenta con las cosas más globalmente;
la mujer no encuentra placer en el amor físico, sino a través del
amor síquico.
226 DECANOMÍA
MATRIMONIO
El matrimonio es un sacramento santo y serio entre el
hombre y la mujer para llevar también la felicidad a la sociedad.
La abundancia de rupturas matrimoniales están haciendo una
sociedad triste, aburrida y peligrosa. La unión conyugal ayuda a la
fidelidad del corazón, al control de la concupiscencia, al dominio
del carácter, es ayuda y consuelo mutuo, favorece la educación de
los hijos y el sostenimiento del hogar.
Los hombres y mujeres pueden entrar libremente en una comunión
estable de vida y amor —formando una familia— pero luego ninguno
de los dos ni por separado ni por común acuerdo pueden romperlo. El
vínculo conyugal que los une dura mientras dure la vida. Son propiedades
esenciales a todo matrimonio la unidad y la indisolubilidad. A esta
sociedad permanente, perpetua y exclusiva de un hombre y una mujer
se le conoce por “matrimonio” cualquier otra clase de emparejamiento
se le llama “concubinato”.
El no entender esto o el ir en contra o el querer suplantarlo por
otra cosa es simplemente ir “contra natural” y por eso es peligroso para
la sociedad y hace a los hombres y a las mujeres unos desgraciados.
Hoy innumerables esposos y esposas separadas y con sus hijos sufren las
consecuencias de estos fracasos matrimoniales. Han perdido las ganas
de vivir y el mayor goce de la vida: el amor de un hogar, la peor
desgracia de un humano.
228 DECANOMÍA
MATRIMONIO CIVIL
Para un hombre y mujer bautizados el pretendido “matrimonio civil”
es una simple formalidad legal que asegura a los esposos los privilegios
y derechos establecidos por las leyes civiles.
Sin el matrimonio religioso, el matrimonio civil para un cristiano es
un vergonzoso concubinato. Los dos cónyuges pretenden vivir
totalmente fuera y al margen de la vida cristiana y sus normas, por lo
tanto son indignos de los sacramentos —por pública deshonestidad—
y sus hijos, ante la Iglesia, son ilegítimos.
El “matrimonio” para un cristiano es un sacramento querido e
instituido por Jesucristo y los sacramentos no son de la
competencia de la autoridad civil. Jesucristo no ha elegido a los
empleados del Estado para conferir los sacramentos. Sabido es
por la tradición y la historia que en todos los tiempos y lugares,
la Iglesia y la religión han intervenido y celebrado siempre el
matrimonio y a la autoridad religiosa pertenece el decidir y sancionar
si existe o no matrimonio.
La temeraria y vergonzosa secularización del matrimonio no deja de
ser una usurpación e intromisión del poder político.
Ante un acontecimiento tan serio y tan santo como es el Matrimonio,
la autoridad civil poco más que el “cuerpo” les exige a los contrayentes.
La Iglesia tiene la carga y las riquezas de sus cánones y reglas para
bendecir la unión de los dos esposos y atraer sobre ellos y su futura
230 DECANOMÍA
MORAL Y SOCIEDAD
Hoy nuestra sociedad se debate y vive en medio de un marco social y
cultural muy complejo y confuso. Vive inmersa en un ateismo práctico o
al menos camina indiferente con respecto al plan de amor de Dios; vive
y actúa como si Dios no existiese. La política no fundamenta sus
programas de acuerdo con los planes de Dios…
Para afrontar esta situación “La Iglesia invita a sus fieles ha hacer
resplandecer su luz ante los hombres”. La Iglesia tiene la obligación y el
deber de transmitir a la sociedad principios religiosos y éticos que dan
pleno significado a la vida humana. Decía el Papa en Denver a los jóvenes:
“Solo con una elevada visión moral puede la sociedad garantizar que sus
jóvenes tengan la posibilidad de madurar como seres libres e inteligentes
dotados de un gran sentido común y capaces de trabajar por los demás para
crear una comunidad y una nación con un fuerte temple moral”.
Todos debemos aceptar las leyes universales y estables de la ley moral
y la ley natural. Allí leeremos y aprenderemos la absoluta inviolabilidad
de la vida humana desde el momento de su concepción hasta su muerte
natural. Nuestro siglo pasará a la historia como una página de desamor,
de aborto y de la civilización de la muerte. Nunca será lícito hacer un
mal para que venga un bien.
La sociedad de hoy tiene como desafío “el poner en primer lugar a
los hijos y a las familias”. Desafiar las graves amenazas contra la dignidad
humana que no disminuye por el dolor o por las enfermedades graves.
Nos recuerda el “Catecismo de la Iglesia Católica” que la “eutanasia
232 DECANOMÍA
PORNOCRACIA
“No robar…”
MANUEL LATORRE DE LAFUENTE 243
CUESTION SOCIAL
La Iglesia fundada por Cristo tiene mucho que hacer y que decir a lo
largo de la historia sobre la organización social. Naturalmente tiene
siempre sus baterías totalmente cargadas: la vieja y la nueva doctrina
social de la Iglesia.
Toda organización de la sociedad exige que haya quién mande y
haya quien obedezca. El poder de la autoridad viene de Dios por eso los
que mandan deben hacerlo con justicia y delicadeza y los que obedecen
deben hacerlo con respeto, fidelidad y sumisión.
El objetivo de la organización de la sociedad es perseguir y lograr el
bien común. Hoy parece que la doctrina social de la Iglesia no tiene cavida,
es como una célula enquistada dentro del organismo de la sociedad. Pero
como es una célula vital tendrá que reactivarse e invadir para hacer la
“metástasis” en toda la sociedad.
Hoy la cuestión o problema social se ha agravado profundamente
porque se ha hecho poco caso o ninguno a las directrices sociales de la
Iglesia.
Cristo acabó con la esclavitud, pero no con la fuerza de las armas sino
con la fuerza de su doctrina y con la fuerza del amor. Las “macrósticas
injusticias” de nuestro tiempo no se vencerán con el odio, sino haciendo
a los hombres mejores. No hay doctrina ni sistema ni programa para
hacer mejor a la humanidad que supere a la doctrina de Cristo.
244 DECANOMÍA
DOS CAMINOS
En muchas páginas de la Biblia se habla de dos caminos, opciones
o alternativas a elegir libremente por cada hombre: el camino del bien,
de la felicidad y de la vida y el camino del mal, de la perdición y de la
muerte.
No es lo mismo ir hacia el norte que ir hacia el sur. Esta realidad es
una encrucijada o dilema típica y propia solo del ser humano.
Nunc apuede haber una fijación, seguridad o determinación en
ningún camino. No sirve poner el piloto automático. Como dice el
poeta: “Se hace el camino al andar…” El que inicia el camino del bien
puede torcer en cualquier momento y lo mismo el que anda por el
camino del mal. Es de sabios rectificar.
En el Salmo I se habla clara y elocuentemente de estos dos caminos
distintos con respecto a la ley, a los frutos y a un juicio.
Dichoso el hombre que camina en la ley del Señor. Infeliz el hombre
impio y pecador que camina fuera de la ley o se burla de ella.
Caminos diferentes por sus frutos y resultados. Serán unos como
árboles plantados junto al rio, dan mucho fruto. Otros serán paja que
arrebata el viento, todo follaje y sin frutos.
Al final del camino Dios premiará el camino de los justos. Pero el
camino de los pecadores acaba mal y no resistirán el juicio. Nos confirma
la sabiduría popular: “El que mal anda mal acaba…”
246 DECANOMÍA
EL ROBO
Dice Santo Tomás de Aquino en orden a la justicia: “Unicuique sui…”
A cada uno lo suyo…
Aunque nos parezca claro y al mismo tiempo tautológico o repititivo
y paradójico hay que decirlo: está prohibido robar, no es justo quitarle a
otro lo que licitamente le pertenece.
Hoy nuestra sociedad de la impresión que se mueve un poco al borde
y al límite del fraude, del robo con apariencias legales, con astucias, con
falsificaciones, mentiras, hipocresías, pesos y medidas falsas, ficciones y
precios injustos. Nuestra sociedad no va por caminos de santidad y de
bien, no debe extrañarnos que los hombres traten de engañarse unos a
otros. Si todo anda mal no tiene porque la justicia permanecer intacta
y aséptica —como un oasis de bien y de jauja—
Tan ladrón es el que roba con máscara y metralleta como el de “guante
blanco” que busca conseguir dinero de cualquier manera ilícita y sin
violencia.
Priva en la sociedad la usura, los hurtos, las trampas, los
engaños en compras y ventas. Tampoco se intimidan los ladrones
y atracadores a la hora de cometer “robos sacrílegos” de objetos o
imágenes en lugares sagrados. Se oyen por todas partes las quejas de
la justicia herida por las negligencias y retrasos injustificados de los
salarios y pagos, pudiendo hacerlo a su debido tiempo previamente
acordado. Las partes en los contratos aspiran y esperan un
servicio recíproco.
252 DECANOMÍA
MATERIALISMO
El hombre de nuestra época con gran maestría —maestría diluvial,
maestría de Torre de Babel— se ha constituido en un gigante de
este siglo. Con los inventos humanos ha conseguido un prodigioso,
merecido y elogioso dominio de la naturaleza, pero al mismo tiempo
y también monstruosamente se ha convertido en un pigmeo en el
mundos obrenatural y eterno… contraste sintomático, claro, paradójico
y peligroso…
Mientras la ciencia y la técnica —apadrinadas y protegidas por el ilustre
y viejo materialismo— progresan a un paso asombroso y gigantesco,
la dignidad humana se encuentra morbosamente envilecida, rebajada
y alicaida hasta tal punto maltratada que en el “Emporion Cósmico o
mercado mundial” se cotiza, se compra y se vende el objeto hombre o
mujer por poco dinero.
Alguien ha apuntado que uno de los mejores negocios de este siglo
sería comprar hombres y mujeres por lo que realmente valen —cada vez
menos— y venderlos por lo que creen que valen.
La única doctrina o filosofía que trata, valora y enfoca al hombre
adecuadamente es la doctrina cristiana que endiosa al hombre —con el
endiosamiento bueno—. Enfoca y empuja al hombre en su triple
dimensión: religiosa, social y terrena. Nada del hombre le resulta ajeno.
Es un camino realmente duro e intransigente, pero es esperanzador
y de victoria segura.
258 DECANOMÍA
PAZ Y ALEGRÍA
Mucha tinta se ha gastado y mas papel ha rodado y todavía se
alzarán muchas banderas para brindar por la paz y la alegría.
Pero razonablemente ¿Qué es la paz? ¿Qué es la alegría? Cuál es la
verdadera esencia o quididad de estos tan anhelados dones?
La paz y la alegría no se pueden comprar ni vender. No son bienes
inmuebles. No existen ni se conciben fuera del corazón de los hombres
y de las mujeres. Son virtudes y dones que anidan y tienen su cuna en
el corazón de los humanos.
La paz y la alegría no se encuentran en las ferias o mercados, ni
en las mesas redondas, ni en el emporio público ni en el simposium
internacional.
La verdadera paz no tiene que ver nada con el quieto descanso o paz de
los cementerios. La auténtica alegría no es la alegría fisiológica o animales
del animal sano ni es la alegría de carcajadas o de pandereta.
La paz y la alegría son únicas e indivisas, son bienes y regalos exclusivos
que nos trae solo Cristo —el Príncipe de la paz, el Gran Irenarca— solo
El es la “Causa nostrae laetitiae” es decir, el motivo y la causa de la paz,
la salvación, el bienestar y la felicidad de los hombres.
Solo los hombres pueden ser dadores y sembradores de la paz y de la
alegría que se difunde por contagio como nos lo recuerda aquel adagio
filosófico “Bonum es effusivum sui”. Todo bien rebosa, es generoso, se
transmite, se comunica, se entrega, se regala y se da. Así la paz y la alegría
se viven y se siembran con las obras y con el ejemplo de la propia vida.
260 DECANOMÍA
Otro axioma de la sana filosofía nos recuerda: “Nemo dat quod non
habet…” Es engañoso y absurdo hablar e intentar sembrar, poner, regalar,
dar, comunicar y vivir la paz y la alegría si no se posee o almacena antes
en el propio corazón porque nadie puede dar lo que no tiene.
El único modo o talismán de tener el calor y el color de la paz y
de la alegría es estar conectados con la caldera —Cristo— solo El
será capaz de mantenerlas y hacerlas posible incluso en medio de los
familiares, naturales y adversas condiciones del ser humano: dificultades,
problemas, sufrimientos, dolor, enfermedad, cansancio, reveses,
contradicciones, desprecios, cruces, muerte y lágrimas.
MANUEL LATORRE DE LAFUENTE 261
POBREZA Y RIQUEZA
El tener cosas no es malo, es malo estar pegado a ellas. Siempre nos
ha predicado: “Qué difícil le va a ser a los ricos entrar en el Reino de los
Cielos…” Pero quienes son los ricos y quienes son los pobres?. Cual es el
único, definitivo y verdadero significado y sentido de la riqueza y de la
pobreza?. La riqueza no consiste tanto en tener, como en el estar
desprendido de las cosas. Hay muchos ricos, pobres y muchos pobres
ricos.
Alguno es rico con solo su vacía “cucharita de oro” y con su “conejito o
gazapito”. Está totalmente lleno, ocupado y satisfecho. No hay lugar ni
sitio para Dios. Nos predican también: “lo primero amar a Dios, con
todo el corazón y con todo el ser…”
No toda pobreza es santa ni toda riqueza mala. No todos los ricos se
condernarán ni todos los pobres se salvarán.
El hombre con su trabajo o por herencia o por azar puede llegar a
poseer dinero, bienes y fortuna. Esto no es malo ni condenable,
pero se debe luchar para no apegarse desordenadamente. El corazón
del hombre debe estar libre para Dios. Donde está tu tesoro, allí
está tu corazón. Este desprendimiento cristiano no es desprecio
por los bienes terrenos, sino lucha por cumplir el mandato:
“buscad primero el reino de Dios y su justicia y todo lo demás se
os dará por añadidura…”
En cualquier momento como una mala noche y como un ladrón en
la noche — hay que estar dispuestos a dejarlo todo. Todo lo conseguido
262 DECANOMÍA
con tanto trabajo, sudor, sacrificio y esfuerzo. Nada en este mundo tiene
un valor permanente y todo pasa con el tiempo.
El corazón del hombre es como una “cama estrecha y una manta
pequeña” que no cubre a dos, resulta ya estrecho para Dios solo, si además
le damos entrada a otras cosas, arrojamos a Dios.
No bajan con el rico al sepulcro todas sus riquezas. ¡Que necedad tan
grande es amontonar allí donde se ha de dejar y no enviar allí a donde
se ha de ir!
Dios se resiste a los llenos y satisfechos, lo mismo si están cubiertos
de seda que de harapos y concede su gracia a los humildes. De nada
nos servirá vivir sin un céntimo si acariciamos el deseo de poseerlo.
Se puede ser avaro sin tener dinero.
Todos los que aman las riquezas, aún cuando no puedan conseguirlas
deben contarse en el número de los ricos.
MANUEL LATORRE DE LAFUENTE 263
PROPIEDAD PRIVADA
El hombre necesita usar de los bienes materiales por haber sido creado
con cuerpo y alma.
Los bienes materiales que Dios regaló al hombre son no sólo para su
utilidad y disfrute en la tierra, sino también para que le ayuden a acercarse
a El.
Esos bienes materiales sirven al hombre para comer, vestir, defenderse
del frío y del calor, desarrollar su mente y sus potencias y para conseguir
la suficiente autonomía para proteger su libertad.
El hombre se da cuenta que esos bienes materiales no los ha hecho él,
que viene al mundo y ya se encuentra con ellos como un depósito
abundante y gratuito regalo de Dios. El hombre no debe servirse de esos
bienes a su antojo y muchos menos a su capricho. Los bienes
materiales no son fines a si mismo, sino medios e instrumentos.
El hombre viene, los usa y se va. Cuando el hombre intenta
quedarse con ellos y en ellos, se rebaja y se esclaviza, pierde
su libertad, se ciega y los idolatra, así la fama, la fortuna, el aplauso,
los placeres. De ahí la advertencia del Señor: “No podéis servir a Dios
y las riquezas” y lo mismo nos lo recalca el espíritu evangélico al
hablarnos de desprendimiento, sobriedad y pobreza que no es el simple
“no tener” sino el estar desprendido y despegado.
Concluyendo podemos afirmar que la necesidad y la posesión de
los bienes materiales —propiedad privada— es para el hombre un
264 DECANOMÍA
QUERER LA LIBERTAD
A fuerza de ser sinceros, da la impresión que nuestro siglo no quiere
la auténtica libertad. Es lógico este pensamiento ya que tampoco
quiere la “verdad”, la verdad os hará libres, dice el Señor.
Mas bien huye y renuncia a la libertad para entregarse sin remedio a
unos instintos y formas simiescas u a otras fuerzas indomables.
“Me apetece, no me apetece. Me va bien, me va mal. Me da la gana, no me
da la gana”. Afirman y enseñan que toda libertad fracasa y naufraga sin
remedio. Al no querer la libertad rechazan de cuajo la otra cara, faceta o
dimensión propia de las personas que es la responsabilidad.
Esta es una causa y raíz hoy en nuestro mundo moderno de los
desquiciados y patológicos comportamientos morales. La libertad y la
responsabilidad son dos caras de la misma moneda, únicas y exclusivas
del ser humano. Algunos llegan a negar rabiosamente en el hombre
la persona y la naturaleza dejándolo reducido a un “simio ilustrado”.
Hay un axioma filosófico antiguo que dice: “Operari sequitur esse…”
es decir, el “obrar sigue al ser…”, esto es, que la mula obra según su
naturaleza, es natural y lógico que dé coces, pero la
persona humana obra según su categoría y señorío. Hay
comportamientos humanos e inhumanos según se conformen
con la naturaleza propia del ser humano o en contra. No es lo
mismo el comportamiento del hombre que el comportamiento de un
cocodrilo.
266 DECANOMÍA
SALARIO JUSTO
El salario o la remuneración del trabajo debe ser suficiente para
permitir al hombre y a su familia una vida digna en el plano material,
social, cultural y espiritual.
Según el Papa Pio XII vida digna es poder criar una prole sanamente
alimentada y vestida; con una habitación digna de personas humanas;
con la posibilidad de procurar a los hijos una educación conveniente;
y prever incluso tiempos de estrechez y asegurar la enfermedad y
la vejez.
La lucha y la tensión por mantener un salario justo es desde el
paraíso el “caballo de Troya” y el eje donde se apoya la trayectoria de la
historia y la variedad de las culturas.
Le preocupó a la cultura Caldea, Egipcia, a Aristóteles, a la cultura
romana, le preocupó sobremanera a Cristo, a la alta y baja Edad Media,
al mundo renacentista, a Santo Tomás de Aquino, a Tomas Hobbes, a
la revolución industrial, a Karlos Marx, a todos los estados modernos
y a la Iglesia que posee una de sus grandes joyas sobre este asunto: la
doctrina social.
Dice San Pablo: “El que no trabaje que no coma”. Dice la filosofía
popular: “Del trabajo sale todo”. Detrás de la prosperidad de una
nación está el trabajo. En el querer el trabajo coinciden exactamente
los Estados y Dios. El trabajo es bueno para el desarrollo de un país
y bueno porque lo quiere Dios. La historia está tejida de lo que
se llama inflaciones y bancarrotas, ruinas y caidas de los imperios
270 DECANOMÍA
SANTIFICAR EL TRABAJO
Es verdad que Dios impuso al hombre la ley y el imperativo del
trabajo y por lo tanto es bueno que el hombre trabaje. Pero no es el
hombre para el trabajo sino el trabajo para el hombre. El hombre
necesita naturalmente el ocio y el descanso.
Por eso otra ley positiva ordena regular nuestro trabajo y nuestro
descanso sino para mandarnos descansar a nosotros, sirviendo de
ejemplo y modelo y ser como nosotros en todo. Ahora Dios sigue
trabajando no está ocioso.
Dios quiere que se santifique el trabajo y por eso nos preceptúa el ocio
y descanso. Con otra ley nos manda santificar las fiestas para así poder
santificar el trabajo. Dice la filosofía china: “Cuando el labrador se sienta
a la sombra del árbol a preparar y a limar sus azadas no está perdiendo el
tiempo…” Luego le serán más útiles y eficaces.
Ciertamente santificar las fiestas es oir Misa entera y no trabajar sin
necesidad…, para poder dedicarse un poco más a Dios. El día más grande
de fiesta del año es el Domingo, dia del Señor. Por eso es el que más veces
celebramos. Como su nombre indica debe ser para el Señor y no para
el diablo. Algunos dicen que no van a Misa porque no les dice nada o
porque no tienen ganas. Desde luego la Misa no es una diversión, sino
una operación que nos santifica, es un acto de culto oficial y del pueblo
de Dios.
Siendo el trabajo necesario y santo, también es urgente y santo el
descanso. Por eso está prohibido trabajar los domingos y dias de fiesta,
272 DECANOMÍA
para que el hombre no se haga esclavo del trabajo, aunque a algunos les
toque en turno de guardia para los servicios públicos necesarios y los
domésticos imprescindibles. Hay ciertos trabajos que razonablemente
no pueden aplazarse.
Descanso no significa necesariamente inactividad sino simplemente
cambio de ocupación. Da la impresión que hoy los dias de fiesta más bien
se profanan para el diablo que se santifican para Dios. Incluso pretenden
invertir los dias y las noches por una falsa fiebre de hedonismo; malévolo
intento “contra naturam” que llevará a la humanidad al borde de la
ruina.
MANUEL LATORRE DE LAFUENTE 273
SOCIEDAD
A simple vista y también después de un profundo análisis y
observación se contemplan y aparecen en la sociedad de hoy unos
matices abiertamente caracterizadores y sintomáticos de una grave
situación y arriesgada pervivencia: atracos, violaciones, secuestros,
robos, abortos, divorcios, terrorismos, toxicidad, droga, paro, amenazas
nucleares, manipulaciones genéticas, etc. etc.
Toda esta rica siembra de mal produce mucha muerte. Pero
el mal no está allá lejos en Honalulú sino que anida en cada uno
de nosotros. No podemos esperar que todo nos venga hecho:
no solo los “canguros de Australia” forman parte del mundo de
hoy. En la gigante empresa de ahogar el mal con abundancia de
bien tenemos que arrimar el hombro cada uno en su rincón que
ocupa —cada palo aguanta su vela—.
Nunca tuvo el género humano tanta abundancia de riquezas,
de posibilidades y de poder económico; y sin embargo, una parte
grandísima de la población sufre necesidad y hambre y cada vez son
muchedumbre los analfabetos y por lo tanto mas —manipulables—.
Jamás tuvieron los hombres como hoy un sentido tan agudo de la
libertad, pero surgen por todas partes nuevas formas de esclavitud social
y síquica y no falta el peligro de una guerra capaz de destruirlo todo
desde los cimientos.
Nadie nos va a quitar las castañas del fuego…
274 DECANOMÍA
“No mentir…
no decir falso testimonio…”
MANUEL LATORRE DE LAFUENTE 279
JESUCRISTO, VERDAD
La vida y el tiempo no se no da más que para esto: “Conocer esta
verdad” —in directo et in re— es decir, plenamente y ahí brotarán todas
las demás verdades y conocimientos que son necesarias para la vida.
Jesucristo no es la verdad para saberla, sino la verdad para vivirla.
Cualquier hombre fuera de la verdad o del marco de Cristo vivirá
equivocado en todo. Cristo es la verdad absoluta e integral.
Verdad es su persona ejemplar —hijo de Dios. Nunca entenderemos
nada ni siquiera el simple cristianismo —ni la vida— mientras no
aceptemos convencidos lo fundamental y el marco de la verdad —ser
hijos de Dios— Esta verdad nos la enseñó el mismo Jesucristo: “Subo a
mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios…”
Si el cuadro de la vida de cualquier hombre no está enmarcado dentro
de esta realidad o verdad, nunca tendrá cuadro ni vida ni bueno ni malo,
seguirá desmarcado y desnortado en todos los sentidos.
Cristo practicó lo que enseñaba y enseñó lo que practicaba; “Jesús
coepit facere et docere… Hacía y enseñaba la única verdad”. Vida y doctrina
formaban un todo armonioso y unitario. Ni solo doctrina ni solo vida.
Muchos intentan y pretenden vivir una vida absurda en esta dicotomía
y doblez. Esta pretensión les aleja de la vida y de la doctrina.
Estos tesoros de verdad, ciencia y sabiduría de Cristo proceden de su
ciencia divina que poseía plenamente por ser —el Verbo— la Palabra
de Dios—; de su ciencia beatífica que le correspondía como santo y
282 DECANOMÍA
PROGRESO O RETROCESO…?
En este momento actual tan paradójico en el que se presume de
tantos descubrimientos, logros, cotas cimas y conquistas la humanidad
se encuentra inquieta, apresada y axfisiada.
A más victorias conseguidas, más interrogantes planteados.
El dolor, la enfermedad, la muerte, el hambre, las guerras, el paro, la
emigración ahí están.
La humanidad sigue con sus merecidas conquistas fuego, pólvora,
radioactividad, farmacopeas, conquistas espaciales, armas atómicas,
etc.
Después de tantos siglos de progreso la humanidad se encuentra
titubeante, inquieta, insegura, con miedo. Realmente este cuadro
sintomático del hombre del siglo XX tan acuciante y dramático se podrá
llamar “progreso o retroceso”?
Con toda seguridad que al hombre le está faltando algo definitivo
e importante en medio de sus antagonismos, luchas, desequilibrios,
egoismos y atropellos. La humanidad anda inquieta por algo en medio de
la desconfianza, del rencor, del odio, a pesar de los cantos a la fraternidad
entre los hombres y los pueblos.
Al hombre no le aquieta la sola libertad precaria que le ofrece el
“progreso”.
El Santo y el Sabio del siglo IV San Agustín de Hipona —Africa
Norte— a esta situación responde clara y lapidariamente: “El hombre
es una pregunta y Dios la respuesta única y exacta”.
286 DECANOMÍA
VERDAD Y AMOR
Verdad y amor son dos pilares y ejes sin los cuales el hombre no
puede vivir. Dios es Verdad, es la Verdad misma y no puede engañar al
hombre, sus juicios son justos, sus palabras son verdad, sus promesas se
cumplen siempre; si el hombre es infiel, El sigue siendo fiel. El hombre
—fuera y al margen de Dios— vive necesariamente en la mentira y en
el engaño, nunca será válida la verdad del hombre, solo vale la verdad de
Dios. El hombre creado para la verdad, tiene derecho a toda la verdad,
pero al caminar sin Dios se engaña a si mismo, rompe las cartas y engaña
a los demás.
Donde está la verdad…? Se pregunta el mundo siempre a lo largo de
los siglos. Hoy más que nunca por adquirir poder, dinero, sexo, prestigio,
bienestar, satisfación se articula una sociedad montada y vendida en la
mentira. Necesita el mundo volver, girar y rectificar el rumbo —hacer
conversión, cambio, metanoia para encontrar la Verdad que es Dios.
Cuando el hombre ama, busca y vive en esa aceptación, intimidad y
trato con Dios entonces aparece la verdad, se vive la verdad y el hombre
puede decir “ya finalmente la verdad” y ser el mismo “verdad”.
También Dios y el hombre tienen que jugar siempre con las mismas
cartas del amor. Dios es Amor y el hombre también es amor.
Dios no cesa de salvar al hombre y de perdonarle, a pesar de sus
grandes y peores infidelidades. Dios aparece a lo largo de la historia
manifestando su bondad y solicitud amorosa para con todos sus hijos.
292 DECANOMÍA
VERITATIS SPLENDOR
Con estos dos vocablos latinos “veritatis splendor” comienza la última
encíclica del Papa Juan Pablo II.
Así suena como “luz y esplendor de la verdad” en medio de nuestro
oscuro y confuso siglo XX que se encuentra sumido en las tinieblas y
desnortado confundiendo el bién con el mal.
Para que luego acusen y digan que la Iglesia siempre va detrás y llega
tarde a las realidades y acontecimientos de la historia de la humanidad.
No hay peor ciego que el que no quiere ver. Cuando no se quiere aceptar
la verdad se autodisculpa la sociedad con peregrinas y falaces excusas. La
Iglesia como “madre y maestra” siempre está pendiente y llega al momento
y punto exacto y preciso como la sangre que corre inmediatamente a la
herida; pero siempre está la cuquería del hombre que olvida, silencia y
no quiere saber nada de la amarga medicina.
La Iglesia grita que las normas morales y éticas garantizan la
convivencia social tanto nacional como internacional, siempre nos
enseña y proclama que las normas morales fundamentales y mínimas
son universales e inmutables y que están al servicio de la persona y de la
sociedad y que antes estas normas eternas y naturales no hay privilegios
ni excepciones para nadie ya puede ser uno dueño del mundo o el
último miserable de la tierra, ante las exigencias morales somos todos
absolutamente iguales. Estas leyes las lleva todo hombre escritas no en
papeles o en las piedras sino en la cabeza y en el corazón, son leyes
grabadas en la conciencia y en la intrínseca naturalez de cada hombre
294 DECANOMÍA
EROTISMO
Nos ha tocado vivir en un siglo asfixiante también por la polución de
la sexualidad. A escala mundial nos invaden la pornocracia, la pornografía,
grandes olas de desenfreno erotismo, violaciones, perversiones sexuales,
infidelidades, divorcios, nudismos, falsos naturalismos, obscenidades y
todo orquestado, dirigido y empujado por los medios de comunicación
social con escenas íntimas de alcoba y los supermercados del amor.
Todo regulado por la ley del péndulo que nos sitúa ahora mismo en un
extremo como intentando enterrar y olvidar tabúes, mitos, moldes,
moralidades, rompiendo miedos, prejuicios y represiones sexuales.
Buscando una liberación del sexo hemos caido en las mas vergonzosa y
degradante dependencia y vieja esclavitud sexual.
Es falso y mentiroso decir: “Ahora en el siglo XX hemos descubierto y
encontrado el sexo”. El sexo naturalmente es tan antiguo y viejo como el
hombre y la mujer desde el paraiso terrenal.
El sexo siempre hay que encauzarlo y dirigirlo como el agua y la
energía eléctrica si no queremos que lo arrase y destroce todo. Hay que
dominarlo, no reprimirlo.
Es falso y mentiroso la “liberación de la mujer”. Con este desenfreno
sexual la mujer no se ha liberado, sino todo lo contrario, se ha
instrumentalizado, ya se ha convertido en un “juguete de usar y tirar”, se
ha degradado como nunca.
298 DECANOMÍA
FOMES PECCATI
“Todos los hombres nacen con el pecado original” así nos lo enseña el
Concilio Arausicano II en el año 529 y el Concilio de Trento en el
año 1545.
Todos heredamos el pecado original y con él la consiguiente herida
de la naturaleza humana. En toda persona humana coexisten la
inclinación al pecado y un auténtico deseo de felicidad que solo Dios
puede saciar. Todos los hombres experimentan en su propia vida el
contraste de esas dos tendencias radicales que mutuamente se combaten.
Esta tensión es evidente y empapa toda la vida del hombre.
La inteligencia humana ha quedado obscurecida y ha de esforzarse
para vencer su ingnorancia cayendo facilmente en el error. La voluntad
—sin perder el libre albedrio— ha quedado debilitada e inclinada al
mal, poco fuerte para afrontar las dificultades y dominar las tendencias
desordenadas. En definitiva todos nacemos con un desorden en el
entendimiento, en la voluntad y en las pasiones que sin ser pecado,
procede del pecado y al pecado inclina. Nos recuerda la Escritura: “Militia
est vita hominis super terra…” La vida del hombre es una batalla contínua
contra un enemigo que se encuentra dentro de los propios muros de la
ciudadela.
El hombre en la —actual economía reparada— no logra alcanzar
su fin de un modo fácil, espontáneo y lineal, por fuerza y necesidad si
quiere conquistar la felicidad —tributando la gloria debida a Dios—
ha de estar vigilante y combatiendo contra el hombre viejo— cargado
300 DECANOMÍA
LA CASTIDAD,
UNA AFIRMACIÓN GOZOSA
LA ENVIDIA
La envidia es otro de los viejos y graves pecados capitales. El maestro
y animador es siempre el mismo —el viejo satán—
Dirige, sujeta y manipula todo desde el principio, instiga a los ángeles
para que tengan envidia de Dios —sereis como dioses—, instiga a Adan
y a Eva para que tengan envidia de Dios, instiga a Caín para que tenga
envidia de su hermano Abel.
Sigue dominando facilmente con su gran imperio y mentira sobre
cada hombre.
La envidia es el pecado capital más absurdo. Decía el Quijote a
Sancho: “Oye, Sancho, de todos los pecados capitales siempre se saca algún
gusto, provecho o beneficio, pero de la envidia…?”
Envidia es el disgusto que sentimos —nos enferma— en nosotros
mismos cuando el prójimo —vecino— posee riquezas y bienes
espirituales y temporales que ofenden nuestro maltrecho amor propio.
Las causas y raices de la envidia son la soberbia, el querer ser superior
y estar por encima de los demás. Nos hace mucho daño que los demás
estén sobre nosotros.
La sensualidad y la avaricia también son causas de la envidia, el apego
que tienen a las cosas terrenas, no pueden soportar o sufrir que los otros
gocen de los placeres o riquezas que queremos para nosotros. Nunca se
contenta cada uno con lo suyo.
Los envidiosos tienen el comportamiento de aquel pajaro Nimbo de
la INDIA que por envidia, cuando sus colegas con sol y buen tiempo
306 DECANOMÍA
¿QUIÉN ES DIOS?
Evidentemente que ésta es una pregunta que suena a catecismo,
pero para pataleo de muchos el saber y conocer un poco de la naturaleza
de Dios y sus perfecciones desde nuestro atrevimiento, pobreza,
ignorancia, flaqueza e imperfección también es ciencia, filosofía,
teología, matemáticas, zoología y hasta se me antoja botánica.
Es bueno, justo y sano hacerse de vez en cuando esta pregunta
¿quién es Dios, cómo está Dios?
Para qué trabajen todas las ciencias sobre la naturaleza de Dios ahí
está la respuesta: “Yo soy el que soy, Dios es el que es, el que no puede
faltar…”
Ahora si que echo mano del catecismo para recordar, conocer y saber
sobre las perfecciones de Dios.
Dios es un ser simplicísimo, no está compuesto de parte alguna, es
sin mezcla y ni composición.
Es espíritu, sin cuerpo, sin figura, sin color. Es todo y no tiene nada
de lo que entretiene y divierte a nuestros sentidos.
Es eterno, es la vida, no tiene principio ni fin, simplemente es, ha
sido y será siempre, no puede faltar. No se entretiene con el tiempo ni
le afecta el cambio de hora.
Es inmenso, lo ocupa todo, lo invade todo, está en todas partes.
Todo tiene detrás de sí algo divino.
310 DECANOMÍA
TIEMPO DE PRUEBA
También es obvio que la corta vida del hombre sobre la tierra suena a
una “prueba”. Una prueba para algo. Dios actúa como el padre y la madre
que dejan deliberadamente a su hijo solo durante algún tiempo para ver
como se porta.
Todos los hombres por ser –libres y mayores de edad— tenemos
que demostrar con nuestra conducta donde y como queremos pasar la
eternidad. La prueba de nuestra vida va terminar de una forma súbita e
inesperada, porque los hombres y las mujeres en este periodo de prueba
se cansan y se echan a dormir, así nos lo cuenta la parábola e comparación
de las vírgenes, tanto las prudentes como las necias se quedan dormidas.
Será un final repentino como la llegada del ladrón en la noche.
La prueba consiste esencialmente —hoy y ahora— en mantener
encendidas las lámparas, cuidar la llama, estar pendientes del aceite,
vigilar la mecha para cuando llegue la hora. Luego será demasiado tarde
y la puerta se cerrará.
La prueba dura lo que dura nuestra vida, unos años, unas semanas,
unos dias. El árbol quedará así como caiga. Dios siempre nos da las gra-
cias y ayudas suficientes para salir de la prueba con un avance positivo,
nos da un plazo para el arrepentimiento y para la corrección, es inútil
quejarnos de que nos haya dado más. Las vírgenes necias creían que sus
lámparas estaban en tan buena situación como sus vecinas.
Nos cuenta la parábola del rico incesante que un hombre ha
tenido un buen año en su comercio, negocio o cosecha y descansando
312 DECANOMÍA
UNO Y TRINO
Naturalmente que éste exótico y sugestivo titular suena al misterio
de la esencia de Dios: Uno y Trino-Santísima Trinidad.
Por supuesto que no tiene nada de rompecabezas, ni de contradición
ni de trabalenguas. Al contrario es algo muy íntimo a cada hombre,
vital y cercano.
Obviamente es un gran misterio incomprensible, pero es necesario
conocerlo así, creerlo así y vivirlo de cerca así. Estamos ante la grandeza
e inmensidad de Dios.
Hay muchas cosas en éste mundo que conocemos pero que no
comprendemos, no es culpa de las cosas, es así de limitadísima nuestra
humana naturaleza.
La sana filosofía y la ciencia nos hablan claramente y hasta allí
podemos saber y conocer de la “naturaleza o ser o esencia de las cosas”
y por otro lado nos “hablan de la persona”.
En el misterio de la Santísima Trinidad nunca decimos “una y tres”
en el mismo sentido o en los mismos términos. Sería un absurdo y
contradicción.
Afirmamos y creemos en un solo Dios — una sola naturaleza, una
sola esencia, un solo ser— lo que es Dios en sí mismo.
Afirmamos y creemos que esa naturaleza o ser Dios posee o subsiste
en “tres personas o hipóstasis”. Padre, Hijo y Espíritu Santo. Estas tres
personas distintas no son más que un solo Dios.
314 DECANOMÍA
En este mundo que conocemos cada ser o cada cosa tiene su propia
naturaleza o ser que le hace ser lo que es y no otra cosa. Asi la planta, el
mar, la piedra, el caballo o el hombre, todos estos seres tienen su propia
naturaleza —esencia-ser— y solo el hombre es, posee o tiene una
persona. Pero la una, rica y divina naturaleza de Dios subsiste o tiene tres
personas iguales en antigüedad, majestad y perfección y distintas
porque el Padre no es el Hijo y el Padre y el Hijo no son el Espíritu
Santo.
Ninguna de las tres personas es anterior o posterior. Las tres son
eternas. El Padre no puede existir un solo instante sin engendrar a
su Hijo.
La luz es producida por el sol, no obstante el sol es el principio de la
luz; la luz es tan antigua como el sol es el principio de luz; la luz es
tan antigua como el sol porque el sol no puede existir un solo instante
sin brillar.
Grande e inefable misterio de Dios que envuelve, penetra e invade
la vida del hombre hasta lo más profundo e íntimo de su ser.
El amor de Dios se ha infundido en nuestros corazones por el
Espíritu Santo para que vivamos como hijos de Dios queridos por
Dios Padre.
MANUEL LATORRE DE LAFUENTE 315
VIDA MATRIMONIAL
Se habla mucho hoy de las rupturas y fracasos matrimoniales y
mientras tanto se están sufriendo desgraciadamente en la sociedad las
penosas consecuencias. Sin embargo se habla poco o nada del amor y
de la comprensión que desempeñan un papel tan importante en la vida
matrimonial.
Dentro y fuera del matrimonio es peligroso y gravísimo el orgullo y la
soberbia, el remedio siempre es la humildad y reconocer los errores que
surjan en ambas partes. Las dificultades conyugales son menos graves de lo
que parecen y pueden superarse con un poco de buena voluntad. Muchos
matrimonios después de los primeros años de casados felices, ahora son
unos desgraciados viviendo en discordia, exasperados y furiosos.
Ahora que aparecen los defectos en el hombre y en la mujer es
necesario “domesticarlos” y convivir con ellos comprendiendo y
luchando. Las moscas no se cazan con vinagre. No podemos estar
siempre fijando la atención en los defectos y echándolos en cara, hay
que ver las buenas cualidades que se veían en el noviazgo.
Los dos tienen defectos, pasiones y errores ¿Quién no los tiene…?
¡Cuantos matrimonios tienen los mismos defectos que ellos y aún más y
sin embargo viven felices y en paz!. Tienen que adaptarse el uno al otro en
un esfuerzo contínuo remando en la misma dirección, si cada uno rema en
sentido contrario, la barca no navega, se desconyunta y se hunde. Quién
no esté dispuesto a adaptarse al otro es mejor que no se case. Puestos a no
ayudarse el uno al otro y en un contínuo choque de opiniones, deseos,
planes y gustos el matrimonio se convierte en un infierno. Cualquier
316 DECANOMÍA
AVARICIA
La avaricia es otro de los pecados capitales que siempre está vivo
y vibrante en nuestra sociedad, es como una endémica plaga. Es el
amor desordenado a los bienes temporales hasta llegar a la esclavitud y
adoración. Es poner el corazón en las cosas, es apegamiento, esclavitud,
servidumbre y dependencia de lo terreno.
El amor ordenado para la categoría del hombre es —el amor de
Dios— el amor al Dios de las cosas y no el amor a las cosas de Dios.
Avaricia es amar desordenadamente las cosas y los regalos de Dios.
Dice el adagio: “Semper avarus eget…” El avaro siempre es pobre. Es
una señal y síntoma de la avaricia el gozo y el regocijo inmoderado por
la posesión de los bienes terrenos.
Nos recuerda la filosofía popular que las cosas son para el hombre y
no el hombre para las cosas.
Cuando el hombre ama apasionadamente los bienes de la tierra
se convierte en avariento y “homo terrenus” pero si busca los bienes
espirituales y de arriba —sursum— se hace un “homo sanctus et
spiritalis”.
El “homo terrenus” por ser mentira y falso hace daño y es peligroso.
El “homo spiritalis” es verdad y más útil.
Es también una señal de avaricia cuando nos afligimos con exceso al
perderlos y tenemos que ser privados de ellos, cuando se procuran o se
conservan por caminos y medios injustos y opuestos a la ley de Dios.
320 DECANOMÍA
DIVORCIO
El divorcio es un mal. Cristo lo prohibe y la Iglesia no puede
aceptarlo. Esta es la doctrina clara y de siempre sobre el divorcio.
Los divorcios no solucionan nada, traen graves perjuicios a la sociedad
y siempre empeoran la situación. El divorcio hace más daño que bien, es
una solución que hace mas daño que el mal que remedia. Debemos tener
cuidado con las pretendidas medicinas que para curar un pequeño mal
nos causan otro cáncer peor. Nos recuerda la sana filosofía que un error no
justifica otro error.
El caer en la tentación de pensar en la posibilidad del divorcio ya
empieza a hacer daño y causa malestar dentro de la familia. Es deportivo,
elegante y santo el saber soportar unos los defectos de los otros sobre
todo entre esposa y esposo y entre padres e hijos. No por cambiar de
pareja o de convivencia desaparecen milagrosamente los defectos, sino
que persisten y aumentan inherentes a la condición humana. No hay
persona conocida o desconocida sin defectos, si esa es la causa del malestar
se volverá uno a divorciar de nuevo. En algunas naciones alguna pareja
tiene en su haber el negro y macabro “récord” de diez o doce divorcios.
Es verdad que el divorcio engendra divorcio.
Una aventura amorosa, de momento, puede parecer maravillosa,
pero a la larga caerá en las mismas dificultades y problemas que se
encuentran en cualquier matrimonio estable. Generalmente siempre
terminan de mala manera. Nos recuerda la filosofía y la sicología que el
amor fiel de una pareja estable es causa y fuente de un placer mucho más
322 DECANOMÍA
profundo que lo que puede dar de sí una aventura amorosa. Los hijos,
terribles víctimas del divorcio son huérfanos de padres vivos.
Los matrimonios —fortalecidos por la gracia sacramental— deben
esta atentos y ser fuertes ante el ataque de esta tormenta escandalosa de
divorcios y matrimonios fracasados. Salvar el matrimonio ante el menor
disgusto para no caer en un divorcio irreparable con cónyuges inocentes,
separados, tristes, solos y con hijos abandonados. Hay que saber resistir
esta salvaje oleada que intenta destruir los pocos matrimonios que se
mantienen fieles y luchan contra corriente y que se quieren oponer a la
perversa y diabólica moda de la cultura del erotismo y de la perdición.
La Iglesia quiere ayudar a salvar los matrimonios poniendo toda clase
de dificultades a los que solicitan los divorcios. El matrimonio estable es un
bien y una paz para la sociedad. Confiesa un esposo —después de superar
otra crisis matrimonial—: “doy gracias a la Iglesia por haberme ayudado a
superarme, ahora quiero muchísimo a mi mujer y soy feliz con ella, si me
hubiera divorciado se la había llevado otro y yo la habría perdido”.
El matrimonio indisoluble es obra de Dios y por lo tanto —en buena
lógica— es absurdo que el hombre pueda inventar algo mejor. Cuando
nace y existe el amor se busca la pareja estable y exclusiva. Nadie pone
plazo a su amor. El amor quiere serlo siempre. El que piensa poner
término a su amor es que no ama. Las uniones provisionales y cambiantes
son propias de caprichos sentimentales o sexuales nunca del amor que
desea ser eterno y para siempre.
MANUEL LATORRE DE LAFUENTE 323
HOMBRE Y MUJER
Los seres más perfectos, más bellos y más verdad de la tierra son el
hombre y la mujer.
El hombre y la mujer son la cumbre y la cima de la creación, están
encima de la cúspide de la pirámide en la jerarquía de las creaturas. En
el largo recorrido de la historia del mundo muchas veces se ha puesto la
pirámide patas arriba. Ahí está la esclavitud, el menosprecio y minusva-
loración de la mujer, la filosofía del machismo y del feminismo.
Dios creó al hombre y a la mujer… a imagen de Dios los creó
(Gen. 1,27). El hombre y la mujer ocupan un lugar único en la creación.
Dios creó todo para el hombre y la mujer.
El viejo binomio: hombre y mujer ha sido inventado, crado y
querido por Dios. Entre uno y otro hay una perfecta igualdad en la
dignidad, en los derechos y en los deberes; la única pequeña y gran
diferencia está en la esencia “ser hombre” o “ser mujer”.
Ambos y juntos son una obra maestra que indica y refleja la sabiduría
y la bondad de Dios. Dios no quiso crear al hombre solo o a la mujer,
sino que los creó hombre y mujer, el uno para el otro, es una unidad de
dos. Cuando el hombre vió a la mujer gritó: Esta es hueso de mis huesos,
es decir, es otro yo de la misma naturaleza y humanidad. Ninguno de los
animales era “una ayuda adecuada” para el hombre o para la mujer. No
se puede concebir al “uno sin el otro”. Dios no los ha hecho a “medias” o
“incompletos” sino que son así esencialmente.
324 DECANOMÍA
MATRIMONIO
Dios inventó el matrimonio para garantizar la continuidad y
procreación del género humano. Pero todo tiene su “réplica” y los
hombres de lo que era un bien programado y organizado, lo han
trocado en un caos y en un foco de desavenencias. Lo que era un
nido de generosidad, entrega y alegría se convirtió en una cuna de
egoismo, de dispersión y de tristeza.
El vinculo matrimonial entre el hombre y la mujer creaba en tono
a si: hijos, familiares, amigos, un hogar de amor, de lucha y de bienestar,
ahora con las rupturas llega el desastre, la ruina, la desazón y la tristeza
produciendo la diáspora y fuga en los cónyuges, hijos, familiares
y amigos.
El divorcio y las separaciones jamás podrán ser causa de algo bueno
en ningún orden ni para nadie, siempre crean y dejan necesariamente
víctimas.
Los cónyuges son libres para contraer matrimonio, pero no son libres
para romper el vínculo matrimonial. A nadie debe extrañar que nuestra
libertad esté así protegida, ya que no es omnímoda ni omnipotente.
En el matrimonio el cuidado, el esfuerzo y el empeño por guardar
fidelidad y custodiar el vínculo dentro del amor debe ser una norma de
siempre y para siempre.
El amor debe crear un lazo sincero, fuerte y permanente, pero a veces
los matrimonios son coincidencias de dos egoismos. Solo el gozo sexual
328 DECANOMÍA
LA GRAN PROMESA
La más grande de las promesas no puede ser otra que el “Cielo”.
Dios ha inventado todas las cosas tan variadas para nuestro servicio y
nuestro uso, pero tenemos que usarlas como —medios e instrumentos—
que no nos estorben para llegar al Cielo. Los bienes y las cosas no son
fines. Por eso siempre rezamos y pedimos que el uso de los bienes
terrenos no nos impidan conseguir los bienes celestiales. Hay que
estar atentos y saber usarlos.
El Cielo está ahí prometido, pero antes conviene sufrir un poco o
un mucho.
El Cielo hay que merecerlo y ganarlo. Antes del premio siempre
está la prueba.
Al Cielo siempre se llega por el camino de la cruz. Del Cielo es más
fácil enumerar los males y daños de que habremos de carecer, que los
bienes y placeres que hemos de gozar. Por eso el Cielo también nos
viene grande. Empieza a soñar y quedarás corto.
“Regnum coelorum vim patitur…” El reino de los Cielos ofrece
resistencia, no es para los cobardes sino para los valientes.
La alegría, el amor y el gozo del Cielo serán más grandes que los
habios en cualesquiera circunstancias de la tierra y más. En el Cielo habrá
más sabores que gustos en el mundo entero.
El buen ladrón ha robado el Cielo, todos los demás tenemos que
ganarlo día a día con nuestras buenas obras y méritos.
332 DECANOMÍA
todo el amor, con toda la belleza, con toda la grandeza, con toda la
ciencia.
Cada uno tiene que hacer y resolver el gran negocio: saber perder
cara a la tierra para ganar cara al Cielo. Esta si que es ganancia.
Mientras los hombres dicen y juran para “siempre” en sus cosas
temporales, solo es verdad, con una verdad total, el para “siempre” del
Cielo y de la eternidad.
Es bueno para el hombre, de vez en cuando, meditar, pensar, soñar y
sentir sabores de miel, dulzuras del Cielo, y poner los ojos en la
eternidad ¡que sí es para siempre!
Si esto no fuera así la vida sería una broma cruel.
Por otra parte no hay conquista de tesoro fácil.
Hay una ambición que siempre es poca y nunca es mala: la
ambición y ganas de Cielo.
Si todos corren hacia algo, nosotros — en el gran marathon de la
vida— tenemos que correr más que nadie hacia la meta: vida eterna,
Cielo.
Quizás esta lucha por el tesoro la entiendan pocos, pero también es
verdad que la felicidad del Cielo es solo para los que saben ser felices en
la tierra.
MANUEL LATORRE DE LAFUENTE 335
EL HOMBRE
¿Qué es el hombre?
Hay muchas teorías y definiciones sobre el hombre –variopintas y
pintorescas. Las ha habido siempre y las habrá.
Recordemos a algunos filósofos y pensadores, como resumen,
capitulación y prototipo, que engloban y significan los más salientes e
importantes en la historia.
Para Kierkegard el hombre es formalmente angustia, una existencia
entre el ser y la nada. Para Heidegger el hombre es un “sein zum
Tode” … un ser para la muerte, un ser que viene de la nada y camina
irremisiblemente hacia la nada, origen y meta de la existencia humana.
Para Sartre el hombre es una pasión inútil. Para Albert Camus el
hombre es un continuo absurdo, algo irracional y carente de sentido.
Todas estas teorías y ensayos de visión miope, asfixiante, angustiosa,
periférica e inmanente de los existencialistas contrasta con la
diagnosis que Cristo hace sobre el hombre —imagen e hijo de Dios— que
debe servir a Dios ene este mundo y luego ser feliz para toda la eternidad,
resultando así la concepción cristiana sobre el hombre, más rica,
alegre, abierta, esperanzada, transcendente y sustancial.
Todos los planteamientos e interrogantes filosóficos sobre el hombre
y el mundo encuentran respuestas infructuosas, obscuras y rebajadas y
poco dignas cuando se quiere enfocar al hombre fuera del marco divino
y desplumado de lo transcendente.
336 DECANOMÍA
SIGLOS DE LA INCREDULIDAD
Después del concilio de Trento además de los buenos frutos empiezan
a surgir nuevos brotes de esceptecismo, gnosticismo, filosofismo y
liberalismo como réplica a renovación y reforma en la fe católica.
En Francia aparecen los libertinos que defendían a ultranza
el libertinaje e independencia total en materia de religión y
revindicaban el derecho a la incredulidad. Sus corifeos, el filósofo
epicúreo Gassendi, discípulo de Moliere, Bernier y Bayle autor del
“Diccionario histótico crítico” donde recogía todas las objecciones
contra la religión y contra la Iglesia. Estos libre-pensadores buscaban
todas las armas en la ciencia, en el dogma, y en la historia para
atacar a la Iglesia.
Todos estos y otros se aunaron para publicar la “Enciclopedia” en el
año 1751. Montesquieu, Voltaire, Rousseau, Concillac, Diderot éste
dirigió la obra y se declaró abiertamente ateo y sostenía que Dios no
existe. D’Alembert autor del prólogo en donde se burla de la edad
media cristiana.
El objetivo de esta obra era sustituir el culto tradicional cristiano por
el culto y la devoción a la diosa razón y al materialismo.
Voltaire ridiculiza al clero y los creyentes, atacaba todos los dogmas,
la Biblia y los evangelios.
La lista sigue con Juan Jacobo Rousseau otro acérrimo demoledor
de todas las bellezas, instituciones y doctrinas cristianas.
En Alemania también proliferaron los librepensadores como
338 DECANOMÍA
DIOS Y CULTURA
La historia y la cultura de los diversos paises, regiones, naciones y
continentes a través de los siglos son como una respuesta variopinta y
policromada para intentar dar sentido a la existencia humana y personal.
Cultura también es la actitud que el hombre asume ante el “eterno
misterio de Dios”.
Cuando la cultura se nubla y se aleja del “misterio de Dios” también
se eclipsa el sentido de Dios y el sentido del hombre lo que sucede
en nuestro mundo contemporáneo. Al perder el sentido de Dios, se
pierde necesariamente el verdadero sentido del hombre, de su dignidad
y de su vida.
Como consecuencia de este eclipse aparecen hoy falsas soluciones
poco duraderas, doctrinas y filosofías con el materialismo, el hedonismo,
el relativismo que al final dañan al hombre. Se manifiesta aquí la
perenne validez de lo que escribió el Apóstol: “Como no tuvieron a bien
guardar el verdadero conocimiento de Dios, Dios los entregó a su mente
insensata para que hicieran lo que no conviene. (Rom. 1,28)”.
Para esta filosofía lo único que cuenta es el bienestar material —la
calidad de vida que nos empuja y aprieta contra la eficiencia económica,
el consumismo desordenado, la belleza y el goce de la vida física,
olvidando las dimensiones mas profundas —espirituales y religiosas—
de la existencia.
340 DECANOMÍA
SENTIDO DE LA EXISTENCIA
Todo hombre en estado de sensatez y desde su poquedad sabe que
a Dios no se le puede corregir la plana ni el programa. Dios siempre
sabe y no nos queda más, en nuestra condición de criaturas, que mirar
y preguntar al Otro, al Creador.
Dios vió la “creación buena” y fuente de alegría para todas las
criaturas y en sumo grado lo es para el hombre. Dios Creador puede
decir a toda la creación: “Es bueno que tú existas”. La bondad de la
creación —la Buena Noticia, el Evangelio— es más grande que todo lo
que en el mundo hay de mal. El mal no es fundamental ni definitivo.
Todas las ofertas, filosofías, doctrinas e ideologías son utopías y
torres de Babel que se van cayendo y quedando por el camino. El
mundo empieza a estar cansado de tantas y falsas ideologías y ofertas
que si no provienen de Dios al final hacen daño al hombre y nos llevan
a la degradación y a la cultura de la muerte.
Por eso se barrunta y atisba que empieza a brillar la verdad —Veritatis
Splendor— que está rasgando las tinieblas de la existencia humana.
El hombre moderno tristemente piensa, vive y trabaja como si Dios
no existiese. Este es el único y verdadero mal —causa y raiz de todos
los otros males—. El hombre —criatura— no puede ser auténtico sino
acepta a Dios como Creador; el hombre no es grande sino en la medida
que su vida sea una respuesta al amor de Dios y se pone al servicio
de sus hermanos.
342 DECANOMÍA
NUEVA VIDA
Todos los hombres tienen la posibilidad —si quieren— de vivir una
nueva vida paralela —mal dicho paralela— a la vida natural, terrena y
somática que es la vida sobre-natural, divina y eterna.
Así como a la vida física la anima la sangre, las venas, las arterias, los
leucocitos y eritrocitos, los huesos, la piel, etc. a la vida sobre-natural
la sostiene la fe, la gracia, los Sacramentos, los mandamientos y jamás
perjudica o destruye la vida humana sino que la potencia, la capacita y
la ayuda porque es superior, es sobre-humana, es sobre-natural, es mas
que la vida natural.
San Pablo habla de esta nueva vida calificándola de “neofitismo” es
decir, es una nueva planta, un nuevo brote, una nueva existencia, un
nuevo ser, un nuevo retoño, otro nacimiento por el Bautismo.
La vida natural y somática tiene un desgaste y un final inevitable: la
muerte. La vida sobre-natural crece y se desarrolla y es vida para siempre,
es eterna.
Cristo es el dueño de la vida del hombre y nos descubre “la grandeza
y el sentido de la vida”. El hombre es la única creatura de la tierra que
Dios ha amado por si misma y la ha destinado a la felicidad eterna. La
verdad y el bien son los únicos objetivos que aquietan el entendimiento
y la voluntad del hombre.
La nueva vida empuja al hombre a vivir de acuerdo con su “grandeza,
vocación y destino” que es conseguir dentro de la “libertad” la meta y el
logro de la verdad y del bien.
344 DECANOMÍA
Esta nueva vida nunca será fácil de vivir porque la naturaleza está
herida y por lo tanto sujeta al error e inclinada hacia el mal. Nuestra
libertad herida hay que curarla, cuidarla y educarla, porque Dios nos
quiere llenos de verdad y de bien, nos quiere santos pero también felices.
La felicidad en la tierra siempre es agridulce.
Cristo que es el Señor de la historia y del cosmos es para el hombre
“el camino, la verdad y la vida “nueva”. Ya lo decía la leyenda de aquella
biblioteca: Si conoces a Cristo lo sabes todo; si ignoras a Cristo, no
sabes nada…”
También la madre Teresa de Calcuta nos ha legado que “Cristo es el
Amor que ama, es el camino para ser andado, la luz para ser encendida,
la vida para ser vivida, el amor digno de ser amado”.
MANUEL LATORRE DE LAFUENTE 345
CAMINO FINAL
Una vez resucitados todos lo hombres haremos juntos y mezclados
el último camino hacia el lugar del juicio y tribunal de Dios.
El criterio para el juicio no será la riqueza, ni la pobreza, ni la ciencia,
ni la ignorancia, ni el linaje noble o humilde. La cruz será la medida para
pensar nuestras vidas buenas o malas.
Todos mezclados niños y niñas, jóvenes puros de cuerpo y alma
y los corrompidos, la virgen inocente y la joven perdida, la madre
sacrificada y la callejera, el esposo fiel y el traidor, el industrial honrado
y el desaprensivo, el cumplidor y el que no tenía conciencia, el gobernante
recto y el sobornado, el sacerdote ejemplar y el escandaloso, el religioso
observante y el despreocupado, el Obispo bueno y el que no lo era. Todos
mezclados y difíciles de distinguir. Pero ahora llega el momento de la
noche para el rebaño y las ovejas a un redil y las cabras a otro.
¿Tú quién eres? Yo fuí el nuevo rico del pueblo y de la ciudad, he
abierto todas las puertas con el dinero en la tierra. El dinero puede abrir
todas las puertas pero no las del Cielo, pasa a la izquierda.
Yo también fui rico pero me sentía y sabía administrador de los
bienes regalados por Dios. Generoso y agradecido. Los bienes y los
dineros están al servicio del hombre y no al revés. No me dominaron y
me sirvieron para servir a Dios y a los demás, pasa a la derecha.
Yo fuí un gran sabio, el primer profesor de la gran universidad. Escribí
muchos libros. Bien todo, pero te faltó la ciencia de la fe, de la santidad
y del amor, pasa a la izquierda.
346 DECANOMÍA
EXÁMEN FINAL
Todos los hombres que hemos tenido la suerte de nacer y pasar
por este planeta tierra durante algún tiempo tenemos la obligación de
rendir necesariamente un exámen y juicio final.
Alguno se extrañará de estos tonos escatológicos y temas de las
últimas cartas del autor, no hay morbo de ningún tipo ni fisiológico ni
síquico gracias a Dios. La única explicación es el latir y sincronizar un
poco con los tiempos litúrgicos que nos recuerdan al finalizar cada año
y con motivo del tiempo fuerte del Adviento estas verdades eternas.
El mundo resulta ser como un campo de sementera donde hay
recolección, espigas y frutos.
Las buenas obras como el trigo hay que almacenarlas en el Cielo
y las malas obras como la cizaña y mala hierba hay que quemarlas.
Este juicio final es necesario y conveniente.
La vida temporal de cada hombre en la tierra es como un prólogo, un
preludio, un iceberg a la que le queda todavía mucho por ver e infinitas
páginas. Dios es paciente y no tiene prisa ya tendrá tiempo de separar
el trigo de la cizaña. Aquí y ahora no castiga a los malos ni premia a los
buenos. No quiere hacer exámenes parciales lo deja todo para el exámen
final.
El mínimo honor de Jesucristo —hijo de Dios— exige el juicio final,
pues el mundo verá que no era una blasfemia el afirmar que era —hijo
de Dios— para ser juzgado, azotado, coronado de espinas y clavado
en una cruz.
348 DECANOMÍA
Introducción................................................................................. 5
Decanomía I
Alfa y Omega................................................................................ 9
Azar y Casualidad.......................................................................... 11
Bondad y Malicia.......................................................................... 13
Crisis actual................................................................................... 15
Decanomía.................................................................................... 17
Deseo de Dios............................................................................... 19
De Vera Religione......................................................................... 21
De Utilitate Credendi.................................................................... 23
Dios habla..................................................................................... 25
Dios y el Hombre.......................................................................... 27
Dios sabe más................................................................................ 29
Dios Salvador................................................................................ 31
Ein Neues Leben........................................................................... 33
El Código de la Felicidad............................................................... 35
El hombre y la Ley de Dios............................................................ 37
Grandeza y Dignidad del Hombre................................................. 39
Hombres ¿Quiénes somos?............................................................ 41
Homo........................................................................................... 43
Homo in via.................................................................................. 45
Homo Religiosus........................................................................... 47
Ley Eterna..................................................................................... 49
Ley Mosénica................................................................................ 51
Mas allá de la ley........................................................................... 53
Nomología.................................................................................... 55
Nuevo Pueblo............................................................................... 57
Nova et Vetera............................................................................... 59
Plan de Salvación I........................................................................ 61
Plan de Salvación II....................................................................... 63
Plan de los Hombres..................................................................... 65
PÁG.
¿Quién se salva?............................................................................. 67
Racionalismo Moderno................................................................. 69
Salvación, Amor y Paz................................................................... 71
Salvación Eterna............................................................................ 73
Vida Cristiana............................................................................... 75
Vida Eterna................................................................................... 77
Voluntas Dei................................................................................. 79
Decanomía II
Antinomia..................................................................................... 83
Concilio Vaticano II...................................................................... 85
Deo Omnis Gloria........................................................................ 87
Dios está cerca............................................................................... 89
Doctrina y Vida (I)........................................................................ 91
Doctrina y Vida (II)...................................................................... 93
Doxología..................................................................................... 95
Eucaristía...................................................................................... 97
Gloria Dei..................................................................................... 99
Gott Ist Mit Uns........................................................................... 101
Himmel - Reich............................................................................ 103
Iceberg.......................................................................................... 105
La Creación................................................................................... 107
La Virtud de la Religión................................................................ 109
Monoteísmo................................................................................. 111
Onomástica (II)............................................................................ 113
Onomástica de Jesús...................................................................... 115
¿Quién es Dios?............................................................................. 117
Santo, Santo, Santo....................................................................... 119
Splendor Gloriae........................................................................... 121
Resurrección (I)............................................................................. 123
Resurrección (II)........................................................................... 125
Decanomía III
Alegría y Felicidad......................................................................... 129
Alta dignidad................................................................................ 131
Cristo, los Apóstoles y la Iglesia..................................................... 133
Dies Domini................................................................................. 135
PÁG.
Decanomía VI
Clubs de Virginidad...................................................................... 211
El Matrimonio, ni más ni menos................................................... 213
Fiesta Nupcial............................................................................... 217
Hedonismo................................................................................... 219
Hombre y Mujer........................................................................... 221
Humanismo.................................................................................. 223
Maridos y Mujeres......................................................................... 225
Matrimonio.................................................................................. 227
Matrimonio civil........................................................................... 229
Moral y Sociedad........................................................................... 231
Perfiles sobre el Noviazgo............................................................... 233
Pornocracia................................................................................... 235
Perfiles sobre el Matrimonio.......................................................... 237
Vientre, sexo y dinero.................................................................... 239
Decanomía VII
Cuestión Social............................................................................. 243
Dos Caminos................................................................................ 245
El Hombre y las Cosas................................................................... 247
El Mundo del Trabajo.................................................................... 249
El Robo......................................................................................... 251
El Valor Divino del Trabajo........................................................... 253
Evangelio del Trabajo.................................................................... 255
Materialismo................................................................................. 257
Paz y Alegría.................................................................................. 259
Pobreza y Riqueza......................................................................... 261
Propiedad Privada......................................................................... 263
Querer la Libertad......................................................................... 265
Realidad del Trabajo...................................................................... 267
Salario justo.................................................................................. 269
Santificar el Trabajo....................................................................... 271
Sociedad........................................................................................ 273
Triple dimensión del Trabajo......................................................... 275
Decanomía VIII
Apuntes sobre la Verdad................................................................ 279
PÁG.
Jesucristo, Verdad.......................................................................... 281
La Verdad os hará libres................................................................. 283
Progreso o Retroceso …?............................................................... 285
Sagen Die Wahrheit ….................................................................. 287
Verdad, Bondad y Belleza.............................................................. 289
Verdad y Amor.............................................................................. 291
Veritatis Splendor.......................................................................... 293
Decanomía IX
Erotismo....................................................................................... 297
Fomes Peccati................................................................................ 299
Grandeza del Sacramento del Matrimonio..................................... 301
La Castidad, una afirmación gozosa............................................... 303
La Envidia..................................................................................... 305
Perfiles sobre el Hombre................................................................ 307
¿Quién es Dios?............................................................................. 309
Tiempo de prueba......................................................................... 311
Uno y Trino.................................................................................. 313
Vida Matrimonial......................................................................... 315
Decanomía X
Avaricia......................................................................................... 319
Divorcio........................................................................................ 321
Hombre y Mujer........................................................................... 323
La Vida del Hombre...................................................................... 325
Matrimonio.................................................................................. 327
Preludio del Matrimonio............................................................... 329
La Gran Promesa........................................................................... 331
Conquista del Tesoro..................................................................... 333
El Hombre.................................................................................... 335
Siglos de la Incredulidad................................................................ 337
Dios y Cultura.............................................................................. 339
Sentido de la Existencia................................................................. 341
Nueva Vida................................................................................... 343
Camino Final................................................................................ 345
Exámen Final................................................................................ 347