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En 1900 entre las islas de Creta y Anticitera se rescató de

entre los restos del naufragio de un barco de carga del 65


A.C. un trozo de roca con una rueda dentada dentro. En un
principio se pensó que era una de los primeros relojes
mecanizados de la
historia sin embargo se trataba de un
hallazgo mucho más importante,
pues se trataba de lejos del objeto
más sofisticado encontrado nunca
desde la antigüedad hasta la Edad
Media, que incorporaría avances
tecnológicos de los que no se
volvería a saber hasta el siglo XVI.

Durante los 50 años posteriores a su rescate la
teoría más aceptada era la de que se trataba de un
mero astrolabio.
Ya que los científicos eran reacios a
creer que los antiguos griegos fueran
capaces de construir un mecanismo
de engranajes tan preciso.

La Antigua Grecia tenía tradición de grandes


inventores como Arquímedes, al cual se le atribuye la
construcción de un planetario algo similar a este que
sería capaz de predecir la posición de la Luna, el Sol y
la de los cinco planetas conocidos por los griegos, en
la obra "De Re Pública" de Cicerón se hace referencia
al planetario.

Otro gran inventor griego fue Herón de Alejandría
que construyó la primera máquina de vapor,
conocida como eolípila y que era una especie de
tetera con con dos boquillas que la hacían rotar.

La serie de inventores e inventos es mucho más larga.


Sin embargo los eruditos han dado poca credibilidad a
algunas de estas referencias por carecer de restos
arqueológicos que las sustenten. Otros sin embargo
sostienen que la falta de restos arqueológicos es de lo
más normal. Pues estas máquinas con el tiempo se
hubieran acabado rompiendo y al ir desvaneciéndose
el know-how de su funcionamiento sería normal que no
hubiera nadie capaz de repararlas y hubieran sido
vendidas como chatarra o "recicladas" algo muy
habitual con el bronce.
Con el tiempo, después de la caída del Imperio
Romano el conocimiento tecnológico de los Griegos
habría desaparecido totalmente de Occidente. Pero se
cree que este conocimiento habría pasado al mundo
islámico, donde hay constancia que sus astrónomos
construyeron instrumentos astronómicos complejos
durante la Edad Media

El Mecanismo de Anticitera, por el contrario, habría


llegado hasta nuestros días gracias al infortunio de un
naufragio y sería el instrumento científico más
antiguo conservado. En la actualidad es considerado
el primer ordenador mecánico de la historia.
historia Se
supone que fue construido entre el 150 y el 100
A.C. en Grecia y que su creador podría ser el
astrónomo Hiparco ya que el mecanismo emplea su
teoría sobre el movimiento de la Luna. El barco que lo
transportaba sería un barco de carga romano o griego
de camino a Roma y el mecanismo podría formar parte
junto con las estatuas y demás objetos rescatados de
un botín saqueado de Rodas por los romanos.
El mecanismo consta de tres esferas principales,
una en la parte delantera y dos en la posterior.
La frontal mostraría el recorrido del sol a través del
zodiaco griego y el calendario egipcio en escalas
concéntricas. Las dos esferas en la parte posterior
mostrarían información sobre los ciclos lunares y
serían capaces de predecir eclipses solares y
lunares, según la reconstrucción llevada a cabo por
un equipo de investigación greco-británico en el 2006
que examinó los fragmentos encontrados con técnicas
de lomografía tri-dimensional.

Bastaba con introducir una fecha con una


manivela y el mecanismo calculaba la posición del Sol
y de la Luna, muy probablemente también indicara la
posición de los planetas pues se han encontrado en las
inscripciones referencias a Martes y Venus. Algunos
expertos creen que podría haber llegado a tener
indicadores para los otros tres planetas de manera
similar al planetario de Arquímedes.
El dispositivo tiene un nivel de miniaturización y
complejidad, que sólo es comparable al de los
relojes del siglo XVIII. En total tiene más de 30
engranajes, aunque algunos expertos sostienen que
podría haber tenido más de 70. Una de las
innovaciones que incluiría sería la de los engranajes
diferenciales,
diferenciales lo cual sorprendió a los estudiosos, ya
que los primeros casos conocidos hasta entonces eran
del siglo XVI. Muestra de la complejidad de este
artilugio era que podía recrear, gracias a un ingenioso
mecanismo, la órbita irregular de la Luna, que hace
que unas veces se mueva en el cielo ligeramente más
rápida que otras.
El estudio realizado en el 2006 también permitió
doblar la cantidad de texto legible en el manual del
artilugio. Curiosamente el nombre "ISPANIA" aparecía
en estos textos, la cuál se convertiría en la referencia
más vieja a España que se conserva. Esta
inscripción figuraba al lado de Pharos (Alexandria) en
lo que podría ser una mención de los extremos del
mundo conocido hasta la fecha.
Aunque en la actualidad parece estar claro como
funciona aun quedan dudas sobre su utilidad. Algunos
creen que habría sido utilizado para la planificación de
la tareas agrarias o fechas de festivales religiosos
basados en la astronomía. Mientras otros creen que
también podría haber sido útil para la enseñanza, la
navegación o la astrología.
De acuerdo con los estudios iniciales llevados a cabo por el
historiador Derek J. de Solla Price (1922-1983), el dispositivo
era una computadora astronómica capaz de predecir las
posiciones del Sol y de la Luna en el zodíaco, aunque estudios
posteriores sugieren que el dispositivo era bastante más
"inteligente".
Empleando técnicas de tomografía lineal, Michael Wright,
especialista en ingeniería mecánica del Museo de Ciencia de
Londres, ha realizado un nuevo estudio del artefacto. Wright ha
encontrado pruebas de que el mecanismo de Anticitera
podía reproducir los movimientos del Sol y la Luna con
exactitud, empleando un modelo epicíclico ideado por
Hiparco, y de planetas como Mercurio y Venus, empleando
un modelo elíptico derivado de Apolonio de Perga.
No obstante, se sospecha que parte del mecanismo podría
haberse perdido, y que estos engranajes adicionales podrían
haber representado los movimientos de los otros tres planetas
conocidos en la época: Marte, Júpiter y Saturno. Es decir, que
habría predicho, con un grado más que respetable de certeza,
las posiciones de todos los cuerpos celestes conocidos en la
época.
El proyecto de investigación Antikythera, un equipo
internacional de científicos con miembros de la
Universidad de Cardiff (M. Edmunds, T. Freeth),
Universidad de Atenas (X. Moussas. I. Bitsakis) y la
Universidad de Tesalónica (J. S. Seiradakis), en
colaboración con el Museo Arqueológico de Atenas (E.
Magkou, M. Zafeiropoulou) y la Institución Cultural del
Banco de Grecia (A. Tselikas), usando técnicas
desarrolladas por HP (T. Malzbender) y X-tex (R.
Hudland) para el estudio del mecanismo de
Antikythera, desarrolló una fotografía 3D
basándose en tomografía computarizada de alta
resolución.
El resultado fue que se trata de una calculadora
astronómica que predice la posición del sol y la
luna en el cielo. El artefacto muestra las fases de
la luna en cada mes utilizando el modelo de
Hiparco. Tiene dos escalas en espiral que cubren el
ciclo Callippic (Cuatro ciclos Meton, 4 × 19 años) y el
ciclo de Exeligmos (3 ciclos Saros, 3 × 18 años),
prediciendo los eclipses de sol y luna. El mecanismo
es aún más sofisticado de lo que se creía, con un
inmenso nivel de ingenio en su diseño.

Gracias a las técnicas actuales, se habría podido


entender el funcionamiento del aparato. Basados en la
forma de las letras griegas (H. Kritzas) se estableció el
año de construcción del mecanismo, entre el 150 y
el 100 a. C., más antiguo de lo que se estimaba.
Como Hiparco fue el más importante astrónomo de la
época, es posible que ese científico sea quien pensó el
complicado mecanismo del instrumento.
Reconstrucción del mecanismo de
Anticitera en el Museo Arqueológico
Nacional de Atenas .
(Fabricado por Robert J. Deroski
basándose en el modelo de De Solla
Price).
Fijación de la fecha de los Juegos
olímpicos:

En el año 2008, Philip Ball y Tony Freeth,


publicaron en la revista Nature que el
mecanismo servía para fijar con exactitud la
celebración de los Juegos Olímpicos en la
antigüedad. El interior del artefacto contiene una
inscripción que indica Nemea (en referencia a uno
de los juegos que fueron más importantes), y
Olimpia. Con dichos diales se fijaba con precisión
la última luna llena más próxima al solsticio de
verano cada cuatro años, fecha en la que se

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