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Adems de ser imprecisa, la felicidad logra su satisfaccin a partir de los instintos, no de la razn, y esta ltima, lejos de entregar autosatisfaccin al individuo, le otorga penalidades (A8). A esto se le agrega que la felicidad no tiene por condicin una buena voluntad (A6).
Teorema III
Si se quiere que un ser racional piense sus mximas como leyes prcticas universales slo puede pensarlas como principios tales que contengan el fundamento determinante de la voluntad, no segn la materia, sino slo segn la forma (Kant, Immanuel: Crtica de la Razn
Prctica. <49> Traduccin, Dulce Mara Granja).
En la Fundamentacin para una Metafsica de las Costumbres, Kant se refiere sobre esta distincin de la siguiente manera: La voluntad est en medio de una encrucijada, entre su principio a priori, que es formal, y su mvil a posteriori, que es material; y como, sin embargo, ha de quedar determinada por algo, tendr que verse determinada por el principio formal del querer en general, si una accin tiene lugar por deber, puesto que se le ha sustrado todo principio material. (Kant,
Immanuel: Fundamentacin para una metafsica de las costumbres. (A 14) Traduccin, Roberto R. Aramayo).
Escolio.
Una ley prctica que yo reconozca como tal, debe calificar para la legislacin universal; sta es una proposicin idntica y, por tanto, clara por s misma. (Kant, Immanuel: Crtica de la Razn Prctica. [28] <50>
Traduccin, Dulce Mara Granja).
Escolio.
Una inclinacin, como las que dirigen a un sujeto hacia un objeto que le procure su felicidad, no puede ser fundamento de una ley prctica, dado la diversidad de felicidades. Cuanto mucho, son componentes de mximas.