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NO CONSENTIRAS PENSAMIENTOS
NI DESEOS IMPUROS
INTEGRANTES:
INTRODUCCIN
Compuesto de alma y cuerpo, el
hombre debe soportar el tirn de la
carne que reclama el placer de la
sexualidad.
Para ser limpios de corazn es
necesario rechazar con firmeza
pensamientos y deseos impuros. Sin
embargo, vale la pena, como dice
Jess:
Bienaventurados los limpios de
corazn, porque ellos vern a
Dios (Mt 5,8)
La pureza puede costar, pero es un don
magnfico que el mismo Dios ayudar
a conseguir.
El hecho de "sentir" no
depende tanto de nosotros
como el hecho de
"consentir".
Por esto, pecamos al
"consentir".
Siente el cuerpo, consiente
el alma.
El que peca es el cuerpo,
no el alma.
Cuando rechazamos un
pensamiento, por ms que
ste se reitere y nos acose,
por el slo hecho de
rechazarlo, no pecamos.
Y por la lucha que le
presentemos a ese
pensamiento, Dios nos
mirar con Su infinito agrado
y amor.
Sintetizando:
Contra el noveno Mandamiento de la Ley de Dios, que dice: "No
consentirs pensamientos ni deseos impuros", son considerados
pecados graves los malos pensamientos y deseos, si se han consentido
complacindose en ellos voluntariamente.
El sexto Mandamiento prohbe los pensamientos, palabras y obras en
materia torpe, osea, cosas deshonestas, ya solitariamente, ya en
complicidad con cualquiera de los dos sexos. El noveno Mandamiento
prohbe toda la materia contenida en el sexto Mandamiento pero
cuando estn de por medio personas casadas, es decir, cuando el que
peca est casado o, si se halla soltero, comete el pecado torpe de
pensamiento, palabra y obra con otra persona que est ligada en
matrimonio. "No desear la mujer de tu prjimo"; manda respetar la
fidelidad y la santidad del matrimonio. Y, si bien menciona a "la
mujer", sepamos que, las mujeres tampoco podemos desear maridos
ajenos; estemos solteras o casadas.