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GEORGES

BATAILLE
Nadia Fernanda Moreno
2 “B”
BIOGRAFÍA
 Escritor y ensayista francés, nacido en
Billom, Puy-de-Dôme. Estudia en la Ecole des
Chartes, de París, donde se gradúa en 1922,
y en la Escuela Superior de Estudios
Hispánicos, de Madrid, a donde acude en
1923, le sirven para ganarse la vida como
numismático en la Biblioteca Nacional de
París, donde ingresa en 1924.
 Su contacto con la filosofía viene de las
lecturas de Nietzsche, realizadas en 1923, y
de Hegel en 1929.
 Su obra, preferentemente literaria - ensayos, suele
decirse, que parecen novelas y que no llegan a serlo-
entra en el terreno de la filosofía, en el ámbito propio de
la corriente posestructuralista francesa, cuyo exponente
principal es Derrida, y cuya preocupación central es
investigar por qué se vincula la racionalidad con la
palabra escrita, y poner en evidencia el trasfondo de
irracionalidad que hay en esta creencia y la crítica total
al concepto de sujeto.
 Fascinado por el sacrificio humano, fundó una sociedad
secreta, Acéphale (sin cabeza), cuyo símbolo era un
hombre decapitado, con el objetivo de poner en marcha
una nueva religión, y planeaba sacrificar a uno de sus
miembros como inauguración, creando un lazo
imborrable de complicidad. Aunque varias personas se
manifestaron dispuestas a dejarse matar, nadie estuvo
dispuesto a cometer el asesinato. Bataille ofreció la
tarea a Roger Caillois, pero éste se negó.
OBRAS
 Su obra filosóficamente más importante la
forman La experiencia interior (1943), El
culpable (1944) y Sobre Nietzsche (1945),
libros escritos durante la ocupación alemana,
Suma ateológica I (1954), y Suma ateológica
II (1961). Son particularmente interesantes
sus escritos sobre estética y sobre erotismo.
Fundó las revistas Documents (1929-1930) y
Critique (1946) y la sociedad secreta
Acéphale (1936-1939).
EL EROTISMO
 Erotismo: Erotismo es una palabra formada a
partir del griego ἔρως: érōs con que se
designaba al amor apasionado unido con el
deseo sensual. Tal sentimiento fue
personificado en una deidad: Eros.
 En castellano y otros idiomas modernos el
término «erotismo» connota y denota a todo
lo relacionado con la sexualidad y no
simplemente con el acto sexual físico sino
también todas sus proyecciones.
 El erotismo, aspecto «inmediato» de la
experiencia interior, tal como se opone a la
sexualidad animal.
 La elección de un objeto depende siempre de
los gustos personales del sujeto.
 El erotismo del hombre difiere de la
sexualidad animal precisamente en que
moviliza la vida interior.
 La sexualidad animal introduce un
desequilibrio, y ese desequilibrio amenaza la
vida; pero eso el animal no lo sabe.
 los hombres se distinguieron de los animales
por el trabajo.
 se impusieron unas restricciones conocidas
bajo el nombre de interdictos o
prohibiciones. Estas prohibiciones se
referían ciertamente y de manera esencial a
la actitud para con los muertos. Y lo
probable es que afectaran al mismo tiempo
—o hacia el mismo tiempo— a la actividad
sexual.
 La sepultura de los muertos dejo rastros;
pero no subsiste nada que nos aporte ni tan
siquiera una indicación sobre las
restricciones sexuales de los hombres mas
antiguos.
 Intentó tomar en consideración, en el
erotismo, un aspecto de la vida interior o, si
se quiere, de la vida religiosa del hombre.
 Definió El erotismo como un desequilibrio en
el cual el ser se cuestiona a si mismo,
conscientemente. En cierto sentido, el ser se
pierde objetivamente, pero entonces el
sujeto se identifica.
 La determinación del erotismo es
primitivamente religiosa, y mi obra está más
cerca de la «teología» que de la historia
erudita de la religión.
 la religión de la que hablo no es, como el
cristianismo, una religión. Es la religión sin
duda, pero se define justamente por el
hecho de que, desde el primer momento, no
es una religión particular. No hablo de ritos,
ni de dogmas, ni de una comunidad precisos;
hablo tan solo del problema que toda religión
se planteo; y, ese problema, lo tomo por
cuenta mía, tal como lo hace con la teología
el teólogo.
 la humanidad podía combatir esos deseos y
esas pasiones, podía también servirlos, pero
no podía serles indiferente.
 La experiencia interior del erotismo requiere
de quien la realiza una sensibilidad no menor
a la angustia que funda lo prohibido, que al
deseo que lleva a infringir la prohibición.
Esta es la sensibilidad religiosa, que vincula
siempre estrechamente el deseo con el pavor,
el placer intenso con la angustia.
 La experiencia interior del hhombre se da en
el instante en que, rompiendo la crisálida,
toma conciencia de desgarrarse el mismo, y
no la resistencia que se le opondría desde
fuera. La superación de la conciencia
objetiva, limitada por las paredes de la
crisálida, esta vinculada a esa transformación.
 La oposición entre el mundo del trabajo o de
la razón y el mundo de la violencia.
 El mundo del trabajo y de la razón es la base
de la vida humana; pero el trabajo no nos
absorbe enteramente y, si bien la razón
manda, nuestra obediencia no es jamás
ilimitada. Con su actividad, el hombre edifico
el mundo racional, pero sigue subsistiendo en
el un fondo de violencia. La naturaleza misma
es violenta y, por mas razonables que seamos
ahora, puede volver a dominarnos una
violencia que ya no es la natural, sino la de un
ser razonable que intento obedecer, pero que
sucumbe al impulso que en si mismo no puede
reducir a la razón.
 Hay en la naturaleza, y subsiste en el hombre,
un impulso que siempre excede los limites y
que solo en parte puede ser reducido. Por
regla general, no podemos dar cuenta de ese
impulso. Es incluso aquello de lo que, por
definición, nunca nadie dará cuenta; pero
sensiblemente vivimos en su poder.
 En el terreno donde se desenvuelve nuestra
vida, el exceso se pone de manifiesto allí
donde la violencia supera a la razón.
 Ya desde los tiempos mas remotos, el trabajo
introdujo una escapatoria, gracias a la cual el
hombre dejaba de responder al impulso
inmediato, regido por la violencia del deseo.
 El objeto fundamental de las prohibiciones es
la violencia.
 lo que el mundo del trabajo excluye por medio
de las prohibiciones es la violencia; y esta, en
mi campo de investigación, es a la vez la
violencia de la reproducción sexual y la de la
muerte.
 en el universo sádico, que se propone a la
meditación de cualquiera que reflexione sobre
el erotismo, se revela su conexión externa.
 Sade horroriza por regla general a los mismos
que aparentan admirarlo, aunque sin haber
reconocido por si mismos este hecho
angustiante: que el impulso del amor, llevado
hasta el extremo, es un impulso de muerte.
 Los datos prehistóricos de la prohibición vinculada
con la muerte:
 ≪No mataras. No cometerás adulterio.≫ Estos
son los dos mandamientos fundamentales que
encontramos en la Biblia y que, esencialmente, no
dejamos de observar.
 Lo que, con el trabajo, ese hombre reconoció
como horroroso y como admirable — diríamos
también como maravilloso— es la muerte.
 Digamos, sin esperar mas, que la violencia, así
como la muerte que la significa, tienen un sentido
doble: de un lado, un horror vinculado al apego
que nos inspira la vida, nos hace alejarnos; del
otro, nos fascina un elemento solemne y a la vez
terrorífico, que introduce una desavenencia
soberana.
 La prohibición de dar muerte.
 En nosotros, una prohibición universal se
opone a la libertad animal de la sexualidad.
 tenemos fundamentos para pensar que, ya
desde el origen, la libertad sexual debió de
ser afectada por un limite, al que hemos de
dar el nombre de prohibición, sin que con ello
podamos decir nada de los casos en los que se
aplicaba. A lo sumo podemos creer que
inicialmente ese limite lo determino el
tiempo del trabajo. La única verdadera razón
que tenemos para admitir la muy antigua
existencia de una prohibición como esa es el
hecho de que en todas las épocas, como en
todos los lugares.
 Así, el hombre es un animal que ante la muerte y ante la
unión sexual se queda desconcertado, sobrecogido. Según
los casos se queda mas o menos turbado y sin saber que
hacer, pero siempre su reacción difiere de la de los demás
animales.
 El ≪caso particular≫ de la prohibición del incesto es el
que mas llama la atención. Hasta el punto de que, en la
representación general que se suele tener de ella,
sustituye a la prohibición sexual propiamente dicha. Todo
el mundo sabe que existe una prohibición sexual, informe
e imposible de captar, y que la humanidad entera la
observa; pero, de un acatamiento tan diverso según los
tiempos y los lugares, nadie ha extraído una formula que
permita hablar en términos generales. La prohibición del
incesto, que no es menos universal, se traduce en
costumbres precisas, siempre bastante rigurosamente
formuladas; y su definición general la da una única
palabra, cuyo sentido formal no se discute.
 La sangre menstrual y la sangre del parto.
 Estos líquidos son considerados manifestaciones de
la violencia interna. Por si misma, ya la sangre es
signo de violencia. El liquido menstrual tiene,
además, el sentido de la actividad sexual y de la
mancha que de ella proviene; esa suciedad es uno de
los efectos de la violencia. Y el parto no puede ser
dejado fuera de ese conjunto: .no es en si mismo un
desgarramiento, un exceso que desborda el curso de
los actos que están dentro del orden? .No tiene el
sentido de esa desmesura sin la que nada podría
pasar de la nada al ser, ni del ser a la nada? Hay sin
duda un elemento gratuito en estas apreciaciones.
Por ello, aunque seamos aun sensibles al horror de
esas manchas, las prohibiciones de las que se trata
nos aparecen insignificantes.
 Nos encontramos con una primera dificultad: las
prohibiciones que me parecen fundamentales se refieren a
dos campos cuya oposición es radical. La muerte y la
reproducción se oponen entre si como la negación y la
afirmación.
 En principio, la muerte es lo contrario de una función cuyo
fin es el nacimiento; pero esta oposición es reductible.
 En la muerte de otro, cuando esperábamos, quienes
sobrevivimos, que continuaría la vida de ese que reposa
inmóvil cerca de nosotros, súbitamente nuestra espera se
resuelven nada. Un cadáver no es nada, pero ese objeto,
ese cadáver, esta marcado ya de entrada con el signo de la
nada. Para nosotros, para quienes seguimos vivos, ese
cadáver, cuya purulencia próxima nos amenaza, no
responde por su parte a ninguna espera semejante a la que
fue la nuestra cuando ese hombre ahí tendido vivía aun,
sino a un temor. Así, ese objeto es menos que nada, o peor
que nada.
 Lo que hace difícil hablar de la prohibición no es
solamente la variabilidad de sus objetos, sino el carácter
ilógico que posee. Nunca, a propósito de un mismo objeto,
se hace imposible una proposición opuesta. No existe
prohibición que no pueda ser transgredida. Y, a menudo,
la transgresión es algo admitido, o incluso prescrito.
 Los animales, que no conocen prohibiciones, no han
concebido, a partir de sus combates, esa empresa
organizada que es la guerra. La guerra, en cierto sentido,
se reduce a la organización colectiva de impulsos
agresivos. Como el trabajo, esta organizada
colectivamente; como el trabajo, posee un objetivo,
responde a un proyecto pensado por quienes la conducen.
Pero no podemos decir que por ello haya una oposición
entre la guerra y la violencia. La guerra es una violencia
organizada. Transgredir lo prohibido no es violencia
animal. Es violencia, si, pero ejercida por un ser
susceptible de razón.
 La sociedad humana no es solamente el mundo
del trabajo. Esa sociedad la componen
simultáneamente el mundo profano y el mundo
sagrado, que son sus dos formas
complementarias. El mundo profano es el de
las prohibiciones. El mundo sagrado se abre a
unas transgresiones limitadas. Es el mundo de
la fiesta, de los recuerdos y de los dioses.
 El canibalismo
 En todo hombre existe un matador posible. El
deseo de matar se sitúa en relación con la
prohibición de dar muerte del mismo modo que
el deseo de una actividad sexual cualquiera se
sitúa respecto del complejo de prohibiciones
que la limita.
 el sacrificio es considerado mas que nada
como una ofrenda. Puede no tener ningún
carácter sangriento.
 En su mayor parte, los dioses mas antiguos
eran animales, extraños a las prohibiciones
que limitan básicamente la soberanía del
hombre. Al comienzo, dar la muerte a un
animal debió de inspirar un fuerte
sentimiento de estar cometiendo un
sacrilegio. La victima, a la que se daba
muerte colectivamente, adquirió el sentido
de lo divino. El sacrificio la consagraba, la
divinizaba.
 Con el movimiento de las prohibiciones, el
hombre se separaba del animal. Intentaba
huir del juego excesivo de la muerte y de la
reproducción (esto es, de la violencia), en
cuyo poder el animal esta sin reservas.
 El juego de la angustia es siempre el mismo:
la mayor angustia, la angustia que va hasta
la muerte, es lo que los hombres desean,
para hallar al final, mas allá de la muerte y
de la ruina, la superación de la angustia.
Pero la superación de la angustia es posible
con una condición: que la angustia guarde
proporción con la sensibilidad que la llama.
 La carne es en nosotros ese exceso que se
opone a la ley de la decencia. La carne es el
enemigo nato de aquellos a quienes
atormenta la prohibición del cristianismo;
pero si, como creo, existe una prohibición
vaga y global que se opone, bajo formas que
dependen del tiempo y del lugar, a la
libertad sexual, entonces la carne es la
expresión de un retorno de esa libertad
amenazante.
CONCLUSIÓN
 El erotismo constituye, para Georges Bataille,
un problema filosófico, en la medida en que,
sin dejar de ser una actividad estrictamente
humana, nos enfrenta sin cesar a nuestra
naturaleza animal. Y a dilucidar qué es el
erotismo, qué lo caracteriza, qué persigue y
qué contradicciones encierra, dedicó Bataille
esta obra, uno de sus ensayos más brillantes,
donde explora temas que siempre le fascinaron:
la íntima vinculación de amor, pasión, sacrificio
y muerte, el significado de la trasgresión o la
relación entre voluptuosidad y santidad.

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