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UNIVERSIDAD NACIONAL

DEL ALTIPLANO DE PUNO


ESCUELA PROFESIONAL DE
DERECHO

ASIGNATURA:
DERECHOS REALES
DOCTOR JOSÉ LUIS TICONA YANQUI
CAPÍTULO
II
CAPÍTULO
II
LA POSESION
1.- CONCEPTO:
El artículo 896 del Código Civil define la posesión como
el ejercicio de hecho de uno o más poderes inherentes a la
propiedad. Por tanto es poseedor quien usa, quien disfruta o
quien dispone de un bien.
Esta definición significa que la posesión no es
necesariamente legítima. Son poseedores tanto el propietario
como el ladrón, siempre que ejerzan de hecho una de las
facultades del derecho de propiedad.
La posesión se protege, bien, por que constituye un hecho
determinado por la voluntad humana que se realiza sobre las
cosas; o bien, como derecho, por que es el complemento y la
plenitud del derecho de propiedad.
Por ello mismo la posesión debe protegerse, bien por que
signifique protección del interés particular del poseedor, o bien,
porque significa proteger su utilidad social.

2.- NATURALEZA JURÍDICA DE LA POSESIÓN.-


Existen dos aspectos sostenidos entre SAVIGNY e
IHERING que determinarían la naturaleza jurídica de la
posesión.
SAVIGNY publicó en 1803 su obra La Posesión2, en la cual hizo un profundo análisis de las
fuentes romanas, concluyendo que la posesión se compone de dos elementos: el corpus y el animus. El
corpus es la posibilidad física de actuar sobre la cosa, de disponer de ella y de defenderla de cualquier
acción extraña. Por supuesto que este corpus requiere una voluntad de tener y mantener el contacto físico.
En caso de faltar la voluntariedad -por ejemplo: se introduce un bien entre las ropas de una persona
dormida-, habrá una simple "yuxtaposición local", esto es, un contacto físico involuntario. Pero, además de la
existencia de un corpus voluntario, se requiere la existencia del animus domini, es decir, de la intención de
poseer como propietario, esto es, de no reconocer en cabeza de otro un mejor derecho3. El animus no es
una simple voluntad de poseer el bien para sí, sino una voluntad cualificada para ser el señor o el titular de la
posesión4. Por tal motivo, según SAVIGNY, sólo eran poseedores el dueño, el que actúa como si fuese
dueño {possessio ad usucapionem), el usurpador y el ladrón. Sin embargo, en el Derecho romano se
reconocían también como poseedores al enfiteuta, al superficiarío, al acreedor prendario y al precarista;
ninguno de los cuales tenía animus domini. Para salvar la unidad de su teoría, SAVIGNY denominó a estos
supuestos anómalos como "poseedores derivados", por cuanto el titular originario enajenaba la posesión
para determinados efectos prácticos. Según esta teoría, las otras categorías de sujetos que tuviesen
contacto con el bien (por ejemplo: arrendatarios, usufructuarios, depositarios) eran "tenedores", y no
gozaban de la protección posesoria. La cuestión definitoria entre la "posesión" y la "íe-nencia" es la
presencia del animus domini, salvo en los casos ya señalados de los poseedores derivados.
Por su parte, IHERING no recusa la voluntariedad en la posesión (rectius: en el "corpus"), sino la existencia de
una especial intención de comportarse como propietario materializada en el animus domini5. En consecuencia, para
IHERING no basta el contacto físico entre el sujeto y el bien, sino además es necesario el ánimo de poseer6. En caso de
ausencia de este elemento subjetivo (como en el ejemplo del sujeto dormido), entonces nos encontramos en presencia de
una simple "relación de lugar", análoga a la "yuxtaposición local" de la teoría de SAVIGNY, y la que no tiene significado
jurídico alguno. Ahora pues, si la persona manifiesta su voluntad dirigida hacia el bien, ésta toma la forma de relación táctica
exclusiva y exteriormente reconocible. La relación posesoria se caracteriza por la posibilidad de obrar por sí mismo sobre el
bien (aspecto positivo), y por la exclusión de todos los demás para obrar respecto al mismo bien (aspecto negativo)7. De esta
manera, el corpus y la voluntad (no se refiere al animus domini) están fundidos indisolublemente, uno no existe sin el otro;
por ello, la posesión es la voluntad materializada en la relación táctica. Dejemos a IHERING exponer su pensamiento:

"La posesión no es, pues, la simple reunión del corpus y del animus, lo que implicaría para cada una
de esas dos condiciones una existencia previa, sino que el corpus es el hecho de la voluntad; no existe en el
pasado, al modo que la palabra no existe antes de pronunciada. El corpus y el animus son entre si como la palabra
y el pensamiento. En la palabra toma cuerpo el pensamiento, hasta entonces puramente interno; en el corpus toma
cuerpo la voluntad, hasta aquel momento puramente interior; ninguno de los dos existía antes de entonces para la
percepción. La relación de lugar no tiene otra importancia, que la de ser la condición indispensable de la voluntad
de poseer; pero no se convierte en corpus, sino desde que la voluntad le imprime el sello de la relación posesoria"8.
La definición del artículo 896 significa también que no
basta con tener derecho a poseer, para ser poseedor hay
que ejercer de hecho un poder inherente a la propiedad,
aunque no se tenga derecho a tal posesión. Se puede tener
derecho a la posesión, pero si no se ejerce de hecho un
atributo de la propiedad, no es poseedor.
El concepto de posesión previsto en el artículo 896 se
inspira en la doctrina de IHERING. Hoy, como se sabe, dos
grandes doctrinas que han influido en los sistemas
posesorios: La doctrina de Savigny y la doctrina de Ihering.
Uno y otro se han inspirado en el derecho romano para
construir su respectiva doctrina posesoria.
Según la doctrina de SAVIGNY, conocida como
subjetiva, la posesión se componía de dos elementos: el
corpus y el animus.
El CORPUS era el elemento material, el poder de hecho
sobre el bien. Para que hubiera corpus era necesario el
contacto o al menos la posibilidad de tener contacto con el
bien, lo cual implica tener una influencia sobre el bien. Al
poder de hecho debía de unírsele un elemento volitivo, el
animus.
El ANIMUS no estaba referido a ningún poder sobre el
bien, sino a la voluntad con la que el poseedor actuaba.
Para poseer no bastaba la detentación del corpus, sino
que se requería la intención, la voluntad, es decir el animus.
Hay sin embargo que distinguir el que detenta puede
tener la intención, según Savighy, de dos maneras: intención
de ejercer el derecho de propiedad en nombre propio e
intención de ejercer en nombre ajeno.
Finalmente, se debe tener en cuenta que lo sustancial de
este teoría es el ANMIMUS DOMINI, es decir la intención de
tener la cosa como suya. Para la teoría SUBJETIVA, el que
carece del elemento intelectual solo es un mero tenedor,
y por lo tanto desprovisto de la protección de las acciones
posesorias. En esta teoría la posesión es un hecho con
consecuencias jurídicas (la posibilidad de la prescripción y las
acciones posesorias).

ANIMUS DOMINI

POSESIÓN

CORPUS
FRIEDRICH CARL VON SAVIGNY y CASPAR RUDOLF VON
IHERING
Sola la intención de ejercer en nombre propio el derecho
de propiedad constituye el verdadero animus domini, requisito
esencial de la posesión. Cuando sucede lo segundo, el
animus possidendi no es de naturaleza o entidad suficiente
para erigir la detentación en posesión. Luego, según la
concepción de Savighy, el poseedor en nombre ajeno, no es
propiamente poseedor. Se necesita una voluntad de ser, de
comportarse como propietario, tener un autentico animus
domini.
Quien reconoce el dominio de otra persona albergara un
animus possidendi, más no un específico animus domini,
requisito esencial de la posesión. Ahora bien no hace falta la
creencia de ser propietario. Es decir, el animus domini, no
significa que el poseedor tenga que considerarse el
internamente como propietario, basta el animus rem sibi
habendi, es decir, el actuar como propietario aun sin tener la
convicción de serlo.
El animus domini es una actitud no una creencia. El
usurpador de una casa sabe que es no es propietario, pero
se comporta como si fuera. En cambio, un arrendatario no se
comporta como propietario. Para Savighy el usurpador es un
poseedor, el arrendatario no lo es.
Según la doctrina de Ihering, conocida como objetiva la
posesión también se componía del corpus y animus, aunque
entendidos estos dos elementos de forma distinta. Inhering,
citado por Valencia Zea, dice lo siguiente: Nosotros
descomponemos la relación posesoria en dos elementos:
corpus y animus, entendiendo por el primero la mera relación
del lugar con la cosa, y, por el segundo, el acto por el cual la
voluntad se aprovecha de esa relación y hace de el a una
relación posesoria... En realidad, el corpus no puede existir
sin el animus, como el animus tampoco puede existir sin el
corpus.
Ambos nacen al mismo tiempo por la incorporación de la
voluntad en la relación con la cosa. La posesión no es, pues,
la simple reunión del corpus y en animus, lo que implicaría
para cada una de esas dos condiciones una existencia
previa, sino que el corpus es el hecho de la voluntad: no
existe el pasado, al modo que la palabra no existe antes de
ser pronunciada.
El corpus y el animus son entre si como la palabra y el
pensamiento. En la palabra toma cuerpo el pensamiento,
hasta entonces puramente interno: en el corpus toma cuerpo
la voluntad, hasta aquel momento puramente interior; ninguno
de los dos existía antes de entonces para la percepción. La
relación del lugar no tiene otra importancia que la de ser la
condición indispensable de la realización de la voluntad de
poseer, pero no se convierte en corpus sino desde que la
voluntad le imprime el sello de la relación posesoria.
Ihering niega que la posesión requiera de un ANIMUS
DOMINI como pensaba Savigny, niega que la posesión
requiera de un animus domini, pese a ello admite incluir
dentro de la posesión el requisito de la INTENCIONALIDAD,
pero equipara tal elemento al ánimo que tiene el sujeto con el
que tiene en la mera detentación. Llega a la conclusión de
que esa parte bintencional o animus posesorio, se identifica
con el corpus, siendo éste ultimo la EXTERIORIZACIÓN DEL
PROPOSITO POSESORIO. Finalmente el ánimus vendría a
concretarse en la intención del sujeto de utilizar la cosa para
satisfacer sus necesidades e intereses.
Ihering por todo ello afirmara que los únicos requisitos de
la posesión serán la RELACIÓN MATERIAL y el DESEO DE
CONTINUAR CON AQUELLA RELACIÓN. De esta manera
equipara la mera tenencia con la posesión.
Para Ihering el corpus y en animus no son elementos
autónomos. El corpus es la relación del lugar con los bienes y
en animus es la intención de tener esa relación de lugar con
los bienes. Si se quiere el corpus conlleva el animus.
Así como Savigny acude a la propiedad para poder
explicar el animus. Iheringn se sirve de ella para el
entendimiento del corpus. La manera como el propietario
ejerce de hecho el derecho de propiedad debe ser a su juicio
el criterio determinativo del corpus y consiguientemente de la
posesión.
Nuestro Código Civil como dijimos anteriormente se
inspira en la doctrina de Ihering, por eso se alude al ejercicio
de una o mas poderes inherentes a la propiedad. El animus
domini de Savigny, no ha sido totalmente descartado del
código, esta presente en la prescripción adquisitiva de
dominio, en efecto, la posesión necesaria para adquirir un
bien por prescripción debe ser continua, pacifica y publica
como propietario (artículos 950 y 951 del Código Civil).
La posesión como propietario es con el animus domini
de Savigny.
Cuando el artículo 896 del Código Civil dice que la
posesión es el ejercicio de hecho de uno o mas poderes
inherentes a la propiedad, se concibe a la posesión como un
derecho que supone un poder de hecho entendiendo este
como una relación de lugar con el bien. Y esa relación con el
bien implica voluntad.
No hay por tanto posesión cuando hay un simple
contacto con los bienes o se tiene proximidad con ellos, sin
intención alguna.
Tampoco hay posesión cuando alguien que se
encuentra en relación de dependencia con otro, tiene un bien
en nombre de este y en cumplimiento de ordenes y
instrucciones suyas. Esta figura se conoce como SERVIDOR
DE LA POSESIÓN y esta recogida en el articulo 897 del
Código Civil.
El servidor de la posesión ejerce el poder sobre el bien
en nombre de otro poseedor y en merito de ordenes. Hay un
vinculo de subordinación entre el servidor y el poseedor que
puede provenir de una relación domestica, laboral o de otra
índole. El servidor esta sometido y por tanto no tiene poder
decisorio sobre el bien.
El servidor de la posesión no es poseedor por lo que no
tiene los derechos de poseedor. Sin embargo, se le reconoce
el derecho a la auto defensa o defensa directa de la
posesión; en consecuencia, si un usurpador intenta
introducirse en una casa, el guardián puede proteger la
posesión del inmueble y repeler con violencia al usurpador.
Lo hace, claro esta en representación del poseedor.
3.- ¿LA POSESIÓN ES UN HECHO O UN DERECHO?:
Savigny, sostiene que un principio y en si misma, la posesión
es un “mero hecho”, por otro lado, de su ejercicio se derivan
consecuencias legales.
Ihering, parte del principio de que “todo derecho presupone
un hecho”. Por lo común el derecho se desliga de su fuente
material que se desvanece al producirlo dejando tan sólo sus
consecuencias jurídicas.
4.- LA FUNCIÓN DE LA VOLUNTAD EN LA POSESIÓN:
Para Savigny, la posesión tiene un doble carácter; como
hecho, la detentación o tenencia que es la expresión exterior del
hábeas; y como derecho, que es el animus domini o el animus
possisendi, la voluntad de poseer para si, voluntad que debe ser
protegida y amparada por el ordenamiento jurídico.
En cambio Ihering, siendo el animus domini un factor interno
que pertenece al mundo subjetivo, no debe tener trascendencia
para el derecho; es más dicho “ánimus” no tiene por que ser
“domini”, pues para que al sujeto se le llame poseedor, no tiene
por que necesariamente poseer con la intención de ser
propietario; simplemente para poseer, es suficiente con que se
tenga intención de poseer o “animus possessionis”.
5.- CONCEPTO DE POSESIÓN:
La posesión es el más antiguo de todos los derechos reales,
su origen histórico, pudo haber sido la aprehensión en los
bienes muebles y la ocupación en los bienes inmuebles,
adquiridos por la fuerza: ambas constituyeron, desde entonces
un DERECHO.
La posesión se incorpora a nuestro mundo jurídico por
primera vez en el Código Civil de 1852 teniendo una extracción
savigniana, siguieron la orientación de la teoría subjetivista.
El Código Civil de 1936 se alinea dentro de la teoría objetiva
de la posesión, por cuanto ésta última afirma que existe
posesión en todos los casos que se establece en relación
material voluntaria con las cosas, situación que fluye del texto
mismo que regula la posesión dicha norma civil.
El concepto de posesión en el Código Civil vigente es el
mismo que anotó el Código Civil de 1936, es la precisión que
encontramos en el artículo 896; dicho artículo debe entenderse
bajo el siguiente razonamiento: “por que como no existe
prueba directa de la propiedad al poseedor se le reputa
propietario mientras no se pueda probar lo contrario”.
6.- SUJETOS DE LA POSESIÓN:
Pueden ser sujetos de la posesión las:
a) PERSONAS NATURALES: Exigiéndose la capacidad de
ejercicio de sus derechos;
b) PERSONAS JURÍDICAS: La posesión la ejercen sus
representantes legales para cuyo efecto habría que tomar en
cuenta los artículos 76, 78, 84, 85, 101 y 138 del Código
Civil y la Ley General de Sociedades en el capítulo
relacionado con los órganos de gobierno de la sociedad
(régimen gerencial).
Es posible que varias de ellas gocen conjuntamente de la
posesión, lo cual tipificará la figura de la coposesión prescrita en
el artículo 899 del Código Civil.
Cuando se trata de la posesión perteneciente a una masa
hereditaria, por excepción, a la muerte del causante se
transmiten simultáneamente la propiedad y la posesión
conforme a lo dispuesto por el artículo 660 del Código Civil sin
solución de continuidad.
7.- OBJETO DE LA POSESIÓN:
La posesión se ejerce, bien, sobre las cosas corporales, o
bien sobre algunos derechos.
En nuestro Código Civil acertadamente, se habla de
propiedades incorporales, dejando su normativa a la legislación
especial regulada de una manera general en los artículos 18 y
884 del Código Civil y de una manera especial en el Decreto
Legislativo Nro. 822 y Decreto Legislativo Nro. 823 (Ley de
Derecho de Autor y la Propiedad Industrial, respectivamente).
Serán objeto de posesión todos los bienes que están en el
comercio de los hombres y que proporcionan al hombre un
beneficio o utilidad.
8.- ADQUISICIÓN DE LA POSESIÓN:
El artículo 900 del Código Civil dice que la posesión se
adquiere por la tradición, salvo los casos de adquisición
originaria que establece la ley. Este artículo comprende la
adquisición originaria y la adquisición derivada de la posesión.

ADQUISICION
ORIGINARIA
FORMAS
DE
ADQUIRIR
LA
POSESION ADQUISICION
DERIVADA
“TRADITIO”
8.1.- ORIGINARIA:
En la adquisición originaria se inicia una nueva posesión.
Existe solo la voluntad del adquiriente y además la
adquisición efectiva del poder de hecho sobre el bien. La
adquisición es unilateral y se produce cuando el adquiriente
toma la posesión del bien.
El artículo 900 del Código Civil señala que la adquisición
originaria de la posesión lo establece la ley. Esto no es cierto.
La ley no establece “todos” los casos de adquisición
originaria.
En la adquisición originaria hay una voluntad de por
medio, la del adquiriente. Por tanto, es irrelevante que el
bien tenga dueño. Se adquieren de manera originaria tanto
los bienes que tienen dueño como las que no la tienen. En
este último caso lo usual es que en la adquisición medie un
delito, como cuando se roba un bien.
La posesión puede originarse aún sin el consentimiento
exacto del momento de la adquisición por parte del poseedor.
Un ejemplo de ellos son los animales salvajes que caen
dentro de las trampas puestas por el poseedor. En el
instante que el animal entra en la trampa, se adquiere la
posesión del animal en forma originaria.
8.2.- DERIVADA: LA TRADICION:
En la adquisición derivada se traslada la posesión. Hay
la voluntad del transferente de transferir la posesión del
bien y la voluntad del adquiriente de adquirirla y hay
también la adquisición efectiva del poder de hecho sobre
el bien. Esta forma de adquirir la posesión se produce
mediante la tradición: es decir, la entrega del bien. En la
adquisición derivativa una persona se desprende
voluntariamente de un bien y otro lo adquiere. Hay una
sucesión en la posesión. Se trata de la misma posesión, cuyo
titular ha cambiado.
VOLUNTAD VOLUNTAD
BIEN

TRADICION
ENTREGA DEL BIEN

POSESION

TRANSFERENTE SE TRANSMITE ADQUIRIENTE


LA POSESION
Se puede trasmitir toda la posesión o parte de ella.
Sucede lo primero cuando se vende el bien, lo segundo
cuando se da en arrendamiento. En este último caso el
arrendador conserva la posesión mediata del bien.
La tradición o entrega es el modo de adquisición
derivativa de la posesión. En ella intervienen el anterior y el
nuevo poseedor. Se entrega el bien para traspasar la
posesión. En algunos casos solo se traspasa posesión,
como cuando se da en usufructo un bien, pero en otros
además se transfiere la propiedad como cuando se vende y
entrega un bien mueble.
El Código Civil regula tres tipos de tradición: LA
TRADICION REAL (Artículo 901), la TRADICION FICTA
(Artículo 902) y la TRADICION DOCUMENTAL (Artículo 903).
TRADICION REAL
Art. 901 del Código Civil

TIPOS
DE
TRADICION FICTA
TRADICION Art. 902 del Código Civil

TRADICION DOCUMENTAL
Art. 903 del Código Civil
8.2.1.- TRADICION REAL:
La tradición real supone la entrega material del bien.
Como quiera que la posesión es un poder de hecho, es
necesario que el transferente se desprenda del bien y se lo
entregue al adquiriente. Hay desplazamiento efectivo del
bien.
Es fácil concebir el desplazamiento en la entrega de un
bien mueble (ejemplo: un cuaderno). Es más complicado que
haya desplazamiento cuando se entregan los inmuebles, por
eso en los predios la entrega usualmente se realiza poniendo
a disposición del adquiriente el inmueble mediante la entrega
de llaves.
En doctrina se entiende por entrega real todo acto en
virtud del cual el poseedor permite al adquiriente obtener el
poder de hecho sobre el bien.
8.2.2.- TRADICION FICTA:
El desplazamiento posesorio no siempre se produce y a
pesar de ello, en ciertos casos el Código Civil considera como
si se hubiera producido la tradición. Por eso se habla de
tradición ficta o simbólica.
El artículo 902 regula dos supuestos de tradición ficta:
Cuando cambia el título posesorio de quien esta poseyendo y
cuando se transfiere el bien que esta en poder de un tercero.
El cambio de título o calidad jurídica con la que se posee
comprende dos supuestos:
A.- LA TRADITIO BREVI MANU, y,
B.- EL CONSTITUTO POSESORIUM.
Mediante la TRADITIO BREVI MANU el arrendatario u
otro poseedor inmediato adquiere el bien y se convierte en
propietario. La calidad jurídica del poseedor cambia: de
poseedor inmediato (arrendatario) a poseedor pleno
(propietario). No hay desplazamiento posesorio. La
adquisición transforma la posesión y la entrega se entiende
realizada.
El CONSTITUTO POSESORIUM es al revés. El dueño
transfiere el bien pero se queda como poseedor inmediato
(arrendatario, por ejemplo) del mismo, aquí también se
transforma su posesión, pero de plena a inmediata.
En ambos casos, la TRADITIO BREVI MANU y el
CONSTITUTO POSESORIUM, lo que transfiere la posesión
es el acuerdo de voluntades.
El artículo 902 del Código Civil señala en el primer caso un
cambio en la relación posesoria al modificarse únicamente la
causa possessionis, por cuanto, en ambas figuras (traditio brevi
manu y constitutum possessorio) el poseedor sigue ejerciendo la
posesión, sólo que lo hace con título o calidad posesoria distinta
a la que tenía originalmente. El segundo caso al que refiere la
norma que contiene el inciso segundo del acotado, desvirtúa en
cierta forma la tradición; pues, ésta última se consideraría
producida aún cuando el bien se encuentre el poder de un
tercero.
En conclusión la traditio brevi manu, ocurre cuando una
persona que tiene la posesión en virtud de un título diferente,
hace la adquisición del bien, y la constitutum possessorio, se
produce cuando el propietario enajena el dominio, ya sea
vendiendo, donando o permutando el bien, pero conviniendo
con el adquiriente en la retención de la posesión a su favor.
La transferencia del bien que esta en poder de un tercero
se produce cuando hay un poseedor inmediato y el poseedor
mediato transfiere el bien. Aquí también el acuerdo de
voluntades es lo que transfiere la posesión sin que sea
necesaria la entrega real. Por ciento, para que la tradición
produzca efecto en cuanto al tercero, se le debe comunicar
por escrito.
8.2.3.- TRADICION DOCUMENTAL:
Puede ocurrir que los bienes cuya posesión se va a
transferir estén en viaje, es decir, siendo transportados o
depositados en un almacén general de depósito.
La tradición de estos bienes no puede ser física. El
artículo 903 del Código Civil prevé entonces que la tradición
de ellos se realiza mediante la entrega de los documentos
destinados o recogidos. Entregado el documento se
entiende transferida la posesión del bien.
Los documentos destinados a recoger artículos en viaje
son el conocimiento de embarque y la carta de parte. El
conocimiento de embarque representa las mercancías que
son objeto de un contrato de transporte marítimo, lacustre o
fluvial. La carta parte, representa las mercancías en un
contrato de transporte terrestre o aéreo.
El conocimiento de embarque y la carta de parte son
títulos valores que pueden ser emitidos a la orden,
nominativamente o al portador. Se transfieren con la entrega,
por endoso o por cesión de derechos, según corresponda.
Con respecto a bienes depositados en almacenes
generales de depósito, las empresas que funciona como tales
emiten un certificado de depósito y un warrant, contra el
recibo de mercaderías y productos en depósito. El certificado
de depósito y el warrant son títulos valores a la orden que
representan los bienes depositados en el almacén.
Se transfiere mediante el endoso de acuerdo a lo
siguiente: el endoso del certificado de depósito y el warrant
transfiere el endosatario la propiedad de los bienes, el
endoso sólo el warrant confiere al endosatario prenda sobre
los bienes en garantía del crédito que se señala en el título y
el endoso únicamente del certificado de depósito transfiere al
endosatario la propiedad de los bienes, con el gravamen
prendario a favor del tenedor del warrant.
9.- CONSERVACIÓN DE LA POSESIÓN:
La posesión se conserva cuando es pacífica (cuando el
poseedor posee sin ser inquietado en su ejercicio), pública
(es cuando el poseedor actúa sin ocultarse, como lo hacen en
general los que ejercen un derecho) y continua (cuando
existe una relación sucesiva de los actos posesorios en
intervalos suficientemente cortos y normales como para
obtener todo el beneficio posible del bien poseído).
El artículo 904 del Código Civil, infiere que, aunque el
ejercicio de la posesión estuviese impedido de realizarse por
“hechos de naturaleza pasajera”, se sigue conservando la
posesión; en esa línea podemos considerar hechos de
naturaleza pasajera a aquellos eventos que sin extinguir la
posesión, pueden enervar temporalmente su ejercicio; incluso
si se opera un acto de usurpación no se pierde la posesión
solamente se interrumpe a los resultados de la sentencia de
la resolución judicial que restituye la posesión.
10.- CLASIFICACION:
El concepto de posesión recogido en el artículo 896 del
Código Civil permite que varias personas puedan ser
poseedores de un bien e inclusive al mismo tiempo. Son
poseedores, el arrendatario y el arrendador. El primero por
que usa, el segundo por que disfruta. Igualmente, son
poseedores el propietario que ocupa su bien y el usurpador.
El primero es un poseedor con derecho a poseer, el
segundo sin derecho a poseer. Dependiendo de la
naturaleza de la posesión, los derechos que otorga también
son de distinta naturaleza. Por eso el Código Civil clasifica
la posesión.
El Código clasifica la posesión en: MEDIATA e
INMEDIATA, LEGITIMA e ILEGITIMA, DE BUENA FE y DE
MALA FE, esta última como una sub clasificación de la
posesión ilegítima, y, PRECARIA.

10.1.- POSESION MEDIATA E INMEDIATA:


Según el artículo 905 del Código Civil, es poseedor
inmediato el poseedor temporal en virtud de un título.
Corresponde la posesión mediata a quien confirió el título.
POSESION MEDIATA

POSESION INMEDIATA
POSESION DE
BUENA FE
CLASIFICACION POSESION LEGITIMA
DE
LA POSESION ILEGITIMA
POSESION
POSESION DE
MALA FE

POSESION PRECARIA
El poseedor inmediato debe cumplir dos requisitos:
a) Poseer temporalmente el bien;
b) Poseer en virtud de un título.
Poseer temporalmente significa que en algún
momento debe de devolver el bien. El título es el acto
jurídico por medio del cual posee el poseedor inmediato.
La temporalidad surge precisamente del título. Poseer en
virtud de un título no significa tener derecho a poseer. Son
poseedores inmediatos el arrendatario y el usufructuario,
así deriven su posesión de un usurpador.
La posesión mediata corresponde a quien otorgo el
título. El poseedor mediato tiene la posesión a través del
poseedor inmediato. El poseedor mediato es poseedor
por que ejerce poderes inherentes a la propiedad, como
cuando el arrendador percibe la renta o ejerce actos de
control sobre el bien. Pero su posesión esta atenuada y
se relaciona con la posesión del poseedor inmediato.
El poseedor inmediato tiene los poderes directos sobre el
bien, pero su posesión esta condicionada por el título
otorgado por el poseedor mediato. Hay una relación entre el
poseedor mediato e inmediato: No se trata de una relación
de subordinación, como en el caso del poseedor con el
servidor, pero hay una cierta verticalidad.
La posesión mediata e inmediata no se dan solas.
Dependen una de la otra. Para que haya un poseedor
inmediato se requiere que haya un poseedor mediato, al igual
que para que haya un poseedor mediato es necesario la
presencia de un inmediato.
El poseedor inmediato no posee como propietario porque
reconoce como dueño a otro. Por eso no puede adquirir el
bien por prescripción.
La división de la posesión en mediata e inmediata pueda
darse tanto en posesiones legítimas como ilegitimas.
Puede ocurrir que el propietario arriende su bien, como
que el usurpador lo de en usufructo.
En una relación posesoria pueden haber varios
poseedores mediatos e inmediatos y todos o algunos de ellos
pueden ser legítimos o ilegítimos. Puede ocurrir, por ejemplo,
que un propietario arriende el bien, que el arrendatario sub
arriende el bien a un tercero. El propietario será un poseedor
mediato respecto del arrendatario y este será inmediato con
relación al propietario. A su vez, el arrendatario poseedor
mediato respecto al subarrendatario y este será inmediato
frente al arrendatario y puede ocurrir también que el que
transfiere inicialmente la posesión sea un usurpador, con los
cual todos los poseedores, mediatos e inmediatos serán
ilegítimos.
Cuando la posesión no esta divida en mediata e
inmediata se suele hablar de posesión plena o simplemente
de posesión.
POSEEDOR MEDIATO

Mediante un acto jurídico cede la posesión


de manera voluntaria a otra persona

POSEEDOR INMEDIATO

Es la persona que adquiere la posesión en


base a un acto jurídico otorgado de manera
voluntaria
10.2.- LEGITIMA E ILEGITIMA – BUENA Y MALA FE:
Poseedor legítimo es el que posee con derecho.
Poseedor ilegitimo es el que posee sin derecho.
La posesión legítima no merece mayores comentarios,
por ser aquella fundad en un derecho (o en un título como
dice ambiguamente el Código, pues en realidad no basta el
título, ya que éste, además, debe ser válido, eficaz y otorgado
por el titular del derecho). Este tipo de posesión no viene a
ser más que el ejercicio fáctico de un derecho subjetivo pre
existente; y, por tanto, los alcances y limitaciones de la
posesión legítima son exactamente los mismos que los de
derecho subyacente al estado posesorio. En consecuencia, el
poseedor legítimo como arrendatario o el poseedor legitimo
como propietario tiene los derechos y obligaciones propias de
la relación obligacional arrendataria o los de la propiedad.
Se puede no tener derecho a poseer y por tanto ser
poseedor ilegítimo, por diversas razones: Así es poseedor
ilegitimo el que posee sin tener título, es decir, un acto
jurídico que le de derecho a poseer. El supuesto es el del
usurpador.
También es poseedor ilegítimo el que tiene un título pero
ha vencido, ya sea por que estaba sujeto a plazo y venció, o,
por que concluyó por resolución o por alguna otra
circunstancia.
Igualmente es poseedor ilegitimo el que tiene un titulo
viciado: el comprador que entra a poseer en merito de un
contrato nulo.
Finalmente es poseedor ilegitimo el que tiene un titulo
valido y vigente, pero su titulo deriva de una persona que no
tenia derecho, como el que posee en merito de un contrato
de arrendamiento celebrado con usurpador.
En todos estos casos el poseedor no tiene derecho a
poseer.
Ahora bien, el Código Civil vincula la posesión ilegitima
con la posesión que se tiene en virtud de un titulo viciado. En
efecto, el artículo 906 señala que la posesión ilegitima es de
buena fe cuando el poseedor cree en su legitimidad por
ignorancia o por error de hecho o de derecho sobre el vicio
que invalida su título. Al final del artículo se identifica la
ilegitimidad de la posesión con la existencia de un vicio que
invalida el titulo del poseedor.
Por otro lado, el artículo 911 dice que la posesión
precaria es la que se ejerce sin título alguno o el que se tenía
ha fenecido.
De los cuatro casos de poseedor ilegitimo que se
mencionaron anteriormente, el Código Civil regula tres:
poseedor con título viciado (artículo 906), poseedor sin
título y poseedor con título fenecido (artículo 911).

POSEEDOR CON TITULO VICIADO


ARTICULO 906

POSEEDORES POSEEDOR SIN TITULO


ILEGITIMOS ARTICULO 911

POSEEDOR CON TITULO FENECIDO


ARTICULO 911
Al primer caso (título viciado) el Código lo denomina
poseedor ilegítimo. Al segundo y tercero (sin titulo y con
título fenecido) precario. El Código no contempla el caso del
poseedor con título válido y vigente que deriva su posesión de
un poseedor carente de derecho.
No obstante lo anterior, todo poseedor que no tiene
derecho a poseer, cualquiera sea la causa es ilegítima. Por
tanto, el poseedor precario es un poseedor ilegítimo.
La posesión ilegitima se subdivide en posesión de buena
y mala fe.
La posesión legítima no es de buena ni de mala fe, por
que el desconocimiento de la legitimidad no tiene ningún
efecto jurídico para el poseedor. Así el usufructuario legitimo
que siembra en el bien tiene derecho a los frutos. Igualmente
tiene derechos a los frutos si se cree ilegitimo, pues por ser
legitimo le corresponde los frutos.
La situación es distinta si el usufructuario es ilegitimo, ya
que en principio no tendría derecho a los frutos, salvo que
tuviera buena fe, en cuyo caso la ley le atribuye los frutos.
Es poseedor de buena fe el que se cree legitimo, el que
ignora o desconoce su ilegitimidad. Es poseedor de mala fe el
que tiene conocimiento de su ilegitimidad.
La buena fe en materia posesoria, es una creencia
equivocada. El poseedor se considera legítimo. Estima que
tiene derecho a la posesión que ejercita y por consiguiente
ignora que su posesión es ilegitima. Esta creencia equivocada
puede deberse a ignorancia o error de hecho o de derecho.
El Código Civil regula la duración de la buena fe en el
artículo 907. El Código se pone en el supuesto que la buena
fe cese, ya que es usual que esto ocurra y no que la mala fe
termine. En otras palabras, lo que suele pasar es que el
poseedor que se creía legítimo conoce su ilegitimidad.
SE CREE LEGITIMO
POSEEDOR
POSEEDOR
DE
BUENA FE
IGNORA O DESCONOCE SU
ILEGITIMIDAD

POSEEDOR
DE TIENE CONOCIMIENTO DE SU
MALA FE ILEGITIMIDAD
El Maestro Gonzales Barron al respecto anota: “…Según nuestro
Código, existe buena fe "cuando el poseedor cree en su legitimidad, por
ignorancia o error de hecho o de derecho sobre el vicio que invalida su
títuto" (art. 906). De esta aproximación legal es posible obtener las
siguientes conclusiones preliminares:
a) La buena fe requiere que el poseedor CREA EN SU LEGITIMIDAD.
b) La buena fe requiere que el poseedor tenga UN TITULO en el que
funde esa creencia.
c) La buena fe implica que el poseedor actúa por ignorancia, o por
error de hecho o de derecho.
Conforme se advierte de los elementos señalados, la buena fe no es
solamente una "creencia" fundada en un estado psicológico (meramente
interno) del poseedor. La buena fe sí es creencia, pero debe responder al
modo de actuar honesto de una persona. La buena fe no puede fundarse
nunca en un error inexcusable, pues existe un deber social de actuar
diligentemente. Por ello, se exige que el poseedor ostente el título de
adquisición de algún derecho (propiedad, usufructo, arrendamiento, etc.),
en el cual pueda sustentar su "creencia honesta". En resumen, aquí no se
exige Solamente una "buena fe-creencia", sino que se avanza hasta una
"buena fe-diligencia“…”.
Es inusual que el poseedor que conoce su ilegitimidad
pase a desconocerla.
Según el artículo 907, la buena dura mientras las
circunstancias permitan al poseedor creer que posee
legítimamente o en todo caso, hasta que sea citada en juicio,
si la demanda resulta fundada.
La buena fe que se presume es importante por sus
efectos: El poseedor de buena fe hace suyo los frutos
(artículo 908). En cambio el poseedor de mala fe esta
obligado a entregar los frutos percibidos y si no existen a
pagar su valor estimado al tiempo que los percibió o debió
percibir (artículo 910).
De otro lado, el poseedor de buena fe no responde por la
pérdida o detrimento del bien, mientras que el poseedor de
mala fe si responde.
Inclusive si la perdida o detrimento se producen por
casos fortuitos o de fuerza mayor, salvo que también se
hubiese producido en caso de haber estado el bien en poder
de su titular (artículo 909).
10.3.- ELEMENTOS DE LA POSESIÓN DE BUENA FE:
Son dos los elementos de la posesión de buena fe:
a) La ignorancia y el error: La ignorancia se da cuando el
adquiriente le da un valor de verdad a una realidad que no es
tal. Es por lo general el desconocimiento. El error se da
cuando el adquiriente le da un valor de verdad jurídica a la
apariencia del derecho que se revela como tal.
b) La persuasión de legitimidad: Este elemento de la
posesión se revela en la conciencia del poseedor adquiriente
como la creencia errónea en el derecho transmitido, sobre el
cual tiene una convicción de legitimidad.
La persuasión se puede apreciar desde dos hipótesis:
1) La buena fe para poseer; se tienen la buena fe para
poseer como propietario, cuando se ignora la existencia de
un vicio que invalida su título, incluso podría no existir el titulo
realmente, existiendo únicamente en la creencia del poseedor
adquiriente.
2) La buena fe para usucapir; se tiene buena fe para
prescribir la propiedad del bien, cuando, el poseedor
adquiriente cree en el derecho de propiedad del enajenante,
siendo en realidad el derecho de éste último, ilegítimo.
10.4.- EFECTOS JURÍDICOS DE LA POSESIÓN DE BUENA
FE:
Aún, cuando se halle viciada, la posesión siempre
produce cierto número de efectos jurídicos, sea el poseedor
de buena fe o de mala fe.
Entre los efectos reservados a la posesión de buena fe
apreciamos los siguientes:
1) PRIMER SUPUESTO: El poseedor adquirió la posesión de
quien carecía de derecho para transmitir. Tres personas
intervinientes en el conflicto. El falso dueño, el verdadero
dueño y el poseedor actual que adquirió del falso dueño. Los
efectos son los siguientes:
- Primer efecto: El poseedor actual resultará obligado a
restituir al verdadero dueño, pero “hace suyo los frutos”; por
que presume que éste ya los consumió (artículo 908 del
Código Civil).
- Segundo efecto: El poseedor de buena fe no responde de
la pérdida o detrimento del bien ocurrido por caso fortuito o
fuerza mayor (interpretación contrario sensu del artículo 909
del Código Civil.
2.- SEGUNDO SUPUESTO: El poseedor adquiere la
posesión con justo título y ésta se desenvuelve por cinco
años, recortándose el plazo de la prescripción adquisitiva de
dominio.
- Tercer efecto: Se adquiere la propiedad del inmueble
poseídos, por prescripción (artículo 950 del Código Civil).
3.- TERCER SUPUESTO: El poseedor posee un bien
mueble, durante dos años sin necesidad de justo título.
- Cuarto efecto: Se adquiere la propiedad del mueble, por
prescripción (artículo 951 del Código Civil).
4.- CUARTO SUPUESTO: El poseedor adquiere la propiedad
de una cosa mueble, recibiendo la posesión del otro.
- Quinto efecto: El poseedor adquiere el dominio aunque el
enajenante de la posesión carezca de facultad para hacerlo
(artículo 948 del Código Civil).
10.5.- LA POSESIÓN DE MALA FE.-
Existe cuando el poseedor es consiente de que su
posesión es ilegitima, como también cuando el poseedor, no
conociendo que su posesión es ilegitima, pero procediera con
negligencia culpable, estaría actuando de mala fe.
10.6.- EFECTOS JURÍDICOS DE LA POSESIÓN DE MALA FE:
El artículo 909 del Código Civil establece que el
poseedor de mala fe sólo responde por la perdida o el
deterioro del bien en los casos en que se presenten los
elementos constitutivos de responsabilidad, daño, nexo
causal y se demuestre la existencia del factor atributivo de
responsabilidad dolo o culpa.
El artículo 910 del Código Civil prescribe que en relación
a los frutos, el poseedor de mala fe está obligado a
reembolsar aquellos que hubiera percibido y en caso de que
ellos no existan, debe pagar su valor estimado al tiempo en
que los percibió o debió percibir.
El poseedor de mala fe requerirá de una posesión
continua, pacífica y pública como propietario durante 10 años,
para poder adquirir la propiedad inmueble mediante la
prescripción adquisitiva de dominio.
El poseedor de mala fe puede hacer uso de los
interdictos para defender su posesión, además de las
acciones posesorias conforme lo contempla el artículo 921
del Código Civil; asimismo, tiene derecho al valor actual de
las mejoras necesarias y útiles que existan al tiempo de la
restitución y a retirar las de recreo que puedan separarse sin
daño (artículo 917 del Código Civil).
Colateralmente tendría el derecho a retener el bien
reivindicado, mientras no se le desembolse dichas mejoras
solicitadas (artículo 918 del Código Civil).
10.7.- EL OCUPANTE PRECARIO:
El artículo 911 del Código Civil define la posesión
precaria como aquella que se ejerce sin titulo alguno o
cuando el que se tenia ha fenecido.
El antecedente de esta norma esta en al artículo 910 del
Código de Procedimientos Civiles, que señalaba que
procedía la acción de desahucio para recuperar inmuebles
que usaba otra persona de modo precario y sin pagar
pensión.
En el derecho romano la posesión precaria estaba
referida a la posesión que hoy conocemos como inmediata.
La jurisprudencia ha enriquecido la institución del
precario en numerosas casaciones: En la Casación Nro.
1215-96 se establece que “no tiene la calidad de poseedor
precario quien es dueño de la edificación construida sobre el
terreno de quien solicito el desalojo”.
Tampoco es precario el poseedor “que es copropietario
de quien solicita desalojo del bien indiviso”, pero la ejecutoria
de mayor raigambre es esta línea es aquella que señala la
casación Nro. 1818-97 “La precariedad en el uso de bienes
inmuebles no se determina únicamente por la carencia de un
título de propiedad o de arrendatario, debe entenderse como
tal la ausencia absoluta de cualquier circunstancia que
permita advertir la legitimidad de la posesión que ostenta el
ocupante”; en esa amplitud de criterio debe interpretarse la
norma contenida en el artículo 911 del Código Civil de tal
manera que el poseedor puede justificar de alguna forma su
posesión del bien. Por ejemplo con una edificación aun
cuando sea modesta no será precaria. Como se aprecia a
través de la administración de justicia se ha enriquecido el
concepto del famoso ocupante precario.
sólo con corpus

posesión
con corpus más
ánimus

Tiene que haber una situación de sujeto a bien

CORPUS

En tal situación tiene que generarse una apariencia de


propiedad sin tenerla

ANIMUS El sujeto proyecta la intención de ser considerado como


propietario
CUARTO PLENO CASATORIO CIVIL:
A mediados del mes de agosto de 20131 se publicó en el diario oficial “El
Peruano” el esperado Cuarto Pleno Casatorio Civil, emitido por las Salas Civiles
de la Corte Suprema de la República, de conformidad con el artículo 400 del
Código Procesal Civil (CPC); en dicho Pleno se establece un importante
precedente judicial en materia referida al desalojo y la posesión precaria; las reglas
fijadas en mayoría por el Colegiado integrado por diez Jueces Supremos,
integrantes de las dos Salas Civiles de la máxima instancia judicial, vincula a los
órganos jurisdiccionales de la República; tal decisión resulta relevante atendiendo a
lo controvertido del tema y a la urgente necesidad de la unificación de criterios en
esta materia en los pronunciamientos de los órganos jurisdiccionales.
Dicha Sentencia se ha expedido en la Casación N° 2195-2011-Ucayali,
correspondiente al proceso iniciado por Jorge Enrique Correa Panduro, César
Arturo Correa Panduro y Luis Miguel Correa Panduro, contra Mirna Lizbeth
Panduro Abarca y Euclides Vara Turco, sobre desalojo por ocupación precaria; se
advierte de la mencionada sentencia que los demandantes acreditan su derecho de
propiedad con los documentos que evidencian la inscripción de su derecho en los
Registros Públicos de la ciudad de Pucallpa; señalan que los demandados tienen la
condición de precarios y que poseen un bien que en su oportunidad fue casa de
familia; los demandados alegan haber adquirido la propiedad del inmueble materia
desalojo por prescripción, pues poseen el referido bien en forma continua, pacífica,
pública y como propietario por más de 40 años; señala que los demandantes no han
poseído nunca el inmueble, el que perteneció a los padres de la codemandada y de su
hermana, quien fue madre de los demandantes.
El juzgado de origen desestimó los argumentos de los demandados y declaró
fundada la demanda, ordenando el lanzamiento de los demandados del inmueble
materia del proceso; apelada la citada sentencia esta fue confirmada por la Sala Civil
Superior de Ucayali, mediante sentencia de vista del 8 de abril de 2011; interpuesto el
recurso de casación, la demandada señaló que se había producido infracción normativa
de naturaleza procesal, referida al inciso 3 del artículo 122 del CPC y al inciso 3 del
artículo 139 de la Constitución Política del Estado; refieren que la sentencia impugnada
no se encuentra debidamente motivada, pues se habría sustentado en normas sobre
arrendamiento, pese a que el proceso versa sobre desalojo por ocupación precaria;
cuando se debió aplicar los artículos 2 inciso 6 de la Constitución Política y 896, 923 y
950 del Código Civil (CC).
Finalmente tomando como base lo expuesto en los fundamentos referidos en
el párrafo que antecede (fundamentos del 30 al 69), el Pleno establece, por mayoría,
como precedente vinculante –doctrina jurisprudencial– lo siguiente:
1. Una persona tendrá la condición de precaria cuando ocupe un
inmueble ajeno, sin pago de renta y sin título para ello, o cuando dicho título no
genere ningún efecto de protección para quien lo ostente, frente al reclamante, por
haberse extinguido este.
2. Cuando se hace alusión a la carencia de título o al fenecimiento del
mismo, no se está refiriendo al documento que haga alusión exclusiva al título de
propiedad, sino a cualquier acto jurídico que le autorice a la parte demandada a
ejercer la posesión del bien, puesto que el derecho en disputa no será la
propiedad sino el derecho a poseer.
3. Interpretar el artículo 585 del Código Procesal Civil, en el sentido que
por “restitución” del bien se debe entender como entrega de la posesión que
protege el artículo 911 del Código Civil, para garantizar al sujeto a quien
corresponde dicho derecho a ejercer el pleno disfrute del mismo,
independientemente si es que es propietario o no.
4. Establecer, conforme al artículo 586 del Código Procesal Civil, que el
sujeto que goza de legitimación para obrar activa no solo puede ser el propietario,
sino también, el administrador y todo aquel que se considere tener derecho a la
restitución de un predio. Por otra parte, en lo que atañe a la legitimación para obrar
pasiva se debe comprender dentro de esa situación a todo aquel que ocupa el bien sin
acreditar su derecho a permanecer en el disfrute de la posesión, porque nunca lo tuvo o
el que tenía feneció.
5. Se consideran como supuestos de posesión precaria a los siguientes:
5.1. Los casos de resolución extrajudicial de un contrato, conforme a lo dispuesto por los
artículos 1429 y 1430 del Código Civil. En estos casos se da el supuesto de posesión
precaria por haber fenecido el título que habilitaba al demandado para seguir poseyendo
el inmueble. Para ello, bastará que el juez que conoce del proceso de desalojo, verifique
el cumplimiento de la formalidad de resolución prevista por la ley o el contrato, sin decidir
la validez de las condiciones por las que se dio esa resolución. Excepcionalmente, si el
juez advierte que los hechos revisten mayor complejidad, podrá resolver declarando la
infundabilidad de la demanda, mas no así la improcedencia.
5.2. Será caso de título de posesión fenecido, cuando se presente el supuesto
previsto por el artículo 1704 del Código Civil, puesto que con el requerimiento de la
devolución del inmueble se pone de manifiesto la voluntad del arrendador de poner fin al
contrato. No constituirá un caso de título fenecido el supuesto contemplado por el
artículo 1700 del Código Civil, dado que el solo vencimiento del contrato de
arrendamiento no resuelve el contrato sino que, por imperio de la ley, se asume la
continuación del mismo hasta que el arrendador le requiera la devolución del bien. Dada
esta condición, recién se puede asumir que el poseedor ha pasado a constituirse
poseedor precario por fenecimiento de su título.
5.3. Si en el trámite de un proceso de desalojo, el juez advierte la invalidez
absoluta y evidente del título posesorio, conforme lo prevé el artículo 220 del Código
Civil, solo se analizará dicha situación en la parte considerativa de la sentencia –sobre la
nulidad manifiesta del negocio jurídico–, y declarará fundada o infundada la demanda
únicamente sobre el desalojo, dependiendo de cuál de los títulos presentados por las
partes es el que adolece de nulidad manifiesta.
5.4. La enajenación de un bien arrendado, cuyo contrato no estuviere inscrito
en los registros públicos, convierte en precario al arrendatario, respecto del nuevo
dueño, salvo que el adquirente se hubiere comprometido a respetarlo, conforme a lo
dispuesto por el artículo 1708 del Código Civil.
5.5. Cuando el demandado afirme haber realizado edificaciones o
modificaciones sobre el predio materia de desalojo –sea de buena o mala fe–, no
justifica que se declare la improcedencia de la demanda, bajo el sustento de que
previamente deben ser discutidos dichos derechos en otro proceso. Por el contrario, lo
único que debe verificarse es si el demandante tiene derecho o no a disfrutar de la
posesión que se invoca, dejándose a salvo el derecho del demandado a reclamar en otro
proceso lo que considere pertinente.
5.6. La mera alegación del demandado, en el sentido de haber adquirido el
bien por usucapión, no basta para desestimar la pretensión de desalojo ni declarar la
improcedencia de la demanda, correspondiendo al juez del desalojo valorar las pruebas
en las cuales sustenta el demandado su derecho invocado, sin que ello implique que
está facultado para decidir sobre la usucapión. Siendo así, se limitará a establecer si ha
surgido en él la convicción de declarar el derecho de poseer a favor del demandante. De
declararse fundada la demanda de desalojo por precario, en nada afecta lo que se vaya
a decidir en otro proceso donde se tramite la pretensión de usucapión, puesto que el
usucapiente tendrá expedito su derecho para solicitar la inejecución del mandato de
desalojo o en todo caso para solicitar la devolución del inmueble.
6. En todos los casos descritos, el juez del proceso no podrá expedir una
sentencia inhibitoria, sino que deberá de pronunciarse sobre el fondo de la materia
controvertida, en el sentido de que corresponda, conforme a los hechos y la valoración
de las pruebas aportadas.
11.- LAS PRESUNCIONES POSESORIAS:
Las presunciones pueden ser absolutas o relativas.
La PRESUNCION ABSOLUTA O PRESUNCIÓN JURIS
ET DE JURE no admite prueba en contra y el Juez tiene la
obligación de aceptar por cierto el hecho presumido una vez
acreditado el precedente.
La PRESUNCION RELATIVA O JURIS TANTUM si
admite prueba en contra.
En casos de duda sobre la naturaleza de una presunción
se considera que es relativa, así lo dispone el artículo 280 del
Código Procesal Civil.
Por lo general las presunciones son relativas. Hay pocas
presunciones absolutas como la prevista en el artículo 2012
del Código Civil, en virtud del cual se presume, sin
admitirse prueba en contrario, que toda persona tiene
conocimiento del contenido de las inscripciones.
El efecto de las presunciones es trasladar la carga de la
prueba, quien alega un hecho debe probarlo. Sin embargo,
si quien alega un hecho se ampara en una presunción la
carga de la prueba se invierte.
El Código Civil contempla cinco presunciones en
materia de posesión:
a) El poseedor es reputado propietario (artículo 912);
b) La posesión de un bien hace presumir la de sus
accesorios (artículo 913).
c) La posesión de un inmueble hace presumir la de los
muebles que se hallen dentro de este (artículo 913);
d) Se presume la buena fe del poseedor (artículo 914);
e) Si el poseedor actual puede haber poseído
anteriormente, se presume que poseyó en el tiempo
intermedio (artículo 915).
11.1.- DE PROPIEDAD:
El artículo 912 del Código Civil señala que el poseedor
es reputado propietario. En consecuencia, en presencia de
un poseedor se debe presumir que también es propietario
del bien. Esta presunción se aplica al poseedor de bienes
muebles o inmuebles y puede ampararse en ella todo
poseedor, ya sea mediato o inmediato, legítimo o ilegítimo
o de buena o mala fe.
La presunción de propiedad es relativa, es decir, que
admite prueba en contrario. La prueba en contrario consiste
en acreditar que el poseedor no es el propietario del bien.
En una acción reivindicatoria, por ejemplo, el demandante
debe de probar que el demandado (el poseedor) no es
propietario del bien.
La prueba en contrario en materia de bienes muebles no
inscritos y no identificables es muchas veces imposible, ya
que en dichos bienes posesión equivale a título. En los
bienes muebles no identificables el titulo de adquisición no
acredita propiedad: es la posesión la que la acredita.
Posesión y propiedad se identifican. Tratándose de bienes
inmuebles y de muebles registrados, así como de muebles
no registrados pero identificables (como un cuadro de un
pintor famoso), es posible distinguir entre posesión y
propiedad. La prueba en contrario es el titulo adquisitivo
valido otorgado por quien era el propietario del bien., lo
cual supone acreditar que el enajenante era le propietario.
Esto ultimo se prueba revisando los títulos del enajenante y
de sus antecesores, durante el plazo de la prescripción.
La presunción de propiedad tiene dos excepciones:
a) No puede oponerla el poseedor inmediato al poseedor
mediato;
b) No puede oponerse al propietario con derecho inscrito.
La primera excepción no significa que el inmediato no
pueda ampararse en la presunción. Si la pueda hacer, pero
no contra el poseedor mediato. El poseedor inmediato
posee temporalmente el bien sobre la base de un título
otorgado por el poseedor mediato. El inmediato reconoce la
propiedad del mediato. Así, en un contrato de
arrendamiento, el arrendatario (poseedor inmediato)
reconoce el derecho del propietario (poseedor mediato).
Resulta razonable entonces que el inmediato no pueda
oponer la presunción a quien le otorga el título que lo
habilita a poseer.
En el caso del propietario con derecho inscrito, el registro
atribuye propiedad, por lo que, el poseedor tampoco puede
ampararse en la presunción. Debe tenerse en cuenta que el
poseedor no puede oponer la presunción al propietario que
figura con derecho inscrito. Pero si el bien está inscrito a
nombre de un tercero, el poseedor si puede ampararse en la
presunción.
La importancia de la presunción de propiedad se aprecia
en la acción reivindicatoria. En el proceso el demandado no
tiene que acreditar su derecho de propiedad, puede incluso
no contestar la demanda, será el demandante el que tenga
que probar que él es el propietario del bien y no el
demandado. Si lo hace habrá perdido el proceso.
11.2.- DE ACCESORIOS:
El primer párrafo del artículo 913 dice que la posesión de
un bien hace presumir la de sus accesorios.
La presunción no se refiere a las partes integrantes de
un bien, por que ellos son el bien mismo. Se refieren a los
bienes que mantienen su individualidad, pero que están
afectados a un fin económico u ornamental respecto de otro
bien.
Pueden haber bienes muebles que son accesorios de
otro bien mueble, muebles que son accesorios de un
inmueble o inmuebles que son accesorios de un inmueble. La
presunción se refiere a todos estos casos.
El accesorio puede ser separado provisionalmente del
bien principal para servir a la finalidad económica de otro
bien, sin que ello le suprima su calidad de accesorio. Así lo
dispone el artículo 888 del Código Civil. La pregunta que hay
que hacerse, sin embargo, es si durante la separación
provisional se aplica la presunción. Un ejemplo grafica la
situación.
Un cuadro es un accesorio (mueble) de una casa
(inmueble), si el cuadro es retirado de la casa para ser
utilizado temporalmente en decorar una casa vecina ¿Se
presumirá que el poseedor de la primera casa posee el
cuadro mientras está físicamente en la segunda casa?,
creemos que no. La norma no dice nada al respecto, pero
entendemos que para que se aplique la presunción el
accesorio debe estar dentro del bien principal; en el ejemplo
propuesto, el cuadro, bien mueble se encontraría dentro de
un inmueble, por lo que, se presumiría que el poseedor de la
segunda casa los muebles que se hallan en ella (segundo
párrafo del artículo 913 del Código Civil). Si a pesar de la
separación provisional del accesorio se aplicara la
presunción, se podría presentar el absurdo de dos
presunciones sobre el mismo bien.
Se presumiría que el poseedor de la primera casa posee
el cuadro que se halla en la segunda casa (primera parte del
artículo 913) y se presumiría que el poseedor de la segunda
casa posee el cuadro que se halla en ella (segunda parte del
artículo 913). Esto no es razonable y por tanto no debe ser la
interpretación correcta.
11.3.- DE MUEBLE EN INMUEBLE:
El segundo párrafo del artículo 913 señala que la
posesión de un inmueble hace presumir la de los bienes
muebles que se hallen en él.
La presunción no se refiere a las partes integrantes, por
la razón que se dio. Tampoco se refiere a los accesorios,
pues el primer párrafo del artículo 913 alude a la presunción
de accesorios. ¿De que bienes muebles se trata, que no sean
partes integrantes ni accesorios? A los que están dentro de
un inmueble sin estar afectados a él.
Automóviles en una playa de estacionamiento,
mercadería en una tienda de auto servicios o los cuadernos
de los alumnos en una aula universitaria son bienes muebles
dentro de un inmueble.
Las dos presunciones contenidas en el artículo 913
deben concordarse con la presunción de propiedad (artículo
912). Se presume que el poseedor de un bien posee sus
accesorios y que el poseedor de un inmueble posee los
muebles que se hallen en él. Además, se presume que el
poseedor es propietario del bien. Por lo tanto, se presume
que el poseedor de un bien es propietario de sus accesorios y
que el poseedor del inmueble es propietario de los muebles
que se hallen en él.
El artículo 913 no dice que las dos presunciones
contenidas en él (de accesorios y de muebles que en
inmueble) sean relativas. ¿Significa eso que son absolutas?,
la respuesta es negativa.
El artículo 280 del Código Procesal Civil señala que en
caso de duda sobre la naturaleza de la presunción, debe
considerarse como relativa.
Las dos presunciones tienen utilidad práctica en materia
de embargos. Al acreedor le basta probar que su deudor posee
bienes, acreditado esto, se presume que posee los accesorios
y los muebles y que es propietario de ellos, por lo que el
acreedor puede proceder a embargarlos.
11.4.- DE BUENA FE:
El artículo 914 del Código dispone que se presume la
buena fe del deudor.
Esta presunción: “esta basada en el comportamiento, en
principio, ha de entenderse atenido a criterios de honestidad y
probidad. En materia posesoria, además, es un modo de
favorecer las situaciones establecidas y de obviar las
dificultades que en muchos casos ofrecería la exigencia de una
prueba directa y positiva”.
La presunción se aplica a todo “poseedor ilegítimo”. Para
los poseedores legítimos la presunción no tiene ningún
efecto. Recordemos que es la posesión ilegítima la que
puede ser de buena o mala fe. Será de buena fe cuando el
poseedor crea que es legítimo; de mala fe cuando conozca
que es ilegítimo. La presunción se aplica tanto al poseedor
inmediato, como al que esta poseyendo de manera plena.
Este último caso sería el del poseedor que esta adquiriendo
el bien por prescripción o el del segundo adquiriente de un
bien mueble en caso de doble venta.
La presunción de buena fe es relativa: para acreditar la
mala fe deberá probarse que el poseedor conocía de su
ilegitimidad.
La presunción de buena fe tiene una excepción: no
favorece al poseedor del bien inscrito a nombre de otra
persona.
Nótese la diferencia con la excepción de la presunción
de propiedad. En este último caso no se puede oponer la
presunción contra el propietario con derecho inscrito. En el
caso de la presunción de buena fe, basta que el bien este
inscrito a nombre de un tercero para que opere la presunción.
La utilidad de la presunción la podemos ver con un
ejemplo: El propietario demanda la reivindicación de su bien,
además pide que el poseedor le entregue los frutos
percibidos o su valor, si no existieran, En este último caso, el
demandante tendrá que probar la mala fe del poseedor. Si no
lo hace el poseedor hace suyo los frutos.
11.5.- DE CONTINUIDAD:
El artículo 915 señala que si el poseedor actual prueba
haber poseído anteriormente, se presume que poseyó el
tiempo intermedio.
Esta presunción llamada de “continuidad” tiene
aplicación en materia de prescripción.
La prescripción es un modo de adquirir la propiedad
mediante la posesión de un bien durante un tiempo
determinado y con ciertas características. Para adquirir el
bien hay que probar haber poseído durante todo el plazo de
prescripción, lo cual es casi imposible. Amparado en la
presunción, el demandante en un proceso de prescripción
adquisitiva sólo tendrá que acreditar que posee actualmente y
que poseyó en el pasado, al inicio del plazo de prescripción,
presumiéndose que poseyó en el tiempo intermedio.
La presunción de continuidad admite prueba en
contrario. La prueba consiste en acreditar que el poseedor no
poseyó en el tiempo intermedio.
DE PROPIEDAD SE PRESUME QUE EL POSEEDOR ES
TAMBIEN EL PROPIETARIO

DE ACCESORIOS SE PRESUME QUE LA POSESION DE UN BIEN


INCLUYE TAMBIEN A SUS ACCESORIOS

SE PRESUME QUE LA POSESION DE UN BIEN


DE MUEBLES
INMUEBLE ALCANZA TAMBIEN A LOS BIENES
EN INMUEBLES
MUEBLES QUE SE HALLA EN EL

DE BUENA FE SE PRESUME LA BUENA FE DEL DEUDOR

SE PRESUME QUE EL POSEEDOR ACTUAL


QUE PRUEBA HABER POSEIDO ANTERIOR-
DE CONTINUIDAD MENTE, POSEYO EL BIEN EN EL TIEMPO
INTERMEDIO
12.- DERECHOS DEL POSEEDOR:
12.1.- SUMA DE PLAZOS POSESORIOS:
El artículo 898 señala que el poseedor puede adicionar a
su plazo posesorio el de aquel que le transmitió validamente
el bien. Este artículo consagra la suma de los plazos
posesorios.
La suma de plazos posesorios tiene utilidad para efecto
de la prescripción adquisitiva. No es necesario que el
poseedor haya poseído individualmente durante todo el plazo
requerido para adquirir el bien por prescripción. Puede
recurrir a la suma de plazos y adicionar los plazos de la
posesiones de sus antecesores.
Para que proceda la suma de plazos posesorios tiene
que haber una transmisión válida.
EL POSEEDOR 2 PUEDE ADICIONAR EL PLAZO DE POSESION
DEL POSEEDOR 1 AL SUYO

POSESION 1 POSESION 2

SUMA DE PLAZOS
POSESORIOS
DEBE REUNIR REQUISITOS DE VALIDEZ DEL
ACTO JURIDICO
Esto quiere decir que el acto jurídico en mérito del cual
se adquiere el bien debe reunir los requisitos de validez del
acto jurídico debe ser incuestionable. La transmisión no tiene
que ser de propiedad, puede ser de posesión, siempre que se
transmita la posesión plena.
Como se ha señalado anteriormente, la utilidad de la
suma se presenta en la prescripción adquisitiva. No se puede
sumar los plazos de una posesión mediata con una
inmediata. Si un usurpador arrienda un bien, el arrendatario
no puede sumar el plazo posesorio del usurpador, al menos
para efectos de la prescripción adquisitiva, ya que el
inmediato, no puede adquirir el bien por prescripción, por no
poseer como propietario.
12.2.- MEJORAS:
El Código Civil no define las mejoras.
Se tratan de modificaciones que realiza un poseedor
respecto de la situación de un bien, determinando el
incremento de su valor según la apreciación ponderada de
las reglas del mercado. Son mejoras cambiar el sistema
eléctrico de una casa o levantar una pared.
Lo que hace el Código es clasificar las mejoras. El
artículo 916 dice que las mejoras pueden ser necesarias,
útiles o de recreo. Son NECESARIAS cuando tiene por
objeto impedir la destrucción o el deterioro del bien, como
pintar un barco; Son UTILES las que sin pertenecer a la
categoría de las necesarias aumentan el valor y la renta del
bien. El caso sería el levantamiento de una pared por razones
de seguridad. Son de RECREO, cuando sin ser necesarios ni
útiles sirven para ornato, lucimiento o mayor comodidad,
como la construcción de una piscina.
En verdad todas las mejoras, ya sean necesarias, útiles
o de recreo, suponen la modificación o aumento del valor del
bien.
El régimen de las mejoras tiene importancia al momento
de la restitución del bien. El poseedor se encuentra obligado
a devolver el bien y hay que determinar las consecuencias
jurídicas y el destino de las mejoras introducidas en el bien.
Según el artículo 917, el poseedor tiene derecho al valor
actual de las mejoras necesarias y útiles que existan al
momento de la restitución y a retirar las del recreo que
puedan separarse sin dañar el bien, salvo que el dueño opte
por pagar su valor actual. Esta regla no es aplicable a las
mejoras después de la citación judicial, sino cuando se trata
de las necesarias.
Al Derecho le interesa que los bienes no se deterioren o
destruyan.
Si se hacen mejoras en un bien, el beneficiado directo es
el propietario. El bien aumenta de valor y tal aumento
pertenece al propietario. Si el poseedor hace las mejoras,
resulta razonable que la ley le atribuya su valor ya que
gracias a él se hicieron las mejoras. De no haber
reconocimiento de las mejoras a favor del poseedor, habría
de un lado un enriquecimiento del propietario y de otro se
desincentivaria la ejecución de las mejoras. Por tal razón, la
ley reconoce al poseedor el valor de las mejoras que hizo, así
sea ilegítimo e inclusive si tiene mala fe.
El razonamiento anterior no es exacto respecto de las
mejoras de recreo. El poseedor las hace por interés propio,
no tiene obligación de hacerlas, a diferencia de las
necesarias en las que se podría decidirse que hay casi la
obligación de hacerlas. Las mejoras útiles están en el medio,
pero la ley las asimila a las necesarias.
Por lo mismo que no hay obligación de hacer las mejoras
de recreo, el propietario no está obligado a pagar al poseedor
su valor. Si la mejora de recreo no puede ser retirada sin
causar daño al bien y el propietario no opta por pagar su
valor, el poseedor no tiene derecho alguno.
En conclusión el poseedor tiene derecho:
a) Al valor actual de las mejoras necesarias y útiles que
existan al tiempo de la restitución.
b) A retirar las mejoras de recreo que puedan separarse sin
causar daño.
También debe tomarse en cuenta que la norma que
contiene el artículo 918 del Código Civil establece el derecho
de retención.
En el caso de las mejoras, la retención sólo opera
cuando el poseedor tenga derecho al valor actual de las
mejoras necesarias y útiles que existan al tiempo de la
restitución (artículo 917 del Código Civil).
El derecho de retención no se aplica cuando se trata de
retirar las mejoras de recreo, porque en este supuesto el
poseedor tiene un derecho de separación expedito o porque,
aleatoriamente, el propietario tiene un derecho de opción al
pago de dichas mejoras. Caso contrario implicaría que la
pretensión del poseedor sea injustificado.
El poseedor tiene derecho a separar del bien que posee
las mejoras efectuadas, se trata justo de retirar las mejoras
de recreo, acción que debe efectuarse solamente mientras el
poseedor ejerce su derecho como tal sobre el bien, por lo que
una vez restituido el bien materia de posesión, este derecho
se pierde. Además, el artículo 919 del Código Civil también
establece un plazo de 2 meses para iniciar la acción de
derecho de reembolso, prescribiendo dicha acción se pierde
el derecho de restitución.
Por lo mismo que no hay obligación de hacer las mejoras
de recreo, el propietario no está obligado a pagar al poseedor
su valor. Si la mejora de recreo no puede ser retirada sin
causar daño al bien y el propietario no opta por pagar su
valor, el poseedor no tiene derecho alguno.
13.- DEFENSA POSESORIA:
La posesión es el ejercicio de hecho sobre un bien
(tengo el bien en mi poder) – artículo 896 del C.C. -, mientras
la propiedad o cualquier otro derecho real es un poder
jurídico reconocido por la ley (tengo un título) – artículo 923
del C.C. – Esta tutela no significa una protección de la
posesión como si ésta fuese un “ius”, sino como lo que es
realmente: un “factum”, es decir, un hecho cierto y visible
“prima facie”, el cual es objeto de una protección interinal en
tanto se trata de una situación comprobable en forma
inmediata; en cambio, la tutela del “jus” exige acreditar una
relación no visible (ideal), esto es, una “titularidad jurídica”
existente sólo en el mundo de la abstracción de los derechos
subjetivos; por ello, la protección del “ius” sólo opera en un
plano definitivo en el que se demuestre la existencia de un
derecho superior frente a la sola posesión; un elemental buen
sentido exige que antes de consentir en una modificación de
lo que “es” (posesión), se debe previamente demostrar lo que
“debe ser” (derecho); la posesión no se tutela por ser un
derecho, que no lo es, sino por que comprobado el hecho
posesorio, no es el poseedor quien debe dar razón de su
derecho, sino aquel que manifiesta lo contrario, esto es, quien
afirma que la posesión se realiza sin derecho o que tiene un
mejor derecho a poseer.
El artículo 920 del Código Civil se refiere a la
defensa extrajudicial de la posesión y el artículo 921 a la
defensa judicial.
13.1.- DEFENSA EXTRAJUDICIAL:
El artículo 920 faculta a los particulares a defender
su posesión de manera directa, sin necesidad de acudir
al Poder Judicial o a la Policía, rechazando las
agresiones ilícitas, mediante la violencia, siempre que
esta sea adecuada a las circunstancias.
La norma también autoriza a los poseedores a emplear la
fuerza, siempre absteniéndose de las vías de hecho no
justificadas por las circunstancias para recuperar los bienes
de los que son despojados. En este caso, la recuperación
debe realizarse en forma inmediata, sin que medie intervalo
de tiempo entre el despojo y la recuperación del bien.
A modo de ejemplo si un ladrón pretende robar un carro
es legítimo que el ocupante del vehículo emplee fuerza contra
el ladrón para impedir el robo. Igual violencia puede utilizar la
persona que al regresar a su casa sorprende a un extraño
invadiendo su propiedad.
El derecho a la defensa directa o extrajudicial de la
posesión corresponde a todo poseedor. Por tanto, tiene
derecho a repeler la fuerza que se emplee contra ellos y a
recobrar el bien, si son desposeídos, el poseedor mediato e
inmediato, el legítimo y el ilegítimo y el de mala o de buena fe.
Por excepción el servidor de la posesión que no es
poseedor puede recurrir a la defensa extrajudicial.
13.2.- DEFENSA JUDICIAL:
El artículo 921 señala que todo poseedor de muebles
inscritos y de inmuebles pueden utilizar las acciones
posesorias y los interdictos. A través de los interdictos se
protege la posesión en si misma. El derecho de poseer se
antepone al derecho de poseer. De esta forma todo
poseedor queda legitimado para proteger su posesión a
través de los interdictos. Pueden utilizar los interdictos un co
propietario contra otra co propietario, un cónyuge contra el
otro, el usurpador contra el propietario, el arrendatario aun
con contrato vencido contra el arrendador, y, en general todo
aquel que posee.
Las acciones posesorias son procesos judiciales
mediante los cuales se protege el derecho a la posesión.
Las acciones posesorias se sustancian en la vía ordinaria
en razón que en esta si es necesario la demostración de un
“derecho a la posesión” y por consiguiente, se debate “el
mejor derecho a poseer”.
La acción publiciana; la posesión también se tutela a
través de la acción publiciana, institución reconocida en la
práctica judicial o en al doctrina. Sirve para facilitar la acción
procesal y sustantiva del demandante, dispensándolo de una
prueba absoluta de su dominio y en la práctica cumpliría el fin
de suavizar la carga de la prueba para el reivindicante.
La diferencia de ésta con los interdictos es:
a) En la acción interdictal se prueba el hecho de la
posesión y en la acción publiciana el derecho a poseer; como
se aprecia la diferencia está en la prueba y también en la
forma como se tramita.
b) Los interdictos se tramitan como procesos
sumarísimos, la acción publiciana se tramita como proceso de
conocimiento. En la Doctrina, José Puig Brutau, con relación a
ésta institución y resumiendo una sentencia casatoria de la
Corte de Madrid nos dice que la acción publiciana es una
acción “que compete al poseedor civil” de una cosa contra el
que la posee sin título o con título, pero con menos derecho
para que la sea restituida la cosa con sus frutos y accesorios.
El poseedor de buena o de mala fe, está protegido por
las acciones interdictales contra las perturbaciones causadas
a su posesión.
Los interdictos son acciones sumarias que protegen el
hecho de la posesión sin resolver nada sobre el derecho a
poseer, ni excluir el ejercicio de la acción fundada en el
derecho de propiedad en juicio ordinario. En consecuencia,
tiene por objeto decidir sobre la actual posesión.
En los interdictos se tutela la posesión en si misma
(derecho a la posesión).
Todo aquel que es perturbado o despojado en su
posesión puede utilizar los interdictos a fin de que cese la
perturbación o de recuperar la posesión. En los interdictos
no se discute la legitimidad de la posesión. Es suficiente
que el poseedor mediato o inmediato, legítimo o ilegítimo, de
buena o mala fe, sea perturbado o despojado, para que
proceda el interdicto.
El Código de Procedimientos Civiles contemplaba cinco
interdictos: de adquirir, de retener, de recobrar, de obra
nueva y de obra ruinosa. El INTERDICTO DE ADQUIRIR
tenía por objeto entrar a poseer un bien, para lo cual el
demandante debía acreditar su derecho a la posesión, no se
trataba pues de un verdadero interdicto no se discutía el
derecho a la posesión sino la posesión.
El INTERDICTO DE RETENER, procedía cuando el
poseedor era perturbado en su posesión, tenía por objeto que
el demandado se abstuviera de perturbar al poseedor; El
INTERDICTO DE RECOBRAR procedía cuando el poseedor
era despojado de su posesión, siempre que no hubiera
mediado proceso previo, su finalidad era que el demandado
repusiera al demandante en la posesión del bien. El
INTERDICTO DE OBRA NUEVA tenía por objeto impedir la
continuación de una obra o conseguir la demolición de una ya
edificada en cuanto dañaba la posesión del demandante; El
INTERDICTO DE OBRA RUINOSA tenía por finalidad obtener
la demolición total o parcial de una construcción que
amenazaba ruina o al adopción de las medidas de seguridad
necesarias por el mal estado de un edificio, canal, camino,
árbol, columna o cualquier otra cosa análoga.
El Código Procesal Civil sólo regula los INTERDICTOS DE
RECOBRAR y de RETENER.
El interdicto de adquirir ha sido eliminado por que como
dijimos anteriormente, no era un verdadero interdicto; por su
lado, la ejecución de obras (interdicto de obra nueva) y las
construcciones que amenazaban ruina (interdicto de obra
ruinosa) constituían en rigor perturbaciones a la posesión.
Por ello el Código Procesal Civil las califica acertadamente
como perturbaciones para efectos del interdicto de retener.
Los interdictos pueden ser utilizados por: A) Los
poseedores de inmuebles inscritos o de inmuebles que son
perturbados o despojados de su posesión; y, B) Deben
ejercitarse dentro del año de producido el despojo o la
perturbación.
El artículo 921 del Código Civil dice que todo poseedor
de muebles inscritos y de inmuebles puede utilizar los
interdictos. El artículo 599 del Código Procesal agrega que el
mueble inscrito o el inmueble no deben ser de uso público.
En ciertos bienes muebles posesión y propiedad se
identifican (posesión vale título) por que es imposible probar
que el poseedor no es el propietario del bien. Por ello cuando
se reclama la posesión del bien también se está reclamando
la propiedad. En este sentido, si procedieran los interdictos
sobre bienes mueble se terminaría discutiendo acerca del
derecho a poseer (lo petitorio) que tiene el propietario y no
sobre el derecho de posesión (lo posesorio) lo cual no es
admisible en los interdictos. Pero en los “bienes muebles
inscritos “ si es posible diferenciar posesión de propiedad. Por
ello el Código Civil permite que se planteen interdictos
respecto de ellos. Lo mismo sucede con los inmuebles.
Con respecto a los bienes de uso público el artículo 992
del Código de Procedimientos Civiles decía que no se
admitirán los interdictos respecto de las cosas que no pueden
ganarse por prescripción.
Los bienes que no pueden ganarse por prescripción son
aquellos que no son objeto de posesión privada: los bienes
de uso público. Tampoco son adquiribles por prescripción los
bienes que se consumen con el primer uso (el fluido eléctrico
por ejemplo) o los bienes que posee el arrendatario. No se
tratan de bienes imprescriptibles por ser de uso público, sino
por tener una naturaleza especial que impide actos
posesorios repelidos (los consumibles) o por no ser poseídos
con animus domini (el arrendatario).
Los bienes imprescriptibles a los que se refería el
artículo 992 del Código de Procedimientos Civiles eran los
bienes de uso público. No había la menor duda que procedía
el interdicto para proteger la posesión del fluido eléctrico
(considerado como inmueble por accesión o por destinación)
y que el arrendatario podía plantearlo incluso contra el
propietario.
Por esta razón, el artículo 599 del Código Procesal Civil
dice acertadamente que procede el interdicto respecto de
inmueble y de mueble inscrito, siempre que no sea de uso
público.
La razón por la cual no se admiten los interdictos
respecto de bienes de uso público es que estos están
destinados al uso de todos. En tal sentido, el derecho no
desea que se atribuya posesión privada sobre ellos. Si el
poseedor es despojado de su posesión o perturbado puede
plantear un interdicto para recuperar la posesión o para que
cese la perturbación. El despojo es el acto por el cual se
“excluye” total o parcialmente al poseedor de su posesión. El
despojo determina la pérdida de la posesión . Es ahora el
despojante y no el despojado quien posee. El interdicto de
recobrar tiene por objeto justamente recobrar la posesión de
lo cual uno ha sido despojado.
La perturbación es una conducta que lesiona la posesión.
El que sufre la perturbación es el poseedor y no el bien. No
toda conducta que afecta la posesión puede ser cuestionada a
través del interdicto. Para que la posesión sea tutelada: la
perturbación debe ser de hecho y no de derecho. El Código
Procesal Civil se refiere a esta característica en los artículos
600 y 606. El primer artículo dice que en la demanda deben
expresarse los hechos en que consiste el agravio. El segundo
señala que la perturbación puede consistir en actos materiales
o de otra naturaleza como la ejecución de obras o la existencia
de construcciones en estado ruinoso.
Las perturbaciones de hecho consisten en todos aquellos
actos materiales realizados contra la posesión. Son actos
perturbatorios el corte de fluido eléctrico de un inmueble, la
instalación de trancas en la vía pública que dificulte el ingreso a
una propiedad, los ruidos que molestan al poseedor, etc.
Los actos de derecho como la interposición de una
demanda, las notificaciones judiciales y en general todo acto
jurídico que niegue o contradiga el derecho de posesión, no
constituye perturbación.
El acto perturbatorio debe realizarse contra la voluntad
del poseedor. Si el poseedor consiente con la instalación de
trancas en la vía por ejemplo las molestias que le causen el
acceso a su propiedad no constituyen perturbaciones.
Las lesiones de hecho “ilegítimas” a la posesión no son
perturbaciones. Imaginemos el caso de una discoteca que
tiene licencia de funcionamiento y está autorizada a poner
música hasta altas horas de la noche. Los vecinos no podrían
interponer interdictos de retener para que cesara la música.
Según el artículo 921 del Código Civil, si la posesión del
poseedor es mas de un año, puede rechazar los interdictos
que se promuevan contra él.
Por otro lado, el artículo 601 del Código Procesal Civil
señala que la pretensión interdictal prescribe al año de
iniciado el hecho que fundamenta la demanda.
El Código Civil se pone en el supuesto que el poseedor
actual haya despojado al poseedor anterior. Si la posesión del
despojante es mayor de un año puede rechazar el interdicto
que le promueva el despojado. El Código Procesal Civil
también se refiere al caso del poseedor despojado pero se
plantea la duda con respecto al poseedor actual que ve
perturbada su posesión. Como veremos mas adelante en
nuestra opinión el artículo 601 del Código Procesal Civil no
comprende las perturbaciones.
No se requiere un plazo de posesión determinado para
utilizar el interdicto. En algunos países como en Argentina, se
exige que el poseedor tenga un año de posesión para que
quede habilitado para plantear el interdicto. En el Perú, no es
así. El año es para rechazar el interdicto y no para plantearlo.
¿Desde cuando se computa el plazo? El artículo 601 del
Código Procesal Civil no da la respuesta: desde que se inicia
el hecho que fundamenta la demanda. En el caso del despojo
el plazo para plantear el interdicto de recobrar corre desde
que se produjo el despojo. El problema se presenta con las
perturbaciones.
Para ENNECCERUS, KIPP y WOLF si la perturbación es
repetida el año se cuenta desde la “última” perturbación, si es
permanente desde el “orígen” de ella. Discrepo con los
autores citados.
Si en la perturbación repetida el año contara desde la
última perturbación ya no tendría sentido plantear el
interdicto, que tiene por objeto que cese la perturbación. Si ya
cesaron las perturbaciones ¿Para que plantear el interdicto?.
En el caso de la perturbación permanente cada momento
constituye una nueva perturbación.
La diferencia con la perturbación repetida es el lapso de
tiempo que existe entre perturbación y perturbación, por lo
que, cada momento habilita al poseedor para que
interpongan el interdicto de retener. El hecho que fundamenta
la demanda lo configura cada perturbación a cada momento y
no el origen de ella. De todo lo anterior se podría inferir que
cuando se produce una perturbación y esta es permanente,
no hay plazo para plantear el interdicto.
14.- EXTINCION DE LA POSESIÓN:
El artículo 922 del Código Civil señala que la posesión se
extingue por tradición, abandono, ejecución de resolución
judicial y destrucción total o parcial del bien.
La TRADICIÓN del bien esta lejos de ser una causal de
extinción del derecho, ya que la posesión no acaba ni
termina. En este modo de pérdida de posesión hay un
adquiriente de la misma. +-*
Pérdida y adquisición se hallan en realidad en una
relación lógica jurídica de causa a efecto. Se adquiere la
posesión por que la pierde otro y el enajenante la pierde
porque otro lo adquiere.
El ABANDONO entraña también una pérdida voluntaria
de la posesión. El abandono es la terminación de la ocupación
material de la cosa e importa un acto que revela no querer
conservar la posesión. El abandono es un acto unilateral que
presupone una voluntad pero no exige la declaración de
voluntad, la cosa abandonada puede entrar en la posesión de
otro o quedar simplemente desprovista del poseedor.
La posesión se pierde también por EJECUCION DE
RESOLUCION JUDICIAL. Esta Resolución supone el previo
trámite de un juicio en el cual el poseedor ha sido vencido. Se
trata evidentemente de una pérdida involuntaria de la
posesión.
Finalmente, se pierde la posesión por DESTRUCCION O
PERDIDA TOTAL DEL BIEN. Esta causal es la que más se
acerca a lo que podría llamarse la extinción del derecho. La
cosa desaparece o lo que es lo mismo, hay imposibilidad
física de que sea objeto de relaciones jurídicas y en particular
de relaciones posesorias. Algunos autores consideran este
modo de perder la posesión como involuntario, pero nada se
opone a que sea voluntario cuando la pérdida o la
destrucción de la cosa obedezcan a un acto del poseedor. En
esta hipótesis la destrucción de la cosa funciona como un
medio de materializar la voluntad de abandonar del bien.
MUCHAS
GRACIAS

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