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El buen maestro :
Domina los temas que enseña, siente gran pasión de los conocimientos que comparte,
está actualizándose permanentemente y busca siempre métodos novedosos para que
sus estudiantes asimilen mejor y con mayor entusiasmo los conceptos que desea
grabar en sus mentes
El buen maestro
Es muy exigente consigo mismo. Prepara con rigor cada una de sus lecciones. Busca
los mejores ejemplos, los ejercicios más útiles, las definiciones más claras y precisas y
las lecturas más estimulantes.
El buen maestro
Atiende de manera personalizada a sus alumnos. Trata de aprender todo lo que sea
posible acerca de sus necesidades, dudas, problemas e intereses. Busca siempre la
manera de que cada uno de sus estudiantes sienta que lo están tratando como
individuo y no como grupo
El buen maestro
No sólo señala los errores sino también los aciertos. Hace notar las fallas en un
tono constructivo y las analiza con cuidado para intentar captar dónde y porqué
se produce la incomprensión de sus estudiantes. Es particularmente generoso a la
hora de reconocer los logros de sus alumnos, celebra sus conquistas y la superación
de los obstáculos.
El buen maestro
No tolera la mediocridad y es exigente con sus alumnos. Busca dejar en ellos una
huella imborrable. Busca con ingenio fórmulas que faciliten su superación
intelectual. No se rinde ante los indiferentes, los perezosos o frente a quienes
tienen dificultades para aprender.
El buen maestro
El buen maestro
Es un gran cuentero. Sus cuentos deben despertar la imaginación de sus alumnos,
el deseo de continuar la gran aventura del saber. Cada una de sus lecciones debe
ser un viaje interesante a lugares llenos de atractivas
El buen maestro
Debe dar ejemplo con su vida personal y profesional. Debe ser modelo de
consagración al estudio, de disciplina, de seriedad, de compromiso con la calidad
y de constante superación. Su conducta personal debe ser intachable, debe ser
fuente de inspiración para sus alumnos.
El buen maestro