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Profesores contra la

pedagogía tóxica.
María Acaso, Universidad Complutense y Clara Megìas,
Universidad de Alcalá Madrid, Febrero 2017

En 2006, el pedagogo británico Ken Robinson hizo temblar las bases


del sistema educativo con su charla TED “ Las escuelas matan la
creatividad”, el criticaba que los colegios son el primer freno con que
se encuentran los niños, y alertaba sobre el desacierto de los
programas educativos al primar materias como las matemáticas y
arrinconar las mas artísticas, como la música o el dibujo, bajo el
pretexto de que no son útiles a la hora de encontrar un empleo.
Las profesoras María Acaso y Clara Megìas han
desarrollado una nueva metodología para darle la vuelta a
la forma de dar clases.

“Hay que acabar con la pedagogía tóxica y aplicar nuevas


fórmulas para despertar el deseo de los estudiantes por
aprender”, explica María Acaso,
 Su propuesta es incorporar el arte en la
educación para generar placer y de esa
forma conseguir que el esfuerzo y la
constancia aparezcan de forma
automática. Los profesores pueden
emplear esta metodología para impartir
cualquier asignatura.
 Las investigaciones sobre neuroeducación demuestran que
para activar el deseo de pensar es necesario encender
previamente una emoción, y para ello es fundamental
despertar la curiosidad. “Hay que comenzar la clase con un
elemento provocador, puede ser una frase, un dibujo o un
pensamiento; algo que resulte chocante”, indica Francisco
Mora, profesor de la Facultad de Medicina de la Complutense
y autor del libro Neuroeducación. Solo se puede aprender
aquello que se ama.
 María Acaso: un día apareció en clase con una sandía y frente
al asombro de los estudiantes, la cortó y creó un cuadrado. Su
intención era generar extrañamiento entre los estudiantes. “El
ser humano está diseñado para prestar atención a lo que no
es habitual. Una situación nueva que no sabes cómo resolver
te atrae. Atención, emoción y aprendizaje. Ese es el orden
según la neuroeducación”, remarca Acaso. En el aula se creó
un clima muy diferente al habitual, en el que el silencio propio
de la clase magistral, en la que el profesor habla y el estudiante
escucha, dio paso a un debate sobre el significado de esa
sandía. Una vez captada la atención de los alumnos, las
dinámicas de aprendizaje cambian.
 Acaso les explicó que esa sandía con forma cuadrada era una
pieza del artista cubano Wilfredo Prieto llamada Políticamente
correcto, y su intención era precisamente cuestionar los
estándares de la educación, plantear por qué el mobiliario, los
programas académicos y la forma de enseñar no han
evolucionado. “Llevar una sandía a clase es un acto de
subversión, hace que el aula explote”, explica.
 En 2009, Acaso publicó el libro La educación
artística no son manualidades, en el que criticaba
que las disciplinas relacionadas con las artes han
sido consideradas como un conocimiento de
segunda categoría, prescindible, frente a los
“conocimientos altos” como las matemáticas o
las ciencias.
 En su libro, las dos profesoras desarrollan los
cuatro puntos clave de esa nueva metodología:
pensamiento divergente, incorporación del
placer, alumnos y profesores como productores
de contenidos y trabajo colaborativo y por
proyectos. El próximo mes de julio organizan en
Madrid un curso junto al colectivo Pedagogías
Invisibles para 100 profesores de todos los
niveles educativos en el que enseñarán cómo
poner en práctica el Art Thinking.

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