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LUMEN GENTIUM

Cristian Sierra
CAPITULO VI: LOS RELIGIOSOS

Las familias religiosas escogerán los votos necesarios


para cumplir con su misión y servicio, deben
obediencia al Sumo Pontífice y a los Obispos,
esmerándose en preservar la vocación a la que ha sido
llamado.
CASTIDAD, POBREZA Y OBEDIENCIA

Las familias religiosas escogerán los votos necesarios


para cumplir con su misión y servicio, con el ánimo de
conseguir su perfección, una libertad afianzada en la
obediencia Cristo.

CAPITULO VI
DISTINTIVO ESPECIAL

La manera de asumir los consejos evangélicos parece


como distintivo en los miembros de la iglesia en
cumplimiento de su vocación Cristiana.

CAPITULO VI
REGLAS Y CONSTITUCIONES
El Sumo Pontífice en razón de su primado sobre toda
la Iglesia, puede someter a una solo autoridad a
cualquier instituto religioso, siendo también confinados
a la autoridad patriarcal propia. Los miembros de los
institutos deben prestar a los Obispos la debida
reverencia y obediencia según las leyes canónicas.

CAPITULO VI
PURIFICACIÓN DEL ALMA

Se reconoce el valor fundamental del trabajo puesto


al servicio del prójimo, así se alienta a los hermanos y
hermanas a seguir prestando asistencia
generosamente en la sociedad.

CAPITULO VI
PERSEVERANCIA

Esmérese todo el que haya sido llamado a la profesión


de estos consejos, por perseverar y destacarse en la
vocación que ha sido llamado por Dios.

CAPITULO VI
CAPITULO 7: INDOLE ESATOLOGICA DE LA
IGLESIA PERENIGRANTE Y SU UNION CON
LA IGLESIA CELESTIAL
Por que todos los que son de Cristo tienen un mismo Espíritu,
formando una sola Iglesia. Compuesta por tres tipos de
Iglesia; la Iglesia Militante, La iglesia purgante y la Iglesia
Celestial; la Iglesia peregrina hace sufragios por la Iglesia
purgante para que alcance la paz y la Iglesia celestial
intercede ante El Padre por la Iglesia peregrina

CAPITULO VII
INDOLE ESCOTOLÓGICA DE NUESTRA
VOCACION EN LA IGLESIA
La restauración de la Iglesia que esperamos comienza
ya en Cristo, impulsada por la venida del Espíritu, en
cuanto movidos por la fe labramos nuestra salvación.
La renovación del mundo esta irrevocablemente
decretada y empieza a realizarse en el siglo presente
ya que en la tierra la Iglesia se reviste de una
imperfecta Santidad.

CAPITULO VI
COMUNIÓN DE LA IGLESIA CELESTIAL CON LA
IGLESIA PERENIGRANTE
Por que todos los que son de Cristo y tienen su Espíritu, forman una
solo Iglesia y con El están mutuamente unidos, así la unión de los
peregrinos en la tierra con los que durmieron en la paz de Cristo de
ninguna manera se interrumpe, antes bien se fortalece con
la comunicación de los bienes espirituales, donde ellos interceden
incesantemente por nosotros ante El Padre presentando a su único
mediador su Hijo Jesucristo.

CAPITULO VI
RELACIONES DE LA IGLESIA PERGRINANTE CON
LA IGLESIA CELESTIAL
La Iglesia peregrina ofrece sufragios y ora por los difuntos
para que encuentren la paz y queden libres de sus pecados.
Reconoce la intercesión de la Iglesia celestial, de la gloriosa
Virgen María, los apóstoles, los ángeles, santos, quienes
vivieron en la tierra como verdadera imagen de Cristo,
invocando sus beneficios y ayudas, ofreciendo nosotros su
debido culto.
EL CONCILIO ESTABLECE DISPOCIONES
PASTORALES
Se puede mencionar la Iglesia Celestial, Iglesia purgante,
Iglesia militante, aprobándose el culto a los Santos, buscando
el ejemplo de su vida, la participación de su intimidad y la
ayuda de su intercesión. Donde se reafirma la Unidad de la
Iglesia por que constituimos una sola familia en Cristo y en la
asamblea de todos los fieles se glorifica a Dios

CAPITULO VI
CAPITULO 8: LA BIENAVENTURADA VIRGEN
MARIA, MADRE DE DIOS, EN EL
MINISTERIO DE CRISTO Y DE LA IGLESIA

La Santísima Virgen María esta enriquecida con


la dignidad de ser Madre de Dios Hijo, es la hija
predilecta del Padre y sagrario del Espíritu Santo, es
madre de los miembros de Cristo.

CAPITULO VIII
Fue profetizada en el antiguo testamento como la victoria sobre
la serpiente y que dará a luz a un hijo llamado Emmanuel.
Cooperadora de la Salvación por su libre obediencia, fue elevada
en cuerpo y alma a la gloria celestial y coronada como reina
universal de todo lo creado. Intercede por nosotros con sus gracias
y méritos de Cristo. Por sus dones, virtudes y su unión con Cristo es
modelo de Iglesia. Todos los hijos de la Iglesia deben practicar el
culto a la Bienaventurada Virgen María. Es imagen y principio de
la Iglesia.

CAPITULO VIII

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