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Las tres palabras que un

narrador coherente no debería usar


a la ligera

Javier Ceballos Jiménez


Palabra #1: indescriptible

Algunos ejemplos:
«Desprendía un indescriptible olor».
«La belleza de aquella puesta de sol era indescriptible».

Si la función del narrador es describir lo que está sucediendo, ¿cómo dices que algo es
indescriptible? No puede ser de ninguna manera un narrador coherente. Este fallo es
bastante frecuente, y muy sencillo de solucionar:

«Desprendía un olor indescriptible, entre ácido y oxidado».

Estás usando la palabra “prohibida”, pero al mismo tiempo estás describiendo ese olor,
entre ácido y oxidado, con lo cual “indescriptible” se convierte en un adjetivo, no en un
sustantivo. Por tanto busca siempre la forma de describir lo indescriptible, porque esa,
precisamente, es una de las funciones de un contador de historias.

Javier Ceballos Jiménez


Palabra #2: indefinible
Otra de las funciones del contador de historias es definir lo indefinible. Vamos a ver algunos
ejemplos.
«Había una frontera indefinible entre lo que se consideraba bueno y lo que se consideraba malo».
El narrador quiere decir es que había una frontera indefinida. En este caso, indefinida significa
borrosa, tenue, poco marcada, con sus límites todavía por definir. No es lo mismo
que indefinible: que no puede ser definido, determinado o precisado.

«Cuando entraba en una habitación, algo indefinible en ella captaba la atención de todos los presentes»
POCO RECOMENDABLE.
«Cuando ella entraba en una habitación, el indefinible magnetismo que desprendía captaba la atención de
todos los presentes»
MÁS RECOMENDABLE.
«Cuando entraba en una habitación, el indefinible magnetismo que desprendía captaba la atención de todos
los presentes. Nadie se explicaba cómo esa anodina mujer, menuda y tímida, con una inteligencia común,
era capaz de acaparar toda la atención al instante. Estaba claro que tenía un secreto».
TOTALMENTE RECOMENDABLE.

Es decir, no hemos definido lo indefinible, pero el narrador ha justificado el uso


de indefinible en su descripción.
Javier Ceballos Jiménez
Palabra #3: inenarrable
Esta cae por su propio peso: un narrador que diga que algo es inenarrable, está reconociendo
su propia incapacidad narrativa.
«Los horrores que allí tuvieron lugar son inenarrables».
Porque otra de las funciones del narrador es justificar a cada momento el mundo que está
describiendo, para hacerlo verosímil. La realidad no necesita justificación, puesto que uno
la vive, puede olerla, puede tocarla, puede oírla, pero un mundo que un escritor ha creado a
partir de su imaginación debe hacerse creíble, ya que no existe en la realidad y el lector
debe hacer un esfuerzo por creerle. Es lo que se conoce como suspensión temporal de la
incredulidad: el pacto que hacen autor y lector para poder entenderse.

Como ejemplo práctico.


«Todo el mundo evitaba mencionar los horrores que allí tuvieron lugar. Pero a veces una vieja cotilla o
un borracho soltaba la lengua y hablaba de doncellas raptadas a las que les hacían cosas… Cosas que
obligaban al mismísimo diablo a mirar hacia otro lado».

Sin narrar exactamente lo que sucedió, ni ser explícito o morboso en exceso, estás diciendo
mucho.
Javier Ceballos Jiménez
REFERENCIAS

- http://javierceballosjimenez.info/javier-ceballos-jimenez/javier-ceballos-jimenez-las-
tres-palabras-que-un-narrador-coherente-no-deberia-usar-a-la-ligera/

Javier Ceballos Jiménez

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