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UNIDAD XIII

La existencia y, por ende, la personalidad de


las personas físicas terminan con la muerte o
el fallecimiento de las mismas.
 Con relación a los atributos de la persona
fallecida: se extinguen.
 Sobre los derechos extra patrimoniales: se
disuelven (matrimonio, patria potestad,
tutela, etc.). Igual cosa ocurre con los
derechos de la personalidad: el honor, la
libertad, la intimidad, etc.
 Con relación a derechos patrimoniales:
aquellos susceptibles a apreciación
pecuniaria, se trasmiten por medio de la
sucesión mortis causa.
Muerte o defunción es la desaparición
permanente de todo signo de vida en un
momento cualquiera posterior al nacimiento
vivo; cesación de las funciones vitales con
posterioridad al nacimiento, sin posibilidad
de resucitar.

La ley del Registro Civil prohíbe la inscripción


de los no nacidos vivos, ya que se los
considera como si nunca hubieran existido.
Art. 35 CC.- El nacimiento y la muerte de las
personas se probarán por los testimonios de
las partidas y los certificados auténticos
expedidos por el Registro del Estado Civil.
Si se tratare de personas nacidas o muertas
antes de su establecimiento, por las
certificaciones extraídas de los registros
parroquiales.
A falta de los registros o asientos, o no
estando ellos en debida forma, por otros
medios de prueba.
Es cuando dos o más personas fallecen en
una misma ocasión y se consideran que
murieron al mismo tiempo. En este caso no
habrá transmisión hereditaria.
Art. 63: Podrá declararse judicialmente la
muerte de una persona desaparecida en un
terremoto, naufragio, accidente aéreo o
terrestre, incendio u otra catástrofe, o en
acción de guerra, cuando por circunstancias
de la desaparición no quepa admitir
razonablemente su supervivencia.
Se trata de una declaración que debe hacer el
juez, cuya competencia estará determinada
por el último domicilio del causante. Es decir,
excepcional como es, no podrá seguir los
trámites de rutina establecidas en la Ley del
Registro Civil, sino que deberá abrirse un
procedimiento judicial, sumario, que la parte
denunciante, que puede ser por analogía,
cualquiera de las personas establecidas en el
art. 68 C.C.
Deberá procederse, una vez declarada judicialmente
la muerte de una persona, como la de otra cuya
muerte se hubiera probado, quedando, pues, ambas
equiparadas en cuanto a sus efectos.
En consecuencia, se abrirá el pertinente juicio
sucesorio y se seguirá con todos sus trámites.
El art. 145 c.c. última parte autoriza al cónyuge de
una persona declarada judicialmente muerta a volver
a contraer matrimonio.
Como día de fallecimiento se tendrá el de la
catástrofe, y si ésta se prolongó por varios días,
pensamos, aunque el código no lo diga, que será el
último, puesto que, en la duda, debe presumirse la
existencia de la persona.
En este caso habría que ponerse en marcha
de nuevo una instancia judicial, que revea lo
declarado anteriormente en cuanto a su
muerte; le serán devueltos los bienes que
hubiera dejado en el estado en que se
encuentren, sin el pago de intereses o
acrecimos que haya tenido. Si reaparece
luego que su cónyuge se hubiera casado en
segundas nupcias, pensamos que debe
juzgarse válido el segundo matrimonio.
Nuestro código ha establecido con rigor
científico la presunción de fallecimiento de
las personas sobre quienes pesa la
incertidumbre de su existencia, por haber
desaparecido o estado ausente de su
domicilio.
 La declaración de presunción de fallecimiento se da en
los casos en que sólo se presume que una persona ha
fallecido, primordialmente debido a su ausencia o
desaparición por un periodo de tiempo prolongado.
 La declaración judicial de muerte, tendrá lugar
solamente cuando la persona estuvo envuelta en una
catástrofe de tal magnitud que ya no cabría concebir
que estuviera viva, por lo que, aun si no se encuentra
el cadáver, se reputa como se efectivamente hubiera
fallecido.
 También los efectos de una y otra son bien distintos:
en los casos de presunción de fallecimiento de deja
abierta la posibilidad de que la persona reaparezca,
por lo que sus bienes no son entregados sino en
posesión a las personas llamadas a recibirlos, el
vinculo matrimonial no se halla disuelto, etc.
 Casos ordinarios:
Se dan con la falta de noticias o incertidumbres sobre la
existencia de la persona durante un período de tiempo
más o menos largo.
Art. 64: La incertidumbre por falta de noticias de la
existencia de las personas desaparecidas o ausentes de su
domicilio o última residencia en la República, durante
cuatro años consecutivos, contados desde la última
información que de ellas se tuvo, causa la presunción de
su fallecimiento, a los efectos previstos por las
disposiciones de esta capítulo.
Art. 65: El plazo de cuatro años fijado en el artículo
anterior quedará reducido a dos si el desaparecido no
hubiere dejado representante o apoderado para
administrar sus bienes.
 Casos extraordinarios:
Son consecuencia de operaciones bélicas o accidentes. En estas
circunstancias, el plazo se reduce considerablemente.
Art. 67.- La presunción de fallecimiento será declarada
independientemente del estado de simple ausencia:
a) cuando alguno desapareciese a consecuencia de operaciones
bélicas, sin que haya tenido más noticias de él, y hayan
transcurrido dos años desde la ratificación del tratado de paz, o en
defecto de éste, tres años desde que cesaron las hostilidades;
b) cuando alguno cayese prisionero, o fuese internado o
trasladado a país extranjero, y hubiesen transcurrido dos años
desde la ratificación del tratado de paz, o en defecto de éste, tres
años desde que cesaron las hostilidades, sin que se haya tenido
noticias de él; y
c) cuando alguien ha desaparecido en accidente y no se tienen
noticias de él transcurrido dos años. Si el día del accidente no es
conocido, después de dos años contados desde el fin del mes. Si
tampoco se conoce el mes, desde el fin del año en que ocurrió el
accidente. El día presuntivo del fallecimiento será el último día de
los plazos establecidos en este artículo.
Art. 68.- Pueden solicitar la declaración de
desaparición con presunción de fallecimiento:

 el cónyuge;
 sus herederos y los legatarios;
 sus acreedores;
 toda persona que acredite un interés legítimo
en los bienes del desaparecido; y
 el Ministerio Público.
 Art. 70.- Ejecutoriada la sentencia que fije el día
presuntivo del fallecimiento, el juez pondrá en
posesión provisional de los bienes del
desaparecido a los herederos y legatarios que la
hayan solicitado, previo inventario y fianza.
No podrán éstos enajenarlos, hipotecarlos o
gravarlos en prenda, sin autorización judicial.
Los bienes entregados en posesión provisional
están sujetos siempre a la condición resolutoria
de que el ausente o desaparecido reaparezca.
Durante el lapso de la posesión provisoria, los
que entrarán en posesión de los bienes del
presunto fallecido serán meros administradores
de los mismos, y estarán facultados a realizar
solamente actos de conservación de la cosa.
Aunque la ley no lo dice, en la resolución
mediante la cual se otorga la posesión provisoria
de los bienes, si estos son registrables, debe
ordenarse la inscripción de una nota que así lo
establezca para garantía de terceros, en el
Registro respectivo.
La posesión provisional termina por tres
motivos:
 Por retorno del ausente o desaparecido;
 Por recibirse noticias ciertas de él;
 Por la posesión definitiva.
| Art. 72.- Transcurrido diez años desde la
desaparición, o desde la última noticia que se
haya tenido del desaparecido, o setenta años
desde el día de su nacimiento, el juez podrá dar
posesión definitiva de sus bienes a los herederos
y legatarios.

Si el desaparecido se presentare posteriormente,


recobrará los bienes en el estado en que se
encuentren, así como los adquiridos con el valor
de los que faltaren, y las rentas o intereses no
consumidos.
 La posesión provisoria se establece a favor del presunto
fallecido y de los herederos a la vez; la definitiva ya es
preponderante a favor de los herederos.
 La posesión provisoria es una simple administración de bienes,
y, por tanto, excluye la propiedad de los mismos y de sus frutos
y rentas; la definitiva, por el contrario, por más que la ley la
caracterice como posesión, es más bien atributiva del dominio
de la herencia dejada por el ausente o desaparecido.
 La posesión provisoria, siendo un simple mandato, por más que
provenga de la ley, está sujeta a la rendición de cuentas,
obligando, por tanto, a los puestos en posesión a la devolución
de los bienes en cuestión en la hipótesis remota de que
reaparezca el ausente o desaparecido, con todos sus frutos e
intereses, debiendo deducir, no obstante, sus honorarios; todo
esto no existe en la posesión definitiva, ya que si el presunto
fallecido reaparece, sólo recibirá sus bienes en el estado en que
se encuentran, sin rendición de cuentas de ninguna clase.
Por más que ya haya transcurrido el plazo
requerido para que la posesión provisional se
convierta en definitiva, será menester que un
procedimiento judicial así lo declare.
Sólo se deberá acreditar que ya ha transcurrido el
plazo necesario, y la resolución que ponga a los
herederos en posesión definitiva, será el titulo en
virtud del cual ellos podrán disponer libremente
sus bienes.
|La posesión definitiva termina:
 En la hipótesis de que reaparezca el ausente
o desaparecido; y
 Por aparición de herederos, cuya existencia
se ignoraba, que prueben su mejor derecho,
o por la aparición de algún heredero
instituido en un testamento que no se tenía
conocimiento.
En todos los casos, ello será ya en el estado en
que se encuentran los bienes.
En la posesión provisoria:
Art. 71.- Si dada la posesión provisional, se presentare el
desaparecido o se probare su existencia, cesarán los
efectos de la declaración del fallecimiento presunto.
En la posesión definitiva:
Art. 72.- Transcurrido diez años desde la desaparición, o
desde la última noticia que se haya tenido del
desaparecido, o setenta años desde el día de su
nacimiento, el juez podrá dar posesión definitiva de sus
bienes a los herederos y legatarios.
Si el desaparecido se presentare posteriormente, recobrará
los bienes en el estado en que se encuentren, así como los
adquiridos con el valor de los que faltaren, y las rentas o
intereses no consumidos.
La persona que estuviera en posesión de los
mismos, tan pronto como tuviera noticias de
este hecho deberá presentarse al juez y
solicitar el nombramiento de un curador de
los bienes del reaparecido. El juez podrá
designar a la misma persona que se
encontraba al cuidado de esos bienes.

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