DERECHO NATURAL Generalidades: El problema del Derecho Natural fue sentido y planteado antes de que se verificara un verdadero análisis científico del Derecho positivo, por lo que, la Filosofía del Derecho, que es la misma que el Derecho Natural, es más antigua que aquella ciencia. Hasta principios del Siglo XIX la Filosofía del Derecho fue Derecho Natural. El racionalismo de que estaban impregnadas las especulaciones en tomo a él (al Derecho Natural), abrió paso al Derecho positivo, que pretendía legítimamente dar unidad al pensamiento que se conectaba estrechamente con el material histórico de la experiencia jurídica y que se ofrecía al sujeto cognoscente como dado, y por ende, susceptible de explicación objetiva, y al cual no podía abandonarse con un uso indebido de la razón, cuyas deducciones ilegítimas alejaban cada vez más la conciencia de la realidad que auténticamente se debía conocer. En Roma, en que el Derecho fue la actividad suprema en el orden de las creaciones culturales, la idea del Derecho Natural fue elaborada con el concurso de la filosofía griega, pues en ese aspecto los mismos no descollaron por su originalidad. Cicerón fue quien más nítidamente y a despecho de Carneades, popularizó esta idea a la luz de los principios de dicha filosofía, sentando que el Derecho no constituye un producto del arbitrio, sino que es dado por la naturaleza, siendo por ello Derecho y naturaleza conceptos inseparables. Célebre igualmente es el pensamiento de aquél en el sentido que: "no todo lo que se impone como Derecho es justo, ni puede identificarse Derecho con Derecho justo, pues, de lo contrario las leyes impuestas por los tiranos igualmente serian Derecho". Para el Cristianismo, opera una fusión entre la Teología y el Derecho, pues éste es considerado como mandato divino y surge de la figura Dios legislador, que no es otra cosa que el Dios personal que gobierna el mundo, el cual inspira las leyes humanas, y en él residen las leyes eternas. Esta corriente del pensamiento Cristiano a su vez se divide en dos periodos; a saber la Patrística y la Escolástica. Su identificación teleológica: Afirma Kelsen que "La doctrina del Derecho Natural intenta llegar a una solución definitiva del eterno problema de la justicia y responder a la pregunta de qué es bueno y qué es malo en las relaciones humanas", y agrega "'Para responder a esta pregunta tendremos que basamos en la distinción entre la conducta humana natural, es decir, la que se adecua a la naturaleza porque ésta así lo exige, y la conducta humana que no es natural, es decir, contraria a la naturaleza y prohibida por ella". Naturalmente que esto implica que es posible deducir de la naturaleza, o sea, de la naturaleza humana, e incluso de los objetos naturales, ciertas reglas que ofrecen normas de conducta humana en general satisfactorias. Igualmente implica que mediante un examen detallado de los hechos naturales se puede encontrar la solución justa a nuestros problemas sociales. Se considera a la naturaleza como legislador supremo, a quien el hombre debe obediencia. En la medida en que se considera que la naturaleza es una revelación de la voluntad divina y que, por tanto, examinar la naturaleza equivale a dilucidar la voluntad divina, la doctrina del Derecho Natural puede deducir de la naturaleza reglas justas de conducta humana. Así, pues, no se conoce ninguna doctrina del Derecho Natural importante que no revista un carácter religioso. Fundamentos que se les contraponen: La primera objeción que se formula a la doctrina del Derecho Natural desde el punto de vista de la ciencia es que esta doctrina elimina la diferencia esencial que existe entre las leyes científicas de la naturaleza, es decir, las leyes mediante las cuales la ciencia de la naturaleza describe su objeto, y las reglas mediante las cuales la Ética o el Derecho igualmente lo hacen. Una regla científica de la naturaleza relaciona dos fenómenos entre sí según el principio de causalidad, es decir, de causa a efecto. Una de ellas sería que un cuerpo metálico sometido al calor se dilata. La relación de causa a efecto, no se atribuye a ningún acto de voluntad humana. Sin embargo, cuando hablamos de la Moral o del Derecho nos referimos a normas que prescriben una conducta humana, y estas normas son específicas de los actos humanos, por ejemplo, la norma moral cristiana que obliga a ayudar al prójimo, o la norma legal que prescribe un castigo para el criminal. Resulta así evidente que tanto la regla moral como la jurídica relacionan condición y consecuencia según un principio totalmente ajeno al de causalidad, por lo que se deduce que la ley de la naturaleza es una afirmación que se traduce en que si se da la situación A, forzosamente se dará la B, mientras que en la regla moral o jurídica la diferencia radica entre es y debe ser, o sea, entre causalidad y normatividad. Dualismo y contradicciones fundamentales entre el Derecho Natural y el Derecho positivo: | Por encima del Derecho positivo imperfecto creado por el hombre existe un Derecho Natural perfecto, establecido por una autoridad divina, y por lo mismo, el Derecho positivo se justifica y es válido en la medida en que se corresponde con el Derecho Natural. Ninguno de los seguidores del Derecho Natural admite ni se han referido al hecho que la existencia del Derecho Natural haría superflua la creación del Derecho positivo; por el contrarío, todos insisten en su necesidad. De hecho, una de las funciones más esenciales de todas las doctrinas iusnaturalistas es justificar el establecimiento del Derecho positivo o la existencia de un Estado capaz de establecerlo. Naturalmente que al fijar esta función del Derecho Natural, dichas doctrinas caen en la contradicción de que, por una parte, sostienen que la naturaleza humana es la fuente del Derecho Natural, y por tanto, supone que la naturaleza humana es básicamente buena, y por otra, sólo pueden justificar la necesidad del Derecho positivo con su aparato coercitivo a causa de la maldad del hombre. En realidad, el único filósofo que pudo eludir esta crítica de hierro fue Hobbes, porque desde luego, él partió del presupuesto básico que el hombre es naturalmente malo. Si el Derecho Natural es un sistema de reglas sustantivas, independientes del Derecho positivo, es inevitable la contradicción entre una naturaleza humana, de la cual se deduce el Derecho Natural, y una naturaleza humana que necesita del Derecho positivo. Distintas tendencias doctrinarias sobre el Derecho Natural: Cualquier norma del Derecho positivo que se contraríe a aquél, sería nula. Esta consecuencia surge de la teoría que admite la posibilidad de un Derecho positivo como sistema normativo inferior al Derecho Natural. Á este respecto, la sinceridad de todos los que siguen la doctrina del Derecho Natural, puede fácilmente medirse por la adhesión a la sumisión del Derecho positivo a éste, aún cuando existan autores que pretenden sortear el problema que ello conlleva, tratando de demostrar que es imposible entre ambos derechos. Finalmente es un dogma para todos los más sobresalientes representantes del Derecho Natural que: "bajo la ley natural, se da un derecho de resistencia nulo o muy restringido". Con ello se elimina cualquier efecto peligroso para la autoridad legal establecida, que pudiera derivarse de un conflicto entre Derecho positivo y natural. Desde otra perspectiva, juzgar que una conducta humana determinada o una institución son "naturales" significa únicamente que esta conducta o la institución social están de acuerdo con una norma presupuesta, basada en un juicio de valor subjetivo del escritor que representa la doctrina del Derecho Natural. Debido a ello, no existe una doctrina del Derecho Natural, sino varias que defienden principios distintos. Derivaciones positivistas del iusnaturalismo: Del nacimiento de la Sociología: Aún cuando el iusnaturalismo sea objeto de muchas criticas, ella tiene y seguramente seguirá teniendo una gran influencia sobre el pensamiento social porque satisface una necesidad humana profundamente enraizada, la necesidad de justificarse. Para legitimar los juicios de valor subjetivos, que emergen del elemento emotivo de la conciencia, el hombre intenta presentarlos como juicios objetivos, dotándolos de la dignidad de la verdad, para hacer de ellos proposiciones que estén al mismo nivel que los juicios sobre la realidad, pues los valores son inmanentes a la realidad. Esto es lo que ocurre con los iusnaturalistas y ¿por qué no habría de darse el caso que la realidad igualmente se deduce de la sociedad o la historia, pues que se halla determinadas por leyes análogas? Partiendo de esto surgieron los pioneros de la filosofía positivista, intentando deducir de aquellas leyes (sociales e históricas), las relaciones humanas. Así se definió la tendencia de la Sociología y la filosofía de la Historia en el Siglo XIX y a pesar de oponerse directamente a la doctrina iusnaturalista, ambas disciplinas aplican el mismo método de la doctrina que pretende desplazar, y por supuesto, caen en el mismo equívoco al inferir el debe a partir del es. Conclusión: Para concluir el análisis de esta transición del Derecho Natural al positivismo filosófico, diremos que su principal expositor Augusto Comte sostiene que la ley fundamental de la evolución hace que la humanidad pase por tres estadios sucesivos: el teológico, metafísico y positivo. Asume para él mayor importancia este último, en el que concluye que se llega al estado ideal de la sociedad, en el que el gobierno estará regido por los filósofos reservando al poder temporal, o sea al civil, el manejo de las cuestiones económicas. El gobierno espiritual tendrá a su cargo regir y dirigir las opiniones y la moral que serán absorbidas por el poder temporal. Del nacimiento de la filosofía de la historia: Quizás resulte inapropiado ubicar el nacimiento de la filosofía de la historia en el Siglo XIX, por considerar a los pensadores Jorge Guillermo Federico Hegel y KarÍ Marx, como los verdaderos impulsores de esta corriente derivada del iusnaturalismo, que indudablemente culminó su desarrollo a la altura de aquel tiempo histórico. Para Hegel, la idea básica de la Filosofía de la Historia, consiste en que la "Razón gobierna el mundo y, por consiguiente, a la Historia mundial". Esta razón implica una moralidad cuyas leyes son "lo esencial racional" que se identifica con la afirmación que la historia del mundo es "el curso racional necesario del espíritu del mundo", siendo este Espíritu del Mundo "la personificación de la Razón". Las acciones de los individuos y los Estados, de las cuales se compone la Historia, son los medios e instrumentos del Espíritu del Mundo para alcanzar sus objetivos. Y todos los hombres de la historia que persiguen sus propios objetivos, no hacen más que ejecutar, sin saberlo, la voluntad del Espíritu del Mundo… Del nacimiento de la filosofía de la historia: • La llamada FILOSOFIA DE LA HISTORIA DE HEGEL no es propiamente tal, sino una TEOLOGIA DE LA HISTORIA, para éste el hecho de que la RAZON gobierne el mundo es la aplicación de una verdad religiosa, pues el mundo no está abandonada a su suerte, sino que está bajo el control de la DIVINA PROVIDENCIA que se trata de la SABIDURIA dotada de un poder infinito, o sea el fin racional absoluto del mundo, y por tanto, el valor es inherente a la realidad, por lo que surge la necesidad de distinguir en esa realidad entre el bien y el mal. El rasgo distintivo es que: "dos proposiciones contradictorias del pensamiento no se excluyen entre sí, sino que, como tesis y antítesis, producen un nivel más elevado, la síntesis, unidad en la cual la contradicción se resuelve, es decir, se supera y se conserva. La contradicción pone en movimiento las cosas y los pensamientos. El movimiento es la contradicción existente en sí misma. La contradicción es el principio del automovimiento. Es una ley del pensamiento y también una ley de los acontecimientos”. Se deduce pues que el mal, la negación del bien, es necesario para que brote la verdadera bondad, la santidad. Es así que, "Santo" no es el niño inocente, sin el adulto convertido. Carlos Marx Al igual que Hegel interpreta como contradicción lógica los conflictos que surgen en la lucha por la vida, el antagonismo entre grupos de intereses opuestos y especialmente la incongruencia de las fuerzas y modos de producción. Entre las ideas claves de Marx podemos citar aquella que señala: "La evolución de las condiciones de trabajo se realiza a través de la lucha de clase, porque algunos, más avivados, compran la fuerza trabajo que produce riqueza y pagan a los obreros mucho menos de lo que producen, los explotan, constituyen capitales siempre más grandes. La ganancia que se queda en manos del capitalista es fruto de la venta del producto que aumentó de valor por el trabajo del obrero. Es, pues, una plusvalía robada al obrero explotado. Por ello, el sistema capitalista producirá una masa obrera siempre más pobre y numerosa, hasta que estalle la revolución proletaria.-