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Regla:
Lo que el art. 3º Nsº 5º al 9º y 20º del C.Com.
califica de mercantil son los actos y contratos
que se ejecutan o celebran en el ejercicio de
las actividades de esas entidades, cuando
están organizadas como empresa.
A. C. realizados por la Empresa (Nº 5 - 9 y 20)
Concepto de Empresa:
El C. Com. no define empresa, aunque define al empresario de
transportes en el art. 166. Y no tenía porque hacerlo, porque se
trata de un concepto que el Derecho ha tomado de la economía y
que si bien presenta diversos matices de interés jurídico no todos
incardinan en el ámbito del derecho comercial.
Sus Elementos personales, integrados por las relaciones entre el
empresario y sus trabajadores dependientes, quedan regulados
por el Derecho Laboral (Art. 3º inc. 3 CT: “Toda organización de
medios personales, materiales e inmateriales, ordenados bajo una
dirección, para el logro de fines económicos, sociales, culturales
o benéficos, dotada de una individualidad legal determinada”
A. C. realizados por la Empresa (Nº 5 - 9 y 20)
Concepto de Empresa:
Concepto de Empresa:
Empresa y Sociedad:
No deben confundirse los conceptos de
empresa y sociedad con personalidad
jurídica.
La sociedad constituye una forma o vehículo
creado por el legislador para organizar la
actividad empresarial, pero no es la empresa
misma según se ha conceptualizado.
A. C. realizados por la Empresa (Nº 5 - 9 y 20)
Empresa y Sociedad:
En otros términos, la sociedad puede constituirse
en empresario y sus socios o accionistas pueden a
la vez administrar y manejar la empresa, pero
ambas esferas no son asimilables en modo alguno;
máxime si se considera que el ordenamiento
jurídico chileno no le reconoce a la empresa una
autonomía o singularidad jurídica propia, a
diferencia de lo que ocurre con la sociedad.
A. C. realizados por la Empresa (Nº 5 - 9 y 20)
Empresa y Sociedad:
En nuestro OJCO son múltiples los casos en que la
ley se refiere explícitamente a la empresa,
definiéndola incluso para fines sectoriales como
ocurre con el art. 3º CT, pero lo cierto es que la
empresa no tiene reconocimiento legal como sujeto
de derecho. Pueden citarse las siguientes normas
que se refieren a la empresa (2003 y 2320 C.C. / art
13 DL Nº 825 / Art. 166 C.Com / Art. 3 inc. Final
CT)
A. C. realizados por la Empresa (Nº 5 - 9 y 20)
Empresas de Depósito de
Mercaderías, Provisiones o
Suministros, las Agencias de
Negocios y los Martillos
(Art. 3º Nº 7)
A. C. realizados por la Empresa (Nº 5 - 9 y 20)
Empresas de suministros
El contrato de suministro es aquel en que una de las partes, llamada
suministrador, se obliga a proporcionarle de manera continuada o
periódica a otra, llamada suministrado, bienes muebles y/o servicios
destinados a su uso o consumo a cambio de un precio.
A. C. realizados por la Empresa (Nº 5 - 9 y 20)
Según esto, el contrato involucra la concurrencia de distintas figuras
jurídicas, que confluyen a conformar una distinta e innominada
como es el suministro. Así, y considerando que la entrega de las
cosas al suministrado debe ser continua o al menos periódica, el
suministro comprende, por una parte, el arrendamiento de bienes
materiales (como ocurre, por ejemplo, con las instalaciones de
transmisión y distribución de las empresas de suministros básicos de
energía eléctrica, telefónica, gas y agua potable) y además el
arrendamiento de los servicios necesarios para que la entrega sea
fluida, suficiente y oportuna; y por la otra, la concurrencia de un
contrato de compraventa asociado al anterior, que sirve de fuente del
derecho del suministrado a consumir por su uso la cosa suministrada
(bienes fungibles).
A. C. realizados por la Empresa (Nº 5 - 9 y 20)
Los Martilleros
Empresas de Espectáculos
Públicos
(Art. 3º Nº 8)
A. C. realizados por la Empresa (Nº 5 - 9 y 20)
Por último, en su inciso 3º permite que toda persona natural o jurídica contrate libremente
cualquier clase de seguros en el extranjero, a excepción de aquellos de carácter obligatorio
establecidos por la ley y aquellos contemplados en el D.L. 3500, de 1980. Por contrapartida
las entidades aseguradoras y reaseguradoras nacionales podrán suscribir riesgos
provenientes del extranjero.
Atendiendo a la forma en que se asume el riesgo, el seguro puede ser a prima o seguro
mutuo o a cuota.
Como se dijo antes, la prima es el precio que paga el asegurado y en cuya virtud el
asegurador se hace responsable del riesgo de pérdida o deterioro, obligándose a indemnizar
su eventual ocurrencia en los términos pactados.
El seguro mutuo, en cambio, se origina en el sistema de mutualidad y se caracteriza por ser
una reunión de personas sujetas a un riesgo común, quienes pagan una cuota destinada a
subvenir entre todas la indemnización por las pérdidas o daños que pueda sufrir alguno de
sus miembros. Su actividad aseguradora es esencialmente civil, ajena por lo mismo a
aquella que trata el art. 3 Nº 9 del C. de C.
A. C. realizados por la Empresa (Nº 5 - 9 y 20)
En la actualidad, los seguros a cuota se reducen sólo a aquellas entidades mutuales que se
encontraban autorizadas para asegurar a la entrada en vigencia de la ley Nº 18.660 (v. gr.
Mutualidades de seguro de las de FFAA o Carabineros), sin que puedan constituirse otras
nuevas para ese fin (art. 7º de la ley 18.660).
Según el art. 8º del DFL Nº 251, en efecto, ”Las compañías de seguros se dividirán en dos
grupos. Al primero pertenecerán las que aseguren los riesgos de pérdidas o deterioro en las
cosas o el patrimonio. Al segundo, las que cubran los riesgos de las personas o que
garanticen a éstas, dentro o al término de un plazo, un capital, una póliza saldada o una
renta para el asegurado o sus beneficiarios”. El C. de C. no distingue en esta parte, de
manera que ambas categorías quedan comprendidas en el art. 3 Nº 9.
A. C. realizados por la Empresa (Nº 5 - 9 y 20)
Así, por ejemplo, la suscripción de un pagaré o libramiento de una letra de cambio por un
menor adulto o por una mujer casada en régimen de sociedad conyugal serán siempre
operaciones mercantiles según el artículo 3 Nº 10 del C. de C., resultando aplicable a tales
operaciones (por ende) las normas de capacidad que contempla el C. de C; pero ni la
obligación documental incorporada en estos títulos de crédito, ni las que surgen a su turno
de la relación fundamental que los origina, serán necesariamente mercantiles.
A modo introductorio y para explicar en concreto el alcance del art. 10 del C. de C. en esta
primera parte, resulta pertinente hacer antes algunas precisiones en torno a la letra de
cambio como título de crédito, en el entendido que el estudio de los títulos de crédito será
abordado en profundidad mas adelante.
I. Aspectos generales de la letra de cambio.
La ley Nº 18.092, de 14 de enero de 1982, si bien no define lo que se entiende por letra de
cambio, enumera en su artículo 1º los requisitos que un documento debe cumplir para ser
considerado como tal.
ACTOS FORMALES DE COMERCIO (Nº 10)
Por lo mismo, resulta necesario precisar cuales son esas operaciones sobre letras de
cambio que la ley mercantiliza en este numeral.
a) El giro o emisión de la letra: es el acto por el cual el librador crea la letra, también
llamado libramiento.
b) La aceptación: Consiste en la manifestación de voluntad del librado, admitiendo o
aceptando pagar una cantidad de dinero al beneficiario o al portador legítimo de la
letra. Se incluyen aquí la reaceptación de la letra y el retiro de la aceptación (art. 44).
c) El endoso: Es el acto en virtud del cual se transfiere el dominio de la letra, se la
entrega en cobranza o se la constituye en prenda.
d) El pago de la letra.
e) El protesto: la ley no lo define. Consiste en un acto solemne por el cual el ministro de
fe competente da cuenta de la falta de pago oportuno de la letra, de la falta de
aceptación o de la falta de fecha de aceptación. Según el art. 59, el protesto puede
verificarse por falta de pago, por falta de aceptación y por falta de fecha de
aceptación.
ACTOS FORMALES DE COMERCIO (Nº 10)
Al pagaré se le aplican las mismas normas de la letra de cambio en todo lo que no sea
contrario a su naturaleza y que no esté expresamente regulado en el Título II de la ley
(art. 107). Por lo mismo, las operaciones a que se refiere el art. 3 Nº 10 serán las
mismas que en la letra, reemplazándose únicamente las de libramiento y aceptación
por las de suscripción.
III. Operaciones sobres cheques.
Según el art. 10 del D.L Nº 707, sobre Cuentas Corrientes Bancarias y Cheques, “El
cheque es una orden escrita y girada contra el banco para que éste pague, a su
presentación, el todo o parte de los fondos que el librador pueda disponer en su cuenta
corriente”. Por el cheque entonces, una persona llamada girador le da a un banco,
llamado librado, la orden de pagar a su presentación la suma indicada en el
documento con cargo a los dineros que se encuentran depositados en una cuenta
corriente que el girador tiene contratada con dicho banco, obligándose el primero a
pagar él si el banco no lo hace.
ACTOS FORMALES DE COMERCIO (Nº 10)
Así por ejemplo, el art. 69 de la LGB se refiere entre otros actos o contratos al
depósito (Nº 1), al descuento de letras de cambio, pagarés y otros documentos que
representen obligaciones de pago (Nº 4), a la compra y venta de efectos de comercio
y/o productos derivados (Nº 6), al aval de letras de cambio y pagarés (Nº 11), etc., lo
que mirados por separado constituyen por sí solos actos de comercio regulados ya en
otros numerales del art. 3 del C. de C.
II. Operaciones de cambio.
La ley se refiere en esta parte al trueque nominal de moneda por moneda y,
principalmente, al cambio entre moneda nacional y moneda extranjera que se realiza
en el denominado Mercado Cambiario Formal. No se refiere, por ende, al contrato de
cambio ni a las remesas de dinero a que nos hemos referido en el numeral precedente.
Su mención separada, además, se justifica por cuanto las referidas operaciones de
cambio no son de exclusividad de los bancos, pudiendo ser realizadas también por
otras entidades como las sociedades financieras y las casas de cambio, previa
autorización del banco central.
ACTOS FORMALES DE COMERCIO (Nº 10)
… que realizan los corredores para facilitar los negocios de sus clientes, comerciantes
o no, mas no el contrato de corretaje en sí.
En la actualidad son distintas las formas de corredurías que reconoce y regula la
legislación chilena, como ocurre por ejemplo, con los intermediarios de valores
(corredores de bolsa y agentes de valores regulados en el Título VI de la ley Nº
18.045), los corredores de propiedades (cuya actividad está sujeta a la normativa
común y también a ciertas normas especiales, como las contenidas en el art. 2º, letra f,
y art. 3º de la ley Nº 19.913, en materia de prevención de lavado o blanqueo de
activos), o los corredores de productos agrícolas, entre otros.
Por último, la naturaleza del acto que realiza la persona que contrata los servicios de
corredor deberá analizarse de manera particular en cada caso, a la luz del principio de
lo accesorio. Por ello, si la operación la realiza el corredor con un comerciante, ella
será mercantil y la correduría quedará sujeta además a las normas del C. de C (el art.
48 se refiere a la intermediación entre comerciantes precisamente).
ACTOS FORMALES DE COMERCIO (Nº 10)
De lo contrario, si para el que contrata con el corredor el acto accede a uno principal
de carácter civil (Por ejemplo, la venta que encarga el propietario de un inmueble
destinado a su habitación y de su familia), la operación tendrá ese mismo carácter para
él, aunque será mercantil para el corredor en razón de su giro.
Operaciones de bolsa (N° 12)
ACTOS FORMALES DE COMERCIO (Nº 10)
La doctrina nacional, sin embargo, sea que defienda o no la tesis objetiva del acto de
comercio, está de acuerdo en que fuera del art. 3º del C. de C. existen otros actos que la ley
considera también como mercantiles, lo que lleva a algunos a sostener precisamente, a
partir de esta constatación uniforme, que el art. 3 es simplemente enunciativo.
Sin detenernos ahora en esta controversia, revisaremos los casos que los autores aceptan
como tales actos de comercio fuera del art. 3º.
a) Las sociedades mercantiles.
Como señala el artículo 2059 de C. C., si el objeto de una sociedad consiste en el desarrollo
o ejecución de uno o mas actos de comercio, ella misma será considerada como sociedad
comercial. Tratándose de sociedad anónimas, a su vez, el art. 1º de la Ley Nº 18.046 declara
mercantil a este tipo societario por el hecho de constituirse como tal (mercantilidad por la
forma), cualquiera sea su giro u objeto social.
Algunos autores, como SANDOVAL y OLAVARRÍA, entienden que aquí no existe ninguna
omisión del art. 3º del C. de C., por cuanto, tratándose de sociedades mercantiles, no
estamos ante actos de comercio propiamente tales sino ante personas jurídicas o sujetos de
derecho que los realizan o no, como parte de su objeto social.
Para otros autores, no obstante, que defienden el carácter enunciativo del art. 3º del C. de
C., el planteamiento anterior omite considerar que antes del acto fundacional no existe tal
sociedad ni personalidad jurídica por ende, de manera que ese acto constitutivo sí que
constituye un acto de comercio, que no está contenido, sin embargo, en el citado art. 3º
recién mencionado. Por lo demás, (agregan) la sola circunstancia de que estemos ante
sujetos de derecho no implica que éstos, en cuanto tales, no puedan ser mercantilizados por
la ley.
Ejemplo claro de lo anterior, lo constituye precisamente el art. 1º de la Ley de Sociedades
Anónimas (LSA), que considera mercantil a la persona jurídica constituida como sociedad
anónima.
Nos parece que cuando el art. 2059 se refiere a la formación de una sociedad, para
desarrollar actos que la ley califica de comerciales, no hace mas que asignarle al referido
acto constitutivo (y por ende a la sociedad misma) el carácter mercantil que según la ley
tienen los actos que conforman su objeto. Por lo mismo, el contrato constitutivo sí que será
un acto de comercio cuando el objeto social que estipulan los socios fundadores tiene el
mismo carácter, sin que puedan disociarse por lo mismo las distintas partes que componen
este momentum embrionario o formativo de la sociedad para justificar, simplemente,
planteamientos que refieren a materias o problemáticas que poca o ninguna relación tienen
con lo que aquí se analiza, como es el carácter enunciativo ( o no) del art. 3º.
Que el acto formativo de la sociedad sea en estos casos un acto de comercio, en efecto, no
implica en modo alguno que la enunciación del art. 3º se transforme por esa sola
circunstancia en un mero ejercicio enunciativo, susceptible de complementarse por ende a
través de la analogía (“Método por el que una norma jurídica se extiende, por identidad de
razón, a casos no comprendidos en ella”).
La mercantilidad, en el caso de la sociedad que se forma para realizar actos de comercio,
surge de una expresa declaración de la ley (art. 2059 C.C.), que se remite precisamente a los
actos que la ley comercial ha considerado como mercantiles para comunicar dicha
condición a la sociedad que los ejecuta, mas no de un simple ejercicio interpretativo basado
en la analogía como fuente creadora de actos de comercio nuevos.
A la misma conclusión debe llegarse, por último, cuando la mercantilidad surge de la
modificación estatutaria. Si bien el art. 2059 del C.C., se refiere únicamente a la formación
de la sociedad, lo cierto es que tal expresión debe entenderse dirigida mas a la
mercantilidad del objeto social en cuanto tal, que al momento en que la sociedad que lo
desarrolla nace a la vida del derecho. Dicho en otros términos, una sociedad que nace
como civil bien puede formarse u organizarse luego para desarrollar un giro mercantil,
mediante una modificación estatutaria que cumpla con los requisitos que establece la ley…
…según el tipo societario de que se trate; y este acto modificatorio será también mercantil,
tal como si se tratase del acto constitutivo a que nos referíamos antes.
Otros contratos que suelen mencionarse como actos de comercio fuera del art. 3 del C. de
C., son el mutuo, la prenda y la fianza, regulados también en el mencionado Código.
Tratándose del mutuo, el C. de C., contiene normas que son distintas a las del Código Civil,
las que será aplicables, por ende (las primeras), en aquellos casos en que el mutuo es
mercantil para ambas partes o para alguna de ellas por aplicación del principio de lo
accesorio. Sólo en esos casos el mutuo adquiere un carácter comercial, lo que no quiere
decir (nuevamente) que estemos en presencia de un acto de comercio fuera del art. 3º del C.
de C.
Por otra parte, y según se desprende del art. 1º del C. de C., las obligaciones que tienen por
objeto asegurar el cumplimiento de obligaciones comerciales tienen un carácter mercantil y
quedan regidas, por ende, a las normas del C. de C. Por lo mismo, tanto la prenda como la
fianza tendrán ese carácter, si las obligaciones que caucionan son comerciales, aplicándose
por lo mismo la regulación que para ellas contempla el C. de C.
Caracter Taxativo o Enunciativo
de los actos de comercio:
enumeración del art. 3º del
Código de Comercio
Otro aspecto de especial interés consiste en determinar si la enumeración contenida en el
art. 3º del C. de C. es cerrada o si, por el contrario, da pie para que existan otros actos de
comercio como derivación de la aplicación analógica de la ley comercial.
Por una parte, la opinión mayoritaria en Chile (que compartimos) rechaza la aplicación de
la analogía para configurar nuevos actos de comercio. Los argumentos en este sentido son
diversos.
Para algunos autores, el Derecho Comercial constituye una rama jurídica de excepción (por
ejemplo Palma), por lo que sus normas no pueden interpretarse por analogía o recurriendo
al espíritu general de la legislación mercantil. Lo anterior está refrendado (señalan) por la
historia fidedigna del establecimiento del C. de C., pues si bien el Proyecto de C. de C. de
Ocampo contemplaba inicialmente la analogía como mecanismo interpretativo en sus arts.
7 y 11, tal posibilidad fue luego suprimida por la comisión revisora. Palma agrega que el
legislador suprimió también el art. 6º del Proyecto referido, que mencionaba los actos que
no eran de comercio, lo que resultaba de toda lógica de cara a la taxatividad que quería
dársele a la enumeración del art. 3º. Dicho de otra manera, si el listado de actos de comercio
enumerados en el Proyecto era efectivamente taxativo y excluyente, no se justificaba…
…la mantención de una disposición específica referida a los actos que no eran de comercio.
Por otra parte, según esta línea doctrinal debe considerarse también que al art. 2º del C. de
C., hace aplicables las normas del C.C, a los casos que no estén especialmente resueltos por
el C. de C., lo que refuerza el carácter excepcional de la legislación mercantil, que no puede
por lo mismo aplicarse ni interpretarse analógicamente. Agreguemos nosotros que esta
conclusión se ve reforzada por la historia fidedigna del establecimiento de la disposición
citada, que en sus orígenes invocaba precisamente la analogía como elemento integrador de
los vacíos del C. de C. Dicha alternativa fue eliminada también por la Comisión Revisora,
que optó en cambio por el criterio restrictivo vigente hasta hoy. Todavía más, la calificación
de mercantil o no de un acto determina consecuencialmente cual es la ley aplicable al
mismo y a la relación jurídica en que se inserta, si mercantil o civil, lo que constituye por
ende una consecuencia de orden público que no puede quedar sujeta a la analogía como
mecanismo de creación alternativa (y por ende determinada) de actos de comercio.
Por lo dicho, en fin, el acto será mercantil sólo si está contemplado en el art. 3 ya citado.
Así también lo ha señalado la jurisprudencia, al aclarar que para calificar como mercantil a
un acto determinado “necesariamente se debe recurrir a estudiar la enumeración (del art. 3º)
y los requisitos exigidos para que cada uno de los actos allí citados sea considerado como
acto mercantil”, criterio este que coincide además con la concepción objetiva del acto de
comercio que recoge el C. de C. chileno, cuyos rastros pueden encontrarse ya en el primer
borrador de Código preparado por don José Gabriel Ocampo.
En una sentencia, la Corte Suprema ha destacado precisamente que al no existir una
definición de acto de comercio en la ley chilena, forzoso es estarse al elenco que fija el art.
3º del C. de C.:
“(…) el artículo tercero del Código de Comercio está destinado a determinar cuales son
los actos mercantiles, cuya definición no ha sido tratada en dicho cuerpo normativo ni en
otro, limitándose este a realizar una enumeración de aquellos actos a los cuales se les
atribuye tal naturaleza…
Situación por la cual, para poder determinar si el acto de que se trata es mercantil o no,
necesariamente se debe recurrir a estudiar tal enumeración y los requisitos exigidos para
que cada uno de los actos allí citados sea considerado mercantil”.