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Mesa 9 Multidisciplinaria
La estética marxista concibe al arte auténtico como una denuncia de la realidad establecida, como una alteración de la conciencia dominante, percibiendo
un inconformismo con lo dado se levanta contra ello. Marcuse remarcaba la importancia de la existencia de este arte que participa activamente en la
construcción de la sociedad. Este arte es esencialmente revolucionario, anticipa la transformación de la sociedad imperante. Dejando de lado el arte
idealista u abstracto, en el arte progresivo se halla su condicionamiento histórico y su material social-empírico, sólo que transformado: en esto reside su
función de praxis política-social. Así, es por ello hoy vigente cuestionarse el lugar del arte elitista que representa los valores de la sociedad mercantil, de
privatización de lo social, que desde su proliferación por los medios de comunicación determinan la conciencia colectiva. Es importante reconocer la
dimensión estética que es parte de la existencia individual y colectiva del hombre, asignarle su papel activo, pues parte del imperativo estético es la
transformación de la realidad. Por su parte, el arte comprometido representa potencialidades y dimensiones reprimidas de la realidad, de este modo
transforma la conciencia de los individuos. Surge de la necesidad de suscitar imágenes de lo “otro” posible. Se constituye desde su función crítica,
redentora, de negación y protesta, su objetivo es la liberación, la reestructuración de la conciencia y la sociedad. Mediante la remodelación de su
percepción y lenguaje, comunica verdades propias, busca otra razón y sensibilidad diferente a la establecida, posee su autonomía a pesar de su alusión a lo
material pero contrariado. A su vez, Adorno coincide en esta relación del arte con la sociedad, su remisión a la realidad empírica, pero reestableciendo lo
oprimido, manteniendo su lenguaje de voluntad hacia lo “otro” , lo no existente aún, responde a las exigencias que la incompletud y la contradicción de la
sociedad no satisfacen. La manifestación del arte se da como apariencia negativa de la utopía deseada, la posibilidad de lo no existente se determina desde
la diferencia, desde lo que no es él. El presente trabajo se plantea este cuestionamiento acerca de la función del arte en la sociedad, su relación y
distanciamiento, la imperante y omnipresente necesidad de él. Para ello se examinará la presencia de diversas manifestaciones de arte de carácter auténtico
y revolucionario actuales, que sin caer en un mero realismo sublimen la realidad -desde su otra faceta posible- en su forma estética configurada.
Reivindicación de la relevancia y papel político del arte
2) Existe una relación directa entre el arte y la clase social. El único arte
auténtico, verdadero, progresivo, es el arte de una clase en ascenso. Expresa su
consciencia.
3) En consecuencia el aspecto político y el estético, el contenido revolucionario y
la calidad artística tienden a coincidir.
4) El escritor tiene la obligación de articular y expresar los intereses y las
necesidades de la clase en ascenso. (En el capitalismo ésta sería el proletariado.)
S) Una clase en declive o sus representantes son incapaces de producir nada que
no sea arte «decadente».
6) El realismo (en sus diversos significados) se considera la forma artística que
corresponde con mayor precisión a las relaciones sociales: por lo tanto
constituye la forma artística «correcta».
Surrealismo
El denominador social específico que «data» una obra de arte y que es superado por el desarrollo histórico constituye el
medio, el Lebenswelt de los protagonistas. Precisamente este Lebenswelt resulta superado por los protagonistas.
Los Humillados y Ofendidos de Dostoievski, los Miserables de Victor Hugo
sufren no sólo la injusticia de una determinada clase social, padecen la
inhumanidad de siempre; representan la humanidad en cuanto tal.
El inexorable compromiso humano con la naturaleza sustenta su propia dinámica en las
relaciones sociales dadas y origina su propia dimensión metasocial.
Tanto para la consciencia integrada como para la deificada estética marxista, las
obras de arte alienadas pueden aparecer como elitistas o como síntomas de
decadencia. Pero constituyen sin embargo configuraciones auténticas de las
contradicciones que acusan a toda una sociedad y seducen cuanto cae a su
alcance -incluso a las propias obras de arte enajenadas, lo cual no invalida su
verdad ni tampoco niega su promesa.
Si el arte «está a favor» de alguna consciencia colectiva, ésta será la propia de
los individuos unidos en el reconocimiento de la necesidad universal de
liberación -sin considerar su posición de clase-
Lenguaje transgresivo
Se halla tanto en el lenguaje de Brecht, moldeado por la inmediatez de la
necesidad de cambio, como en el lenguaje de diagnóstico esquizofrénico de
Beckett, en el cual no se habla siquiera de transformación. La denuncia se
presenta por igual en el lenguaje sensual, emotivo, de Werther y Les Fleurs du
Mal como a través de la aspereza de Stendhal y de Kafka
Memoria conservada.
Indigenismo, crítica a
desigualdad de clases
Crítica feminista
José Revueltas (1914-1974)
-Obras:
• México 68: juventud y revolución
• El luto humano
Pedro Salinas dice: “La rebelión contra la realidad se da tanto en poetas románticos como en los poetas sociales hasta nuestros días. El hombre se
acerca a la realidad y le pide aquello que él ambiciona y que le parece imposible encontrar en ella: Amor, hermosura, gloria, virtud”.
muchos escritores prefirieron experimentar con el lenguaje y hurgar en los recovecos del alma humana, como el caso de Fedor Dostoyevski, quien
exploró la psicología humana en el complejo contexto político, social y espiritual de la sociedad rusa del siglo XIX
otros se rebelaron contra esa visión e intentaron lo contrario, poner en crisis la cómoda concepción de la realidad propia del nuevo mundo burgués
y científico. Esta última posición puede apreciarse en “La caída de la casa Usher” de Edgar Allan Poe o en Frank Kafka en “El proceso” o “La
metamorfosis”. Es un gran aporte en estos casos las obras de George Orwell, “Rebelión en la granja” y “1984” donde denuncia al sistema tal cual
lo hiciera después Ken Kesey con su novela “Alguien voló sobre el nido del cuco”. Y en el orden cinematográfico no podemos dejar de lado a Alan
Parker con “Pink Floyd: The Wall”
En este contexto, es deber de los escritores tomar la crisis existencial que está atravesando el hombre y transformarla en una ficción en la que se
vea reflejado y de esta forma sentirse contenido y comprendido por nuestros escritos.
Bibliografía: