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El
tiempo
de
Jesús
Emperadores de Roma: Augusto (29 a.C.-14 d.C.)
Tiberio (14-37 d.C.)
Palestina está bajo
dominación romana
desde el año 63 a. C.
(Pompeyo).
Diplomáticamente Roma
permite que sobreviva la autoridad local:
deja sobrevivir el culto del templo, la autoridad del
sumo sacerdote y el sanedrín,
exime a los judíos del servicio militar y
del culto a la imagen del emperador…
Además pagaban
otro 10% al
Templo de Jerusalén,
sede del gobierno local.
Solían cobrar de más…
El templo de Jerusalén era:
Centro religioso de culto y oración
Sede del poder legislativo (Sanedrín)
Sede del poder judicial (Juicios y condenas,
inclusive la pena de muerte)
Sede del poder ejecutivo (Sumo Sacerdote)
Banco Central: guardaba, acuñaba y cambiaba
monedas
Mercadeo y matadero de animales
Cuartel de la policía regional
A un costado estaba
el cuartel general
del ejército romano
Grupos dominantes
Fariseos: Clase media, generalmente
artesanos, austeros y piadosos,
obsesionados con la pureza ritual,
fanáticos cumplidores de la Ley,
tolerantes con el poder romano.
Eran el eje de la teocracia reinante.
Saduceos: aristócratas, opuestos a los fariseos: negaban
la resurrección. Sólo aceptaban el Pentateuco.
Formaban el partido de los terratenientes.
Colaboraban con los romanos.
Puesto que
era Dios
quien castigaba
sus pecados,
las curaciones eran miradas
como contrarias a
la voluntad divina.
Oficios despreciados
En esta realidad
histórico-social
surge el Nuevo
Testamento
NUEVO TESTAMENTO
ORIGEN Y ESTRUCTURA
JESÚS
DICHOS Y HECHOS
Tradición Oral
Mc Q Jn 1
Mt Lc Jn 2
A partir del s.II, la palabra evangelio se empezó a
utilizar para designar a los cuatro libros del
Nuevo testamento que tratan de la vida, la
muerte y la resurrección de Jesús. Por eso
ahora hablamos, no sólo del Evangelio, sino
además de los cuatro evangelios. Estos cuatro
evangelios se atribuyen a Mateo, Marcos, Lucas
y Juan:
Mateo es el publicano al que llamó Jesús (Mt 9,9)
y que formaba parte de Los doce (Mt 10,3).
Escribió su evangelio seguramente en Palestina,
para los cristianos convertidos del judaísmo.
Marcos, llamado Juan Marcos, fue un
discípulo de la comunidad de Jerusalén
(Hch 12,12), que acompañó a Pablo en
su apostolado (Hch 12,25; Fil 2,4) y
también a Bernabé (Hch 15,37) del que
era primo (Col 4,10); finalmente
acompañó también a Pedro (1Pe 5,13).
Escribió su evangelio -según una
antigua tradición- en Roma.
Lucas nació probablemente en Antioquía, y fue
médico (Col 4,14), de origen pagano (Col
4,10), compañero de Pablo en su segundo y
tercer viaje (Hch 20,5ss) y durante su prisión
en Roma (Hch 27,1ss). Parece que escribió su
evangelio después de Mateo y Marcos.
[3] Esto queda claro ya que donde Mateo y Lucas coinciden con Marcos también coinciden
entre sí y donde no coinciden con Marcos tampoco coinciden entre ambos. Así , por ejemplo,
el evangelio de Marcos comienza con el bautismo de Jesús y no nos dice nada de la infancia
de Jesús. Mateo y Lucas añaden los relatos de la infancia pero se diferencian entre sí: según
Mateo Jesús procede de Belén; según Lucas de Nazaret según Mateo su familia son
refugiados políticos que huyen a Egipto por causa de una matanza de niños en Belén; según
Lucas pagan ejemplarmente los impuestos y viajan a Belén , en cumplimiento del decreto
imperial, para inscribirse en el Censo de los impuestos.
Los evangelios de Mateo y Lucas poseen una considerable
cantidad de material común que no encontramos en
Marcos. Se supone que ambos lo tomaron de una fuente
escrita anterior, que suele designarse con la letra Q. Pero
resulta que esa fuente “Q” no se ha conservado
independientemente por sí misma, por lo que hace una
empresa muy difícil el intentar precisar su contenido
preciso.
[2] Con esto tenemos que afirmar que la figura de Jesús de Nazaret y su actividad son un hecho.
Los hechos admiten diversas interpretaciones, y en esta ocasión, los mismos creyentes
primeros nos dan noticia de que no todo el mundo vio las cosas como ellos ni antes ni después
de la muerte de Jesús. Muchos vieron en el a un falso profeta que desestabilizaba la situación
política, y lo eliminaron.
Segunda etapa: los apóstoles
► Luego, a partir de la experiencia de la resurrección,
expresada litúrgicamente en el día de Pentecostés, los
apóstoles empezaron a predicar una Buena Nueva que
se centraba en la muerte y resurrección de su Señor
(Kerygma), descubrieron su sentido profundo en la vida
de los hombres, al volver a leer las Escrituras, fueron
entendiendo progresivamente el designio de Dios.
Sin embargo, hay algo más que aporta Jesús: el Reino de los
Cielos (Mt: 51 veces; en Mc: 14, y en Lc 39) y su universalismo:
“Y les digo que vendrán muchos, de oriente y occidente y se
pondrán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el Reino de
los Cielos, mientras que los hijos del Reino serán echados a las
tinieblas de afuera” (8,11-12) [3].
[5] Aparece 11 veces en esta sección, mientras que en la primera sólo aparece dos y con otro
alcance (2,10.28).
[6] 9,7; 12,35-37; 14,36.61-62; 15,39.
[7] 8,38; 13,26; 14,62
[8] 8,32-34; 9,10.32; 10,32.38.
Dimensión teológica
Algo importante de señalar es que no se trata de una cristología expositiva o
sistemática, sino de una "cristología narrativa”: la visión de Jesús que se
propone es la que emerge del impacto del relato. Esta visión es,
simplificando al máximo, la de un “Mesías oculto o secreto”; es decir, de un
Mesías cuyas dimensiones verdaderas son de tal índole que resultan ajenas
a (e "inaceptables" para) las expectativas ordinarias, incluso de los
discípulos, lo que hace que su actuación sea constantemente mal
interpretada (incluso los milagros).
Sinópticos.
Por otra parte, las palabras más
típicas de los Sinópticos están
casi ausentes en Jn:
MT MC LC JN
Dúnamis (fuerza) 13 10 15 0
Parabolé (parábola) 17 13 18 0
En primer lugar, señalemos que los acentos
teológicos están claramente cambiados. El
tema central de la predicación de Jesús
según la presentación de los sinópticos es
el reinado de Dios.
Jn no parece saber nada de todo esto. Jesús,
en este Evangelio, no anuncia el Reino, ni lo
proclama como presente, ni lo ilustra
mediante parábolas. Los gestos
extraordinarios de Jesús no son actos
llenos de poder que ilustran la llegada del
Reino, sino “signos”. A los hombres
simplemente se les exhorta a creer en
Jesús.
De una composición por etapas a partir de las
perícopas de la tradición oral. Sin duda que
hubo pequeñas unidades de tipo narrativo que
fueron ampliadas por una reflexión teológica
expresada en diálogos y controversias. A partir
de las bodas de Caná, los datos cronológicos
casi desaparecen y la cronología de las fiestas
judías que parece enmarcar la actividad de
Jesús presenta importantes lagunas: Desde
2,13 a 5,1 no hay indicación cronológica que
ayude a situar las escenas que se van
presentando.
De entre los textos poco congruentes con lo que
antecede, sobresale el cap. 21. Claramente el final se
encuentra en 20,30-31. Los paralelos con los
Sinópticos también hablan de una tradición joánica
previa al texto actual:
- Curación del hijo de un funcionario real: 4,46-54 // Mt
8,5-13 y Lc 7,1-10.
- Multiplicación de los panes: 6,1-15 // Mt 14,13-21 //
Mc 6,32-44.
- Jesús camina sobre las aguas: 6,16-21 // Mt 14,13-
21 // Mc 6,32-44.
[1] 7,47-49
[2] La fiesta de la Dedicación de 10,22 y ss. era llamada también “la fiesta de las Tiendas de invierno”.
►redacción progresiva de Jn;
►núcleo narrativo inicial;
►fuerte interacción con la Sinagoga
farisea;
►ampliación del núcleo inicial a través
de la labor catequética y homilética de
la comunidad;
►una última redacción que,
ordinariamente, no introduce aspectos
especialmente relevantes.
Lo más sobresaliente en este tema es la correlación que
se ha ido produciendo entre la composición de Jn y la
historia de la comunidad.
La opinión de que el autor de este Ev. es Juan, el hijo
de Zebedeo, se remonta explícitamente a fines del
siglo II y se basa en el testimonio de Ireneo. Este
autor (que escribe entre el 180 y el 200) dice que,
después de la composición de los restantes
evangelios, Juan, el discípulo del Señor que se reclinó
en su pecho (cita a 13,23 y 21,20) publicó su
evangelio en Efeso.
Si se examina el texto bíblico aludido por Ireneo se
puede observar que en él no aparece una mención
explícita de Juan sino que se habla misteriosamente
de un “discípulo amado” (en adelante DA). Por lo
tanto, para dilucidar quién es el autor del Cuarto
Evangelio es necesario tratar el tema de este discípulo
anónimo.
¿Quién es el discípulo amado? Han sido propuestas
diversas alternativas: un personaje simbólico, Lázaro,
Marcos (el evangelista). La crítica se vuelve a inclinar
por la hipótesis tradicional avalada por Ireneo de que
es Juan, el hijo de Zebedeo, de los Doce.
En efecto, no sólo pertenece él a los Doce, sino que,
junto con Pedro y Santiago, fue uno de los discípulos
elegidos por Jesús constantemente para que lo
acompañara. La estrecha relación con Pedro que tiene
el DA a ningún otro personaje del NT cuadraría mejor
que a Juan hijo de Zebedeo. En los Sinópticos, Juan
aparece junto a Pedro con más frecuencia que
cualquier otro discípulo. Además en Hechos, Juan y
Pedro aparecen como compañeros en Jerusalén (cap.
3-4) y en la misión de Samaría (8,14). Esta última
misión parece corroborarse con Juan 4.
Al mirar la comunidad joánica no tenemos,
fuera del evangelio y de la 1ª Carta de
Juan, ningún dato externo que nos informe
lo más mínimo acerca de este grupo
cristiano. Esto representa un serio
problema. Por una parte, como vimos en la
parte literaria, la composición de Jn parece
postular una trayectoria larga y compleja.
Por otra, los influjos culturales que se
perciben en Jn no son unitarios y hacen
pensar que el grupo en que se gestó el Ev.
es complejo y que amplió su influencia
cultural a lo largo de los años.
Por lo menos en su origen, la comunidad joánica está
arraigada en el Judaísmo; y, más concretamente, en el
Judaísmo Palestinense. Así lo muestra la teología de Jn,
según la cual el Padre de Jesús es el Dios judío.
Pero también la cristología del Ev es fundamentalmente
judía, ya que los títulos mesiánicos se aplican a Jesús: Hijo
de Dios, Mesías, aquel sobre quien escribió Moisés, el que
fue visto por Abraham, etc.
Sin embargo, no se hace esto sin corregir los títulos a
través de imágenes apocalípticas (Hijo del Hombre, juez,
enviado) y ampliarlos con tradiciones sapienciales (Logos o
Palabra). Por lo tanto, el Judaísmo de la comunidad
joánica no se identifica con el Judaísmo oficial fariseo. No
sólo corrige el sentido de las tradiciones mesiánicas, sino
que también polemiza con una determinada visión de
temas centrales como el culto y la Ley.
Situar las primeras etapas de composición del
Cuarto Evangelio es prácticamente imposible;
sin embargo, su origen es anterior al año 70
debido a su profundo conocimiento de algunos
detalles de ciertos lugares de Jerusalén que
fueron destruidos por los romanos en esa
fecha.
Respecto de la fecha de la redacción final, se la
suele fijar entre el año 90 y 110. La primera
cifra debido a la alusiones a la excomunión de
las Sinagogas, a la muerte de Pedro y del DA;
la segunda, debido al descubrimiento de
fragmentos de papiros del Ev. encontrados en
Egipto y datados entre el 140 y 200.
¿En qué lugar se compuso el Cuarto
Evangelio? Debe tenerse en cuenta que hay
que distinguir las etapas de composición. La
primera de ellas debió ocurrir en Palestina.
Respecto de la redacción final, el lugar de
composición más probable sigue siendo
Efeso. Además de la casi unanimidad de las
obras antiguas que tratan de este tema,
tenemos un argumento en el paralelismo
entre Juan y el Apocalipsis, ya que esta
última obra pertenece claramente al área de
Efeso.
El motivo de la oposición a la Sinagoga,
característico de este evangelio, tiene
sentido en la región de Efeso, ya que Ap 2,9
y 3,9 son testimonio de una violenta
polémica contra la Sinagoga en aquella zona
del Asia Menor. Finalmente, si en el
evangelio se refleja la polémica con los
discípulos de Juan Bautista, resulta que el
NT sólo menciona un lugar fuera de
Palestina en que hubo discípulos que sólo
habían recibido el bautismo de Juan: Efeso
(Hch. 19,1-7).