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TEORÍA TRIANGULAR DEL AMOR

Sternberg (1986) plantea su teoría triangular del amor, que ha obtenido cierta evidencia empírica.
Para este autor el amor tiene tres componentes básicos, la pasión, el compromiso y la intimidad.

LAS DIFERENTES FORMAS DEL AMOR


La figura anterior muestra las diferentes formas de amor que se pueden dar en una pareja de
acuerdo con la teoría triangular del amor de Sternberg.

La relación de estos conceptos con lo expuesto en este artículo hasta este punto es evidente. La
pasión correspondería con el enamoramiento, y como este se dispara de forma rápida y también
tiende a atenuarse velozmente. En la teoría el compromiso va creciendo de forma lenta a la par
que se toman decisiones de compartir en pareja. El concepto de intimidad es más complejo en
Sternberg, comprende conductas que aquí se han incluido en otros apartados como el apego, la
comunicación o la dominancia.

Los conceptos que emplea esta teoría son complejos y no son independientes unos de otros. La
pasión suele generar intimidad, el compromiso ayuda a la hora de crear la intimidad, la pasión y
la intimidad pueden generar compromiso, etc. Si bien conceptualmente no existe una relación
causal entre ellos si están conectados frecuentemente. Quizás sea esta la causa de que la
validación empírica de la teoría, aunque existe, esté teniendo ciertas dificultades
EL CONFLICTO EN LA PAREJA
En nuestra sociedad existe la certeza de que la relación de pareja
está en crisis. Existe el sentimiento social de que las relaciones de
pareja están evolucionando y que el matrimonio como institución
social está en proceso de cambio muy rápido. Factores sociales,
como la incorporación masiva de la mujer al mercado laboral o el
control de la natalidad; con el resultado de una igualdad creciente
entre hombre y mujeres, han influido profundamente en las
relaciones entre los componentes de la pareja. Otros fenómenos
agudizan el cambio, como el trabajo precario, las jornadas
interminables, etc. que retrasan la formación de la pareja y la edad
en la que se tienen los hijos y dificultan la comunicación y la
construcción de la intimidad. Sobre la crisis de la pareja se manejan
cifras que son por sí mismas aclaratorias, pero que es necesario
matizar.
La problemática de crisis en la pareja no se refleja solamente el divorcio, sino que están cambiando
de forma notable las formas de relacionarse. Los noviazgos se hacen estables y no siempre acaban en
matrimonio. En los momentos actuales muchas personas se van a vivir juntas sin un compromiso
explícito o mantienen relaciones duraderas y plenas desde hogares separados. Se dan las parejas de
hecho que no son computadas en las estadísticas oficiales de matrimonios ni divorcios, no se
computan ni su formación ni su disolución.

Podríamos estar tentados de atribuir estos procesos exclusivamente a la falta de preparación


psicológica para afrontar los problemas y conflictos que son inherentes a vivir en pareja en el
momento actual. Pero seguramente fenómenos sociales tienen explicaciones y orígenes sociales.
Efectivamente, los cambios sociales que vivimos han propiciado e incrementado los problemas de
relación y posiblemente se necesite un entrenamiento especial para afrontar la relación con éxito y
por ello una intervención terapéutica desde la terapia de pareja o un programa de prevención
podrían ayudar en cierta medida a paliar la crisis. No hay que despreciar otros elementos como las
condiciones precarias de trabajo, que por una parte disuaden de establecer compromisos a largo
plazo, como tener hijos o comprar un piso, y por otra establecen jornadas interminables contribuyen
de forma determinante a incrementar las barreras de comunicación en la pareja.
ÁREAS DE CONFLICTO
Es fácil hacer un inventario de las áreas de conflicto de una pareja. Abarcan todas aquellas en las que se
mueve la relación. Las disputas en los matrimonios se dan a menudo sobre las responsabilidades (quien se
encarga de hacer las cosas) y el poder (quien decide lo que hay que hacer), las finanzas, las relaciones con
miembros de la familia de origen, el cuidado de los hijos, actividades sociales y de trabajo fuera de la
familia, sexualidad e intimidad y la comunicación.

Los conflictos en la pareja se pueden agrupar alrededor de los aspectos fundamentales que estructuran la
pareja y que se han planteado hasta aquí:

Intimidad. Identifican como áreas de conflicto matrimonial los límites que existen entre los dos esposos en
el grado de intimidad y de compartir y el balance entre el poder/ control en la toma de decisiones de la
pareja.

Compromiso. También incluyen en el apartado de la intimidad otros aspectos que en este artículo se han
asignado al compromiso, en concreto el grado de inversión que cada esposo pone en la pareja.

Dominancia. Afectando al balance entre el poder/ control en la toma de decisiones de la pareja. En este
apartado, Epstein y cols. incluyen elementos importantes como el dinero, el uso del tiempo de ocio, la
distribución del trabajo en casa, las prioridades en el desarrollo de la carrera profesional de cada miembro.

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