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Matrimonio

y
familia
Segunda lección:
Lo que Dios espera del
matrimonio
1 Pedro 3:1-7
INTRODUCCION
Todos los novios que se casan van con muy
buenas y altas expectativas hacia el
matrimonio. Esperan que todo salga como lo
han pensado o como lo han planeado. Esperan
ser mejores que otros matrimonios que han
conocido. Los mismos padres desean que sus
hijos tengan un buen matrimonio y que sean
felices. La iglesia por su parte espera que sean
un matrimonio que honre a Dios y vengan a ser
un ejemplo para la congregación.
La misma sociedad espera que el
matrimonio que se forma sea la base para
futuros buenos ciudadanos. ¿Y qué decir
de Dios? Dios no se queda a parte de esta
de esta unión. Dios también tiene muy
altas expectativas del matrimonio.
Expectativas que ha dejado escritas para
que nosotros las sepamos. La Biblia es el
registro de lo que Dios espera del
matrimonio.
I). LO QUE ESPERA DIOS DE LA ESPOSA.
A. Que la esposa se sujete a la autoridad de
su esposo. Pedro dije: “Asimismo vosotras,
mujeres, estad sujetas a vuestros maridos…” (1
Pedro 3:1). La palabra “sujetas” es una palabra
que se considera fea y degradante. Porque la
imagen que se tiene de una mujer sujeta o
sometida a su marido es la de una mujer en
bata, con tubos en sus cabellos, cocinando con
un niño terciado en su cadera y otros más
haciendo travesuras a su alrededor.
Generalmente no se concibe a una hermana que
sea profesionista y que a la vez pueda ser una
buena madre sujeta a la autoridad de su marido.
Un dato interesante es que en el contexto la
palabra “sujetas” es la misma palabra que
Pedro utilizo para hablar del deber de los
ciudadanos hacia sus gobernantes (1 Pd. 2:13-
14) y del deber de un esclavo hacia su amo (1
Pd. 2:18), Significa simplemente “someterse a
la autoridad del otro”.
En la vida todos estamos bajo la autoridad de
alguien, a la de Dios, de Cristo o del patrón
(1Cor. 11:3), pero en el matrimonio, Dios ha
decidido que la esposa lo esté a la de su marido.
Someterse a la autoridad de otro no es
inferioridad, sino orden. Es un asunto de orden.
Dios, siendo un Dios de orden, quiere que en el
matrimonio haya orden. Cuando en una ciudad
no hay sometimiento a la autoridad, solo habrá
problemas y caos en ella y en el matrimonio
también. Por eso Dios espera que la esposa se
sujete a la autoridad de su esposo.
Es importante aclarar que en ningún momento
dice que el esposo debe someter a su esposa,
ese no es su trabajo. Es la esposa que debe
decidir hacer la voluntad de Dios sometiéndose
a su esposo. La tarea del esposo es amar a su
esposa (Efesios 5:22-31). Tampoco se trata de
un sometimiento insensato como Safira que
sometió a la mentira de su esposo Ananías
(Hechos 5:1-10), sino como Sara, que a pesar
de los muchos errores de su esposo le respetaba
llamándole “señor” (1 Pedro 3:6)
B. Que la esposa viva una vida casta.
Pedro dice: “considerando vuestra
conducta casta y respetuosa” (1 Pedro
3:2). Aunque si bien es cierto que estas
palabras originalmente se dijeron a
mujeres cuyos esposos no eran cristianos,
los principios aquí enseñados se aplican a
cada esposa cristiana. Cada esposa debe
ser “casta” es decir, moralmente
irreprochable.
Un sector de la sociedad tratan de enseñar a
la mujer casada que si actúan o se visten
provocativamente (Como rameras), van a
evitar que sus esposos miren a otras mujeres.
Pero es su pureza lo que hará que su marido
se sienta orgulloso de su esposa, de tal
manera que diga: “Que afortunado soy”.
Una esposa casta no actúa con picardía, sino
con decencia como corresponde a las hijas
de Dios.
C. Que viva una vida respetuosa. Pedro
también dice: “considerando vuestra
conducta… y respetuosa” (1 Pedro 3:2). No
siempre pueden estar de acuerdo en todo y eso
es perfectamente normal. Sin embargo, cuando
surjan las diferencias, es importante discutirlas
de forma respetuosa. Una forma de faltarle el
respeto a tu pareja es ser cruel o criticarla en
público, en frente de tus amigos y familiares.
Ambos deben verse como un equipo y, si
tienes algún problema con tu pareja,
abórdalo en privado, no en frente de otras
personas. Tampoco debes decirles a tus amigos
y familiares todos los secretos sucios o quejas
acerca de las cincuenta cosas más molestas que
tu pareja hace. Una de las mayores formas de
faltarle el respeto a tu pareja es subestimar la
que hace por ti o lo que aporta en tu vida. Si la
subestimas, entonces le demuestras que en
verdad no aprecias todo lo que hace por ti y que
tu relación no ha tenido un efecto positivo en tu
vida. Si quieres respetar a tu pareja y mostrarle
lo mucho que significa para ti.
D. Que la esposa busque ser hermosa
por dentro. Pedro dice: “Vuestro atavío no sea
el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o
de vestidos lujosos, 4 sino el interno, el del corazón,
en el incorruptible ornato de un espíritu afable y
apacible, que es de grande estima delante de Dios” (1
Pedro 3:3-4). Pedro no está prohibiendo
aquí que la mujer use adornos y trate de
verse bien. Más bien está en contra de que
se preocupe desmedidamente de su aspecto
exterior descuidando así su interior.
Hay muchas mujeres que gastan mucho
dinero en su apariencia como si la vida se
tratara de un desfile de modas. Pero la
belleza exterior no va a capturar por mucho
tiempo la atención del marido, si no hay
una belleza en el interior, en el corazón.
Ahora, no hay que confundir espiritualidad
con descuido en el aseo personal. Más bien,
las mujeres que son hermosas por dentro,
tienden a ser hermosas por fuera.
¿Cómo ser hermosas por dentro? Pedro
dice que con “un espíritu afable y
apacible” Es decir, tener un una
disposición “tierna y serena” (Biblia de las
Américas). Esta es la belleza que se debe
buscar que según Pedro, es lo que gana al
marido. Esto es lo que Dios valora. Pues
dice: “que es de grande estima delante de
Dios”.
Esta clase de belleza interior es
ejemplificada con las mujeres de antaño:
“Porque así también se ataviaban en otro
tiempo aquellas santas mujeres que
esperaban en Dios, estando sujetas a sus
maridos” (1 Pedro 3:5). La belleza externa
es temporal. Pero la interna es eterna. La
belleza exterior puede ser atractiva para el
mundo. Pero la belleza interior es atractiva
a Dios.
II). LO QUE ESPERA DIOS DEL
ESPOSO.
Es cierto que Dios dedico 6 versículos
para hablar de la esposa y solo un verso
para el esposo. Pero este solo verso
encierra una gran enseñanza. Dios nunca
coloca toda la responsabilidad en uno de
los dos lados. El matrimonio se basa en
una obligación recíproca. Por ejemplo:
A. Que el esposo viva con su esposa.
Pedro dice: “Vosotros, maridos, igualmente,
vivid con ellas…” (1 Pd 3:7). Vivir es habitar
con ella. En el aspecto físico, emocional y
espiritual. Ser su compañero de vida y no
solo el que sostiene el hogar. Nuestra
esposa nos necesita presentes, no ausentes.
Es muy común que en nuestra ciudad por
ser frontera con Estados Unidos muchos
esposos se vayan a trabajar a ese país
dejando tras sí esposa e hijos.
Y todo para que su familia viva mejor. Pero
en la mayoría de los casos esa separación
termina por destruir a la familia. Jesús lo
dijo: “Y si una casa está dividida contra sí
misma, tal casa no puede permanecer”
(Mar. 3:25). Vivir con ella es compartir la
vida con ella, es educar a los hijos juntos,
verlos crecer juntos, es envejecer juntos.
Que sea una presencia real.
Dios invento el matrimonio porque “no es
bueno que este solo” (Génesis 2:18). Nos
casamos porque “Mejores son dos que uno;
porque tienen mejor paga de su trabajo.10
Porque si cayeren, el uno levantará a su
compañero; pero !ay del solo! que cuando
cayere, no habrá segundo que lo levante 11
También si dos durmieren juntos, se calentarán
mutuamente; mas ¿cómo se calentará uno
solo?” (Eclesiastés 4:9-11). Arriesgar nuestro
matrimonio y a nuestros hijos con el afán de
vivir mejor económicamente es un error.
B. Que el esposo se tome el tiempo de
conocer su esposa.
Pedro dice: “Vosotros, maridos,
igualmente, vivid con ellas sabiamente…”
(1 Pedro 3:7). No solo se trata de vivir con
ellas, sino vivir con ellas “sabiamente” lo
que significa, conocerla bien. Esto
significa conocerla físicamente,
emocionalmente, y espiritualmente. Y la
manera de conocer a una persona es:
1. Pasar tiempo con ella. Hay muchas
esposas que se quejan que sus maridos no
le dan tiempo a ellas. Porque trabajan
mucho, o cuando están en casa se la pasan
viendo la televisión, en el Facebook. Para
conocer bien a la esposa es esencial pasar
tiempo juntos. Comer juntos, pasear
juntos, viajar juntos, etc.
2. Escuchar lo que dice. Uno de los
problemas más comunes en los matrimonios
es la falta de comunicación. Principalmente
por parte del hombre. Le cuesta hablar y le
cuesta escuchar. El hombre se distrae
fácilmente en otras actividades. Pero si no
sabe oír no podrá saber cómo piensa, como
se siente, que son sus ideas y pensamientos.
Cuáles son sus preocupaciones, temores y
necesidades. Y si no la conoce no podemos
vivir con ella sabiamente.
3. Haciéndole preguntas. El matrimonio
no es sólo vivir bajo el mismo techo. Es
conocerse en todos los sentidos. Y hacer
preguntas es mostrarle interés y las
respuestas permitirán conocerla más. Por
ejemplo: ¿Qué le agrada, o que no le
agrada? ¿Cómo le fue en su día? ¿Qué
quiere hacer? etc.
Es triste ver matrimonios que parecen dos
completos extraños. No se conocen, no se
hablan y están juntos solo por costumbre o
por los hijos. Porque ambos se olvidaron
del deseo de Dios para el matrimonio.
C. Que el esposo valore a su esposa.
Pedro dice: “…vivid con ellas sabiamente,
dando honor (Valor) a la mujer como a
vaso más frágil…”. La palabra de la que se
traduce “honor”, también puede traducirse
como valor y precio. En otras palabras el
esposo debe reconocer el inestimable valor
que tiene su esposa por ser su esposa y
porque Dios la ama. Y como reconoce su
valor le da el honor que merece como a un
vaso delicado.
Generalmente en la casa tenemos cosas que
para nosotros tienen mucho valor, como
cuadros, jarrones, vajillas, etc. y no las
tenemos escondidas, al contrario las tenemos
en un lugar de honor para que todos las
vean. Así que, cada esposo debe colocar a su
esposa en un lugar especial dándole el valor
que tiene estando en su casa, cuando sale
con ella, cuando hay visitas y cuando no las
hay. No debe avergonzarse ella, sino sentirse
orgullo de ella.
Aunque el hombre también es un vaso frágil
(Romanos 9:20-21), la mujer es un vaso más
“frágil”. Pero esto no quiere decir débil o
inferior, sino delicada. De alli que Pablo le
diga: “Maridos, amad a vuestras mujeres, y no
seáis ásperos con ellas” (Col. 3:19). El marido
tiene que tomar en cuenta las diferencias que
existen entre ambos sexos para que pueda amar
a su esposa como Dios manda. Cada esposa es
una creación distinta. Tiene una constitución
diferente de la del varón.
Entonces el marido tiene que protegerla,
cuidarla. Porque ella es su posesión más
valiosa que tiene. Es su tesoro.

Razones por las cuales el marido debe


valorar y cuidar a su esposa:
1.Porque son “coherederas de la gracia
de la vida” .
La palabra “coherederas” significa
“herederas juntamente” Es decir, Ambos
son compañeros en la herencia de la vida.
Ni uno ni otro es mayor espiritualmente
delante de Dios. Por lo tanto los maridos
no deben ver a sus esposas como
inferiores, sino como sus compañeras en la
vida cristiana.
2. “Para que vuestras oraciones no tengan
estorbo”.
Una relación buena con Dios depende de la
buena relación con los demás. Jesús dijo que
si usted tiene un problema con un hermano,
primero debe solucionarlo antes de adorar
(Mat_5:23-24). Este principio es importante
también en las relaciones familiares. Si los
hombres se aprovechan de su posición para
maltratar a sus esposas, sufrirá su relación
con Dios.
Un punto importante aquí es ver que Dios
pone atención a la relación matrimonial.
En otras palabras, cuando la vida de los
esposos en el hogar no es de acuerdo al
patrón Divino, traerá problemas en la
relación con Dios.
La palabra “estorbo” significa literalmente
interrumpir. Dicho de otra forma, cuando el
marido no trata correctamente a su mujer,
su relación con Dios se ve interrumpida.
Pero al contrario, cuando la vida en el
matrimonio está en perfecta armonía con la
Palabra de Dios, nuestra relación con Dios
permanecerá firme. Entonces será posible
decir que las oraciones llegan hasta el trono
de la gracia de Dios.
CONCLUSION
El matrimonio cristiano no pasaría por
problemas si tan solo cada cónyuge hiciera
lo que Dios espera. El éxito en el
matrimonio o se da por casualidad, hay
que hacer lo cambios positivos para
tenerlo.
Cada matrimonio cristiano debe esforzarse
para ser lo que debe ser para agradar a
Dios. Que Dios nos ayude.

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