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Otro factor son las prioridades cambiantes de un país; así los países
ex-comunistas tratan de estimular la inversión, por lo que el riesgo
para industrias como petróleo e industrias de alta tecnología es menor.
Por último, para nadie son desconocidos los problemas que Colombia
afronta por causa del tráfico internacional de drogas. La posición
geográfica de Colombia, punto estratégico entre producción y
consumo; lo que, unido a la altísima y creciente demanda de drogas,
han generado grupos delincuentes con gran poder económico,
haciendo más difícil la guerra que el gobierno libra contra ellos.
Por políticas de la aerolínea, las azafatas deben aprender el nombre de todos los pasajeros, incluso de aquellos que vuelan
en la sección turística. Además, está en proceso de desarrollo un sistema para indicar a las azafatas qué bebida prefiere
cada pasajero. No permite que una azafata trabaje más de 15 años, de modo que siempre cuenta con un grupo de jóvenes
con un aspecto agradable y optimista, que soportan bien los rigores del trabajo. Respalda esta política con una estrategia
consistente en que la mayor parte de los empleados deben participar en una capacitación anual, con lo cual se asegura de
mantener los más altos niveles de servicio tanto en el aire como en tierra.
Singapore comenzó ya a ampliar sus rutas para abarcar el Atlántico, al establecer una cobertura de Nueva York a
Singapur. Ha estado dando servicio en los Angeles, San Francisco y Honolulú, pero ésta es su primera incursión en la
costa oriental de USA. El vuelo a Singapur tendrá una parada en Frankfurt, que ya es un centro europeo de la compañía;
pero los pasajeros no tendrán que transbordar. Es el primer vuelo directo entre Nueva York y Asia Oriental a través del
Atlántico; los precios iniciales son muy elevados. Por ejemplo, un vuelo en primera clase de Nueva York a Singapur yendo
al oeste y cruzando luego el Pacífico cuesta $5 772 dólares. Por la nueva ruta Atlántica ese mismo viaje cuesta $9 464.
La compañía tiene la intención de proponer tarifas mucho más bajas, pero no podrá hacerlo mientras otras líneas que
cubren la misma ruta no las adopten. Y no se muestran dispuestas a hacerlo, porque mermarían sus ingresos. Por lo demás,
las tarifas internacionales las fijan los gobiernos que normalmente apoyan los intereses de sus empresas aéreas. Pero
esto no parece preocuparle mucho a Singapore. Tiene más de $1000 millones de dólares en efectivo, recursos más que
suficientes para seguir operando mientras consigue los permisos del gobierno que le ayuden a ampliar su mercado mundial.