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CAPÍTULO VII

EL PUNTO MUERTO Y LA
BÚSQUEDA DE
MANERAS DE AVANZAR
DE ENERO A MARZO DE 1915
▪ En el frente serbio, a comienzos de 1915, el tifus afectó a los soldados tanto del

ejército austríaco como del serbio.

▪ las voluntarias británicas llevaron a Serbia más de cien toneladas de material

hospitalario y medicamentos.

▪ Para Gran Bretaña, el año 1915 comenzó con un desastre naval: el hundimiento del

acorazado Formidable por un submarino alemán, en el cual se ahogaron 547 marinos.

▪ En el frente occidental, la guerra de trincheras hacía que grandes ejércitos fueran

incapaces de desplazarse más que unos pocos centenares de metros sin sufrir grandes
pérdidas.
▪ Cerca de Perthes-en-Gatinai, en Champana, al cabo de doce ataques y veinte

contraataques, las tropas francesas avanzaron menos de un kilometro y medio.

▪ En Xon, al sur de Metz, donde perdieron el terreno alto, aunque después lo


recuperaron, el comunicado oficial francés anunciaba: ≪Encontramos cadáveres
pertenecientes a cinco regimientos distintos.≫

▪ El sistema de oruga les permitiría atravesar fácilmente las trincheras y el peso del

aparato destruiría todas las alambradas de espinos».


▪ Las potencias de la Entente esperaban incorporar a su órbita no sólo a Grecia,

Bulgaria y Rumania, sino también a Italia. Alemania y Austria también buscaban


aliados, sobre todo contra Rusia.

▪ Un grupo reducido pero activo, que esperaba que lo cortejaran, eran los

bolcheviques rusos, muchos de cuyos líderes estaban exiliados en Suiza. Los


bolcheviques no contaban con que el gobierno austríaco ni el alemán mostraran
afinidad con su causa revolucionaria, pero los políticos, tanto en Berlín como en
Viena, estaban dispuestos a apoyar la difusión del bolchevismo. El objetivo de los
bolcheviques, según Helphand, era la total destrucción del zarismo y la división de
Rusia en estados más pequeños.
▪ Alemania no sería capaz de derrotar a Rusia en combate si no se podía encender en

Rusia una gran revolución.

▪ Alemania comenzó a manifestar un creciente interés por estimular la revolución en

Rusia, interés que aumentaría como consecuencia del punto muerto en el campo de
batalla y que culminaría con la facilitación del regreso de Lenin a Rusia, pasando
por suelo alemán.

▪ El 19 de enero por la noche, los alemanes lanzaron su primer bombardeo sobre

Gran Bretaña, cuando dos zepelines cruzaron el mar del Norte hasta la costa de
Norfolk.
▪ En el frente occidental, los alemanes capturaron cinco mil prisioneros franceses

durante la batalla de Soissons.

▪ En el saliente de Ypres, las tropas alemanas mantuvieron la presión sobre las líneas

británicas, con lo cual Ypres resultaba prácticamente inhabitable. A pesar de los


reiterados ataques, Messines, al sur de Ypres, siguió en poder de los alemanes.

▪ Al aumentar Alemania su influencia militar en Turquía, algunos estaban cada vez

más convencidos de que Oriente Próximo era la región en la cual más convenía
atacar a Gran Bretaña y en la que más se la podía perjudicar.
▪ En el frente occidental, las escaramuzas diarias y los bombardeos de la artillería

provocaban una cantidad constante de bajas, pero los soldados alemanes confiaban
en obtener una victoria rápida a su debido tiempo.

▪ El 29 de enero, en la Argonne, donde estaban enfrentadas las tropas francesas y las

alemanas, un teniente alemán, Erwin Rommel, se puso al frente de su pelotón para


capturar cuatro blocaos franceses. Después de atravesar a gatas la alambrada
francesa, gritó a su pelotón que lo siguiera, pero nadie le hizo caso.

▪ El 30 de enero, en otro ataque alemán en la Argonne, cayeron prisioneros

setecientos soldados franceses.


▪ En el mar, la cifra de bajas no dependía tanto de la intensidad de los combates como del

tamaño del barco y de lo que tardara en hundirse.

▪ En el canal de la Mancha, el primer buque mercante británico que fue torpedeado sin

aviso fue hundido por un submarino alemán el 30 de enero. En seguida se hicieron


comentarios sobre ese hundimiento.

▪ El canciller alemán accedió a la solicitud de la Armada Imperial de emprender una guerra

de submarinos contra todas las embarcaciones, incluidas las neutrales, que llevaran
provisiones o pertrechos a las potencias de la Entente. La decisión se hizo pública el 4 de
febrero, en forma de una declaración, por parte de Alemania, de una «zona de guerra» en
las aguas que rodeaban a Gran Bretaña e Irlanda.
▪ En el Mediterráneo oriental, una marcha turca de doscientos kilómetros a través del

desierto del Sinaí, utilizando pozos excavados en secreto con anterioridad por
ingenieros alemanes, alcanzó su objetivo, el canal de Suez, la noche del 3 de febrero.
A la mañana siguiente cinco mil soldados turcos, a las órdenes de un oficial alemán,
el teniente coronel Kress, intentaron atravesar el canal.

▪ El 10 de febrero, cayeron prisioneros quinientos soldados franceses durante un

contraataque alemán en Champaña. El mismo día, fueron rodeados y capturados


diez mil rusos cerca de Kaunas, en el frente oriental, donde la escala de las batallas y
de las bajas era impresionante.
▪ Los heridos de todos los ejércitos eran atendidos en los dispensarios y si sus

heridas, aunque fueran graves, se podían tratar, los enviaban a los hospitales
militares de su país. Los trenes hospitales se habían convertido en algo habitual
detrás de las líneas.

▪ En el aire, las esperanzas de que los bombardeos fueran eficaces superaban la

realidad. El permanente bombardeo ruso de las estaciones de ferrocarril


controladas por los alemanes en Polonia no pudo frenar el avance alemán.

▪ El 15 de febrero, se amotinaron los soldados indios acuartelados en Singapur,

muriendo treinta y nueve europeos. El alzamiento había sido promovido por los
alemanes.
▪ En ese momento de necesidad, se estaba poniendo a prueba una táctica que

introduciría un elemento permanente en la guerra de trincheras: los túneles


subterráneos, cavados por debajo de las trincheras del enemigo, en los que se
hacían estallar cargas explosivas en vísperas de un ataque, que mataban,
conmocionaban y confundían a los defensores.

▪ En los Dardanelos, el 19 de febrero, los británicos reanudaron el bombardeo naval

que había durado un solo día de noviembre. Los dos fuertes exteriores, el de Sedd-ul-
Bahr y el de Kum Kale, fueron destrozados por cañones de 380 milímetros, contra
los cuales no había defensa posible.
▪ En el frente oriental, las batallas se siguieron librando a una escala formidable.

Cuando los alemanes capturaron Przasnysz, el 22 de febrero, tomaron diez mil


prisioneros rusos. Cuando fueron expulsados de la ciudad, tres días después, cayeron
prisioneros cinco mil cuatrocientos alemanes. Aunque no s produjeron cambios de
fortuna tan drásticos, la lucha en el frente occidental no se aplacó: el 26 de febrero,
los alemanes atacaron por primera vez con lanzallamas las trincheras francesas
cercanas a Verdún.

▪ Un destacamento alemán de infantería, compuesto por setenta hombres, que avanzó

por primera vez detrás de escudos acorazados, perdió la mitad de sus hombres, que
murieron o resultaron heridos, pero no logró atravesar las trincheras francesas.
▪ El 10 de marzo, los británicos trataron de atravesar las trincheras alemanas en Neuve

Chapelle y de capturar la aldea de Aubers, situada a menos de un kilómetro y medio


hacia el este. Al comenzar la batalla, 342 cañones lanzaron una descarga de treinta y
cinco minutos sobre las trincheras alemanas; el fuego de la artillería fue dirigido en
parte por ochenta y cinco aviones de reconocimiento.

▪ La batalla de Neuve Chapelle había acabado. Se había tomado un pequeño saliente de

mil ochocientos metros de largo y algo más de mil de ancho y se habían capturado mil
doscientos soldados alemanes. Pero hubo que pagar un alto precio por esas
ganancias: siete mil bajas británicas y cuatro mil doscientas indias.
▪ El intento de forzar los Dardanelos tuvo lugar el 18 de marzo, menos de una semana

después del final de la batalla de Neuve Chapelle. Los aliados pretendían que fuera
un momento decisivo en la guerra, que pusiera fin, si salía bien, al punto muerto en el
frente occidental, del cual Neuve Chapelle, que pretendía ser un gran adelanto, había
resultado un ejemplo tan costoso.

▪ Para cada uno de los miembros del Consejo de Guerra británico, el ataque a los

Dardanelos había aparecido como la estrategia más evidente y prometedora para


superar el punto muerto en el frente occidental, abrir un nuevo frente en el Danubio y
ayudar a Rusia.
▪ Las ventajas territoriales que se obtendrían como consecuencia de una victoria en los

Dardanelos resultaban atractivas para muchas naciones, animándolas a mirar con


buenos ojos el plan anglofrancés. Con la derrota de Turquía, Rusia recibiría la
provincia oriental de Armenia y también la capital, Constantinopla, que Gran Bretaña
ya le había prometido en conversaciones secretas, allá por 1908.

▪ En el frente oriental, los rusos, a las órdenes de Brusilov, siguieron haciendo

retroceder a los austríacos hasta los Cárpatos: el 20 de marzo, el día en que


secretamente prometieron a Rusia Constantinopla y el estrecho, Brusilov tomó dos
mil cuatrocientos prisioneros austríacos cerca de Smolnik.
▪ En Petrogrado y Viena, en París, Londres y Berlín, los tambores del patriotismo sonaban más

fuerte a medida que se intensificaban el punto muerto y el derramamiento de sangre en el


campo de batalla.

▪ En el frente oriental, el avance alemán creaba en Lituania un sentimiento antijudío similar al

que había creado seis meses antes en Polonia. Otra vez se acusaba a los judíos de apoyar en
secreto a Alemania y de esperar a las tropas alemanas para darles un cortés recibimiento.

▪ Más al sur, el Alto Mando austríaco recurrió a Alemania en busca de ayuda contra la constante

ofensiva rusa. Sin embargo, antes de que pudiera llegar a destino un cuerpo alemán especial
de montaña, once mil austríacos más cayeron prisioneros de Brusilov. En el cuartel general
austríaco decían que la moral de las tropas que tenían en el frente estaba «bajo cero».
▪ También Turquía había recurrido a Alemania en busca de ayuda.

▪ Durante marzo y abril, se reunieron fuerzas y suministros británicos en el

Mediterráneo oriental para emprender un desembarco militar en la península de


Gallipoli. Los turcos también estaban atareados.

▪ Al haber tantos frentes de batalla y tantos preparativos, cada país beligerante se

concentraba en las noticias de sus propios soldados y ciudadanos.

▪ Corriendo el riesgo de enemistarse con Estados Unidos, que se mantenía neutral, la

armada alemana intensificó su campaña submarina contra los buques mercantes.


▪ El sentimiento antibelicista se puso en evidencia ese mes de marzo, en el frente y

detrás de las líneas, con una provocación británica y la agitación comunista que
pretendían lograr los mismos objetivos.

▪ En Berlín se llevó a cabo una protesta antibelicista el 1 de abril, encabezada por Rosa

Luxemburg, que fue encarcelada. Otras antimilitaristas alemanas se dispusieron a


viajar a la neutral Holanda para la inauguración, el 18 de abril, en La Haya, del
Congreso Internacional de Mujeres por la Paz. Francia conoció también el pulular del
sentimiento antibelicista.
▪ Sin perder su neutralidad, Italia buscaba el mejor incentivo territorial para intervenir

en la guerra. El 8 de abril, se ofreció a unirse a las potencias centrales si Austria le


cedía Trentino, las islas de Dalmacia y las poblaciones de Gorizia y Gradisca, a orillas
del Isonzo, y reconocía la «primacía» italiana en Albania, Austria rechazó esas
condiciones.

▪ Entonces los italianos pidieron a la Entente mayores ganancias todavía a cambio de

intervenir en la guerra. La Entente estuvo de acuerdo en negociar.

▪ Los constantes triunfos rusos, tanto en el frente de los Cárpatos como en el armenio,

contribuían a dar una sensación de bienestar entre las potencias de la Entente.


▪ En el frente del Cáucaso, los constantes avances rusos desataron la tragedia. Los

turcos, resentidos por su pérdida de hombres y tierras, acusaron a la población local


armenia de cooperar con los invasores rusos.

▪ Cuando las tropas indias que estaban en el centro del ataque comenzaron a titubear,

algunos buscando refugio en los cráteres o embudos que dejaban las explosiones, los
alemanes soltaron gas, de modo que fue imposible seguir avanzando.

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