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Novela Gótica

Poco importa lo que se haya dicho o


creído de mí. El secreto de mi destino
descansa en mí mismo. ¿Qué más da lo
que el miedo ha inventado, y la credulidad
ha tenido por cierto? Si mis crímenes han
excedido a los de la mortalidad, lo mismo
ocurrirá a mi castigo. HE SIDO UN
TERROR EN LA TIERRA, pero no un mal
para sus habitantes. Nadie puede compartir
mi destino sino mediante su
consentimiento... y nadie ha consentido;
nadie puede sufrir mis tremendos castigos
sino por participación. YO SOLO DEBO
SOPORTAR EL CASTIGO.
Charles Robert Maturin: MELMOTH EL
ERRABUNDO
Lo Monstruoso
Y sin embargo, en ese preciso
instante, antes que hubiera podido
verlo, algo gritó en mí: ¡el golem! en
ese mismo momento alguien salió de
la sombra de una puerta cochera y el
desconocido pasó a mi lado. un
segundo más tarde un torrente de
rostros pálidos, trastornados, se
precipitaba hacia mí y me preguntaba
si lo había visto.

Gustav Meyrink: El Golem


Ghost Story
La niña permaneció quieta, casi sonriente,
con los brazos cruzados sobre el pecho;
el muchacho -delgado, cabellos negros,
las ropas desgarradas- alzó las manos
con un gesto amenazador, como si lo
dominara un ansia voraz e implacable. la
luna iluminó sus manos, casi
transparentes, y Stephen advirtió que las
uñas, que la luz atravesaba, eran
espantosamente largas. al elevar los
brazos, puso al descubierto un
espectáculo terrorífico; mostró una negra
y profunda herida que le partía el costado
izquierdo del pecho[...].

M.R. James: Corazones perdidos


Humor Macabro
Mientras Mr. Beeson permanecía allí
sentado, con sus raídos codos
apoyados sobre unas rodillas aún más
raídas y sus esqueléticas mandíbulas
hundidas entre sus esqueléticas
manos, sin ninguna intención aparente
de irse a la cama, parecía que EL más
ligero movimiento podía dejarlo hecho
añicos. sin embargo, durante la última
hora había pestañeado no menos de
tres veces.

Ambrose Bierce: Los sucesos


nocturnos en el Barranco del
Muerto.
Detectives de lo Sobrenatural
Me volví hacia la cámara y vi que tanto ella
como el flash estaban en perfecto estado.
Verifiqué con sumo cuidado el buen
funcionamiento del revólver, aunque
pensaba que no llegaría a necesitarlo, ya
que, incluso en condiciones favorables,
nunca se sabe el grado de materialización
que puede alcanzar una criatura
sobrenatural; por otra parte, ni siquiera era
capaz de imaginarme lo terrible que podría
ser la cosa que iba a ver o la presencia que
iba a sentir. era muy posible que, a fin de
cuentas, tuviese que enfrentarme con algo
material.

William Hope Hodgson: La puerta del


monstruo.
Horror Cósmico
Pero no te imagines que son literal y
prosaicamente malos. En el plano donde
habitan no existen el bien y el mal tal como
nosotros los concebimos. Son lo que, en el
principio, quedó desprovisto de pureza para
siempre jamás. Al cometer el acto, se
convirtieron en cuerpos de muerte, en
receptáculo de toda impureza. Pero no son
malos en el sentido que nosotros damos a esta
palabra, porque en las esferas en que se
mueven no existe pensamiento ni moral ni
bueno ni malo. Allí sólo existen lo puro y lo
impuro. Lo impuro se expresa en ángulos; lo
puro, en curvas. El hombre, o, mejor dicho, lo
que hay en él de puro, procede de lo curvo.

Frank Belknap Long: Los perros de


Tíndalos.
Alegorías Oscuras
Me llegó a cautivar. su argumentación era
magnífica, aunque difícil de recordar. me dio
la noción de una inmensidad exótica
gobernada por una benevolencia augusta.
me hizo estremecer de entusiasmo. las
palabras se desencadenaban allí con el
poder de elocuencia... eran palabras nobles y
ardientes. no había ninguna alusión práctica
que interrumpiera la mágica corriente de las
frases, salvo que una especie de nota, al pie
de la última página, escrita evidentemente
mucho más tarde, con mano temblorosa,
pudiera ser considerada como la exposición
de un método.

Joseph Conrad: El corazón de las


tinieblas.
Abismo de la Locura
¿Estoy loco? ¿O sólo celoso? No lo
sé, pero sufro de un modo horrible.
he cometido un acto de locura, de
locura furiosa, cierto; pero los celos
anhelantes, el amor exaltado,
traicionado y condenado, el dolor
abominable que soporto, ¿no basta
todo eso para hacernos cometer
crímenes y locuras sin ser realmente
criminales de corazón o de cerebro?

Guy de Maupassant: ¿Loco?


Novela de Vampiros
Algún día alcanzaré a ese bastardo,
pensó mientras bebía rápidamente el
líquido amargo. Algún día lo encontraré y
le clavaré una estaca, justo en el maldito
pecho. Era inútil. no podía vencerlos de
noche. Era inútil intentarlo; la noche les
pertenecía. estaba conduciéndose como
un estúpido. ¿Miraría una película? No, no
tenía ganas de instalar el proyector. Se
iría enseguida a la cama con tapones en
los oídos. Así terminaban todas sus
noches, al fin y al cabo.

Richard Matheson: Soy leyenda


Novela de Psicópatas
A Grenouille le sudaba la frente. Sabía que los
niños no olían de manera particular, tan poco
como las flores aún verdes antes de abrir los
pétalos. En cambio ésta, este capullo casi
cerrado del otro lado del muro, que ahora mismo
empezaba - sin que nadie, excepto Grenouille, se
apercibiera de ello- a abrir sus odoríferos pétalos,
olía ya de modo tan divino y sobrecogedor que,
cuando floreciera del todo, emanaría un perfume
que el mundo no había olido jamás. [...] Dentro de
uno o dos años, esta fragancia habría madurado
y adquirido una impetuosidad a la que nadie,
hombre o mujer, podría sustraerse. Y la gente
sería dominada, desarmada y quedaría indefensa
ante el hechizo de esta muchacha, sin que nadie
supiera la razón.

Patrick Suskind: El perfume

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